-Capítulo Trece-
Buenas noches a todos!! Ya subido el capítulo 13.
Que lo disfruten!! :)
...
Martes Trece.
《Aiden》
A veces me pregunto cuánto tiempo tardé en sobreponerme de su traición, de la soledad que dejó en mi su ausencia, del hecho de que se revolcó y luego se fue con mi maldito mejor amigo. No puedo especificar precisamente el tiempo, solo recuerdo que fue muy doloroso, lento y autodestructivo para mi. Daba un paso y una paliza a alguien o rompía lo que tenía a la vista. Tuve mis períodos de borrachera extrema, de follar con cualquiera, como dije anteriormente, de autodestruirme las 24 horas del día... aún tengo pequeños recuerdos de esos momentos en los que no pensaba en mi, vivía a través de sus recuerdos. Sufría como nunca pensé sufrir por una mujer, lastimaba a todo quien osaba estar a mi alrededor.
Hubo un tiempo en que no quise amar a nadie más para no darle el poder de lastimarme, pero aunque parezca raro y aunque me negué rotundamente al principio, fue Alexa quien me hizo aterrizar, darme cuenta de que no podía seguir ese camino, pues estaba llevando conmigo a las personas que de verdad me amaban. Y apareció Elaia, y descubrí junto a Will y todo mi equipo todo lo que soportó por amor a mi... y todas las personas que estaban detrás, o eso creía. Todo eso me hizo abrir los ojos, porque me di cuenta de que muchísimas personas me amaban y querían verme bien. Y ahí empezó el nuevo Aiden... el que hasta el día de hoy lucha con los monstruos del pasado, con su recuerdo que a veces quiere salir a la luz. Este nuevo Aiden se formó de las cenizas, pero es muy grande y va a ser más grande aún.
Tantos meses, años sobreponiéndome de la herida que me dejó la traición de Venecia, para que llegue en un segundo a borrarlo todo. A cambiarlo todo.
—¿Vas a la cena familiar? —me dice Will entrando a mi oficina de pronto.
—¿Tengo otra opción? Soy el nuevo jefe —respondo divertido. Lo noto serio y asustado, eso me alerta, por lo que digo— ¿Sucede algo?
—Aiden... ¿Podrías atender una misión que surgió de último momento en la central? Me parece descortés fallarle a mi suegro esta noche.
—¿No crees que es más descortés que le falle el hijo que el yerno? Es su retiro de la empresa. Una cena con fotógrafos en la entrada, muchas personas importantes frente a las cuales aparentar y todo el protocolo de mierda. Me mata si llego a faltar, quiere a todos sus hijos.
—Exaaacto... —pronuncia entre dientes— Quiere que estén todos sus hijos. Todos.
Dejó esa frase en el aire y mi mundo se tambaleó.
—¿Qué mierdas significa eso? —digo mareándome de pronto, como creyendo que no es verdad lo que estoy pensando justo en estos momentos.
—Significa lo que es. Ella también asistirá a la cena.
NO PUEDE SER.
NO
PUEDE
SER.
—¿Están aquí? ¿Cuando llegaron? —pregunto rápidamente, levantandome de mi silla y sentándome otra vez, joder, me pegó fuerte la noticia..
—Cálmate —pide Will preocupado— Hace cinco días. Ahora que ya todos están bajo rejas volvieron...
—¿¡Cómo me ocultas algo así Will!? -espeto levantándome otra vez y tomándolo de la camisa.
—No es a mi a quien debes golpear esta vez. Yo no estaba de acuerdo con ocultártelo. ¿Crees que no sé cuánto te afecta todo esto? Pero me prohibieron que te diga una sola palabra.
—¿Es mejor ocultármelo? —pregunto colérico— ¡Son gilipollas! ¡¿Quieren que mate a Amadeo en plena cena!? —grito fuera de si, voy hacia el mini bar de mi oficina y a continuación hago lo de siempre... repito: SIEMPRE sé hacer... hago añicos mi botella de wisky del mini bar. Will intenta calmarme diciendo.
—¡Esa botella es carísima!, ¡Joder! —ríe a carcajadas y sigue hablando— Perdón que diga esto Aiden, pero en estás estoy contigo. Son unos gilipollas, tendrían que haberte dicho a tiempo para que sepas bien que hacer... cómo carajos manejar esta situación. Aunque sabes que tarde o temprano debes enfrentarte a ellos y es mejor que suceda cuanto antes ya que se volverán a cruzar con frecuencia.
—¿Qué mierdas dices? —espeto y me siento en mi lugar, debo intentar calmarme, aunque Will sabe perfectamente cómo me siento al respecto, no quiero alterarme frente a todos y que sepan que no la superé.
—Venecia ya está recibida y con honores, viene a trabajar a la empresa... misma empresa en la que tu aceptaste ser la cabeza.
Río a carcajadas. Ahora sí... con ganas. Esto es una puta locura.
—¡Eso no pasará! ¡No la quiero cerca de mi! —respondo atónito.
—¿Seguro? Yo creo que si la quieres cerca de ti.
—Ella es parte de mi pasado. Y allí debe malditamente quedarse. Me voy. Debo despejar mi cabeza antes de verlos —ladro más para convencerme a mi y me piro de allí, no sin antes decirle— recoge este mierdero.
Salgo de mi oficina riendo entre dientes y cabreado al mismo tiempo... Voy pensando a mil por hora. Esto no puede estar pasando. Hoy es martes... martes 13, estos días siempre me va pésimo en todo, no hay cosa que haga que me salga como quiero este maldito día. No puedo creer que voy a verla justo hoy. Necesito más tiempo lejos de ella, no creo haberla superado aún... dos años no fueron suficientes y a la vez fueron taaaantos días sin ella que duele el pecho y me es imposible respirar. Intento llegar a mi coche pero se me dificulta, me apoyo en la pared del edificio.
—Ten. Te servirá —me pasa Julieta una botella con agua. La bebo de un saque y me siento mejor.
—Gracias —digo estabilizándome y caminando hacia mi coche.
—Debes estar así porque te enteraste de su regreso ¿verdad? —me pregunta siguiendo mi tambaleante paso.
—¿Todo el mundo sabía menos yo? —espeto furioso.
—No todos. Solos los que trabajarán con él cuando tu asumas en la empresa.
—¿Qué mierdas dices? —siseo rabioso— ¿Trabajará aquí? ¡En mi maldito lugar!
—¿No lo sabias? Aiden... lo siento. De verdad no tenía idea cuanta info te han ocultado.
—Todo parece. Pero tu no tienes la culpa —digo harto de todos, queriendo irme o la pagaré con ella que nada tiene que ver- te veo luego.
—¿Puedes conducir en estas condiciones? —pregunta alarmada.
—Si, quédate tranquila —digo y salgo derrapando hacia la oficina de mi padre, todavía quedan tres horas para la maldita cena, debe estar por irse de su último día de trabajo recién.
Llego y estaciono como vengo. Me bajo y en un nanosegundo estoy subiendo para hablar con Juan Manuel. Llego a su despacho y entro sin llamar, está hablando por el móvil, hace una seña con su mano para callarme y no sé porqué le hago caso. Le oigo decir...
—¿Cómo se encuentra la princesa más bella del universo?
¡¿Qué carajos?!
—Lo sé amor. Si. Ok. Ya lo dirá, aguardaré paciente.
Ríe a carcajadas y sigue hablando, ¿pero con quién?
—Beso grande amor. Adiós.
Cuelga y espeto.
—¿Qué carajos fue eso?
Mi padre se sienta y desabrocha su camisa.
—Largo último día de trabajo he tenido. ¿Has venido a despedirme hijo?
—¿Con quién carajos hablabas? —pregunto otra vez.
—Con Venecia —dice así sin más. Cómo si quisiera que la nombre con tanta naturalidad.
—¿Qué mierda es todo esto? —grito y me siento en su sofá, si no me calmo mataré al gilipollas de mi padre.
—Es lo que es. Ya era tiempo de que vuelvan hijo. Quiero a todos mis hijos conmigo. Sabes que todo lo que ha pasado jugó en contra con mi salud, mis hijos, todos deben hacerse cargo de la empresa de ahora en más.
—¿Por qué padre? Sabes que no quiero verla. Mucho menos con él. ¿No te das cuenta de que la detesto por lo que me hizo?
—No la detestas. —sentencia mi padre firme— Creo que aún no la puedes olvidar ¿Verdad? ¿Por eso tu preocupación? ¿Tienes miedo de que arruine tu burbuja con Alexa?, ¿De qué venga aquí y arrase con todo y de paso tire de un soplido el teatrito de la boda del año?
—¡Te callas! —grito desesperado, joder, joder. Mi padre ha dado justo en el clavo.
—Aiden... —me interrumpe Alexa, que está detrás de mi.
—¿Qué haces aquí? —digo confundido, lo que me faltaba.
—Venía a traerle la invitación de nuestro casamiento personalmente a tu padre. No quería entregársela en la noche, en su fiesta... —dice con lágrimas en los ojos y la voz temblorosa.
Una vez más... cagando las cosas con mi mujer por una mierda de persona como lo es Venecia.
—Escucha, amor... déjame explicarte —me corta diciendo tajante.
—No hay nada que debas explicarme Aiden. Cuando elegí estar contigo lo hice a sabiendas de que amabas a otra mujer. Me duele que aún luego de tantas cosas lindas que hemos vivido no la hayas olvidado. Porque pienso igual que Juan Manuel —dice y retrocede.
—¡No! ¡Espera! —digo cuando se va corriendo, intento ir tras ella pero mi padre me retiene del brazo y dice.
—Es mejor que le des su espacio. A veces necesitan tiempo para digerir algo tan cruel como que estando a punto de casarse aún pienses en otra...
—Te callas Juan Manuel... —digo perdiendo la compostura.
—¿Ya no soy tu padre? —ríe amargamente y se sienta en su silla, luego me mira sereno y dice— Cada día que pasa me lamento tanto haberme metido una vez más en tu vida, cuando te prometí no hacerlo; cada día sufro más viendo lo infeliz que sos, porque podes engañar con tu fachada de hombre exitoso y completo a todo el mundo, a tu futura mujer, a tu madre, hermanas, esos amigos nuevos que tienes... pero a mi... a tu padre, no engañas. Es hora de que hagas algo por ti. No me meteré, puedes estar seguro.
—¡Qué mierdas me dices! ¡Por que buscas confundirme así! —le respondo a los gritos, ya perdí la compostura completamente.
—Aiden... hijo... solo digo lo que siento. Creo que la peor decisión que tomé fue meterme en tu vida, hacerle caso a tu madre y separarte de Venecia... Intenta recomponer todo con ella, si de verdad la amas, vuelve a traerla contigo.
—¿Sabes lo estúpido que suena lo que dijiste papá? ¡Estoy a nada de casarme!
—¡Y haces mal! —grita fuera de si— Piensa bien las cosas, pasa tiempo con Venecia, trabajarán juntos, pregúntale porque actuó como actuó, sé inteligente.
—Uno sola cosa te digo, no trabajaré con ella y deja de decir gilipolleces... Me voy padre. No me esperes en la cena —me dispongo a salir hecho un lío de emociones e ideas, pero alcanzo a ver de reojo a mi padre sonreír cuando dice.
—Te veo esta noche hijo, por supuesto que te veré.
Maldita sea. Tengo que ir pero no sé si seré capaz de soportar verla. La odio y la amo a partes iguales y eso me enfurece tanto que estoy seguro de que voy a explotar. Mataré a Amadeo, eso es un hecho, no sé si mi familia se merece pasar por algo así... pero de algo estoy seguro, esto será un desastre.
...
《Venecia》
Mucho tiempo ha pasado desde la vez en que pisé suelo español. Tengo un nudo en la garganta, sensaciones encontradas, un dolor en el pecho por dejar Monserrat, lugar que vio nacer mi niña, Malaika, fruto de mi relación con Amadeo, pero también estoy muy emocionada porque al fin mi familia la conocerá y los veré después de tantos años separados. Lo que más me dolió es que mi madre no sabe ni el nombre de su nieta, ni yo se nada de ellos, en todo este tiempo no hemos podido comunicarnos por protección, para no ser descubierta nuestra ubicación, para mi fue lo mejor, pues la seguridad de mi niña está antes que cualquier cosa. Desde que vi esos ojitos color verde esmeralda mi vida cambió totalmente, quedé enamorada de Malaika, la luz de mis ojos... tal como su nombre lo indica, es mi Ángel... mi Mali... quien hizo que todo duela menos, que todo importe menos y como dije, su protección es lo primero.
Ahora que todo ha pasado puedo decir con estoy ansiosa por ver a mi familia, por llegar a la tierra que me vio nacer, por volver a mi hogar. Amadeo, a regañadientes, no me acompañó a ver a mi familia, primero debe instalar a Paula y Abraham en su apartamento y yo... pues prefiero ir sola a verlos.
Con Amadeo las cosas no están en su mejor punto, hemos tenido miles de crisis, pero una como esta, de semejante magnitud... nunca. Cuando conocí a Abraham me enamoré de ese pequeñín... pero me dolió tanto que él me lo haya ocultado que tuvimos varios pleitos, no fue hasta que Amadeo me hizo entender que yo también le estaba ocultando algo importante: su hija, que entendí que estaba haciendo un mundo de nada. Al fin y al cabo, él no me había engañado, solo ocultado la información por cobarde... al igual que yo.
Cuando nació Mali estuvimos muy unidos y felices, pero luego de un tiempo... Paula no pudo disimular más sus celos, por todo me buscaba discusión y yo, con el paso de los meses, no soporté más sus miraditas hacia Amadeo y sus peleas por nada. Tuvimos que cambiarnos de casa, buscando un poco de paz y privacidad y, aunque al principio Paula lo tomó muy mal, luego fue calmándose y al menos ahora no me mira y me ladra.
Maddie opina que debí ponerla en su lugar mucho antes, soporté demasiado, lo sé... pero lo hice por Abraham y por Mali, quiero que los hermanitos crezcan juntos, como lo que son, hermanos. Pero lamentablemente hasta que Paula no supere a Amadeo no podremos, así que allá está Amadeo instalando a Paula en su apartamento, regalo para el niño que espero calme un poco a Paula, que exclama a cada oportunidad que puede que Mali le quitará todo a Abraham. Me parte el alma que diga esas cosas,s implemente cuando me tocan mi niña me transformo. Eso justamente fue el detonante que hizo que separemos aguas.
Estoy en la puerta de mi casa, casa en la cual viví y pasé muchos años, algunos buenos, otros no tanto, pero mi casa al fin y al cabo, Mali dormidita en su huevito, con apenas once meses de vida. A pesar del calor, ella disfruta de dormir sus siestas. Apoyo el huevito sobre el piso un segundo para poder golpear la puerta, cuando al fin lo hago, Cailín sale disparada y me abraza con fuerza.
—¡Venecia! ¡Has vuelto! —me abraza con una intensidad que no sabía que estaba necesitando tanto.
—Hola hermanita. ¡Cuánto has crecido! —la alejo un momento y la miro, está tan preciosa, tan alta y grande. A pesar de todo lo que ha pasado, la veo bella y fuerte.
—¡Y tu también! —vuelve a abrazarme. Luego se agacha, observa a mi niña y dice —¡Es tan bella! ¡Una muñequita!
—Lo es —afirmo orgullosa— ¿Vamos dentro?
—Claro. ¡Qué descortés soy! ¡Hace muchísimo calor! ¡Pasen! —me deja pasar y nada más entrar siento que este no es mi hogar, todo está diferente, no son los mismos muebles, ya no están los colores pasteles en los paredes, ni los mismos cuadros colgados en ellas.
—¿Qué ha pasado aquí? —digo sorprendida. Mali observa todo con mucha curiosidad y hace ruiditos con su boquita
—Ha cambiado ¿verdad? El novio de mamá es el responsable.
—¿Donde está ella? ¿Y Bruno? —pregunto.
—Ya deben estar por llegar. Fueron a buscar los ingredientes para prepararte tu plato favorito. !Se han vuelto locos cuando supieron que vendrías! —dice divertida y mira a Mali— ¿Puedo cargarla? —pregunta luego.
—Claro que si... —veo como Cailin la carga con cierto temor y torpeza y le ayudo a que sostenga bien su cuerpecito, a pesar de tener 11 meses, es chiquita y a mi hermana se le dificulta sostenerla.
—Soy tu tía bebé... tu tía... —una lágrima traicionera escapa de mi hermana y es suficiente para que a mi también se me escape.
—¿Sabes cuánto tiempo quise ver esta escena? —pregunta mi madre detrás de mi.
—¡Mamá! —corro a abrazarla y algo en mi pecho se aprieta. Al fin en mi hogar, con mi familia. No sabía cuánto los necesitaba hasta que sentí su aroma... el aroma de casa y de madre. Algo en mi pecho dejó de doler.
Sigue el abrazo de Bruno, que es interrumpido por Mali llorando.
—Son muchos extraños al mismo tiempo —digo divertida y la cogo en brazos.
—Es tan bonita... como tu cuando eras bebé —dice mi madre y se pone a hablar con Mali. El solo hecho de que diga esa palabra... bonita, trae a mi mente recuerdos que debo enterrar en el fondo de mi corazón.
—Ten, cárgala —le digo a mi madre— Yo haré pasar a Bratt, hace mucho calor fuera.
—¿Bratt? —pregunta mi hermana.
—¿No lo viste en la camioneta cuando saliste? —pregunto. Ella niega con la cabeza confundida.
—Justo iba a preguntar si cambiaste de novio hermanita —dice divertido Bruno.
—No. Es solo mi guardaespaldas —afirmo— y un gran amigo.
Las miradas de todos son muy sugerentes, así es mi familia, pero decido dejarlo estar. Salgo de la casa y me dirijo a donde está la camioneta.
—Vamos. Entra.
—Eres cabezota, te dije que no iba a entrar. De verdad estoy bien aquí.
—Vamos. Entra que te cocinarás si estas mas tiempo afuera.
—Disfruta el tiempo con tu familia, no quiero molestar.
—No lo harás. Tu eres parte de mi familia, mi mejor amigo. Vamos... —sonríe de lado con su impresionante sonrisa y sale de la camioneta... hubo un tiempo en el cual Bratt confundió las cosas, pensaba sentir algo por mi, hasta tuvo un par de discusiones con Amadeo, pero cuando se enteró de que estaba embarazada y tuvimos una charla al respecto, él cambió y se convirtió en el mejor amigo que pueda tener.
—Buenos días —habla Bratt. Enseguida observo como Cailin quedó totalmente deslumbrada con él... quien no hermanita, si está buenísimo— mi nombre es Bratt, encantados de conocerlos.
—Encantada mi hermanita —habla Bruno dejando en evidencia a Cailin que automáticamente se pone colorada y no sabe donde rayos meterse. Bratt sonríe de lado y saluda a todos con una cordial mirada.
—Déjate de tonterías —habla mi madre— pasa niño. Esta es tu casa.
Y así pasamos un maravilloso día. Hablamos de tantas cosas. Bratt nos acompañó todo el día y fue perfecto... casi perfecto. Porque en horas de la tarde llegó Amadeo y nos vio disfrutando de los últimos rayos del sol en el patio de mi casa. Bratt sostenía a Mali en brazos y platicaba animadamente con Cailin. Yo estaba a su lado, cortando pedacitos de césped en lo que hablaba con Bruno de su última ruptura y el odio que siente por las mujeres en general, mi madre estaba preparando bocadillos para despedirnos, pues debíamos volver pronto y organizar todo para comenzar a trabajar en la empresa de mi padre.
—¿Interrumpo algo? —dice serio Amadeo.
—¿Qué haces aquí? —pregunto extrañada de verlo— ¿No tendrías que estar haciendo la mudanza?
—Organicé todo y quise venir a acompañar a mi mujer. Pero veo que no es necesario.
Se da la vuelta, dispuesto a irse y me levanto de un respingo y lo alcanzo.
—¿Qué sucede? No te vayas. Quédate, ya estás aquí.
—No hago falta —dice mirándome serio, desvía su mirada un segundo hacia Bratt y es todo lo que necesito para entender que sucede.
—Joder contigo Amadeo. ¿Cómo que no haces falta? —digo bajito, intentando no ser oída por nadie— Eres mi pareja. Claro que haces falta. Todo el día estuve pensando en que deberías de estar aquí conmigo y tu hija y no allá con Paula.
Amadeo sonríe muy levemente, pero alcanzo a verlo, luego dice.
—Y tu estás con Bratt.
—¿Y qué querías?, ¿qué esté muriendo de calor afuera?, ¿qué viaje sola con Mali hasta aquí?
—No es eso lo que quería decir... —el llanto de Mali nos interrumpe, Bratt, al darse cuenta de la situación, intentaba darle a Mali a mi hermana, pero mi niña está muy acostumbrada a los brazos de Bratt, por eso el llanto.
—¿Puedes cuidarla? —le pregunto a Bratt, él asiente serio— Volvemos en un momento.
Tomo a Amadeo del brazo y nos vamos a su coche. Me apoyo sobre él y le digo cansada de discutir.
—¿Tiene que darse cuenta mi familia de lo mal que nos está yendo Amadeo?, ¿no puedes simplemente venir y actuar como un novio normal? Aunque sea solo unos momentos...
—Venecia... —me toma de la cintura con una sola mano y me jala hacia él, se va directo a mi cuello y respira profundo, con su mano libre me toma del cuello en forma posesiva, llevamdome más cerca de él... no quiero su contacto en estos momentos, pero rechazarlo sería para que entre en cólera y frente a mi familia no quiero eso— No estamos pasando por malos momentos... discúlpame... no debí actuar así. Soy un gilipollas. No te rindas conmigo, no lo hagas amor, hemos formado una hermosa familia con Mali.
Y eso es una verdad a medias. Somos a vista de los demás una familia perfecta, si Malaika es una muñequita, pero puertas para dentro, estamos mal. Vaya que estamos mal. Al ver que no respondo, sigue hablando.
—Perdóname ¿si? Todo esto me trae loco. Saber que vas a estar cerca de Aiden me está enfermando, no quiero que trabajes allí, yo puedo darte todo lo que necesitas, bajaría al infierno para traerte lo que tu quisieras... pero no trabajes allí, no con él. No con él...
—¿No te das cuenta de que contigo tengo todo lo que quiero? No necesito que te quemes en el infierno por nada... así estamos bien ¿Porque piensas que necesito algo afuera de nuestra relación?
—Venecia... no dudo de ti... dudo de él... Te enredará con sus mierdas, lo conozco, tipos como él son la peor calaña.
—¿Y yo soy diferente? Por que bien sabes que la mierda en la relación que tuve con él fui yo. Yo te besé. Yo lo engañé a fuerza mayor y no tuve los cojones de decirle. Yo hice todo un show para que parezca que también lo había engañado contigo.
—No digas eso amor. No recuerdes eso. No lo hagas... no me dejes porque yo sin ti y Mali no sé cómo seguir.
—Primero quiero que tengas bien claro que nunca te separaría de Mali, ella es tu hija amor y siempre será así. Y segundo, si no quieres que trabaje con él solo tienes que pedírmelo, buscaré trabajo en otro lugar, sé que soy capaz de conseguir cosas grandes.
—Lo eres amor... lo eres... eres realmente grande.
—Déjame hablar con mi padre antes ¿si? Programé una cita con él mañana temprano. Veremos si logro convencerlo de no asistir a esa reunión y aprovecho a contarle que no trabajaré en su empresa. Yo tampoco quiero estar cerca de él...
—Me dejas más tranquilo dulzura. Te amo tanto —luego de decir eso me besa y le correspondo porque no quiero más peleas... pero sé que debo trabajar pronto esto que me está pasando con que él maneje mi vida a su antojo. Terminamos el beso y le digo.
—Eso no quita que estoy muy cabreada contigo. Ya el tema con Bratt está más que trabajado. Acepta que es mi guardaespaldas personal y mejor amigo. ¿Ok?
—Pero...
—Pero nada. Vé y discúlpate con él y mis hermanos que linda escenita te vieron hacer.
—Lo que tu digas amor...
Y así pasó mi primer noche en tierra española.
...
Cinco días pasaron desde que llegué a mi país y ya quiero irme corriendo. Hablé con mi padre como le prometí a Amadeo y la reunión que tuvimos no terminó para nada bien. Lo sabía todo. Me reprochó lo de Paula, lo de Amadeo, que quiera manejar así mi vida, entre otras cosas que no quiero ni recordar.
De momento no pude rechazar la oferta de trabajo de mi padre, pero me aseguró que no nos cruzaremos en lo absoluto Aiden y yo; eso me deja un poco más tranquila. Y tampoco pude escaparme de la reunión familiar de esta noche y estoy muriendo lentamente por ello. Lo veré. Veré a Aiden después de tanto tiempo. Mi piel cosquillea y mi ansiedad está al límite.
Leyla me ha acompañado a comprar el vestido más bonito y extravagante que vi en mi vida. Me queda perfecto, es de un rojo fuerte, con manga larga, con un pronunciado escote y abertura en la pierna.
—Amadeo me matará cuando me vea con este vestido Ley —le digo preocupada.
—Te querrá desvestir nena. Aunque bien puede correrte el vestidito y ya te tiene servida en bandeja de plata —dice mirándome con ojos sugerentes. Y que acertada estaba...
—¡Ley! —grito divertida y me tapo la boca con ambas manos porque volteó media tienda a verme.
—Te extrañé demasiado amiga —me abraza de pronto y algo en mi se alivia. Desde que llegué no mostró mucha muestra de cariño. Estaba rara.
—Al fin reaccionas Ley. También te extrañé —digo.
—No vuelvas a irte nunca más. Te lo prohíbo Veni —dice furiosa y me suelta— no sabes cuánta falta me has hecho estos años. A mi más que a cualquiera.
Ley la ha pasado mal. El papá de sus niños la ha estado hostigando. Tardó unos cuantos sustos finalmente hablar y denunciar.
—Deja de cargar con todo tu sola ¿si? Di que me extrañas, que no puedes vivir sin mi —digo tratando de destensionar el ambiente. No quiero que recuerde lo mal que la pasó culpa de ese malnacido.
—Maldita perra. Te he extrañado de verdad. Apenas he llegado a Madrid y te has ido. No lo vuelvas a hacer.
—Prometo no hacerlo más. Necesito armar mi vida aquí.
—No lo has superado ¿verdad? —pregunta de pronto.
Trago grueso. Decido no contestar. Tal vez si no lo digo en voz alta no es real.
—Iré a cambiarme. Llevaré este vestido —Ley me mira triste y asiente levemente.
...
La noche llegó, estoy preparándome en el baño, aún en ropa interior, sentada frente al espejo, dando los últimos retoques a mi maquillaje, espero que si salgo a último minuto con el vestido Amadeo no tenga tiempo de echarme la bronca.
—¡Vamos tarde amor! —grita Ama entrando a la habitación— ¿Aún no te has vestido? —pregunta seguidamente entrando al cuarto de baño— Jodeeer...
Arrastra las palabras y sé muy bien porque lo dice, tengo un hilo dental de tanga, no hay otra manera de que no se note lo que llevo con ese vestido. Voy a matar a Ley
—Me visto en un segundo amor —digo aún sin mirarlo, cerrando mis maquillajes, porque si me volteo a verlo soy capaz de quedarme con él toda la noche haciendo el amor... somos muy... compatibles.
—Tu quieres matarme de un ataque cardíaco —habla lentamente y ya lo tengo detrás de mi— como te pones eso mujer. Me encanta.
—Me alegra que te encante. Pero vamos o llegaremos tarde.
—Ni de coña —me corta y las yemas de sus dedos acarician mi cintura y espalda— de aquí no nos vamos sin que te haga mía.
Se desabrocha el cinturón y en menos de lo que canta el gallo soy follada a lo bruto, fuerte y rápido por Amadeo.
—Ahora si vamos, no querrás llegar tarde —dice en tono juguetón.
—Te odio —contesto y ahora que ya está de buen humor procedo a ponerme el vestido.
—No irás así —solo dice acomodándose su ropa— se te ve todo al menor movimiento.
—No se ve nada amor. Es impactante y formal —respondo tajante— y no serás tu de esos novios que prohíben que usar a la novia. Olvídalo.
Doy media vuelta, me pongo los tacones y lo oigo murmurar a lo lejos algo que decido no escuchar.
—Mali ya duerme, por si te interesa saber —me dice al alcanzarme, obviamente cabreado.
—Si no te pregunté es porque ya lo sé —digo molesta de pronto porque crea que no me interesa lo que le pase a nuestra hija— Fui hace treinta minutos a darle un besito de las buenas noches y a dejarle a Maddie las toma de leche que me saqué en el cuarto.
—Lo siento amor. Estoy bastante nervioso ¿si? Tu... tu solo no te alejes de mi en toda la noche.
—No lo haré. Si sabes que seré un sapo de otro pozo allí. Tú más bien no te alejes de mi ¿ok?
—No lo haré amor...
Nos besamos con mucho amor y nos fuimos a la cena, uno más asustado que el otro, ambos con miedo de perderse el uno al otro...
...
《Aiden》
Llegó demasiado rápido el momento de ir a ese maldito festejo. Llegó demasiado rápido el momento de volver a verla. Rápido en el sentido de que no pude contentarme con Alexa como hubiera querido. Ella sabía la verdad, que me casaba con ella por puro trámite, que a quien amaba y me traía loco era otra, pero eso no quitaba que estaba echa una furia porque lo grito a los cuatro viento cada vez que puedo.
Llegamos en mi coche, nos bajamos y nuestras sonrisas fueron muchas, para todas las cámaras, en varias direcciones. Ayudé a Alexa a bajar del coche. Acomodé su largo vestido azulado, comenzamos a caminar por la alfombra roja que nos conducía al salón del evento, el salón principal de la mansión de mi madre.
Allí, saludamos a la familia, mi maldita y traicionera mirada la buscaba como loco. Platicamos con mis hermanas, con mi madre, con mi padre, con las malditas cámaras, con los allegados de papá, mis futuros colegas, con amigas de mi madre, de mis hermanas y Venecia no aparecía.
Cuarenta minutos tardes veo que llegan y mis pies tiemblan. Amadeo imponente y Venecia extremadamente sexy. Él la tomaba de la cintura con posesión, en el segundo uno en que entraron al salón la mirada del gilipollas se conectó con la mía. Voy a matar a este hijo de puta. Lo voy a matar. Una mano me presiona con suavidad mis manos y aflojan los puños que estaban apretados. Giro la mirada y veo a Alexa. Tomo su mano y se la beso rápidamente.
—Tu eres fuerte —solo dice y le agradezco a mi madre que en ese momento me pregunta una tontería que hace que desvíe mi atención. Se que están aquí, la siento... pero ir a encararlos de una no es muy inteligente de mi parte.
Observo de reojo como mi padre se acerca a hablar con ellos, pero yo dejo hablando a mi madre y Alexa y me dirijo hacia Mike, mi nuevo socio y compañero de aventuras.
—¿Ya llegó? —pregunta alarmado al ver mi cara.
—Si.
—¿Dónde...?
—Con mi padre. —lo corto.
—Oh mierda... —lo escucho decir por lo bajo.
—¿Qué sucede? —me alarmo.
—Es bellísima...
—Gilipollas —digo por lo bajo —no la mires o te mato.
Ríe a carcajadas y varios de los presentes se interesan en nosotros.
—Cállate —siseo— llamas la atención.
—Joder tío, lo siento. Es que ahora entiendo porque carajos has perdido la cabeza por ella.
—Serás cabrón...
Mi curiosidad puede más por lo que, con todo el disimulo que logro reunir, voy a la mesa más cercana y tomo una copa de champaña, al volver hacia Mike visualizo a Alexa de espaldas a mi, ahora hablando con una amiga, por lo que puedo tomarme el permiso de observar a Venecia, está de lado, con la maldita mano de Amadeo aún en su espalda, hablando sonriente con mi padre. Se ve más bronceada, tiene un vestido impresionante, que remarca una a una sus curvas... tiene más pecho, más cintura, está muy buena de atrás... está para comérsela de un solo mordisco. Joder, desvío la mirada porque estoy teniendo serios problemas con mis pantalones.
—De verdad Aiden, no entiendo cómo la has dejado ir.
—Ni yo tampoco Mike...
Esta noche, la noche del maldito martes 13, comenzó siendo una mierda para terminar siendo aún peor.
...
Fin de este capítulo, ¿qué les pareció? ¿Me cuentan???
Buen sábado!!
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