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-Capítulo Seis-

Buenos días, les traigo el siguiente capítulo de esta historia. En imagen tiene a Camilo y Bratt. :) En ese orden, ¿no son bellos?

Que disfruten del capítulo...

...

《Venecia》

Me había animado... después de tantas inseguridades y tanto sufrimiento, de tanta culpa, logré pasar una barrera hasta el momento inquebrantable. Al fin logré animarme a saltar al vacío. Estuve con Amadeo, me acosté con él... hicimos... el amor. O eso creía. Finalmente me animé a dar un paso más en esto que me pasa con él. No puedo creer que en lo único que pienso en estos momentos es en eso cuando estamos malditamente rodeados por unos diez matones con armas demasiadas enormes.

—El seguro —grité. Amadeo reaccionó al acto y cerró todo el coche— es blindado —aseguré al recordar la plática con Camilo. Amadeo asintió aún con el móvil en el oído.

—Prepara ayuda, ¡ya! —pidió en lo que esos hijos de su gran madre comenzaron a disparar contra el coche. Grite de puro pánico. Me tapé los oídos y me hice un ovillo en mi asiento. Amadeo me cubrió con su cuerpo y susurraba que todo estaría bien. 

—¡Baja cobarde! —le gritó el tipo más robusto, mirando directamente a Amadeo a los ojos. 

—¡Cobarde tu maldito gilipollas! —gritó frustrado y pegó varias veces el volante del coche.

—¿Por qué no te responde? —pregunto al ver como el hombre afuera patea las ruedas del coche y blasfema en mil idiomas.

—No nos oyen, tiene demasiada protección este coche, nosotros en cambio si podemos oírlos. Sé quien es, reconocí su voz.

—¿Quién es? —pregunté pero volvió a marcar el móvil, ignorándome deliberadamente, pues el móvil se le cortó en medio de la balacera.

—Will. Estamos de momento seguros, pero no sé por cuanto tiempo —habló con voz dura, mientras buscaba en la guantera y debajo de los asientos diferentes armas— si, en el coche de Bratt —volvió a hablar— no pueden entrar, es blindado. No. Fue Venecia. Está conmigo. Si, ni un rasguño. Ok. Entendido. —luego me tendió un arma y dijo.

—Sabes usarla. Te enseñé todo lo que estuvo en mis manos Venecia, te di todo lo que sé. Ahora tu, demuéstrame que puedes protegerte... en caso de que la ayuda no llegue a tiempo.

—¿Nos sacarán de aquí verdad? —dije con miedo mientras veía como el tipo de afuera hacia varias llamadas, iba y venía, daba órdenes a los demás hombres. Estábamos jodidos. Muy jodidos. Amadeo no respondía, seguía con el móvil en la oreja y con su mano libre acarició mi mejilla. —No te despidas Amadeo. No me dejes sola, no podría sin ti, lo sabes.

—No es una despedida mujer. Sabes que no te escaparás de mi tan fácil —sonrió de lado y me seguía acariciando con calma. Asentí y no entiendo muy bien lo próximo que sucedió. Amadeo puso en marcha el coche y dio marcha atrás, tomando desprevenidos a los tipos de afuera, que dispararon el coche en el acto, algunos se tiraron a un lado o serían arrollados. Camilo apareció con algunos de nuestros guardaespaldas, eso me alarmaba, Maddie estaría en mucho peligro sin la ayuda de Camilo. Quería creer que mi amiga ya estaba segura.

Amadeo abrió la puerta del coche y salió disparado afuera, no sin antes prohibirme que salga. Empezó una guerra de tiroteos, un caos total. Me sentía tan perdida. No quería ser parte de todo esto, mi cabeza estaba aterrada, pero mi corazón me halaba con fuerzas hacia el exterior del coche para ayudar a Amadeo, en este momento de mi vida, no podría seguir sin él. Salí, con el arma frente a mi y comencé a correr en dirección de los míos. No quería usar este arma, solo necesitaba salir del medio del tiroteo, necesitaba salir de allí y llegar a lugar seguro, pero obviamente un tipo me tomó del pelo y tiró fuerte hacia atrás, por lo que trastabillé, me costó medio segundo darme cuenta de qué es lo que tenía que hacer, recordé las interminables clases de Amadeo y con fuerza le di un cabezazo en la nariz al tipo, que acompañé con un codazo en el abdomen y en el acto me soltó. No miré hacia atrás, seguí mi camino y una chica me interceptó diciendo:

—Te tengo maldita perra —el puñetazo que me tiró me dio de lleno en el pómulo izquierdo.

—¡Mierda! —maldecí y me levanté del suelo, pues el puñetazo me tumbó. La observé y noté una mirada aterradoramente fría y... conocida. Pero, ¿quién cojones era? Bratt llegó en mi ayuda, Golpeó a la mujer con la culata de su arma y esta cayó al suelo, inconsciente.

—¡Vamos! —apresuró Bratt y me llevó a un coche. En unos minutos estábamos marchando lejos de tanto jaleo.

—¿Amadeo? —pregunté frotándome la mejilla, aún con dolor en esa zona y la cabeza— ¿Dónde está? —Camilo atendió un llamado y Bratt miró a otro maldito lado— ¿Dónde carajos está? —grité desesperada al no recibir más que miradas serias.

—Justo detrás de ti —habla Camilo mirándome muy fríamente por el espejo retrovisor, parezco la chica del exorcista, mi cabeza gira 360 grados y el alivio recorre mi cuerpo al ver a Amadeo conduciendo otro coche detrás de nosotros.

—¡Qué golpe le has dado a ese tío Venecia! —habla Bratt y sonrío como puedo. Observo a Camilo que habla con alguien por móvil y está muy... demasiado... cabreado, así que decido callarme, de momento, y no molestarlo a él. Me dirijo a Bratt y le pregunto despacio.

—¿Y Maddie? ¿Cómo está?

—No te angusties, esta segura ya. Hemos derribado a todos los intrusos, pero que sepas que debemos partir ya, no es seguro seguir en esta ciudad, no podemos volver ni a por tus cosas Venecia, corren muchísimo peligro aquí. Fueron unas insensatas al salir sin nosotros. Vean las consecuencias, claras están.

—Lo siento, de verdad lo siento mucho —digo apenada.

—¿Insensatas? —brama Camilo— ¡Esa palabra se queda corta, joder! —grita y me pone los pelos de punta— ¡Pusieron en peligro sus vidas! ¿Se dan cuenta de lo tontas que han sido? ¡FUE MUY ESTÚPIDO!

—Basta Cam —habla Bratt— sigue con la llamada.

Camilo parece reaccionar y pide una disculpa y sigue con la llamada.

—Haremos lo que digas Will. Si. Al pie de la letra.

—¿Will? —digo— ¿Es Will?, ¿El mismo que conozco yo? —sigo hablando atónita.

—¡Calla! —pide Camilo y sigue hablando. Decido dejarlo estar. Ya demasiado he cabreado a este par de dulzones que son Bratt y Camilo.

Treinta largos minutos después llegamos a un aeropuerto privado, allí me espera Maddie envuelta en un cobertor. Nada más bajarme del coche los brazos de Amadeo me envuelven en un sorpresivo abrazo y me aferro a él como si me fuera la vida en ellos.

—Te defendiste muy bien mi niña, eres una guerrera —besa mi frente y yo, que soy un mar de emociones, me aparto y le doy un beso en los labios cargado de anhelo y deseo. Olvidé a Maddie, a todos los demás, él era mi novio, y los tenía a todos conmigo, eso era lo más importante. Al separarnos, para recuperar oxígeno, me miró asombrado y dijo, acariciando mi labio inferior— eso si que fue un grato recibimiento Venecia.

Aplausos nos interrumpen, me giro y veo que es Maddie quien aplaude como loca, quien más sino,  y a su lado acompañan varios guardaespaldas, Bratt, Camilo, Trevor, atónitos y un hombre que no conozco a su lado sonríe.

—¡Ya! —la corto y corro a abrazarla— me alegra que estés bien amiga.

—Lo mismo digo, ya todo pasó. Estoy bien.

—¿Segura?, ¿te han hecho algo?

—Tranquila, no me hicieron nada, los chicos me salvaron.

—Estoy tan feliz Maddie. No soportaría perderte.

—Ni yo corazón. ¿Acaso crees que te librarás de mi tan fácil? —ríe a carcajadas y le golpeo el hombro, jugando con ella.

—Me muero sin ti loca. Aunque ya no más locuras, con este susto tenemos más que suficiente.

—Lo mismo digo —habla Amadeo detrás de mi— suficiente hemos tenido ya con esto. No más mentiras, no más escapadas, si quieren salir, ¡NOS LO DICEN, JODER!, ¿No sean tan inconscientes!, ¡Que hombres murieron hoy por salvarlas!

Esa información cae como un balde de agua helada en mi ser. Mierda.

—Vamos, suban al avión, tenemos un largo viaje. Como sabrán, Sam no podrá venir, es muy peligroso, así que lo siento por ambas que tenían muchísimas ganas de verlas, pero por su culpa ha sucedido así.

El rostro duro de Amadeo no me agrada en absoluto, no puede ponerse en ese plan. ¿Hemos sido unas insensatas? Claro que sí. Pero no podía juzgarnos por actuar así, eran tan sobreprotectores. Estuve a punto de replicar pero Maddie me tomó del brazo y con solo su mirada me di cuenta lo que quiso decirme... no era momento para replicar, la habíamos liado, y lo hicimos en grande.

Subimos al avión en total silencio. Amadeo desapareció nada más subirnos. Camilo y Bratt también, estábamos solas con dos guardaespaldas nuevos, desconocidas para ambas. Quise pararme e ir tras nuestros chicos pero el grandote moreno no me lo permitió.

—¿Quién eres tu?

—Demian —solo dice.

—¿Y los demás? —pregunto— ¿Carlos, Cesar...?

—Muertos señorita. Soy su relevo.

—Muertos... —repetí.

Maddie jala por milésima vez mi brazo y me sienta a su lado.

—¿Lo viste? —pregunto y ella asiente.

—Fue por salvarme. Esos hijos de puta arremetieron con ametralladoras nada más ingresar a la mansión.

Lágrimas brotaron de mis ojos y me sumí en un angustioso silencio. Al fin y al cabo Amadeo, Camilo y hasta Bratt tenían razón con todo lo que nos dijeron, no fuimos más que unas insensatas.

—De no haber cometido aquella locura en la playa... ellos... Maddie... estarían... 

—¡Basta Vene!, ¡No tenemos la bola de cristal! No sabíamos que esto sucedería, llevamos meses aquí. No te culpes, por favor. Es su trabajo, saben que en uno u otro momento esto puede ocurrirles.

—Pero... pudimos contarles a Amadeo y Camilo... tal vez nos habrían dejado salir.

—Vamos Vene... Sabes que no lo hubiesen permitido, nos tienen todo el tiempo vigiladas, si no es con uno es con otro, lo sabes, nos costó un infierno idear el plan para salir y por poco y nos pillan.

—Me siento fatal. Terriblementeme mal.

—Y yo, pero nada podemos hacer para cambiar lo sucedido, tratemos de ahora en más acatar las órdenes.

—Sabes que no puedo lidiar con ello. Me enferman que me den órdenes, que me digan que puedo y no hacer cuando siempre e sido un ser libre.

—Lo se, pero es lo que debemos hacer.

Nos callamos al ver que nuestros chicos entraban, pensamos que se sentarían con nosotras, pero lo que hicieron fue pasar de nosotras y sentarse en la sección detrás de nosotras.

—Serán gilipollas... —espeto y me levanto cual resorte, pero por supuesto que Demian impide mi paso— Quítate —pido de mala gana.

—No, señorita, debe quedarse en su lugar, tiene por delante un vuelo largo...

—Y una mierda. Quiero hablar con mi novio, quítate —intento pasar por su lado por el espacio que queda en el diminuto pasillo pero vuelve a interponerse en mi camino— ¡Quítate!

—Siéntese, por favor señorita —Veo que Amadeo voltea la cabeza hacia atrás, mirándome con hastío y me provoca pegarle un guantazo en medio de su perfecta cara. Maddie jala de mi brazo y dice.

—Nos sentaremos, permiso.

—Lo voy a matar —digo enfurecida.

—Seremos dos, pero debemos aceptar nuestro error y pagarle luego, cuando nos perdonen, con nuestra indiferencia.

—¿Cómo? —pregunto como una tonta.

—Venecia, ellos están furiosos por lo que provocó nuestra salida a la playa y tienen razón, pero ¿crees que después de tremenda follada que tuvieron en la tarde y después de que acabas de admitir que eres su novia, Amadeo tendrá esta postura por más tiempo?

—¿Tu crees?

—Estoy totalmente segura de que le pican las manos por tocarte y follarte en alguno de los baños de este avión —río a carcajadas y me callo al instante en que comprendo que estoy llamando la atención de todos aquí.

—Ok, entonces esperaré —Maddie sonríe y yo le pregunto.

—¿Crees que tendrás la misma suerte? —la sonrisa se le desintegra en segundos.

—No lo sé, Camilo... él... termino conmigo hace unas horas, nada más rescatarme me besó como nunca y luego me dejó.

—¡¿Qué?! —digo incrédula y vuelve a callarme.

—Debes ser más silenciosa, caray, que están a pasos nuestros.

—La cortina nos separa -hablo y Maddie rie a carcajadas.

—Hay amiga, contigo es más fácil, ya lo creo que si —me abrazó fuerte y me sentí, por unos momentos, en paz.

—Señoritas, abróchense el cinturón de seguridad, en unos instantes despegaremos —pide el otro guardaespaldas.

—¿Tu nombre es...? —pregunta Maddie con coquetería, ¿pero qué carajos?

—Matías, señorita —dice en tono seductor y Camilo detrás dice.

—Te largas.

Matías hace lo que, efectivamente le pidió Camilo y éste, luego de mirar severamente a Maddie, se vuelve a su lugar.

—Esa mirada de advertencia erizó mi piel —bromeo con Maddie y su mirada de sorpresa me indica que está anonadada— te quiere, él está herido y se siente culpable como nosotras o más, pero te quiere y lo sabes, verás que todo se arreglará.

—Tienes razón —despegamos y la sensación de dolor aumenta con la altura, hemos sido unas tontas con todas las letras, pensando que no nos encontrarían y atacarían a la menor oportunidad— intenta descansar, quien sabe a donde iremos a parar ahora.

—Cada vez más lejos de mi familia Maddie. Esto no se termina más. Es una puta pesadilla.

—Ven. Llora. Lo necesitas —y eso hago, me desabrocho el cinturón y en el regazo de mi amiga lloro desconsoladamente. Cada lágrima derramada me hunde un poco más en la miseria en la que se convirtió mi vida este último tiempo, parece que recibo una pizca de felicidad y viene la vida a tirarme un puñetazo de lleno en la cara. Joder, cuánto necesito a mi familia. Qué dolor tan grande crece en mi pecho.

Unos brazos enormes me quitan del regazo de Maddie y me envuelven dándome al fin la protección que tanto necesito. No puedo rechazar esos brazos que tanto anhelaba, por más planes que hayamos hecho minutos antes con Maddie. Él... hoy y creo que desde siempre... fue mi refugio, el lugar seguro al cual siempre recurrí cuando sentí que las cuerdas apretaban demasiado mi cuello. Amadeo. Mi amigo, y espero sea también mi gran amor... 

De verdad lo espero.

...

《Aiden》

Estaba hablando por milésima vez con Will, porque me negaba a tener que ver a Amadeo nuevamente, cuando sonó su extensión en la oficina y lo observó extrañado, su cara me alertó.

Descolgó el teléfono del demonio y me pidió silencio.

—¿Si? —preguntó Will.

—¡Will!, ¡Nos tienen rodeados! —escuchar la voz de Amadeo me shokeó de una manera nunca antes pensada. Ese infeliz... ¿dijo nos?, ¿nos tienen rodeados?, ¿a quienes?

Oír su voz me desestabilizó...

—El seguro —gritó Venecia y se escuchó el clic de las puertas siendo cerradas— es blindado —volvió a hablar segura.

—Prepara ayuda, ¡ya! —pidió el hijo de mil puta y cortó.

Mi desesperación fue aumentando. Venecia en peligro y yo a miles de kilómetros de ella. Joder. Joder. Me seguía preocupando por ella, a pesar de lo que me hizo, a pesar de cómo me defraudó.

—¡Haz algo Will! —grité y golpeé con fuerza su escritorio, recibiendo una mirada reprobatoria de parte de él— ¡Pero ya!

Will, sin perder un segundo más, llamó a su gente y dio órdenes en nanosegundos que no pude procesar, pues estaba totalmente descolocado, si algo le pasaba a Venecia no me lo perdonaría en mi vida. Un nuevo llamado llega y antes de responder me pide.

—Te tranquilizas Aiden. De aquí no puedes ayudar en nada, así que solo puedes ayudarme manteniendo la calma, no puedo arreglar aquella situación si tengo que lidiar con tus ataques de ira.

Trago grueso y camino por toda la habitación, Will tiene razón, ¡Maldita sea! Atiende y se escucha por las bocinas del aparato del demonio.

—Will. Estamos de momento seguros, pero no sé por cuanto tiempo —habló Amadeo con voz dura.

—¿Donde se encuentran? —preguntó Will— ¿Están en la mansión, en algún coche?

—Si, en el coche de Bratt —volvió a hablar Amadeo. ¡¿Quién cojones es Bratt?!

—¿Lo aseguraron al coche?, ¿pueden entrar los tipos?   —vuelve a indagar Will.

—No pueden entrar, es blindado.

—¡Bien! Ese es mi chico. Te fijas en todos los detalles

—No. Fue Venecia —lo corta Amadeo y me duele todo el cuerpo de oír su nombre. Pero mucho más me duele oír su conversación luego...

—¿Está bien?, ¿se encuentran ambos bien? —sigue hablando Will. Pero nos interrumpe Glenda que entra a la oficina de Will y dice.

—Aiden, te esperan para la nueva misión —Will la manda a callar y se retira disculpándose. Amadeo responde, sabiendo que estoy malditamente escuchándolo todo.

—Está conmigo. Si, ni un rasguño.

Will responde, negando con la cabeza, como callándome, porque ve que estoy tentado a gritarle unas cuantas verdades y le dice.

—Ok. Amadeo, debes mantener la cabeza fría y aguardar la ayuda, el coche aguantará, no cometas una locura.

—Ok. Entendido —responde y acto seguido, sin cortar el mierda móvil, le dice a Venecia.

—Sabes usarla. Te enseñé todo lo que estuvo en mis manos Venecia, te di todo lo que sé. Ahora tu, demuéstrame que puedes protegerte... en caso de que la ayuda no llegue a tiempo —ese gilipollas le tendió un arma. Joder, lo mataré.

—¿Nos sacarán de aquí verdad? —dice con miedo Venecia. Mierda, esa voz... hace que mi cuerpo entero brame —No te despidas Amadeo. No me dejes sola, no podría sin ti, lo sabes.

Esas palabras fueron una daga en el medio de mi corazón. Estaban juntos, lo entendí en ese mismo momento.

—No es una despedida mujer. Sabes que no te escaparás de mi tan fácil —fue lo último que escuché y el móvil se cortó. Miré unos segundos fijamente a Will y luego salí al balcón a fumar. Un cigarro me ayudaría bastante a procesar toda esta información.

Por un instante, estuve a punto de viajar a donde sea que se encontrara con todo mi equipo y arsenal a rescatarla, pero luego de lo que confirmé me obligué a mi mismo a dejarla ir. Tenía a mi lado a alguien que me amaba de verdad y la corrí como un perro callejero de mi piso.

Como si el destino me estuviera diciendo algo, apareció Alexa y me preguntó.

—¿Te encuentras bien? —le di una última calada al cigarro, lo tiré y aplasté con calma, respiré hondo y le respondí.

—Perfectamente. Ven.

Cautelosa y sorprendida se acercó a mi, la tomé de la cintura y la apreté a mi, luego le dije.

—No tengo perdón por lo gilipollas que he sido contigo —me acerco e intento besarla y da vuelta el rostro.

—Totalmente —afirmó muy sorprendida y seria.

—Lo merezco, merezco tu rechazo, pero si me dejas comenzar de nuevo juro que seré el mejor que haz tenido.

—¿El mejor que... Aiden?

—No hacen faltas rótulos. Sabes que seremos exclusivos, dejemoslo fluir, ver qué sucede.

—¿Y si vuelve ella? —tiró así, sin filtros— ¿qué pasará ahí?

Su pregunta me tomó por sorpresa, pero rápidamente contesté.

—Ella es parte de mi pasado y tu... de mi presente. Nada cambiará si regresa.

Finalmente, como creyendo mi gran mentira, sonrío y dejó que le de pequeños besitos en el cuello.

—¿No follarás con nadie más?  — pregunta con cautela.

—No buscaré fuera lo que tengo en casa —con esas palabras, que de verdad esperaba cumplirlas, Alexa por fin cedió y dejó que la besara. Hoy estaba muy preciosa, si había venido hecha una fiera a montarme tremendo show pero se produjo para que viera lo tremendamente sexy que era. Ni comparada con el cuerpo de Venecia que es más curvilínea y bajita. No sé qué carajos le vi a Venecia para volverme totalmente ciego, si mis gustos, hasta conocerla, eran otros.

—No me hagas más daño Aiden, sabes cuanto te amo, no juegues más conmigo —pedía mientras se abría para mi, para que pueda meterle mano dentro del pantalón, joder, su coño siempre fue una adicción. Estaba dando pequeños círculos en su clítoris con mis dedos cuando un carraspeo nos sobresalta. Levanto la vista y veo la cara desconcertada de Will. A regañadientes saco mi mano de su coño y le digo a Alexa.

—Ve a casa, en breve llego ¿si? No salgas sin protección.

Alexa asiente, me da un corto beso en los labios y murmura.

—Me iré con Julieta, ella quedó a cargo de mi seguridad hasta que encontraran a alguien para suplantarte, les diré que no es necesaria la búsqueda —se está por ir cuando le digo.

—No, que siga la búsqueda, tu serás mi mujer, que alguien más te cuide, sino terminaremos muy liados.

—Pero Aiden...

—Aiden tiene razón —corta Will con gesto descompuesto— te espero en mi oficina, pero primero te limpias.

Se da la vuelta y se marcha, Alexa me mira apenada y dice.

—¿No quieres estar conmigo todo el día verdad?

—Claro que quiero, —miento— pero entiende que eso desgastará más nuestra relación —llamarlo relación deja un sabor agrio en mi— tenemos estos meses de prueba, ya ves como ha terminado todo. Prefiero llegar de un largo día de trabajo y tenerte conmigo, extrañarte, a que estemos como perros y gatos todo el día.

—Ok. Entiendo. Búscame entonces al mejor después de ti, no quiero que me suceda nada.

Alexa todavía le teme a ese idiota que se obsesionó de ella cuando hizo una presentación en París. Pero creo que aquí está totalmente segura, aunque me guardo lo que pienso, no quiero discutir.

—Ve. Will me espera.

Dicho esto la beso, pues me doy cuenta de que espera mi reacción y la veo irse feliz, caminando radiante. Espero no equivocarme con esto que hice... siento muy dentro de mi que fue un total error.

Llego a la oficina de Will y me toma de la camisa.

—¡Suéltame Will! No estoy para más peleas.

—¡Pero te has vuelto loco! ¡Acabas de cortar con Alexa! ¡No la quieres, joder! ¡¿Qué fue todo eso allá fuera?!

—Lo voy a intentar con ella Will. Haré las cosas bien, lo prometo.

—Pero si que eres idiota. Solo lo haces porque estas ardido. No se manda en el corazón hombre. No la amas ni la amarás por más que lo intentes con todas tus fuerzas. Por más que te acostumbres a vivir con ella, a compartir tus días, siempre tu cabeza estará en otro lado, con otra mujer. ¿Por qué carajos no luchas por Venecia? 

—¡No me la nombres Will! —bramo.

—¿Por qué? ¡Habla con ella! Si tanto la amas búscala, ¡Al carajo que sean hermanos! Desde que la encontraste con Amadeo no te has acercado a ella, no le preguntaste sus razones, sus motivos. Eres mi empleado Aiden, si. Pero también eres mi cuñado y amigo, parte de mi familia. Me destroza verte así, arruinar tu vida cada día un poco más.

—¡Basta! —grito— no quiero hablar más del tema. Hasta aquí llegó el Aiden gilipollas. Cambiaré, pero lo haré por alguien que me ama y realmente se lo merece, no por ella Will. No por ella.

—Aiden... ¡DIOS! Necesitas saber esto. Venecia se encuentra bien, segura, ya hemos atrapado a más de la mitad de las personas de Marco y León, pero hemos descubierto gracias al área de investigaciones, que ellos no son más que peleles, mandados por un cabecilla. Vamos a por él. Y para eso necesitamos a Amadeo aquí.

—¡Dejarán a Venecia sola! —me enloquece solo pensarlo.

—Mira como te pones, caray. —me corta Will— Venecia estará con Camilo, Bratt, Matías, Demian, mis hombres de confianza allí. Yo mismo los entrené hace más de quince años. Y tendrán muchísimos guardaespaldas más a donde irán. En estos momentos Amadeo está viajando con ella para ponerla en lugar seguro y luego de unos días estará aquí.

—No Will... —pido en un suspiro— no estoy preparado para verlo.

—Pues tendrás. Hazte la idea de que en tres días lo tienes aquí.

Le doy un golpe seco a la pared que destroza mis nudillos.

—¡Mierda! —grito.

—Debes saber algo más —habla Will a mis espaldas y eso me da escalofríos— Elaia está viva.

—¡¿QUÉÉÉÉ?!

...

Fin de este capítulo... 

¿Qué les pareció?

Se vienen unos muuuy buenos, esten atentosss! :)

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