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-Capítulo Veinte-

Buenos días. Volví con otro capítulo de El tormento de Aiden. Espero que les guste tanto como a mi escribirlo. Solo decirles que a partir de ahora las cosas se pondrán muy muy feas. :D

Que disfruten de la lectura. :)

...

《Aiden》

—¿Podrás ser tan imbécil? —le escupo— Despierta Venecia... Trae alcohol del mini bar, cualquiera.

Amadeo lo hace sin chistar. Está como en shock.

—Levántala —pide. La inclino para que pueda estar semisentada y oler el alcohol.

—Despierta... despierta amor... —pide el gilipollas.

Le cuesta unos segundos reaccionar. Se queja  hasta que la logro sentar en el sofá.

—¿Qué me ocurrió? —pregunta y nos mira sin entender mucho.

—Te desmayaste Venecia —dejo caer suavecito— ¿Estás bien?

—Creo que si...

—Llama a mi secretaria —pido a Amadeo que lo hace sin chistar. Mi secretaria llega enseguida y le ordeno traer al médico de la empresa.

—No es necesario... de verdad... ya estoy bien.

—¿No recuerdas porque te desmayaste dulzura? —pregunta Amadeo y el simple apodo me da nauseas.

—¿Hay una razón? —pregunta sin mirarlo— realmente no lo sé. Es confuso... seguramente es un daño colateral de mi accidente anterior, es muy reciente.

Respiro finalmente. No sé que le sucede a su cabecita, pero olvida las cosas... olvida cosas que me benefician.

—Con permiso —entra el doctor y comienza a revisar a Venecia.

—Haz tenido un golpe muy duro estos días... pero ya estas dada de alta, no tendría que haber ocurrido, ¿te haré preguntas de rutina si? —dice el doctor luego de escuchar lo que ha sucedido hace unos días y hace minutos nada más en la oficina.

—De acuerdo —responde bajito.

—¿Recibiste alguna noticia impactante?

—No lo se... no. Creo que no. Simplemente estaba hablando con el presidente de la empresa por mis funciones aquí.

—Ok —responde el doctor y comienza a anotar algo en su libreta— ¿Fecha de tu última menstruación? —se queda en blanco.

—No lo sé... no recuerdo.

—23 de agosto —habla Amadeo y mi sangre comienza a hervir. Que sepa su última regla solo demuestra su actividad sexual totalmente activa. Mierda.

—Eso está bien entonces, son 20 días atrás, no tienes ningún retraso, de todas formas tendrás que hacerte análisis de sangre completos para descartar alguna anemia o cambio que esté afectándote.

—Me hicieron apenas ayer los últimos análisis. ¿Es necesario que los repita?

—Es necesario —decido intervenir— tenemos que descartar cualquier tipo de complicación que pueda surgir. Haz recibido un golpe tremendo, puede que el desmayo se deba a eso como que no, así que ahora mismo iremos al laboratorio de la empresa para que te hagan tu análisis completos.

—Yo la llevo —habla Amadeo tajante.

—Está en horario de trabajo, la empresa se encargará. Por favor retírate.

—¡Lo que me faltaba! —exclama mirándome amenazante, ni miedo das gilipollas..

—Sus discusiones no le hacen nada bien a Venecia —habla firme el doctor— yo la acompaño hasta el área de laboratorio de la empresa así les da tiempo de arreglar sus cosas.

—Me dan vergüenza —exclama Venecia y sale acompañada del doctor.

—Siéntate —pido a Amadeo.

—No quiero —responde y se acerca de manera amenazante hacia mi— estoy hasta los cojones de ti y todas tus mierdas para acercarte a mi mujer. Le contaré todo así lo olvide mil veces, deja de tratar de confundirla.

—¿Tienes miedo?, ¿de perderla?, ¿de que siga amándome? —pregunto sereno. No lo golpearé. No esta vez. No en mi maldita empresa.

—Me iré. No se puede hablar contigo y no te golpearé en frente de ella, ni te golpearé más, eso no soluciona nuestro problema. Vivimos matándonos a golpes para terminar heridos y en el mismo maldito punto en el que estábamos. Solo te advierto que te estaré vigilando, si noto un simple roce o acercamiento a Venecia nos vamos de aquí y esta vez para siempre.

Dicho esto se larga, dejándome con la palabra en la boca y una angustia en la garganta que solo se baja con un maldito trago de whisky.

Llamo a mi padre, le consulto si aprueba mi decisión para Venecia y está de acuerdo, cuento con él en esta así que me tiraré de cabeza, es hora de recuperarla.

Lo único que me preocupa en todo esto es Alexa. ¿Qué demonios haré con ella?

Llaman a mi puerta, interrumpiendo mis pensamientos.

—Adelante —digo. Venecia aparece con su mirada perdida.

—Se ha ido —dice. No se si es una pregunta o una afirmación. Su voz fue... dubitativa.

—Hace apenas unos momentos —hablo y me levanto de mi lugar, me acerco lentamente a ella y cuando estoy por alcanzarla me toma por total sorpresa su efusivo abrazo.

—No entiendo... no entiendo nada de lo que está pasando Aiden. Yo te amo, juro por lo más sagrado de mi vida que te amo. Lo siento muy adentro de mi corazón. ¿Por qué te engañé? ¿Acaso no me pediste una explicación?

La abrazo unos segundos de más, absorbo su cálido olor, que es como una droga para mi, si no la separo pronto la besaré. Luego la aparto solo un poquito, la miro y le digo.

—No pude preguntarte, mi maldito orgullo pudo más. Cuando quise hacerlo te habías ido, huiste. Te fuiste con él a la otra punta del mundo.

—¿Por qué?... —dice totalmente confundida— ¿Por qué lo hice? —habla para si misma.

—Es lo que tanto desearía saber Venecia... —dejo caer y le seco unas lágrimas que le caen por sus mejillas.

—¿Mis amigas?, ¿Leyla?, ¿Sam?, ¡Maddie! ¡Alguna debe saber! —dijo exaltada de pronto.

—Debes hablarlo con ellas. A mi precisamente no me contarán si saben algo.

—Tienes razón... —dice seria y continúa hablando— lo averiguaré. Aquí hay algo que no entiendo... ¿Es verdad lo que ha dicho Amadeo?

—¿No lo olvidaste? —pregunto curioso.

—Evidentemente no. Pero... es que... me dio terror enfrentar lo que ha dicho.

—No bonita. No somos hermanos... es, complicado.

—¿Cómo complicado? Es simple, somos o no somos hermanos.

Decido decirle una parte de la historia, de todas formas lo averiguará.

—Solo compartimos papá...

—¿Papá? —exclama.

Me siento y la siento en mi regazo, ella al principio se deja hacer y luego, al notar donde está sentada se aparta y sienta a mi lado. Maldita sea.

—Debes explicarme Aiden, te juro que siento que se explotará mi cabeza.

—Eso es porque estás recibiendo mucha información junta, debes... de momento comenzar a trabajar, haz vida normal, mantén tu cabecita ocupada o te volverás loca.

—Lo haré, gracias —dice mirándome con esos faroles tan profundo que tiene. Voy a besarla... lo haré maldita sea. 

—Aiden... —susurra cuando me acerco tanto que siento su respiración, entra a mi sistema y me da calma por solo segundos... segundos...

—Amor... —entra a mi oficina Alexa y Venecia se tira hacia atrás, alejándose de mi de pronto y luciendo totalmente aturdida.

—¿Qué haces aquí? —digo y me paro, dirigiéndome a mi escritorio.

—¿Qué hace ella aquí? —habla totalmente furiosa, entra corriendo detrás mi secretaria.

—Lo siento señor, no pude detenerla.

—Lleva a Venecia a su oficina. —le ordeno totalmente cabreado— Alexa. Siéntate.

Veo, a regañadientes, como Venecia sale de mi oficina. Cuando cruza por el lado de Alexa, esta la empuja con el hombro, por lo que Venecia tambalea hacia atrás y termina pidiendo disculpas y retirándose de la oficina.

—¿Era necesario Alexa?

—Muy necesario. ¿Hasta cuando debo aguantar que me montes los cuernos por toda Madrid?

—No estoy poniéndote los cuernos Alexa. ¿Qué dices?

—¿Me crees idiota? —escupe— Se lo que vieron mis ojos. Te vi. ¡Maldición! ¡Te vi!

Recibo una llamada de Mike, por lo que le digo.

—Ve a casa. Hablamos ahí ¿si? No es lo que parece.

—Por supuesto que no. Siempre veo fantasmas en donde no las hay, ¿verdad?

—Vete por las buenas o haré que te vayas por las malas —espeto— Me conoces, no quieres sacar lo peor de mi.

La llamada de Mike se pierde, pero vuelvo a llamarlo con el teléfono de mi oficina y pongo en altavoz.

—¿Mike? —hablo.

—La loca se me escapó. ¡Me tiene hasta los cojones con sus gilipolleces Aiden!

—¿La loca? —pregunta Alexa— ¡¿Qué loca?! No me digas que sigues ayudando a mi hermana porque te mato Aiden.

—Mierda —abre la bocota Mike.

—Te calmas Alexa. ¿Qué demonios ocurrió Mike?

—Estábamos de compras, desapareció en el maldito shopping.

—Es muy temprano para ir de shopping, ¿esto es en serio? —intento llamarla en ese mismo momento con mi móvil y da al buzón.

—Avisa a Will —hablo, Mike hace lo que le ordeno y yo aprovecho a tomar las llaves de mi coche— Vamos, andando.

—¿Es mi hermana?, ¿es Elaia? —me para en la puerta de la oficina Alexa.

—Si. Le di protección momentánea hasta que la policía vuelva a hacerse cargo de ella, no cruce más que dos palabras con ella, así que no alucines. No tienes nada de que preocuparte.

—¿Nada de que preocuparme? ¡Pero porque cojones no me cuentas nada! ¡Me entero por otros! ¡Siempre por otros!

—No es algo que deba discutir contigo amor, es tu familia, debo protegerla hasta que esos imbéciles se hagan cargo de la situación. No podía dejarla desamparada.

—Voy contigo —afirma.

—Si así te sientes mejor vamos. Pero no sales del coche ¿me entendiste?

—Te entendí. —dice al fin conforme y vamos hacia los coches.

Veinte minutos después estamos en el maldito shopping, recorriendo los locales y buscando, junto a Mike, Will y lo que fue mi equipo con ahora Amadeo a la cabeza rastros de Elaia. Me cabrea muchísimo volver a verlo, pero debemos encontrarla.

—¿Alguno de esos gilipollas han salido de la cárcel? —pregunto eufórico en lo que entro a la central de seguridad del lugar. 

—Domiciliaria para Marco —sisea Will— me acabo de enterar.

—¿Por qué demonios domiciliaria?

—Mucha pasta encima y una afección del corazón —habla Glenda que llega al lugar— Nos volvemos a encontrar Aiden. Di la verdad, extrañas tu antiguo trabajo.

—Esto de ser jefe empresario no le gusta para nada —habla Julieta. Alexa aparece detrás de ella con cara de pocos amigos.

—Ya. Trabajen que para eso se les paga par de holganzas. —miro ahora a Alexa— te especifiqué que debías quedarte en el coche.

—Estoy mas segura aquí contigo.

—Igual que la hermana, no acata ordenes por nada del mundo —dice Mike entrando y ya el lugar queda sumamente chico— la hemos encontrado Aiden.

—¿Donde? —pregunto.

—Follando con una tía en el local de lencería —habla Alexa— esa gatita pierde el pelo pero no las mañas. Puta.

Las carcajadas de las mujeres presentes inundan el lugar, fulmino con la mirada a Alexa, en eso noto que Elaia entra con uno de mis agentes, ha escuchado a su hermana, su cara de desosiego me lo demuestra y una punzada de dolor me aprieta el pecho, por lo que fuera de si le digo a Alexa.

—Lo que dices de ella habla más de ti que de ella —me dirijo hacia la salida, no sin antes pedirle a Will— ¿Puedes llevarla a mi piso? 

—Por supuesto, quédate tranquilo.

Ahora me dirijo hacia una muy dolida Alexa y le escupo.

—En la noche hablamos. Y a los demás, disculpen por haberlos hecho montar semejante operativo para nada.

—Siempre estaremos para ti Aiden —habla Julieta— lo que para ti es importante también lo es para tu equipo.

—Vayámonos. Ya todo está solucionado. —habla Amadeo que pasa por delante de mi y los demás los siguen con cara de fastidio.

—El liderazgo se gana —siseo bajito y se que alcanzó a oírme, pues ladea su rostro hacia mi y me dirige una ultima mirada de odio. El odio es mutuo cabrón.

—Tu y yo vamos a hablar pero ¡ya! —le hablo a Elaia tomándola del brazo.

—Lo siento Aiden... —suplica pero eso no basta para la reprimenda que le voy a dar.

...

《Venecia》

No tengo idea de como carajos llegué hasta este punto. Solo sé que la vida me dio una paliza que no se si estoy preparada para recibir. En estos momentos me encuentro en mi oficina, comenzando a ver en mi laptop todo lo que comenzaré a trabajar, en una cómoda silla giratoria, con una oficina con vista espectacular. 

Hago clic en una carpeta que dice clientes, me tira una lista interminables de nombres. Es que estoy en la empresa de mi suegro... digo, de mi ex suegro, que es enorme y con demasiado prestigio. Abro una de las carpetas y me sorprende que sé lo que debo hacer, ordenar las entregas y comenzar con el diseño de las portadas de sus libros. Entro a la aplicación que se necesita para comenzar con el trabajo y en cuestión de dos horas tengo el resultado final... no se si final, pero casi. Es extravagante, sofisticado, con colores cálidos, tal como los pide el cliente. Me siento realmente orgullosa de mi trabajo.

Esta mañana fue muy dura, me volvieron a hacer análisis. La pelea de Aiden con Amadeo. Mis sentimientos totalmente confusos hacia ambos. Mi hija... mi hija... Tuve momentos muy cortos de concentración y los dediqué a armar una excelente portada, ahora debo seguir y no se cómo.

Es increíblemente devastador despertarme una mañana y no recordar parte de tu vida. Sé que mis actos del pasado tuvieron sus consecuencias, solo que me niego a procesarlas de momento y me es muy difícil seguir. Alexa... siempre supe que ella me quitaría a Aiden, me duele saber que no me equivocaba... mi mente debe parar, estoy hilando pensamientos sin sentido, sin coherencia. Creo que si no me tomo unos días para procesar todo acabaré liandola y en grande. Estoy en mis pensamientos cuando golpean a mi puerta.

—Adelante —digo.

Aiden aparece  por la puerta y me tiemblan las piernas con solo verlo. Joder, joder. Este hombre me enciende con solo verlo, no entiendo como he sido capaz de engañarlo, si lo amo, lo adoro, siento tanta pasión y amor por él que no creo posible que lo que él supuestamente vio fue verdad.

—¿Ocupada? —pregunta y se sienta en el sofá de la oficina. 

—Justo terminaba un trabajo —digo orgullosa— ha sido increíble, he abierto con mucho miedo la laptop, pensé... realmente pensé que no sabría que hacer, pero nada más ver las carpetas y las indicaciones de los clientes, pude encargarme sin dudar de todo.

Aiden sonríe y su sonrisa me resulta totalmente encantadora. Como un imán se levanta y viene hacia mi, hacia la laptop en realidad.

—¿Puedo ver? —me pide y dudo unos segundos, puesto que estaba tan ensimismada observando sus labios que me desconcentré.

—He... si... si... puedes verlo.

Aiden se encorva para ver mi trabajo y en el proceso se acerca demasiado a mi. Su aroma me inunda de lleno y joder, estoy que me meo en las bragas. No puede ser que me atraiga tanto. Aprieto levemente mis piernas porque sino creo que me lanzaré hacia él como una felina en celo.

—Es excelente tu trabajo Venecia... Increíble —dice y se moja los labios. Mierda. Mierda. Vuelvo a apretar mis piernas.

—¿Tu crees? —carraspeo— creo que necesita más trabajo y dedicación, pero de momento estoy muy conforme con ello. Solo le he dedicado un par de horas.

—Lo verás con el cliente, pero me parece acorde y de calidad. Yo no le haría más retoques, conozco a Carmina, estoy segura que le fascinará tanto como a mi.

—Gracias —hablo y miro como se sienta en el borde de mi escritorio— espero que le guste, ya organizaré una cita con ella...

—Juro que si sigues apretando tus piernas te abriré ya mismo y te follaré hasta que no puedas ni sentarte —me interrumpe y quedo helada.

—¿He? —consigo decir luego de unos segundos de procesar la información que me dice. No puedo emitir más palabras, la boca de Aiden me ataca con ferocidad y yo contraataco con efusividad. Estoy en el cielo. Lo estoy.

Aiden, sin desaprovechar un solo segundo, sin darme tiempo a siquiera pensar, me levanta de mi silla y me sienta sobre el escritorio, me abre de piernas y se mete entre ellas. Comienza a besar mi cuello, darle pequeños mordiscos y lambetazos. Yo le tiro el cabello y comienzo a quitarle el saco. Su camisa le sigue y luego mis prendas. En cuestión de segundos entra dentro de mi y me comienza a bombear con fuerza en lo que una de sus manos juego con mi clítoris, besa mis pechos, recorre con sus besos mi clavícula, mi cuello, besa detrás de mi oreja, produciéndome escalofríos. Ya sin nada que importarme, le acaricio la espalda, lo araño, lo muerdo, lo beso.

Estamos a punto de llegar cuando abro la puta boca.

—Te amo Aiden... —eso lo deja totalmente en blanco. Se detiene y me mira con ojos aguados.

—¿De verdad lo haces? —dice y no contesto. Estoy con la palabra en la boca pero no puedo decirla, él se da cuenta, por lo que comienza a follarme otra vez, pero esta vez más duro, casi hasta el punto de hacerme daño, pero sin traspasar el límite. Se corre pero no me mira más a los ojos, ya no me da besos, ya no es tierno, ya no le importa si logré llegar al climax o no. Solo sale de mi interior y comienza a vestirse.

—Aiden... escucha... —intento hablar con voz temblorosa.

—Vístete —solo ordena sin mirarme— debo ir a una reunión que olvidé.

Sale de mi oficina dando un portazo y yo, con lágrimas cayendo por mis mejillas, junto mi ropa y corro hacia el baño a vestirme. Agradezco tener un baño propio y dentro de la oficina, porque sino no se que coño haría. Las personas de la empresa me verían llorando y notarían que algo raro sucedió.

Llego hacia el baño y pruebo el agua caliente, al notar que sale sin problema me ducho e intento borrar los rastros de Aiden. 

A mi mente llega de pronto Amadeo. Él me matará cuando se entere de que caí con Aiden. No puedo contárselo, no quiero que me separe de mi hija. ¡¿Qué demonios haré?! ¡Él debe entenderme! Yo... no lo recuerdo, no recuerdo nada de lo que viví con él. No recuerdo a mi niña, mis sentimientos son muy fuertes hacia Aiden, no es algo que pueda borrar de pronto.

Salgo del baño luego de unos minutos más y comienzo a juntar mis cosas para irme a casa. Aún quedan unas horas más de trabajo pero no estoy de ánimos para seguir. Si quieren echarme que lo hagan, me ahorrarían más de un disgusto. De momento, necesito estar en casa, con mi hija.

Llego a mi piso y encuentro a Maddie en la alfombra con Malaika, jugando con muchos juguetes que no sabía ni que estaban aquí. La niña me ve y comienza a gatear hacia mi, me arrodillo y la alzo en lo que me siento al suelo.

—Llegas muy temprano Vene... —habla Maddie. Lloro en silencio, pues no quiero asustar a la niña— ¿Qué sucedió? ¿Te trataron mal allí?

—No. —sostengo— es... complicado Maddie. Yo... Madd...

—¡No jodas Venecia! ¡Otra vez follaste con Aiden!

—¿Otra vez? —pregunto en lo que la callo con una de mis manos en su boca.

—Venecia... ¿no puedes hacer algo para detener tus instintos? Nada más verlo te lo has follado y ahora... igual. Con o sin memoria la lías.

—¿Qué debo hacer? Lo amo.

—No. Escucha. No se que demonios te ha dicho él para meterse de nuevo entre tus piernas, pero no lo amas. Ya no. Puedo jurarte que te has enamorado como idiota de Amadeo. Date tiempo de volver a hacerlo. Aiden solo te lastima, Amadeo no. Él es tu familia.

—¿De verdad lo amé? —pregunto con los ojos aguados mientras Mali me da juguetitos que le devuelvo y sonríe tiernamente.

—De verdad me amabas —habla Amadeo entrando por la puerta y todo en mi se paraliza. Otra vez cagándola. Genial Venecia. Irás al infierno.

...

Fin de este capítulo. Venecia está en serios problemas emocionales ¿no creen?

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