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-Capítulo Diecisiete-

Buen jueves para todos!! Perdón la tardanza, aquí tienen un nuevo capítulo

Que lo disfruten!!

...

《Aiden》

Todo ocurrió tan extremadamente rápido que no he podido procesarlo. La llegada de Venecia. El descubrimiento de la hija de Venecia. Las constantes peleas con Amadeo. Follar con Venecia. No puedo ordenarlas en mi cabeza... solo se repite una y otra y otra vez esa frase: follar con Venecia. Después de años he vuelto a tocar su suave piel y qué rico se sintió. Ella tiene algo, no sé qué... que me hipnotiza. No puedo dejarla ir. Simplemente no puedo, la amo demasiado como para dejarla ir, si solo dejaría su orgullo de lado y me pidiera perdón o me diera una puta explicación yo la perdonaría.

—¿Ha despertado? —dice mi padre en lo que entra al pasillo 206.

—Si —responde rápidamente la madre de Venecia- acabo de llegar de la cafetería y la vi.

—¿Qué ocurre Amadeo? —dice mi padre dirigiéndose a él. Lo veo y siento pena por quien fue mi amigo, llorando en silencio, arrodillado en un rincón.

—Lo olvidó todo. Perdió la memoria.

—¿Qué...? —sale el doctor al mismo tiempo que llegan Samantha y Leyla. Demasiada gente aquí... mi padre deja la frase a medias y escucha al doctor.

—Quiere ver a Aiden —habla finalmente, asiento y lo escucho— Puedes pasar. No le des información que pueda alterarla, primero debemos observarla, hacerle varias pruebas, luego determinaremos que camino seguir. De momento, no sabemos si esto es pasajero o definitivo, no conocemos cuán dañada está su cabeza. En la primer resonancia no se vio demasiada afectación, pero puede haber ocurrido algo en estas primeras horas.

—Gracias doctor. No haremos nada que perjudique su salud —habla la madre de Venecia.

—Tienen solo unos minutos —responde el doctor. Cuando él se va, rápidamente intento entrar.

—No pasarás Aiden —sentencia Amadeo parándose.

—Amadeo. Escucha... —habla mi padre— dejemos que hablen, si la atacamos de un principio puede que tenga secuelas irreparables.

—¿Qué es lo que quieres decir? ¿Que juguemos al jueguito de que sigue con Aiden? ¿Que no le contemos la maldita verdad?

—No ahora Amadeo —habla la madre de Venecia- A mi más que a nadie me duele que no recuerde a su niña ni a ti que tanto te quería, pero esto aún no sabemos como seguirá, está en riesgo la vida de mi hija y debemos ser pacientes y aguardar a la respuesta de los médicos.

—No le ocultaré la verdad. Se irá de alta a mi casa, a su hogar —sentencia Amadeo y aprieto mis manos conteniéndome de agarrarnos a los golpes.

—Se hará como tu digas, pero de momento deja que le hagan los estudios ¿si? —habla mi padre y luego dirige su mirada hacia mi— Tú no seas gilipollas. No le digas nada que la afecte o te mataré ¿ok?

—No la toques —sentencia Amadeo con la voz temblorosa— No la toques o seré capaz de terminar lo de anoche.

—No lo haré. No soy tan imbécil, también quiero que esté bien.

Amadeo asiente y yo me dirijo hacia la puerta de su habitación. Allí la veo semi acostada, observando hacia el ventanal de la habitación. Me ve entrar y enseguida dice.

—Amor, ¿qué fue lo ocurrió? —su sola mirada de amor y esa frase erizó mi piel. Parece que estamos en una dimensión paralela en la cual otra vez puedo respirar. De verdad, no es exagerar, siento que mis pulmones se expanden a su capacidad máxima. Me acerco y tomo sus manos entre las mías.

—¿Quieres la verdad o una mentira? —digo acariciando su mejilla.

—La verdad Aiden... —dice tragando grueso. La noto muy nerviosa, demasiado asustada. Joder.

—Nos dimos de golpes con Amadeo, tu intentaste separarnos y terminaste en el suelo, desmayada. Tu cabeza golpeó muy fuerte, por eso no recuerdas algunas cosas.

—¡Pero son mejores amigos! —dice tapándose con una mano su boquita— ¿Cómo han llegado a pelearse así!

—Bonita... perdiste gran parte de tu memoria. Hay cosas que aún no puedo contarte pero ten por seguro que de a poco sabrás todo.

—¿Cuánto tiempo de memoria perdí? —dice confusa.

—Bastante...

—¿Cuánto es bastante? ¿Semanas? ¿Meses?

—Años... —dejo caer despacito.

—Años... —repite para sí misma y luego me mira— Aiden... ¿no estamos más juntos? ¿Me dejaste? —dice con terror y me provoca llevármela muy lejos de aquí.

—Digamos que al revés.

—¿He? —dice fuerte— Eso es... imposible. No puede ser verdad. Siento en mi corazón que te amo con todas mis fuerzas, es imposible que yo te haya dejado.

—Pues fue así bonita... me dejaste... me engañaste... —digo de pronto furioso al recordar la escena que viví con este par de...

—¿Te engañé? ¡Eso no puede ser verdad Aiden! ¡Dime que estás mintiéndome! ¡Qué es una broma de muy mal gusto! Yo... no... no sería capaz... imposible... —dice llorando desconsolada. Me provoca consolarla, por lo que la abrazo tiernamente y ella se deja caer entre mis brazos. Su piel suave me enloquece, quiero y necesito perdonarla y que podamos volver a estar juntos, pero ha pasado tanta agua por este maldito río que no se si seré capaz. De pronto, Venecia siente algo mojado en su bata de hospital, nos alejamos un poquito y nos quedamos ambos mudos. Joder. Necesito apoyo pero ya.

—¿¡Qué es esto Aiden!?  —grita Venecia y comienza a hiperventilar... leche le está saliendo de sus pechos y manchando la bata de hospital. Joder.

—Venecia... —Amadeo entra interrumpiéndonos y luego de un largo silencio habla.

—¿Qué sucede Venecia? —se acerca y la abraza, ella se queda quieta y cierra sus ojos con fuerza por un momento, luego comienza a llorar.

—¡Qué cojones le pasó! —vuelve a hablar Amadeo, esta vez a mi.

—Le sale leche de sus pechos.

—Oh... Venecia... —habla Amadeo.

Y en un segundo todo dentro de mi se rompe. No fue el hecho de verlos abrazados lo que me rompió, no fue su cercanía y que se dejó abrazar, sino lo que salió de su dulce boquita lo que me mató por dentro.

—¿Tenemos un hijo Aiden? —pregunta bajito.

La miro con ojos tristes y le digo.

—No bonita... conmigo no.

—¿Contigo no? ¿Pero como...? ¿No tengo un hijo contigo? ¿Entonces con quien? AAAAHHHH... —grita y se sostiene su cabeza. En un arrebato se quita la vía que tenía en el brazo e intenta levantarse. Amadeo la sostiene con cara de terror total y yo presiono varias veces el botón de llamado. En cuestión de segundos llega la enfermera con el doctor y un hombre más. La sostienen y le aplican una inyección que la deja dormida.

—¡Joder! —grita Amadeo y entre los dos observamos desde lejos como vuelven a colocarle la vía y limpian el desastre. Yo ni me inmuto, que pierda la memoria es beneficioso para mi, aunque no sé hasta que punto. Como tengo mi móvil apagado, entra mi padre a decirme que Alexa me está esperando fuera. Mierda.

—Los pechos —dice Amadeo— hace mas de 12 hs que no toma leche su hija, deben extraerle la leche, no me había dado cuenta.

—Lo hicimos en la noche —habla la enfermera— lo volveremos a hacer ahora para que no se le produzca una infección. Si se retiran comenzaremos.

Ambos salimos y Amadeo va directo a su grupo de amigos, están ahora el tal Bratt, Camilo, Maddie con la muñequita de hija que tiene Venecia, Sam, Leyla y ¿Paula? Ok, se ha llenado el maldito lugar. A mi me espera Alexa con mi madre, ambas muy cabreadas.

—Vamos a hablar —dice tirando de mi y llevándome pasillo abajo. Mi madre dice por lo bajo.

—Manten la calma niña...

—¿Qué ha sido toda esta mierda Aiden? ¡Estamos por casarnos! ¡Ha sido cuestión de segundos! ¡La has visto y has corrido como un imán hacia ella!

—Alexa... no estoy para regaños en estos momentos. Ve a casa. Cuando todo este bien aquí iré, lo prometo.

—¿Estás de coña? ¡Te crees que soy imbécil! ¡Perdió la memoria y tu vas de aprovechado a sus malditos brazos!

—Alexa... escucha. No me iré hasta no saber que está bien. Luego hablamos en casa, no armes un escándalo por nada, menos aquí, frente a todos.

—¿¡Por nada!? —levanta la voz y las miradas de todos recaen en nosotros— ¡Esa perra no se interpondrá entre nosotros! ¡No después de todo lo que he luchado por ti.

Amadeo se acerca a paso amenazante y me dice.

—Puedes pirarte con esta loca de aquí o nos correrán a todos.

—Vete gilipollas.

Tomo a Alexa del brazo y me la llevo hacia la salida de emergencia del hospital. Allí la suelto y le digo.

—Esto va más allá de lo nuestro ¿entiendes? Es parte de mi familia y no me iré hasta saber que se encuentra bien.

—¿Me dejarás? ¿Así de simple? Llega ella y tu corres a sus brazos.

—No Alexa. Yo seguiré contigo. Solo necesito que el doctor diga que todo está bien y volveré a casa contigo ¿si?

Ni tu te lo crees imbécil.

—Aiden... vamos... no arruines lo nuestro.

—Si de verdad me quieres me esperarás a que pueda hablar con ella, saber que estará bien y volver contigo —sentencio y me voy dentro, antes le hablo una última e importante cosa— No entres. Haré que te lleven.

Cojo el móvil y llamo a Mike.

—Mike, busca a Alexa, llévala a nuestro piso. Si. En el hospital. Ok.

—No me iré sin ti Aiden. Te esperaré aquí —dice abrazándose a si misma por el frío que ya está haciendo.

—Ve a casa por favor —digo pasandole mi chaqueta y apretando sus brazos suavemente.

—Aiden... vamos juntos... te lo suplico —dice conteniendo sus evidentes lágrimas— te juro que te puedo perdonar todo menos esto. Que caigas otra vez por ella no... por favor...

—Alexa... —digo entre dientes. Mi padre aparece y me dice.

—Tu novia tiene razón. Aquí no puedes hacer nada, el sedante que le inyectaron la hará dormir todo el día. Ve que no has dormido en toda la noche. Amadeo está muy alterado, si te vas ayudará a que se calme también. Te prometo que si te necesitamos te llamaré.

Decido aflojar esta vez porque Alexa no se merece que le haga pasar por esto, lo he dicho muchas veces pero lo afirmo, ella me ha salvado y soy un imbécil por no valorarlo.

—Está bien. Vamos...

En ese momento llega Mike y me pregunta.

—¿Todo en orden? —asiento— Vamos Alexa.

—Iré con Aiden —dice firme. En ese mismo momento sale Amadeo cargando a su hija, ella se ríe por algo que le dice su padre y muero de rabia.

—Juan Manuel, ya se quedó su madre y Samantha con Venecia, yo iré a descansar con Malaika y mañana a primera hora haré el relevo.

—Me parece perfecto que hayas entrado en razón. Si todo sale bien en unos días Venecia estará dada de alta.

Amadeo asiente y me observa.

—Ya me voy —solo digo y cuando estoy por tomar la mano de Alexa y pirarme de allí ella habla y dice.

—¿Puedo cargarla un segundo? —no joder, no.

—Claro —dice Amadeo y viene hacia nosotros— ¿Quieres ir con ella? —le pregunta a la niña y niega.

—Ven conmigo bonita... —habla con voz dulce Alexa... bonita... claro que es bonita... como su madre.

Alexa luego de unos segundos la convence y la niñita tiende sus brazos pero a mi. La cargo porque si no se caerá, ya que Amadeo la impulsó levemente hacia Alexa. El tenerla en brazos me deja en shock por un momento, luego lágrimas se forman en mis ojos que no pienso derramar. Todo fue muy rápido, en cuestión de segundo tengo a la niña en brazos y me sonríe y toca las mejillas y los ojos, juega con mis cabellos y se ríe.

—Que traidora niña... —habla Alexa y acaricia su manita chiquitita— tu también caíste en el encanto de Aiden —vuelve a hablar y se ríe. Amadeo me la quita de los brazos y toda esa paz y calma que sentía al tenerla se me fue en un segundo. De pronto extraño con fuerzas el olorcito a bebé que desprendía su cuerpecito. Miro de frente a Amadeo y su cara es roja de la ira.

—Adiós. Me llamas si ocurre algo con Venecia —le dice a mi padre y se va.

Mi padre me observa y luego de tragar grueso dice.

—Ve a descansar tu también. Te hará bien.

Espero a que Alexa se despida de él y nos vamos.

Alexa entra a mi coche y yo me dirijo a Mike para decirle.

—Quédate aquí esta noche ¿si? Avísame si Amadeo llega a volver.

Mike ríe de lado y dice.

—Vigilaré a tu bonita... no lo dudes.

—Gilipollas —le digo divertido y me voy hacia mi coche. Él tuvo que aguantarme en una de las tantas borracheras que agarré por ella y obviamente me la pasé hablando de mi bonita.

Manejé en total silencio y nada más llegar a mi piso me metí a duchar. El agua tibia destensó mis músculos y me relajó más de lo que creí. Luego fui a mi cuarto, me sequé, puse un bóxer y me tiré en mi cama, tomé el control de la tv y la encendí en cualquier canal, luego tomé mi móvil y le envié un mensaje a Mike.

—¿Todo bien por allá?

—¿Es en serio? Hace veinte minutos que te fuiste. Deja ese móvil y piensa en otra cosa. Duérmete si se te complica no venir corriendo hasta aquí. Folla con tu mujer. Mira una película con ella. Fóllala. Repito... fóllala.

No puedo. No después de haber tocado a mi bonita.

—No iré. Solo necesito saber si todo está bien allí —contesto rápidamente. A los segundos contesta.

—No se apareció nuevamente Amadeo. Puedes estar tranquilo, si viene te avisaré.

No puedo responderle más porque aparece Alexa en la habitación y luego de desvestirse y ponerse su pijama se acuesta al lado mio.

—¿Te acostarás a estás horas? —pregunto— ¿no tienes que estar estudiando?

—Debería, pero siento que te estoy perdiendo y muero por dentro, no puedo concentrarme y estudiar.

—Alexa. No me perderás... —digo no muy convencido.

—¿Sabes que dices una cosa y haces otra verdad? ¿Lo notas? —dice abrazándome con mimo.

Tomo su rostro entre mis manos y le beso la punta de la nariz, ella sonríe y se sonroja.

—Discúlpame por todo lo que te he hecho pasar todo este tiempo, estoy completamente seguro de que no te mereces un hombre como yo a tu lado.

—No digas eso amor... no te despidas de mi... no me dejes con el vestido y nuestra boda a medio hacer.

Soy tan egoísta. Cómo puedo hacerle esto a la mujer que estuvo para mi en las peores y justamente por la mujer que me llevó hasta lo más hondo.

—No te dejaré mi vida... lo prometo. Sé que te fallé miles de veces y esta vez bien feo, pero no te fallaré más. Haré todo de mi para darte lo mejor.

—Quiero creerte, de verdad que quiero pero...

—¿Pero?... —la animo a continuar.

—¿Volverás mañana con ella? —dice bajito.

—Si. Pero solo a decirle la verdad, por más dura que sea para ella. Que ya no estamos más juntos.

—Elijo creerte amor... porque apuesto a lo nuestro, porque te amo muchísimo y no quiero perderte.

—No me perderás. Ven, veamos una peli que es temprano aún para dormir.

—Es buena idea —dice con una sonrisa tímida y así paso este maldito día alejado de ella.

A la mañana siguiente, desayuno con Alexa y cuando ambos terminamos le digo.

—Iré al hospital ¿quieres acompañarme? —que diga que no... que diga que no...

—No amor... tengo que estudiar que en menos de 48 hs rindo el último examen. —vaya que alivio— Confío en ti. Quiero creer en ti... —habla acercándose a mi y la tomo de la cintura— Sé que no puedo borrar tu pasado por más que quiera. Lo único que necesito saber es si me estás tomando en serio, si de verdad quieres pasar el resto de tu vida conmigo o si debemos cancelar desde ya nuestros planes de boda.

—Me casaré contigo Alexa, quiero pasar toda mi vida contigo.

—¿Por qué? —pregunta enseguida. Que cabrona.

—Porque te amo Alexa. Por que has estado conmigo en mis peores momentos y me hiciste salir de la mierda, porque me amas y lo noto con cada uno de tus actos, por eso amor.

—Esa respuesta me agrada —dice sonriendo y besándome. Sus labios me toman por sorpresa, tardo unos segundos en responder. Sé que la cagué en el momento en que me di cuenta de que no sentía lo mismo que cuando Venecia me besaba. Sé que podría haber parado toda esta locura en estos momentos y otra vez mis malditas decisiones arruinaron todo. Termino el beso luego de unos segundos y le acaricio el cabello.

—Me iré. Estudia mucho.

Dicho esto cojo mi chaqueta y me piro de allí con un remordimiento de los mil demonios.

Llego al hospital a las 6y30 a.m. Lo sé, muy temprano, pero necesitaba llegar antes que Amadeo.

—¿Llegó él? —le pregunto a Mike. Entre bostezos y riendo me contesta.

—Buenos días para ti también amigo, no agradezcas que me he desvelado toda la noche cuidando a tu bonita.

—Gilipollas. Contesta.

—No ha llegado aún. Debes tener un tiempo a solas antes de que llegue.

—Ok —me dirijo a la entrada y le digo— Gracias idiota. De verdad.

Mike ríe a carcajadas y lo dejó atrás. Recorro el pasillo con unas ansias terribles. La suerte está de mi lado porque no están sus amigos, pero entro y los encuentro a todos allí, durmiendo en el sillón de la antesala al cuarto. Joder. Todos acurrucados en el maldito sillón. ¿Por qué coño no se han largado? Veo también a la hermana de Venecia y me asombra el parecido que ya tienen ambas. La madre de Venecia está a su lado, despierta y me dice bajito al verme.

—Se despertó anoche, ha preguntado por ti entre sueños, se volvió a quitar la vía así que la han vuelto a dormir.

—¿Más drogas le han dado? —pregunto bajito para no despertar a los intrusos.

—Si, pero ha sido necesario, tuvo una noche terrible. Pide por ti, solo por ti. Te necesita Aiden. Sé que Amadeo me matará por esto, pero necesita de ti al menos hasta que caiga en la cruda realidad.

—Señora...

—No me digas señora, por favor. Llámame por mi nombre.

—De acuerdo Aurora, haré todo lo que esté en mis manos para que Venecia se recupere, pero entiende que Amadeo no me lo está poniendo fácil.

—Hablé con él anoche... —la interrumpo.

—¿Vino aquí? —mataré a Mike.

—No, hable por móvil. Él... entiende que la prioridad es Venecia, su recuperación. El doctor ha pasado a la madruga, le han hecho una resonancia y otro estudio más, efectivamente tiene un hematoma que será supervisado desde cerca, sino se achica entonces deberán intervenirla quirúrgicamente.

—No... no... eso es muy arriesgado —digo desesperado.

—Lo es. Pero si es la solución se deberá hacer. De momento debemos ir diciéndole las cosas más importantes, tratando de que no se altere, poco a poco.

—Ayudaré en lo que sea necesario.

Me acerco a Venecia y la observo dormir... es tan bella... tan perfectamente adictiva.

—Antes debemos hablar tu y yo —dice Amadeo entrando imponente.

Aquí vamos otra vez.

...

Fin de este capítulo, ¿que les pareció?

Los leo!!

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