Capítulo II
El profesor de encantamientos le brindo una sonrisa llena de satisfacción, Yuuri logró realizar el encantamiento de esa clase de manera correcta, se trataba de un Accio, debía admitir que había hecho un poco de trampa, un par de meses atrás que lo sabía y manejaba a la perfección, Yuko se lo mostró y no tardo en aprenderlo, ella solía enseñarle hechizos de mayor nivel para que no tuviera dificultades demasiadas dificultades en las clases, ahí descubrieron que al parecer poseía un talento innato para aprenderlos, el problema radicaba en la potencia con la que solía realizarlas, aun no controlaba del todo la cantidad de magia que empleaba.
Gracias a Yuko es que varias veces se saltó la clase de encantamientos y obtenía un par de horas libres a comparación de sus compañeros, su maestro no le encontraba sentido alguno a que permaneciera en el salón simplemente mirando, antes de retirarse el maestro le dio el nombre de la siguiente lección para que pudiera estudiar un poco el aspecto teórico, pero al ser la clase de encantamientos no tenía mucho sentido, esta era mucho más práctica, aun así haría lo indicado e investigaría algunos datos, con eso se pudo marchar del salón, se despidió con un ligero gesto de Pitchit, Yuuri no tenía la culpa de que él no aceptara su petición de enseñarle el hechizo.
Caminó por los pasillos de Hogwarts, cinco años estudiando en esta escuela y ya se había adaptado por completo al ambiente despreocupado y alocado que envolvía al castillo, este lugar era todo lo contrario a la tranquilidad de su hogar en las aguas termales en Japón junto a su familia. Existía un pequeño toque de tensión y nerviosismo en el aire, todo a la estancia de las otras dos escuelas y principalmente por cierto ruso, muchas personas murmuraban cuanto deseaban tener una conversación e incluso con la fantasía de convertirse en amigos.
Viktor Nikiforov era considerado un genio del Quidditch, era bueno en cualquier posición que llegara a ocupar y siempre hacía que el equipo en cual fuese que estuviera triunfara, el mundial anterior consiguió que Rusia fuera el ganador, todo porque atrapo la Snitch en un aproximado de dos horas y media, eso fue un récord y lo catapulto a un estrellato seguro y firme, con solo dieciocho años, muchos lo comparaban con otro jugador exitoso de nombre similar y que también era un experto en Quidditch.
Sabía que la profesora Minako no tenía clase a esa hora, así que le pediría ayuda para perfeccionar algunos movimientos con la escoba, ella era una ex jugadora de Quidditch bastante brillante y reconocida, durante muchos años tuvo puesto oficial como cazadora en la selección japonesa, una vez se retiró del mundo del deporte al tener un brillante currículo y amistad con el director fue contratada como profesora de vuelo.
Si bien tanto él como su profesora no ejercían la misma posición, gracias a ella consiguió aprender un poco de las tareas que cada jugador desempeñaba en la cancha, desde un golpeador hasta un buscador y al ser ella cazadora lo obligo a que sus reflejos que en un inicio eran nulos, mejoraran a un nivel que aún lo sorprendía.
Su entrenamiento fue duro en un inicio, lo único que lo ayudo fue que al practicar patinaje muggle y algunos estilos de baile su resistencia era mejor que la de un jugador novato, lo que llevó a que varias veces tuviera que ser obligado a suplir a los jugadores de su equipo en entrenamientos o en casos extremos en juegos oficiales, esa era su actividad menos preferida.
Una vez frente al despacho de su profesora y armándose de valor antes de arrepentirse tocó suavemente la puerta para abrirla, ambos se conocían tan bien que no había necesidad de que Yuuri esperara una respuesta afirmativa por parte de esta.
―¿Profesora Minako? ―preguntó inseguro, entró lentamente a su despacho.
―¿Qué sucede Yuuri? ―ella apareció por detrás, lo asusto levemente, la mujer portaba una túnica azul y su cabello castaño peinado en una sencilla coleta―. ¿No tendrías que estar en clases?
―Tengo dos horas libres de Encantamientos ―encogió los hombros―. el hechizo ya lo había practicado, así que el profesor me permitió salir antes de tiempo.
―¿Así que viniste conmigo para que te enseñara más movimientos? ―ella enarcó una ceja divertida, tímidamente asintió, después de unos segundos la profesora Minako suspiro―. Te seguiré entrenando, aunque tengo una pequeña condición para hacerlo, debes prometer que te inscribirás a la prueba de jugadores de Quidditch este año.
―¿Qué? ―dijo alarmado―. Eso no es justo.
―Claro que si ―ella se cruzó de brazos satisfecha con su propia idea―. No pienso dejar que Gryfindor se quede sin uno de sus mejores jugadores, así que tú decides.
La profesora Minako enarcaba ambas cejas de manera desafiante, Yuuri suspiro pesadamente, esta era una batalla perdida, quisiera o no, volvería a aplicar la prueba, tal como lo querían sus amigos y profesora.
―Ni siquiera es la jefa de la casa ―intentó alegar.
―Eso no importa ―restó importancia la profesora―. Tu jefe de casa me agrada bastante y tu eres mi alumno, no pienso dejar que te rindas tan fácil, ¿Entiendes?
La intensidad con la que lo observó lo inquieto, Yuuri se quedo en silencio antes de suspirar, no podía vencer a su profesora, era parte eso y también el no querer decepcionarla, la apreciaba tanto y agradecía que confiara en sus habilidades desde un inicio.
―Está bien ―aceptó.
―¡Genial! ―la profesora Minako dijo satisfecha, luego lo observó de arriba a abajo y frunció levemente el ceño, Yuuri ya sabía lo que vendría ahora―. Primero tenemos que mejorar tu físico, ¿no cuidaste tu dieta durante vacaciones?
―Yo...
―Bien, no es un problema, tiene arreglo ―ella lo jalo del brazo―. Bajo mi supervisión volverás a tu peso en cuestión de semanas.
Se arrepentía de haber venido y aceptado la propuesta, durante una hora completa la profesora Minako lo forzó a hacer una rutina de ejercicio, cada movimiento se tornaba cada vez más doloroso y el sudor escurría por su frente a grandes cantidades, Yuuri tuvo que recordarle a su profesora que tenía otra clase después de esta, solo con esa escusa le permitió irse, no sin antes darle un horario para que asistiera a su despacho.
Yuuri creía que moriría una vez comenzó a ver como su tiempo libre se convertiría en nulo, tenía sus TIMOS, estudiar, practicar y ahora cumplir con las exigencias de la profesora Minako, esperaba no colapsar en el intento de cumplir cada actividad.
Con paso apresurado fue en dirección a su cuarto, tendría que darse un baño exprés y ponerse una túnica limpia, no quería entrar a clases de pociones apestando de tal modo, además era su responsabilidad propia terminar sudado y cansado.
Casi saltó de la sorpresa al escuchar una voz engreída pronunciar su nombre, alzó la mirada solo para darse cuenta de que no podía huir a ningún lado, la persona, no, las personas se encontraban frente a él.
―Hola pequeño cerdito ―lo saludo un joven de Slytherin, sus ojos castaños brillaban llenos de diversión.
Desde su primer año sufrió acoso por ser hijo de muggles principalmente de parte de la casa de las serpientes, no todos los que pertenecían a Slytherin se comportaban de esta manera, existían algunos que, para su suerte disfrutaban de molestarlo, no solo por su estatus de sangre, sino por su origen japonés y probablemente en este caso en específico por su desastroso desempeño el curso anterior como buscador de Gryffindor.
―¡Te hablaron sangre sucia! ―alzó la voz otro chico, este parecía menos amable, Yuuri no hizo mueca alguna, prefirió mantener su expresión neutral, lo único que lo preocupaba era estar rodeado.
―¡Te estoy hablando cerdito! ―ambos lo sujetaron de cada brazo y lo arrinconaron contra la pared.
Clavó la mirada directamente para ver a sus tres atacantes, no tenía ni idea de donde había salido el tercero, pero en definitiva era el más aterrador de todos con ojos grises, cabello castaño y mucho más alto que el promedio, probablemente 1.90 m; todos ellos pertenecían a Slytherin, podía identificarlos gracias a Yuko y Nishigori, eran de séptimo año.
En ese momento no tenía miedo, simplemente le incomodaba la cercanía y sus miradas, algo en la expresión del tercer chico le brindo total desconfianza e inseguridad.
―Tengo nombre ―murmuró lo más alto que pudo.
―Te recuerdo del curso anterior, ¿eres el buscador de la casa de Gryffindor? ―uno de ellos preguntó, seguía apretando su agarre contra su muñeca, Yuuri buscaba con urgencia algún descuido para tomar su varita y hechizarlos.
―¿Si respondo me soltaran? ―preguntó, los tres rieron con fuerza
―Aun tienes la audacia de intentar negociar, nunca entenderé ese instinto suicida de los Gryffindor.
―Bueno, yo no comprendo muchas cosas de los Slytherin ―intentó no almendrarse mientras lo decía.
Ese tercer chico sonrio de manera aguda, compartió una breve mirada con quienes le sostenían los brazos, estos encogieron los hombros y eso parecio encantarle, esta vez no pudo evitar fruncir el ceño.
―A pesar de ser un cerdito, eres lindo ―él co se acercó peligrosamente, le paso la mano por su cabello, sintió un escalofrió―. ¿Estás seguro de que eres hombre?
Sabía de esa maldita broma en que la solían comparar o señalar como todos los asiáticos eran iguales, Yuuri no tenía la culpa de sus prejuicios ni de su apariencia, aceptaba que tenía ciertos rasgos andróginos o poco comunes para un hombre, incluso el típico japonés, pero no por esa razón se debían burlar de su físico, le molestaba que juzgaran ese aspecto de él.
―Mucho más que ustedes por lo visto ―sus palabras salieron sin impedimento, aunque eso era lo que pensaba en realidad y su irritación logró ganar a su miedo.
―¿Qué dijiste sangre sucia? ―Yuuri hizo una leve mueca ante la presión dolorosa que sintió en su muñeca.
Estuvo a punto de hablar con un claro tinte de molestia, eran pocas las veces que se comportaba de tal manera incluso si lo acosaban, esta ocasión fue especial por las circunstancias, estaba sudado, cansado, irritado y si no se apuraba llegaría tarde, contando con el pequeño dato de que odiaba que lo intimidaran por su origen asiático.
―Espero, sin duda, que esto no se trate de una escena de intimidación y que yo escuchara mal tus palabras.
Los chicos que lo sujetaban lo soltaron de inmediato, Yuuri sobó levemente su mano frunciendo el ceño mientras veía la marca que esta poseía, podía ser hombre, pero también era válido sentir dolor y ese agarre sí que escoció, estaba seguro de que dejaría un moretón.
Llevó la mirada a la persona que fue su salvadora y parpadeo con sorpresa, ya entendía porque los tres chicos se apartaron de él con suma velocidad.
Frente a ellos se encontraba Viktor Nikiforov en su máximo explendor, esté vestía el típico uniforme de Durmstrang en colores rojos y negros, su sonrisa era entre peligrosa y sarcástica, Yuuri sabía que no era el destinatario de esta ya que la atención de Viktor se centraba a los chicos pertenecientes a Slytherin.
―¿Viktor? ―preguntó tontamente el chico que le había pasado la mano por el cabello.
―Según recuerdo, ese es mi nombre ―Viktor se acercó con la misma sonrisa en los labios―. Aunque ustedes no respondieron para nada a mis palabras, eso es una enorme falta de educación, ¿No creen?
―Nosotros...
―¿Ustedes...?
Yuuri observaba de un lado a otro, su capacidad del habla lo había abandonado.
―Solo saludábamos a nuestro amigo ―hizo una mueca cuando el chico que lo había sujetado de la muñeca posó los brazos en sus hombros, él se alejó rápidamente.
―Por lo visto él no los considera como uno. ―Viktor respondió.
―No lo somos en absoluto ―declaró con más fuerza de la que esperaba.
Viktor cambio desvió su atención de los chicos hacía él, los ojos celestes se clavaron en Yuuri, se quedó totalmente de piedra y la capacidad de habla lo había abandonado, era una reacción natural, una de las personas que más admiraba acaba de salvarlo de sus acosadores.
Sintió como la presencia de Viktor se acercaba a él, los otros tres se hicieron a un lado sin marcharse, parecían hipnotizados por el ruso, así que se limitó a mirar hacia abajo y esperar lo que sucedería.
―¿Te encuentras bien? ―la pregunta claramente fue dirigida Yuuri.
―Si ―asintió lentamente.
―Deberíamos ir con algún profesor o directivo, dudo que estén felices al escuchar que uno de sus alumnos aun usa "sangre sucia" ―dijo con fría cortesía Viktor, eso alarmo a los chicos de Slytherin.
―Estaría... ―se interrumpió, esta vez tenía una mezcla de preocupación con nerviosismo―. Lo siento, llegaré tarde a clases, tengo que marcharme de inmediato.
―¿Qué...? ―Viktor parecía ligeramente confundido ante sus palabras pronunciadas con rapidez, eso solo consiguió que Yuuri se sonroja con fuerza.
―Gracias por ayudarme ―terminó por decir antes de avergonzarse aún más.
Dio la vuelta y de la manera más cobarde posible se marchó corriendo.
Huyo de la sensación de ahogamiento que Viktor había estado a punto de provocar en él, en definitiva necesitaba permanecer lejos de Viktor Nikiforov si quería conservar su funcionalidad total, internamente estaba totalmente agradecido por salvarlo, eso hablaba bien de la persona que era, mientras que la otra parte solo quería huir de Hogwarts y no volver a ver su rostro.
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Solo tengo algo que decir: ¿¡PORQUE NOS HACES SUFRIR KUBO-SENSEI!
No haré spoilers, pero mi corazón se rompió en mil pedazos💔😭😭tengo sentimientos encontrados referente a este capítulo, incluyendo por JJ y nunca pensé que eso llegara a ocurrir, además de que ese final ha traído caos al fandom. Ahora solo quiero ver a Yuuri perfeccionar su tema, Yuri On Ice identifica su crecimiento como patinador y persona, espero que pueda demostrar que puede hacerlo, confió en mi cerdito.
Ya que se me ha bajado un poco la hype y ganas de irme a suicidar con cloro xD tengo pocos puntos que aclarar en este capítulo, tal vez suba el lunes o martes, todo depende de que tan ocupada este, ojala disfruten la historia.
*Nota: Por si no saben el hechizo de accio es para atraer objetos, aunque dudo que ustedes no sepan de ello, todavía recuerdo a Harry volando por su escoba :D
¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
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