-Capítulo Cuatro-
《Aiden》
Uno, dos, tres pitidos suenan del otro lado.
-¿Sami? Dime... -su voz... su dulce y tierna voz... esa que tanto extrañé, que tanto me hizo falta. Me desconcierta unos segundos, me cuesta centrarme.
-¿Sam?, ¿Pasa algo? -vuelve a preguntar sacándome de mis pensamientos.
-Venecia -digo.
Silencio. Del otro lado solo se oye silencio. Aunque no soy idiota, noto de fondo su respiración entrecortada. Le afectó tanto como a mi escuchar mi voz...
-Aiden -murmura con la voz temblorosa. Está llorando joder, llorando.
-¿Por qué lloras? -digo en un hilo de voz. Cabreado porque no tendría porque coño llorar, si fue ella la que me engañó y terminó con todo lo nuestro.
-Perdón... se que no tengo que llorar... -responde como puede.
-¿Me quieres? -pregunto en un arrebato.
-Aiden... -me dice y siseo.
-¡Contéstame!
-Basta Aiden. Basta de lastimarnos.
-Qué fácil fue para ti cambiarme, si conmigo lo tenías todo, ¡No entiendo que has ganado con engañarme! -grito perdiendo los papeles.
Samanta me pide con la mirada que intente calmarme pero imposible porque cada que oigo su voz la veo follando con quien fue mi mejor amigo. Creí que podría olvidarlo. Pero es imposible.
-Aiden. ¿Para qué me llamas? ¿Qué quieres? ¡¿ATORMENTARME?! ¡Sigue con tu vida y olvídame! -me dice y corta la llamada.
Quedo con el móvil unos segundos más en la oreja y una lágrima apenas perceptible cae por mi mejilla. Sé que Sam ha alcanzado a verla. Me la quito furioso y le devuelvo el móvil a Samanta.
-Esta fue la última vez que intenté hablar con ella -digo tratando de convencerme a mi mismo. Aún no puedo creer su contestación, después de tanto tiempo, porqué carajos es tan insensible... y yo que me había replanteado perdonarla después de la mierda que me hizo. Maldita zorra. Como todas las mujeres.
-Aiden... déjala seguir. Intenta ser feliz con otra persona que no sea ella... o contigo mismo primero.
-Lo haré. Te juro que lo haré -digo y emprendo camino hacia mi coche. Antes me detengo y le pregunto a Sam.
-¿Dónde está?
-En Puerto Rico.
Asiento y me voy al primer bar que encuentro. Necesito alcohol en mi sangre urgentemente. Si no la saco de mi mente ya, cometeré una completa locura. Las ganas de buscarla y follarla hasta hacerla cambiar de opinión pasan por mi mente. Mi maldito padre tenía razón, de saber su ubicación, lo primero que haría sería ir corriendo a buscarla. Así de patético soy.
Me follo la primer mujerzuela que se me insinúa en el bar y me fastidia ver que es demasiado parecida a Venecia. No, no. Esto es justamente lo que no necesito para hoy. La follo contra la pared del baño inmundo del bar, sin importarme si ella lo disfruta o no. Solo lo hago para descargar un poco de mi ira irracional. Boto el condón en el tacho de basura y me dirijo a mi coche. Manejo al piso de Will como puedo, porque soy totalmente consciente de que Alexa estará en mi piso, ya hasta llaves tiene, no sé porque carajos le di tanto control sobre mi vida.
-¡Vas hasta el culo de alcohol Aiden! -brama Will al verme.
-No me grites. Hoy no -pido y me tiro en su cómodo sillón.
-Tienes suerte de que hoy no está tu hermana conmigo, sino te iría como en feria -dice y va en busca de un café amargo que tomo de a sorbos cortos, a regañadientes.
-Deja de sermonearme -pido dejando el café y tirándome en el sofá.
-Ven. Vamos a la habitación de invitados.
-¿Tienes una? -pregunto divertido- Lo tendré en cuenta.
-¿Para evitar a Alexa cada que folles con alguna otra mujer? -pregunta negando con la cabeza.
-No me analices, joder.
-Olvídala Aiden. Solo te haces mal... a ti y a todo mundo que te quiere y quiere verte bien.
-Lo haré. Se terminó andar como la mierda. Se terminó llorar por alguien que nunca me quiso realmente.
-Yo no creo eso, pero si creo que no pueden estar juntos, son hermanos y no hay nada que puedas hacer para cambiar eso, deben... simplemente... aprender a vivir con ello.
-Que fácil es para ti decirlo -gruño y me voy a dormir, lo necesito urgentemente.
...
La mañana siguiente fue terrible. Parecía que mi cabeza se partía. Oí la voz a lo lejos de mi hermana... mierda. Lo único que me faltaba. Quería largarme de aquí pero sin tener que verla a ella. Sabia la que me esperaba, pero con ganas de terminar esto pronto me fui al baño, me duché y salí disparado a la cocina.
-Bonitas fachas hermano -dice Aldana.
-Ni me hables. Me duele la cabeza -digo y tomo una botella de agua para beberla completa.
-Creo que debemos hablar -dice despacio. No contesto, por lo que prosigue- debes rearmar tu vida Aiden. Me duele verte destruirte...
-¿Acaso te he pedido un consejo? -medio grito y la exalto pero se recompone rapidísimo y me dice.
-Pero yo quiero dártelo. Me importas hermano. Me importas demasiado. Quiero verte bien, feliz, sonriendo.
Me río sin ganas y luego digo.
-Ese Aiden está muerto. Confórmate con la versión que vez ahora, que la tendrás por muchos... muchos... años.
Tiro la botella a la basura y me dirijo a la salida. Aldana me llama a los gritos pero no le hago caso. Me voy a la central, no quiero llegar a mi piso porque sé quien me espera allí... me vuelvo a duchar en el cuarto de baño de la central y luego pongo a cargar mi móvil, ya sin vida desde la noche anterior.
Abren la puerta de mi oficina abruptamente. Alexa. Genial.
-¿Se puede saber qué demonios te ocurre que no coges mis llamadas, ni te apareces por casa?
-¿Perdona? -digo de poco humor. En eso aparece Glenda con el café que le pedí nada más llegar.
-Siento interrumpir. Aquí tienes el café Aiden. En quince minutos tenemos reunión general.
Asiento y me dirijo nuevamente a una colérica Alexa.
-Alexa. Yo no te debo explicaciones de nada, ¿entiendes? -silencio, solo silencio de su parte- anoche no llegué porque me emborraché hasta la coronilla y follé con una tipa en un bar, no me apetecía luego follar contigo, ¿lo entiend...
No me dejo terminar la frase. La bofetada que me dio me giró completamente la cara. Vaya que sabe pegar.
-Eres un total gilipollas. Lo único que haces es destruir todo a tu alrededor. Destruir a las personas que te aman de verdad. Destruir lo poco bonito que tienes.
Solo la mención de esa palabra: bonito... me recordó a ella y entré en un círculo destructivo. Ese que me hace joderlo completamente todo... así como decía Alexa que estaba haciendo.
-Te callas la puta boca -sentencié- no quiero oírte. Me tienes harto. Junta tus cosas de mi maldito piso y dame las llaves. No podemos seguir más en esto que tenemos. Te conseguiré el mejor guardaespaldas, porque a pesar de todas mis mierdas, soy un profesional. Pero a mi no me verás más ni en pintura -dicho esto tome un gran sorbo de mi caliente café y salí camino a la reunión general. Poco me importó dejarla llorando en mi oficina. Alcancé a oírle decir.
-Es que no entiendes que yo te quiero a ti y solo ti cuidándome -le respondí, aunque no creo que me haya oído.
-No soy bueno para cuidar a nadie así...
...
La reunión general fue una total mierda. Aún no podíamos dar con León y sus malditos hombres. En el fondo deseaba acabar con él y su mierda porque eso significaría el inminente regreso de ella... pero verla con Amadeo sería una daga profunda en medio del corazón... echarle más sal a la herida. No podría verlos juntos, joder, no.
Tenemos una gran pista. Vamos tras ella, pero es muy, muy peligroso... tanto que necesitan la ayuda de Amadeo que hizo una capacitación intensiva en esa rama estos malditos 6 meses ¡Es que no lo podía creer! ¡No puedo soportarlo! ¡Conmigo tienen más que suficiente!
-Necesito hablar contigo -me dice Will yendo a su oficina. Lo sigo porque pararé esta mierda, pero ya.
-No aceptaré una negativa de tu parte, ¿me oíste Aiden? -brama Will nada más entrar a su oficina- sabes el peligro que corre todo tu maldito equipo y si necesitamos, solo por esta misión, los servicios de Amadeo es porque se estuvo capacitando en ese aspecto que, joder Aiden, descuidaste demasiado estos meses. Sabes bien que tu deberías haberte capacitado, perdiste tres viajes de formación intensiva por andar borracho hasta el culo.
-¡Genial!, ¡SIMPLEMENTE GENIAL!, ¡¿Ahora es mi maldita culpa?!, ¡¡TODO MI MALDITA CULPA!! -espeto totalmente alterado.
-Siéntate -pide sacándose los lentes y frotándose los ojos enérgicamente. Luce totalmente cansado y contrariado. Ya somos dos Will...
-¿No puedes llamar a otra persona?, ¿Tiene que ser él?... ¿Justamente él?
-Si Aiden. Tiene que se él. A mi tampoco me agradó llamarlo. Lo que te hizo hablar muy mal de él, pero lo necesitamos, y si yo pude tragarme mi orgullo y pedirle que trabaje en esta misión para nosotros, tu también podrás.
-Pero... -joder, odio tener que preguntar esto, pero Will me conoce, que más da- ¿Y quien cuidará de ella?
-Esta custodiada por aproximadamente 35 guardaespaldas Aiden, créeme que no pasará nada si Amadeo se ausenta una semana.
-Es que Will. Lo mataré. Solo verlo... no, no puedo.
-¡¿Qué quieres entonces?! ¡CORRER EL MALDITO RIESGO DE MATAR A TODA TU TROPA? -Will pega un puño al escritorio, tirando cosas en el proceso. No consigue espantarme ni un poquito, he visto cosas peores.
-Podré con la misión. Lo juro -digo no muy convencido.
-¿De verdad tu maldito orgullo puede más que la protección de tu gente? -dice furioso- Vete. Sal de mi maldita oficina.
Salgo dando un portazo. Me dirijo a mi oficina. Haré un par de llamadas, tengo que encontrar a alguien mejor que el "eficiente desactivador de bombas y explosivos de última generación Amadeo" o moriré de rabia al verlo volver.
Después de siete malditas llamadas, grito de pura frustración. Nadie de mis conocidos puede desactivar el tipo de explosivos que nos aguardan en aquella mansión del demonio a la que queremos entrar. Joder, joder. Tendré que tragarme el maldito orgullo y volver a trabajar con él... o para él que es mucho peor.
Golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos.
-Pasa -solo digo.
-Disculpa por venir, sé que tus ánimos no son los mejores -entra despacio Julieta y se para a un costado.
-Siéntate, no muerdo -digo sonriendo de lado.
-Cuando quieres si -responde entendiendo mi indirecta.
-¿Qué necesitas? -pregunto, no debí entrar en ese tipo de conversación con ella. Lo que menos quiero es volver a tener problemas aquí, con mi gente.
-Quería darte un consejo.
-Un consejo, ¿tu a mi? -digo despacio, descansando mi espalda en mi sillón. Esto se está poniendo interesante. La noto muy nerviosa.
-Si... pues, tu tómalo como quieras, pero creo que, ante el inminente regreso de Amadeo, en vez de cabrearte con media central y darte de golpes con el mundo, debes demostrar que no te importa en absoluto ni él ni ella. La indiferencia Aiden, es el peor de los castigos, es como un veneno. Debes demostrarle que eres mejor persona que él, que estas por encima de él, que no necesitas jugar sucio para tener a quien quieras a tu lado y que eres el mejor.
Vaya. He quedado en blanco. Eso fue muy tierno de su parte. Nunca imaginé que me diría aquello.
-Di algo, por favor -suplica jugando con el dobladillo de su camisa.
-Gracias por tus palabras... supongo. -reacciono y sigo- Es muy fácil decirlo, pero realmente me encuentro en el fondo y no encuentro cómo carajos salir de allí. -con ella no puedo mentir, siempre, de una u otra forma, estuvo a mi lado. No solo follé con Julieta nada más descubrir lo que me hizo Elaia, ella... fue mi amiga la mayor parte del tiempo, me ayudó muchísimo su apoyo en los momentos más difíciles, y aquí vuelve a estar para mi, cuando no soy más que un cabrón con ella.
-Puedo ayudarte, Aiden -alzo una ceja. No necesito mezclar todo de nuevo, no con ella- no malinterpretes mis palabras, por favor. -se ataja- Yo, ya te superé. Hablo de ayudarte a ser el mismo hombre de siempre, a darle por culo a Amadeo por ser tan gilipollas y mal amigo...
Sonrío, de verdad sonrío. Agradecido por sus palabras, que sin querer, me sacan de mi estado explosivo.
-¿Qué tienes en mente? -digo y sonríe ampliamente- Oh... oh... esa sonrisa no depara nada bueno -la pincho y salen bellas carcajadas de su boca.
-Créeme, puedo ser una perra cuando quiero -dicho esto procede a contarme todo lo que su enferma cabecita pensó. Nunca lo hubiera imaginado, Julieta... Julieta... creo que tienes mucha razón. Esto es lo que necesito...
...
《Amadeo》
Nada me ponía de peor humor que la llamada que recibí de Will. Técnicamente no trabajaba más para él. Me echó a patadas cuando se enteró de todo lo que planeé para poder estar con Venencia, según él era muy sucio mi juego, pero yo no lo creía así... en fin, era parte ya del equipo de Max, aquí en Puerto Rico, pero como esto implicaba un beneficio para Venecia, no lo dudé y acepté volver para aquella maldita misión, aunque eso signifique enfrentar a Aiden.
-Venecia, ¿estás ocupada? -pregunto al golpear en la puerta de su habitación. Vivimos en una mansión blindada, estoy en la planta alta con Venecia, tres guardaespaldas y los sirvientes de la mansión viven en la planta de abajo, que es donde están los cuartos del servicio; allí se encuentran también la cocina, sala principal, comedor.
Venecia pasa la mayor parte del tiempo o en su cuarto, pintando cuadros -su nuevo pasatiempo- o en la sala principal, estudiando en compañía de Maddie, que por su protección, terminó viviendo aquí con nosotros. Su relación es muy buena, ya pudieron arreglar todos sus líos y discusiones del pasado y se volvieron muy unidas. Ella vive hace unas semanas en la cabaña que esta junto a la mansión, con su guardaespaldas y actualmente novio. Se enamoraron nada más conocerse, que envidia y de la mala les tengo... todo el tiempo están metiéndose mano, besándose, abrazados. Lo que daría yo por estar así con Venecia. Hay mi dulzura... sinceramente, pensé que sería más fácil llegar a tu corazón una vez estando aquí, pero estás tan amargada con la vida y tan dolida, que es imposible avanzar contigo.
Vuelvo a llamar a la puerta, parece que no me escucha...
-¡Pasa! -dice y abro la puerta, quedando boquiabierto- Perdona, estaba saliendo de ducharme, aquí hace demasiado calor a estas horas -va envuelta en una toalla, solo en una toalla. Que horrible guantazo del destino, poder ver lo que no se puede tener... tocar...
-Solo a ti se te ocurre no usar el aire acondicionado para ayudar al planeta, a estas horas está insoportable sino prendes ese maldito aparato.
-¡Mira mi habitación! -dice graciosa, moviéndose enérgicamente, y salpicándome con gotitas de agua, joder, joder- ¡Es enorme!, ¡Ese aparato del demonio debe gastar una fortuna!
-Pero tu padre es rico, mujer. Que andas fijándote en eso...
-Me conoces Amadeo, yo no soy de derrochar. De no ser estrictamente necesario no lo prenderé, de paso ayudo al planeta, ¿sabes todo lo que se necesita de energía para que ese aparato del demonio funcione? -habla tan frenéticamente, moviendo sus manos de aquí para allá, que no se da cuenta que su toalla está a punto de ceder y caer al suelo... madre mía. Es bellísima. Su toalla cae, efectivamente al suelo y queda roja como un tomate- ¡Oh por Dios!, ¡Disculpa Amadeo! -me dice tapándose como puede. Me acerco a ella y dejo mis manos en su cintura. Tocar su piel, después de tantos meses en que no dejó ni acercar, me mata lentamente.
-Venecia... -me acerco lentamente a ella al ver que, aunque tensa, se deja acercar- eres una mujer bellísima. Bellísima. No te avergüences de que te vea así...
-Amadeo... -dice con pocas fuerzas. Creo que poco a poco estoy ganando la batalla, por eso, justamente por eso, no quería irme en estos momentos. ¡Mierda!- Esto... esta mal... -sigue hablando entrecortadamente, yo me aprovecho de eso y dejo un beso en el hueco de su cuello, joder, ese aroma, tan fresco, tan ella... No dejaré pasar esta oportunidad ahora que me dejo tocarla.
-No esta mal si te hace sentir así, si te hace vibrar así... -digo en lo que voy dejando besos en su cuello y subo por su mandíbula hasta apoderarme de sus labios. Me corresponde en el acto. Mis manos, hábiles, se cuelan por debajo de la toalla que Venecia logró tomar de nuevo y se deleitan en su coño. Joder, ¿esto realmente está ocurriendo?
Sus gemidos, causados por mi, son un bálsamo a mi herido y rechazado corazón. Sus pliegues están húmedos, sin dudarlo, cuelo dos dedos en su entrada. Venecia gime en respuesta y comienzo a bombear. Cuando creo que por fin, la tendré para mi, golpes en la puerta la exaltan y se aparta de mi bruscamente, ¡MALDITO SEA TODO EL MUNDO!
-¿Venecia?, ¿estás ahí? -dice Maddie.
Venecia me manda al baño de un solo empujón y dice.
-Si, Maddie, ya voy -vuelve a ver, detrás de su hombro, si efectivamente me metí al maldito cuarto de baño y abre la puerta.
-¿Te estabas bañando?, ¿a estas horas? -pregunta Maddie, dejé entreabierta la puerta a propósito, para escuchar lo que hablan.
-Si, tenía calor -solo dice.
-Joder, Vene, si estás roja entera -le dice su amiga, muero por ver su cara en estos momentos, debe ser todo un poema- se nota que tienes calor, prende ese aparato.
Se escucha el pip característico del aire, por lo que deduzco que Maddie lo prendió.
-¿Qué quieres Maddie? Espérame a que me vista.
-En realidad estoy buscando a Amadeo, Camilo lo está buscando y no lo encuentra.
-¿Y yo como sabría donde carajos está Maddie? ¡Me estaba duchando! -medio grita y una sonrisa traviesa escapa de mis labios.
-Ya. No te alteres. Iré a buscarlo a su habitación, parece algo importante.
-Ve, fíjate -pide- yo bajo en unos minutos -vuelve a hablar Venecia y luego de unos segundos más escucho la puerta cerrarse. Salgo divertido y al llegar a ella la acorralo contra la puerta de su cuarto.
-¿Por qué está tan roja señorita? -sonrío al ver su evidente bochorno- ¿Acaso tiene mucho calor?
-¡Amadeo!, ¡Ve por favor!, ¡Me muero si vuelve y nos encuentra aquí, así!
Por un momento me debato entre rodearla con mis brazos y no dejarla ir más o ver qué demonios quiere Camilo. Decido dejarlo estar, temo que si la obligo se asuste y huya de mi como ha hecho estos infernales meses.
-Como mande señorita. En un rato te veo, necesito hablar contigo -digo.
-¿Ocurre algo Ama? -responde preocupada. Le toco la punta de la nariz y respondo.
-Nada dulzura. En un rato estoy contigo -la beso una vez más y me corresponde con ganas, la presiono contra mi para que sienta mi erección, necesito que vea cuánto me ha jodido. Jodido de verdad. Estoy ciegamente enamorado de ella. De eso.. no hay vuelta atrás. A regañadientes me separo, dejando besitos en su mejilla y otra vez en la comisura de sus labios.
-Ve, Ama... -suplica pero no me suelta del todo.
-Volveré dulzura. Y terminaremos con esto que dejamos a medias.
Sonrío y salgo de su habitación, odiando a Camilo y Maddie con todas mis fuerzas.
...
Hasta aquí el capítulo de hoy... nos leemos prontitoooo
😄🥰😘
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