Capítulo XV
Extrañamente no se encontraba asustado o nervioso, tal vez se debiera a que había gastado esas emociones con Viktor y ahora su sistema nervioso se había sobrecargado y decidido omitirlas.
Observo la comida que se encontraba frente a él, no tenía hambre, solo estaba esperando que lo llamaran para adelantarse hacia las cercas donde se llevaría a cabo la prueba. Las clases se vieron interrumpidas al medio día y a los estudiantes se les brindo el tiempo suficiente para pasar al comedor, después de eso serían llevados a las cercas y la prueba daría inicio.
Sabía perfectamente que en este momento tanto Mila, Viktor y él eran víctimas de las miradas insistentes, todos intentaban averiguar qué era lo que pasaba por sus cabezas, inclusive Yuuri recibió preguntas sobre ello y unas que otras palabras de apoyo, aunque no todo fue así, alguien lo insulto y otros más se burlaron de él, no le importo ya que se encontraba tan sumido en sí mismo que se limitó a ignorarlos.
―Yuuri, el profesor viene hacia aquí ―Yuko señaló de manera disimulada hacia la puerta.
Alzó levemente la vista y observó caminar a su jefe de casa en su dirección, de reojo capto como Mila y Viktor se levantaban de sus respectivas mesas, los curiosos estaban atentos ante cada uno de los movimientos de ellos dos, pronto de los de Yuuri.
―Señor Katsuki ―el profesor lo llamó ―es la hora, los campeones tienen que estar antes, yo te llevare ahí.
―Claro ―asintió, dio una mirada en forma de despedida de sus amigos y se apresuró a seguir a su profesor.
―Los otros dos campeones ya se encuentran en camino ―el profesor dijo ―por lo que he sabido, son amigos tuyos, los tres parecen llevarse bastante bien.
―Nos hemos estado ayudando mutuamente ―dijo mientras dejaban atrás el comedor ―tanto Mila y Viktor se han convertido en personas cercanas, por tal motivo a veces me molesta que piensen que ellos me están utilizando o yo a ellos, eso no es más que una mentira.
―Me puedo poner en tus zapatos ―los ojos castaños del profesor lucían amables ―yo no soy quien para juzgarte y me alegra que por fin estés saliendo a flote, muchas veces dude en acercarme a ti por tu evidente rechazo hacia la magia y decidí mantenerme al margen, espere que Pitchit fuera de ayuda y creo que fue así.
―¿Usted se percató de mi miedo por la magia? ―Yuuri se encontraba sorprendido, siempre creyó que los profesores pensaban que era malo, nunca se imaginó que alguno se percatara de su rechazo.
―Por supuesto, me vi un poco reflejado en ti ―el profesor encogió los hombros ―y siempre intento cuidar de todos los alumnos que pertenecen a mi casa.
Yuuri nunca se detuvo a hablar con su profesor, pero ahí se encontraba, conversando con él y hallando comprensión, aquello lo distrajo, volvió a recordarse hacia donde se dirigían cuando cruzaban un sendero, tuvo que mantener el equilibrio para no resbalar con el lodo, el día anterior había llovido y ahora ellos sufrían las consecuencias. Se abrieron paso de manera lenta y se alegró de observar la enorme carpa escondida entre los árboles. El profesor coloco una mano sobre su hombro.
―Has uso de todas las habilidades que adquiriste ―este le dijo ―no te puedo pedir más, pero si entrenaste duro tus esfuerzos valdrán la pena, no te arriesgues más de lo que sea necesario y si crees que estás haciendo algo increíblemente estúpido hazlo.
―¿Ah? ―se vio confundido, sus últimos dos consejos no contrastaban.
―Unos años atrás cometí una acción que casi hace que muera, pero fue de ayuda ―el profesor habló de manera nostálgica, al parecer recordando ―créeme, muchas de las acciones heroicas surgen por que el héroe es increíblemente suicida. Éxito señor Katsuki.
Yuuri asintió ante sus palabras y se adentró en la carpa, aún seguía asimilando las palabras del profesor, pareciera que su consejo era estúpido, pero si lo analizabas era verdad, en prácticamente todos los libros de aventuras épicas era algo evidente que el protagonista haría algo muy valiente e idiota para salvar el día, al profesor solo le faltó agregar que debería tener más valor e increíble fuerza de voluntad.
Tan rápido como entró se topó con Mila y Viktor, ambos conversando entre sí, en cuanto se percataron de su presencia se detuvieron, Yuuri se encamino en su dirección, al parecer ellos tampoco se encontraban nerviosos. Lo evaluaban, al parecer intentaban saber si se encontraba nervioso o algo similar, no hallarían nada.
―Llegaron antes ―dijo en forma de saludo.
―Y al mismo tiempo ―respondió Mila, poseía una sonrisa en el rostro, cierta palidez comenzaba a hacerse presente ―Yakov sigue teniendo una obsesión con mi directora y prácticamente venía detrás de nosotras.
―Corrección ―Viktor intervino ―Lilia sigue haciéndose del rogar con el pobre de Yakov.
―Claro, como tú digas ―Mila rodó los ojos divertida, se giró a mirarlo ―¿Qué tal estas tu Yuuri?
―Normal ―se limitó a dirigirles una mirada que transmitiera la tranquilidad con la que contaba en ese momento ―el jefe de mi casa se portó amable y es una persona interesante.
―Me alegro, pero creo que sabes a que me refiero ―Mila hizo un gesto con su mano, señalando su entorno.
―No tengo miedo exactamente ―admitió ―de hecho, estoy mucho más tranquilo de lo que esperaba y...
No pudo terminar de hablar porque la carpa de nueva cuenta se abrió, esta vez se adentraron los directores de las tres escuelas y un hombre que reconoció perfectamente, fue él el que dio las indicaciones la noche en que fueron elegidos los campeones, como olvidarlo, si ese día quedaría marcado para toda su vida.
El rostro alegre del hombre no hacia juego con el ambiente solemne que se hizo presente, tanto Mila, Viktor y él se irguieron, era la primera vez que veía a los dos rusos serios, la mayor parte del tiempo los acompañaban sonrisas infantiles y ojos brillantes. Yuuri se acomodó los anteojos y espero las indicaciones.
―Quiten esos rostros, dan miedo ―el hombre los observó divertido ―bien, dentro de un par de minutos dará inicio la primera prueba, les explicare en que consiste ―este se colocó frente a ellos, entre sus manos sostenía una bolsa de color verde ―cada uno tendrá que enfrentarse a un dragón y conseguir el huevo de oro, con un pequeño sorteo se decidirá el dragón y el número de participación que obtendrán ―el hombre tendió la bolsa en dirección a Viktor ―señor Nikiforov, por favor.
Con determinación él metió la mano, segundos después saco la réplica de un dragón, Yuuri se preocupó al reconocer que se trataba de un Colacuerno húngaro, las púas relucían y a pesar del tamaño era atemorizante.
―Un Colacuerno, eso será interesante de ver ―el hombre dijo, paso la bolsa a Mila ―ahora usted señorita Babicheva.
Ella acepto rápidamente, cuando su mano salió en esta se encontraba un pequeño dragón, en un inicio no lo reconoció, solo hasta que observo su cola en forma de flecha y algunas crestas que se formaban a lo largo del lomo cubriendo también la cola supo identificarlo.
―Un hibrido Negro, no se ve tan mal ―Yuuri quería golpear al hombre, aquellos dragones eran demasiado agresivos y necesitaban de un gran especio por ese motivo, seguía con su leve molestia cuando escucho su nombre y la bolsa se colocó frente a él ―y por ultimo usted señor Katsuki.
Asintió y tomo al último dragón que faltaba. Abrió la palma de su mano y lo observo fijamente, su figura era similar a la de un Bola de fuego chino a excepción del hocico que era más prominente de lo normal, contaba con escamas de color negro con púas adornando la figura del dragón, los ojos eran de un amarillo brillante, tuvo que rebuscar entre su mente para hallar el nombre de la criatura.
―Le toco un hibrido señor Katsuki, uno muy raro por cierto, ―apuntó el hombre, cosa que él ya sabía, sus horas de estudio con Pitchit surtían efecto ―un Colacuerno chino, cruza entre un Bola de fuego chino y un Colacuerno Húngaro.
―Lo sé ―las palabras escaparon de si, se sonrojo levemente y espero que el hombre continuara con su monologo.
―Como notaran los dragones contienen un número, este será su orden de participación, con eso dicho, el primer campeón subirá al toque del silbato ―el hombre les dio una última sonrisa y se dio la vuelta alejándose, se detuvo brevemente, solo que en esta ocasión se dirigió hacia los directores y no a ellos ―vamos profesores, tenemos que tomar nuestros lugares como jueces.
Estos les dieron un último vistazo y se marcharon, apreció la muestra de confianza que le dirigió el director Celestino. Dio la vuelta a su dragón en miniatura y notó el número tres, sería el último en participar, eso bien podía ser bueno o malo, suspiró y se giró a observar a Mila y Viktor.
―Soy el número tres ―anunció, estos lo miraron.
―Número dos ―dijo Mila.
―En ese caso soy el primero en pasar ―Viktor mostró una diminuta sonrisa.
―No nos defraudes ruso famoso ―Mila le dio una palmada en el hombro ―todo el mundo tendrá los ojos puestos en ti.
―Te recuerdo que también en ti ―dijo Viktor luego lo miró ―¿tú no me deseas suerte?
―No ―negó con la cabeza, eso pareció sorprenderlo, se apresuró a aclarar la situación, sabía que sus palabras denotaban cierto nerviosismo ―me refiero a que yo no creo que la suerte, en todo caso te deseo éxito.
―Me habías asustado Yuuri, creí que ya no me querías ―este le dio un fuerte abrazo, apenas supo cómo responder ―no vuelvas a hacerlo de nuevo.
―Yo, lo siento ―dijo entrecortadamente.
―Estoy seguro que también tú lo harás bien, los tres lo haremos genial ―Viktor lo soltó ―Mila, ¿No te unes al abrazo?
―Me siento honrada, es prácticamente un milagro que permitas a alguien unirse a un abrazo cuando se trata de Yuuri, así que no desaprovechare la oportunidad ―los tres se unieron al mismo tiempo que se sonreían mutuamente.
Conversaron durante los minutos que restaban, Yuuri se dio cuenta como cada uno evito hablar del tema de los dragones, los tres crearon estrategias para su propio dragón y mentalmente hacían cambios de último momento. Él no sabía que era lo que harían Mila y Viktor, los tres tomaron el acuerdo de no decirse nada sobre como resolverían la prueba, de ese modo evitarían que de forma indirecta pudieran afectar lo que él otro haría.
Un potente sonido resonó dejándolos levemente confundidos, los tres se observaron, era el comienzo, Viktor sonrió débilmente.
―Es mi turno, nos vemos dentro de un par de minutos ―les dijo, se despido con un gesto de mano y se marchó, lo último que Yuuri observo de Viktor fue su cabello plateado perderse de su vista, una opresión en su pecho comenzó a hacerse presente.
―¿Estará bien? ―externó su preocupación.
―Estamos hablando de Viktor, él encontrara una manera de salirse con la suya, lo conozco lo suficiente para saberlo ―ella le guiñó un ojo ―fuimos compañeros por el breve tiempo en que estudie en Durmstrang.
―¿Compañeros?
―Fue como un tutor ―respondió Mila perdiéndose en recuerdos pasados ―yo estaba en el equipo de Quidditch y él me ayudo a mejor en el puesto de cazadora.
Unos vítores se distinguieron, probablemente por el asombro de los alumnos al darse cuenta de la prueba que enfrentarían los campeones, apretó los puños involuntariamente, en ese momento solo sabía que estaba más preocupado por la seguridad de Viktor que la suya propia.
―Podemos quedarnos en silencio si quieres ―Mila interrumpió sus pensamientos.
―Gracias ―dijo aliviado.
―Por lo pronto yo caminare en círculos, a diferencia de ti, yo estoy que me estoy consumiendo en nervios ―la chica hizo lo que decía, se movió en círculos a través de la carpa.
Yuuri permaneció de pie intranquilo, quería salir ahí afuera para asegurarse que Viktor se encontraba bien, pero no podía, tenía que permanecer ahí, solo saldría hasta que fuera su turno, ahora podía saber qué fue lo que Viktor sintió unos días atrás, cuando el hombre de ojos esmeralda apareció; las fuertes ganas de estar junto a esa persona, gritar de frustración, el saber que él/ella se encontraba bien y protegerlo de todo lo que pudiera causarle algún daño.
Fueron los peores trece minutos de su vida, cada aclamación del público o comentario del hombre volcaba su corazón, pudo volver a respirar tranquilo hasta que escucho el grito del hombre que anunciaba la finalización de la participación de Viktor, suspiro aliviado, eso le recordó que pronto seria el turno de su amiga pelirroja.
―¡Por merlín! ―ella murmuró completamente palida ―pronto seguiré.
―Mila ―la llamó, odiaba verla de ese modo, ella había estado para él y ahora era su turno de demostrarle su apoyo ―eres una de las mujeres más poderosas que conozco, podrás hacer esto bien, confió en ti.
―Eres un buen amigo Yuuri ―su amiga le sonrió agradecida, la ansiedad en sus ojos había sido remplazada por una sonrisa pícara que la caracterizaba.
―Nunca dudaría de la chica que puede cargar a un hombre en su espalda como si fuera lo más común ―su comentario los hizo reír, el silbatazo sonó de nueva cuenta y esa fue la señal de Mila para salir, le dio un golpe amistoso en su hombro y se alejó dejándolo completamente solo.
Ahora su preocupación recaía en Mila, si hubiera sabido que pasaría toda la prueba sufriendo por la seguridad de sus amigos y sin saber que ocurría afuera, lo mejor sería haber pasado primero.
Repaso mentalmente su plan, ahora su ansiedad hacia acto de presencia y comenzaba a detestar aquello, no podía quedarse de pie frente al Colacuerno chino, este de la manera más amable le lanzaría fuego. El dragón que le toco enfrentar poseía unas cuantas cualidades de las especies que provenía y para su desgracia eran las peores, la criatura tenía un mayor alcance de fuego y este podía tornarse en forma de hongo, además de volar con ligereza por su estructura y alcanzarlo con facilidad, el único punto con el que contaba a su favor era que el Colacuerno chino no era demasiado territorial, podría compartir su espacio con máximo dos dragones, el problema era que Yuuri no era un dragón.
Siguió el ejemplo de Mila y comenzó a dar vueltas, esperando por el silbatazo, tardo unos quince minutos para que este sonara. Esta era la señal que indicaba su turno, sin poder evitarlo se tensó. Tomó un fuerte suspiro y salió de la carpa con la ansiedad fluyendo como un rio salvaje, se adentró entre la espesura de los árboles y llegó hasta lo que era un cercado, vio el hueco que este poseía y supo que ahí tenía que hacer su entrada, saco su varita y antes de que pudiera pensarlo más comenzó a andar hacia ahí.
No había vuelta atrás, las miradas de la multitud lo aturdieron levemente, cada par de ojos clavados en él y en lo que haría para recuperar el huevo, los gritos siendo llevados por la brisa del viento y quedando en el olvido. Separo sus ojos de las personas y dio un vistazo al dragón, este lo observaba con ojos cautos, pareciendo adivinar el motivo del que estuviera ahí, a Yuuri le temblaron las piernas un poco, intento disimular aquello dando un paso al frente, apretó su agarre con la varita y se preparó para hablar.
―Illusus Potentis ―espero unos segundos y con paso lento se acercó a donde se encontraba el dragón, ahora que lo apreciaba completamente, su sexo era femenino, su tamaño era mucho más grande que el promedio de su raza.
Sus ojos amarillos se tornaron alertas y temió que el hechizo no funcionara, el dragón siguió inspeccionándolo y luego lo ignoro, suspiró tranquilo, aquello había funcionado. El hechizo que lanzo creaba una ilusión demasiado potente, lo malo era que solo la ilusión podía engañar a una persona u animal a la vez; mientras el público veía a Yuuri caminando directamente al dragón, este veía a un compañero de su misma especie dirigiéndose a su lado.
Camino a su alrededor, explorando el lugar, cada piedra podría salvarlo o bien matarlo. Por unos minutos se limitó a ganar la confianza del dragón, hacer que este se alejara razonablemente el nido. El colacuerno chino se alzó de su lugar y se separó unos diez metros del objetivo de Yuuri, en ese momento camino de manera decidida para colocarse a un lado el dragón que permanecía atento a sus movimientos, solo que no observaba a Yuuri, sino hacia arriba, a donde imaginaba que se encontrarían los ojos de la ilusión del dragón que creo.
―¿Acaso el menor de los tres campeones está planeando su muerte? ―el comentario del hombre lo desconcentro por segundos ―pero sea lo que sea que esté realizando, se ha podido acercar al dragón, aunque el punto es arrebatarle el huevo.
Yuuri se irritó un poco, él ya sabía lo que tenía que hacer perfectamente. Ahora venía la parte de no morir por una bocanada de fuego, estaba tomando demasiados riesgos, lo sabía, pero ya no podía cambiar de golpe su estrategia, se había preparado para lo que vendría.
Si lanzaba otro hechizo su ilusión desaparecía y con ello la protección que hasta ahora se le había sido otorgada, el nada feliz dragón iría a por él y no tendría compasión si de lanzar fuego se trataba, su única solución era llegar al nido de los huevos, el dragón no se arriesgaría a lastimar a sus huevos, así que no haría nada que los pusiera en peligro.
―Accio Twigger 90.
El dragón se encontró aturdido al ver desaparecer la ilusión, aprovecho esos breves segundos para correr en dirección al nido, murmuro un hechizo que volvía su cuerpo más ligero, aquello incremento su velocidad y en cuestión de milisegundos se encontró dentro del nido sin que el dragón pudiera sopesar lo que ocurría. Se agacho lo suficiente para sujetar el huevo dorado entre sus manos y justo cuando creyó que moriría aplastado o quemado, su escoba se encontraba suspendida a su lado, trepo sobre esta y con una patada en el suelo se elevó.
El viento lo tranquilizo y maniobro para salir del nido que la madre custodiaba, podía sentir como el dragón se estaba preparando para dar la vuelta y arremeter contra él. Con ayuda de su escoba se vio fuera del nido, con rapidez comenzó a aumentar la distancia entre el dragón y él, se aproximó a las gradas con el huevo bajo su brazo y la adrenalina corriendo a través de su cuerpo.
Los magos que se encargaban de controlar al dragón se apresuraron al Colacueno chino.
Yuuri había superado la prueba y lo más importante de todo, estaba vivo.
―Y el campeón que todos creían moriría lo ha hecho a una velocidad incomparable y con una estrategia prácticamente suicida, ¡Ahí tenemos a Yuuri Katsuki vivo y sin un rasguño!
Yuuri quería negar aquella afirmación, su estómago se encontraba revuelto y amenazaba con vomitar todo lo que desayuno. Observó a su jefe de casa en la entrada de la cerca, se aproximó a llegar hasta ahí. Las exclamaciones comenzaban a marearlo y el huevo casi caía de su brazo por el peso.
―Te tomaste muy en serio mi consejo ―dijo afectuosamente el profesor cuando estuvieron frente a frente.
―Eso creo ―respondió, aunque realmente su mente se encontraba concentrada en no ceder ante los repentinos malestares.
―Por lo visto no tienes ninguna herida, ¿te sientes bien?
―Mi estómago está a punto de escupir la comida que no he comido ―admitió.
―Lo arreglare ―el profesor saco su varita y lo apunto con esta ―Nause finite.
El malestar desapareció por completo, le dirigió al profesor una sonrisa agradecida, inclusive sus piernas fueron afectadas por hechizo, ya que se mantuvieron en pie sin ningún temblor.
―Ven, hay personas que al parecer quieren saber cómo te fue en la prueba.
Yuuri sospechaba de quienes se trataban, así que se dejó guiar. Aquellos arboles le parecían menos abundantes y la cerca menos imponente, así que tal vez se debiera a que la primera prueba había concluido y que cada parte de su cuerpo siguiera donde debiera.
Antes de llegar si quiera a la carpa se vio rodeado de un abrazo por parte de Viktor, Yuuri no supo cómo no se percató de su presencia antes, si en los últimos días detectaba a Viktor inmediatamente. El huevo cayó al suelo y no le importo en lo absoluto, apreciaba más que Viktor estuviera ahí, a su lado. Lo rodeo con sus brazos y apretó su agarre, hasta ese momento se permitió liberar el miedo que estuvo conteniendo, no solo por Mila y Viktor, sino también por sí mismo, había estado aterrado del dragón, pero vio una opción más viable no permitir fluir aquellas emociones, olvidar que podría resultar herido de gravedad y morir si su plan no funcionaba.
―Lo hiciste muy bien Yuuri ―Viktor susurró en su oído de manera cariñosa, aquello lo calmo inmediatamente ―me impresionaste de nueva cuenta, aunque utilizaste un método suicida.
―Gracias ―su voz era ronca, casi derramaba alguna lagrimas.
―Eres mi sokrovishche ―se separó de Viktor y le clavó una mirada confundida, este se limitó a sonreírle de lado, luego le dio un beso en la mejilla, eso lo dejo completamente aturdido ―no pienso decirte que significa.
―Pero Viktor...
―Mila también quiere verte y que decir de Pitchit ―el ruso cambio el tema de conversación. Sostuvo su mano y antes de que dieran un paso, la voz del profesor los detuvo.
―Siento interrumpir su momento ―el profesor de verdad se veía avergonzado ―pero, señor Katsuki, ha dejado su huevo en el suelo.
―Cierto ―soltó delicadamente la mano de Viktor y de manera torpe se apresuró a recogerlo, sus mejillas seguramente teñidas de un tono rojizo ―gracias.
―No hay problema, ahora apresurese, pronto darán su calificación.
Asintió, junto a Viktor se dirigio hacia la carpa, aunque afuera de esta ya se encontraban Mila y Pitchit, ambos saltaron emocionados al verlo y como era de esperarse, este último cargaba con una cámara fotográfica, se limitó a sonreírles levemente, quería darles a entender que estaba bien.
―Gracias a esto estoy comenzando a ver ese lado Gryffindor que posees ―le guiñó un ojo Pitchit, le dio un breve abrazo ―he apartado a esa arpía de entrevistadora, tienes que pagarme el favor.
―Tal vez después ―respondió.
―Solo voy a decir que te tardaste muy poco ―la falda de Mila estaba rasgada, su rostro poseía unas manchas obscuras alrededor de las mejillas ―estuviste ahí arriba diez minutos a lo sumo, ¿Dónde demonios leíste sobre ese hechizo?
―De Yuko ―encogió los hombros, la idea de usar aquel hechizo fue por su amiga, tenía mucho que agradecerle ―ella me lo paso, he estado practicándolo y perfeccionándolo, tuve que prepararme para enfrentarme al dragón.
―Y lo hiciste genial ―Viktor colocó un brazo sobre sus hombros, Yuuri oculto el nerviosismo que el gesto provoco en su cuerpo ―te darán calificaciones estupendas.
―No necesito ver su coqueto de nueva cuenta ―Mila los obligó a darse la vuelta y comenzó a empujarlos ―iremos a ver las calificaciones de Yuuri de una vez y evitaremos que la periodista nos esté tomando fotos sin que nos demos cuenta, ¡Estoy viendo la cámara y el flash!
Los tres rieron ante la declaración de la pelirroja.
Entabló una conversación más o menos normal, donde sus nervios por estar demasiado cerca de Viktor se camuflaron bastante bien, no podía comprender como temía estar a centímetros del ruso y no de un dragón de unos doce metros, algo en definitiva debía estar mal con Yuuri.
Esta vez se permitió detallar profundamente el cercado y lo que había fuera de este, las gradas se encontraban repletas de alumnos, del otro lado de donde estaba Yuuri los jueces imponían su presencia, en total eran cuatro, los tres directores y el hombre demasiado alegre.
―Presta atención ―Viktor le susurró.
De la varita de la directora de Beauxbatons un numero ilumino el aire, era un 9.5, Yuuri parpadeo sorprendido por la alta calificación, no estaba demasiado acostumbrado; sin darle tiempo para asimilarlo el director de Durmstrang realizo la misma acción, solo que en esta ocasión un 9 salio de la varita.
―Yakov es demasiado estricto ―Viktor realizo un puchero infantil ―siempre quiere que todo se realice perfecto y ve defectos en los mínimos detalles.
―¿Cuánto te puso a ti? ―preguntó curioso.
―Un 8.5 ―le respondió este ―solamente porque rasgue mi uniforme.
―Eso es, ¿malo? ―atinó a decir, era cierto, el uniforme de Durmstrang se encontraba raído en la manga y poseía unas cuantas rasgaduras, dirigió su mirada a los ojos turquesa de Viktor con aprensión, dispuesto a preguntarle que le había ocurrido, pero este se le adelanto.
―En algunas ocasiones, en otras... ¡Mira! ―Viktor señalo hacia al frente ―esta vez obtuviste un 9.6 por tu director.
La persona restante se apresuró a levantar la varita, un 9 hizo acto de presencia y con aquello daba por finalizado la primera prueba, Yuuri podía sentirse satisfecho, seguía entero y vivo, sus calificaciones no eran malas, así que eso era bueno.
―¡Eres el primero! ―gritó Pitchit emocionado, luego de manera más calmada se dirigió hacia Mila y Viktor ―sin ofender, pero estoy feliz de que estén en segundo y tercer lugar.
―Tu sinceridad no tiene límites chico cámara ―Mila soltó una pequeña carcajada.
―El pequeño cerdito está creciendo demasiado pronto ―Viktor dijo con afecto.
―Eso solo fue pura suerte, el cerdo casi se caga del miedo ―Yuuri sonrió levemente al escuchar a Yurio, sus zancadas resonaban potentes, a su lado Otabek caminaba con una expresión seria ―pudiste hacerlo mejor estúpido Viktor, Yakov se molestará.
―La verdad no contaba con que mi vuelo se viera un tanto decaído y que Yuuri hiciera algo tan arriesgado como eso.
―Qué bueno que lo hiciste bien ―Otabek levanto el pulgar en señal de apoyo, Yuuri contuvo la risa cuando noto que Yurio observaba con una mueca a su amigo de Hufflepuff, este se limitó a observarlo ―pertenezco a Hogwarts después de todo, apoyare a mi campeón como es natural.
―Odio cuando tienes razón ―Yurio rodó los ojos, de manera rápida saco un pequeño sobre de su uniforme y se lo tendió ―es algo que Yuko me pidió que te diera.
Asintió y lo tomo, en el sobre solo se apreciaba unos cuantos kanjis que decían, ¡Lo lograste!, sonrió ante las palabras, nadie ahí sabia japonés, así que no comprendían el mensaje. Yuko sabía que decir en cada momento.
―Campeones ―el susto casi hace que tire el huevo de oro y el sobre, logró sostenerlos y detuvo su mirada en el hombre alegre, este mantuvo sus ojos brevemente en él antes de despegarlos ―tengo que hablar con ustedes sobre la segunda prueba, los espero en unos minutos en la carpa.
El hombre marcho elegantemente a través de los árboles, Pitchit llamó su atención.
―Otabek, Yurio y yo los veremos más tarde ―dijo su mejor amigo.
―En ese caso, adiós ―se despidió por ellos Mila.
Cada quien siguió su camino, se volvieron a adentrar en la carpa, esta vez el hombre esperaba en el medio con una sonrisa hacia ellos.
―Espero que no hayan soltado su huevo, este contiene la pista sobre la siguiente prueba que será en febrero, así que disfrutaran de un periodo de descanso, pero no se lo tomen demasiado a la ligera y descuiden su posición como campeones que son ―habló animadamente ―con eso dicho, nos vemos dentro de un par de meses.
Yuuri observó el huevo que sostenía de manera insegura, por unas semanas no podía pensar sobre el huevo, pero tal como dijo el hombre alegre, no debería bajar la guardia. Ser un campeón le estaba causando dolores de cabeza severos.
---------------------------------------------------------
*NOTA: Colacuerno chino no existe como tal en la historia de Harry Potter, solo se menciona que existen algunos tipos de dragones que son híbridos, yo cree a la especie porque se me hizo mucho mas interesante colocar un dragón nuevo.
*NOTA: El hechizo Illusus Potentis es también una invención mia, así que no encontraran el hechizo.
*NOTA: La palabra rusa "sokrovishche" significa "tesoro".
Realmente batalle con este capítulo, no quería aplicar la misma solución que hizo Harry en la primera prueba, por tal motivo me atasque sin saber como continuar y cuando por fin avance me surgieron cosas que hacer de último momento, incluyendo que pronto me separare de mi computadora, tengo que llevarla a reparar T-T
¡Dioses! por fin subí el capitulo de la primera prueba, ahora es momento de tomarnos un respiro y pasar al romance xD la verdad que no, hay más cosas que escribir dentro de la trama, por ahora puedo decirles que ningún personaje sufrirá, demasiado.
PD: Espero no haberlos desilusionado, sentía presión por entregarles un buen capitulo.
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro