-Capítulo Dieciocho-
Buenas tardes ♡ un poquito tarde pero aqui tienen el próximo capítulo.. Prometo actualizar este viernes... llegan mis vacaciones del trabajo asi que le dedicaré todo mi tiempo a este libro que es como mi hijo 🎀
Que lo disfruten 😊
...
《Aiden》
Nos miramos de forma amenazantes por unos segundos, asentí con la cabeza y salimos de la habitación con cuidado de no despertar a ningunos de los amontonados.
—Vamos a la cafetería de la esquina —habló Amadeo y simplemente lo seguí. En el camino recibí un mensaje de Alexa preguntando como iba todo, decidí contestarle para no angustiarla más.
—Todo bien amor. Estoy yendo a una cafetería con Amadeo.
—Ok. Compórtate ¿si? Te amo.
—Igual —respondí y me guardé el móvil en el bolsillo de la chaqueta.
Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, pedimos nuestros cafés y hasta ese momento Amadeo conectó su mirada conmigo y comenzó a hablar.
—No ha tenido una buena noche... sus estudios han salido fatal. Me han avisado que por el golpe en su cabeza esta amnesia puede durarle para siempre. Estoy realmente acojonado... me siento culpable, me siento una mierda...
—Sientes que todo está volviendo ¿no es así? —escupo— toda la mierda que me hiciste, que nos hiciste, todo está volviendo. Lo llaman karma —sonrío de lado.
—Aiden. No me lo estás poniendo fácil... —sisea bajito.
—Tu tampoco Amadeo. —sentencio. Respira profundo luego de tomar un sorbo de café y dice.
—Te hablo hoy como el amigo que una vez fuimos. Aquel amigo que te apoyó en todas tus mierdas, que sirvió de confidente, de tapadero, de oído, de aguantadero en tus momentos más jodidos. Te hablo como el hermano que una vez fui para ti... la amo. Estoy jodidamente enamorado de ella. Amo a Venecia y la hermosa familia que formamos, amo dormirme cada día con ella y amo que sea la primera persona en la que pienso y veo al despertar. No me jodas esto. Sabes que nunca he tenido una verdadera familia, no rompas esto. Hazte a un lado, déjanos en paz.
Río amargamente. Es un gilipollas pero con todas las letras. En realidad esa palabra le queda chica. Es un tremendo hijo de puta. La lleva clara si cree que dejaré a Venecia en paz.
—¿Crees que me conmoverás con tus palabras ensayadas? ¿Crees que creeré algo de lo que sale de tu sucia boca cuando siendo mi maldito amigo me jugaste sucio y te fuiste con mi chica? ¿Me crees imbécil? ¿Aún te has olvidado de mi? ¿De como soy? Si lo has hecho, déjame refrescar tu memoria y decirte que no aprovecharé esta oportunidad que me diste tu mismo al embocarle una buena a Venecia. No te recuerda. No recuerda nada de ti y eso no puedes cambiarlo.
Amadeo aprieta sus puños y justo cuando está por levantarse y golpearme le digo.
—Hay cámaras aquí. ¿No serás tan idiota de golpearme frente a cámaras y presentes verdad? Porque no me temblará el pulso para meterte unos días tras las rejas y ganar cancha con Venecia.
Amadeo titubea y golpea levemente la mesa, sin llamar la atención de nadie aún.
—Aiden... déjanos en paz por las buenas o actuaré por las malas.
—¿Qué sería por las malas?
—Me llevaré a mi mujer al otro lado del mundo y volveré a enamorarla, ¿crees que si pude quitartela una vez no podré otra? Me la follaba en tus narices.
Esa fue la gota que revalsó el vaso. Lo que creí que terminaría con él tras las rejas terminó al revés, yo tiré todo lo que estaba en la mesilla del demonio y comencé a darle duro. El gilipollas no se defendió ni una sola vez, y cuando creí que estaba a punto de desmayarse, dos policías nos separan y me llevan preso, Amadeo va al maldito hospital a ser atendido.
《Amadeo》
Nada me devastó tanto como ver los ojitos de Venecia al mirar a Aiden. Fue tanto el shock que llegué a preguntarme si alguna vez me miró de aquella forma a mi. Tenía un brillo especial en sus ojos que te dejaban sin aliento. Si... definitivamente la había visto así... cuando nació Malaika, ¿pero antes? No lo sé.
Hablé con Camilo muy seriamente. Aún recuerdos sus palabras.
—No te recuerda, eso está claro, pero te ama. Lo he visto. Piensa con la mente fría, la has podido enamorar una vez, ¿por qué no podrías otra?
—Porque está en el medio el otro gilipollas.
—Antes también estuvo y pudiste lograr enamorarla.
—¿Tu crees? —pregunto en un hilo de voz— No se si ella me amó alguna vez... no lo sé.
—Te amó Amadeo. Que tu el último tiempo hayas sido un cabrón no quita que ella te amó. Lo he visto. Maddie también está convencida de que te ama. Piensa en los momentos lindos que han vivido y recuerda, agárrate de eso para poder poder seguir.
No estoy seguro si me amó o no... pero debo luchar con todas mis fuerzas por ella, porque de algo estoy segura, lo vale.
Y aquí estoy, en el hospital, una enfermera con ojos gatunos está curando las heridas que me provocó el gilipollas de Aiden.
—¿Por qué no te has defendido? —pregunta en lo que me pasa una aguja por la ceja izquierda.
—Cuidado... —pido, pues comienza a escocer— no quería terminar entre rejas, mi mujer me necesita.
Veo la evidente desilusión en sus facciones, pero no tengo tiempo de más líos de faldas. Con Paula tengo demasiado.
—Ya están todas las heridas desinfectadas, ten, estos calmantes te harán bien para el dolor. Deberás venir a que te quiten los puntos en cinco días.
—Ok —solo digo, tomo el vaso que me tiende, la pastilla y frente a su atenta mirada lo tomo. Luego digo un simple gracias y me dirijo a la habitación de Venecia.
Al entrar encuentro a todos sus amigos aún dormidos. Mi suegra tomando un té al lado de Venecia que duerme aún.
—¿Cuánto tiempo ha dormido? —pregunto.
—Amadeo. Buenos días. Toda la noche ¿Mali con quien está?
—Con Maddie, cuando me fui aún dormía. ¿Por qué no vas con ella? Le hará bien verte... debo... es importante que esté aquí cuando Venecia despierte, debo contarle de nuestra hija.
—¿Nuestra? —dice tomándome por total sorpresa. Me tambaleo levemente hacia atrás, joder, nada me sale como quiero últimamente.
—Hija... al fin despiertas ¿cómo te sientes?
—Bien mamá. —le responde y me mira— ¿Es verdad lo que oí?, ¿tenemos una hija? —trago grueso y miro a su madre que levemente me da un asentimiento de cabeza.
—Si Venecia. Formamos una bella familia. —digo en un hilo de voz.
—Los dejo solos hija. Necesitan hablar. No te exaltes, escúchalo ¿si? Todo saldrá bien, estamos toda tu familia y amigos aquí contigo.
Venecia asiente con lagrimas formándose en sus bellos ojos. Vemos como mi suegra despierta a todos, que se marchan a regañadientes, todos saludando a Venecia a lo lejos.
—Todos están aquí... —dice Venecia bajito— los he preocupado ¿verdad?
—No te das una idea... —hablo tragándome el nudo que se formó en mi garganta— Venecia... tengo que contarte lo que has olvidado...
—¿Engañé a Aiden contigo? ¿Eso fue lo que sucedió? —pregunta un poco alterada, mierda— ¡Destruí su amistad de años? ¡Fui capaz de tanto?
—No... escucha. Es... un poco más complejo, cálmate y te contaré todo ¡si? —me acerco lo más posible a ella y noto que inmediatamente se hecha hacia atrás. Joder— Puedo explicártelo todo, pero necesitas mantener la calma.
—Estoy calmada y dispuesta a escucharte —Venecia desvía su mirada hacia la puerta y aprieto el puño para contenerme de ir a la estación de policía a rematar a ese idiota.
—Él no vendrá. No hoy —me duele ver que ni se ha fijado en mis heridas, solo piensa en él.
—¿Qué le sucedió? —pregunta alarmada.
—Está tras las rejas, por golpearme en una cafetería.
—Oh Amadeo... lo siento... yo... estoy muy asustada, es tan frustrante no recordarte... no recordar gran parte de mi. ¿Estás bien?
—Físicamente si —sentencio y luego suavizo el rostro— te necesitamos Venecia, no imaginas cuanto.
—Iré contigo Amadeo. Sé que es donde debo estar. Solo... te pido... no me presiones.
Aire llega finalmente a mis pulmones. No sabía cuanto necesitaba esa respuesta de ella hasta que llegó. Tenía terror de que no quiera ir con nosotros. No podría obligarla de ser asi.
—Gracias Venecia. Gracias por intentarlo.
—Lo daré todo de mi por recordar... pero antes... necesito hablar con Aiden.
La estocada. Ahi estaba.
—¿Para qué necesitas hablar con él? Hace años que no se veían —omito los detalles escabrosos, no tienen sentido— acabamos de llegar de otro país, estuvimos años fuera.
—¿Años fuera? Pero porque nos fuimos... si yo estaba estudiando aquí —comienza a hablar más para ella que para mi.
—Debimos irnos y fue lo mejor para todos. Te recibiste con honores dulzura. Eres la mejor.
—¿Lo soy? —pregunta sorprendida.
—Creeme. No te mentiría en nada.
Nos interrumpió el médico para hacerle una última revisión y análisis que en cuestión de horas estuvo ok y finalmente le dieron el alta en horas de la tarde. Debía volver en siete días a control por el hematoma de su cerebro, pero todo estaba ok para irnos. Me ponía de los nervios que no tuve más tiempo a solas para hablar de como seguir. Pero de una cosa estaba seguro, la llevaría conmigo si o si.
—¿Te sientes bien? —le pregunta Samantha.
—Me duele un poco la cabeza, pero los calmantes me ayudan bastante. ¿Me han preparado mis cosas ya?
—Todo ok para que vayas a casa hermanita —habla Cailin.
—Eso es bueno... —dice sonriendo y agrego.
—Irás conmigo.
—Claro... —asegura Venecia y me deja momentáneamente calmado.
—De ninguna manera —acota su madre— no está en condiciones de recibir noticias fuertes o que puedan alterarla. Irá con nosotras, a su hogar. Al menos por un tiempo.
—Su hija la necesita. Es allí en donde debe estar —siseo perdiendo la cordura.
—No comprendes que ahora la prioridad es ella, al menos hasta que asimile todo. Su estado no es alarmante pero podría empeorar si recibe información de más.
—Es su hija. La necesita. Es allí donde tiene que estar —digo a punto de perder los papeles.
—Podemos llevarnos a Mali con nosotras. Al menos algunos días.
—
¡De ninguna manera me quitarán a mi hija! —espeto.
—¡Basta! Iré con Amadeo —sentencia Venecia— ese es mi lugar. Deseo conocerla, creo que si vuelvo a mi hogar recuperaré mi memoria... o parte de ella al menos. Madre... Amadeo me cuidará, siempre lo ha hecho, estoy bien con él.
—Hija... ven con nosotros. Al menos unos días —insiste mirándome con todo el odio que no sabía que tenía guardado para mi. Vaya que se lo tenía bien guardado.
—Con el dolor de cabeza que tengo no soportaría el viaje mamá —dice sonriendo— Además mi hija me necesita. Y yo... necesito estar con ellos. Lo siento muy dentro de mi.
No puedo creer que estemos perdiendo el tiempo discutiendo esto.
—Si esa es tu decisión lo entenderemos —dice Cailin abrazandola— cualquier cosa que necesites nos llamas ¿si? A la hora que sea. Estamos para ti ¿ok?
—Ok —solo dice y emprendemos la marcha hacia los coches. Yo tomo el bolso de Venecia y lo cargo al coche cuando llegamos al estacionamiento. Venecia se despide de todos, Samantha me da los medicamentos que deberá tomar por unos diez días al menos y una vez que todos se marchan nos subimos a mi coche y le abrocho el cinturón. Pienso que por fin puedo respirar pero Aiden se aparece frente a nosotros y aporrea la ventanilla del lado de Venecia, ella baja el vidrio y se miran un momento.
—Aiden...
—Necesito saber si estarás bien —le pregunta.
—Lo estaré —afirma segura.
—Antes de que todo esto sucediera... ibas... comenzarías a trabajar nuevamente en la empresa —habla Aiden muy nervioso— si estás bien mañana mismo puedes incorporarte, debo explicarte todo detalladamente ya que soy el nuevo presidente, pero puedes comenzar mañana.
—¿El nuevo presidente? ¿Y tu padre? —pregunta asustada.
—Él... se retiró. Está bien, solo un poco viejo.
—Viejo... —repite Venecia y luego de asimilarlo sigue hablando— Ok. Si mañana me encuentro bien iré. No te prometo nada ¿si? Dame unos días de tregua.
Ambos ríen tras el comentario y carraspeo furioso. Venecia se incorpora en su asiento y Aiden fija su seria mirada en mi para luego decir.
—Dame tu móvil —le pide y Venecia se lo intenta dar.
—Ni de coña —aseguro y Venecia detiene su móvil a mitad de camino.
—No seas idiota. Trabaja en mi empresa. ¿Crees que no será fácil para mi conseguirlo?
Venecia me mira con culpa por su acción y me dice.
—Si estás más tranquilo no le daré mi número —luego lo mira a él-— Te avisará Amadeo como me encuentre mañana. Le consultaré al doctor, pero me ha dicho que puedo hacer vida normal.
—Venecia... -lo interrumpe.
-Hasta mañana Aiden -y aprovecho a cerrarle la ventanilla, arrancar el coche y pirarme lejos de ese imbécil. No vamos mas que dos cuadras que Venecia habla.
-Es muy difícil esto para mi...
-Y para mi, ni te lo imaginas Venecia... -digo con toda la culpa del mundo. Si está asi es por mi maldita culpa. No dejo de darle vueltas al asunto. Si tan solo mi orgullo me hubiera permitido dormir con ella aquella noche... lo deseaba. Joder. Deseaba meterme a esa cama con ella pero como sabría que la follaría en el acto me fui como un gilipollas a la habitación de invitados. Ese fue el peor error de mi vida... y la pagaría con creces.
Llegamos a nuestro edificio y lo mira sorprendida.
-¿Recuerdas algo?
-Nada... -dice despacio- pero es impresionante el lugar en el que vives.
-Vivimos Venecia. Ambos vivimos aqui. Tu elegiste el lugar.
-¿Yo? No.. Yo no puedo permitirme algo asi...
-Puedes. Podemos... -no puedo soltarle que tiene dinero, no aún.
Entramos al acensor en total silencio. Cuando llegamos a nuestro piso le digo.
-¿Estás preparada o quieres tomarte un minuto?
-Estoy preparada. Necesito verla Amadeo... me urge estar con ella.
No la detengo más y camino hacia la puerta de nuestro piso, paso despacio la llave por la cerradura, observando de reojo cada uno de sus movimientos y facciones. Parece muerta de terror. Mierda.
Abro la puerta y entramos, Mali está jugando con unos bloques en la alfombra mientras Maddie le alcanza los bloques, mi niña los apila y tira a todos lado. Cuando Mali se da cuenta de que su mamá llegó comienza a gatear hacia ella diciendo.
-¡Mamá! ¡Mamamamamama!.
Venecia se arrodilla y la espera. Cuando llega a ella la abraza y le dice.
-Hola pequeñita... mamá llegó...
Observo sus ojos aguados y me mata la culpa. Todo esto es una mierda pero sigue siendo mi maldita culpa. Pero también se que de mi depende que todo vuelva a estar mejor que antes. Y lo estará. Por mis hijos juro que lo estará.
-Hola mi amor... Mamá regresó -hablo y le toco las pequeñas ebras de cabello que tiene. Mali no se desprende de Venecia y ella no quiere dejarla ir tampoco. Instinto le llaman.
-Que bueno que estas aquí amiga -le dice Maddie- Malaika te ha extrañado tanto. Ya no sabía que hacer con ella.
-No me volveré a ir... -le responde a la niña.
-No queremos que te vayas. -sentencio y Venecia conecta su mirada conmigo. Podría jurar que es una mirada cargada de amor...
-Siento que los amo tanto... -me dice de pronto dejandome helado.
-Sabía que aquí estarías bien Venecia, junto a tu familia.
Venecia se levanta del piso y va con su niña cargada en brazos al sillón. Allí Mali le destapa un pecho y mi mujer queda de piedra.
-¿Qué hago? -dice preocupada. Su mirada me llena de amor.
-Déjala. Ella sola sabe tomar... -digo rápidamente. Efectivamente Mali toma el pecho de Venecia y como lo he visto en inmumerables veces comienza a succionar y a alimentarse.
-Esto es increíble... -dice muy bajito.
Maddie con lágrimas en las ojos y una sonrisa que sé que es verdadera se comienza a alejar de nosotros, para darnos la privacidad que necesita. Venecia escucha el clic de la puerta cerrarse y mira un instante, como asustada. Luego vuelve su mirada hacia Mali que vacía en unos cuantos minutos el pecho de mi mujer.
-No se ha llenado aún, necesita el otro pecho.
-Ok. Entiendo -dice rápidamente. Con una naturalidad increíble da vuelta a su hija y le ofrece el siguiente pecho.
-Eres hermosa bebé... -dice- ¿Asi de glotona es siempre? -pregunta.
-No siempre... come muy bien, pero estos días han sido duros para ella, sin ti... no toma biberón, por lo que no ha sido fácil.
-No me iré nunca más niña hermosa... -dice- se que no es suficiente, pero lucharé para recordarte.
-Eso es todo lo que necesitamos ahorita -le digo a Venecia y acaricio su cabello. Se exalta por un momento y eso provoca que Mali llore, mi mujer repele a mi contacto y me frustra tanto.
-¿Donde está su cuarto? -dice luego de que Mali se duerme entre sus vrazos, estaba exhausta.
-Segunda puerta a la izquierda -digo señalando al pasillo y agrego- nuestro cuarto es el siguiente.
Se para en seco y me dice con ojitos asustados.
-¿Dormiremos juntos? -me acerco hacia ella de manera cautelosa.
-Sos mi mujer Venecia, ¿por qué no dormiremos juntos? Siendo amigos hemos compartido una cama, ¿o eso no lo recuerdas?
—Llevaré a la niña a dormir.
No me pasó desapercibido que no la llama su hija. Dios. Esto será más de lo que creo poder soportar.
Y lo peor aún estaba por llegar.
...
Fin de este capítulo. El viernes tendrán el próximo capítulo ♡
—
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