-Capítulo Catorce-
Buenaaas a todos¡! Les traigo, como cada viernes, un nuevo capítulo... Solo puedo decir que esto se está poniendo buenoooo :)
Que disfruten de la lectura!!
...
《Aiden》
Lo que en principio comenzó sereno, fue tornándose fatal. Mis manos temblaban por querer agarrar del cuello al gilipollas ese. Hacia una hora que habían llegado y no pude aún conectar una sola mirada con ella, parecía que no sentía la necesidad de buscarme, que le importaba muy poco si yo estaba aquí o no. Eso me enfurecía aún más que las miradas de superioridad que me daba Amadeo cada que podía.
En estos momentos estoy con Will, mi madre, Alexa y mi padre, estamos sentados ya en nuestra mesa porque en breve llegará el momento de la cena. Poco a poco se van ubicando cada uno en sus respectivos lugares. Mi ansiedad está al límite porque sé que deben sentarse a la mesa con nosotros. Joder, joder, no creo poder soportar este maldito circo. Necesito tomarla del puto brazo y pirarme de aquí.
—Llegamos padre. Disculpen por acapararla todo el rato, es que tuvimos muchísimo de que hablar con mi hermanita —dice Anna Paz y se sienta junto a Aldana. Odié que la llame así. Levanto la mirada y la veo de cerca. Está deslumbrante, simplemente me fascina su aspecto de mujer. Parece que rejuveneció no que pasaron dos años desde que nos vimos.
—Buenas noches Venecia, Amadeo —saluda mi madre— Es un placer tenerlos aquí, son parte de nuestra familia.
—Gracias señora —responde Amadeo.
—Buenas noches a todos, es lindo verlos después de tantos años. Me alegra volver —sonríe ampliamente Venecia... esa sonrisa. Dios.
—Siéntense, por favor —pide mi padre.
Siguen los saludos y yo solo puedo decir, lo más calmo posible.
—Buenas noches, me enteré que ocuparás mi lugar en la central —Amadeo ladea el rostro y serio asiente.
—Si, comenzaré en tu equipo el lunes a primera hora.
—Que bien. Quedará en buenas manos mi equipo —contesto tratando de sonar lo más adulto y superado posible.
—Gracias. Haré mi mayor esfuerzo para que así sea. Se incorporarán también Camilo y Bratt. Dos agentes impresionantes, adquisiciones que tuvimos el placer de conocer en donde estábamos viviendo. Con Venecia hicimos hasta lo imposible por traerlos, juro que son excelentes profesionales, una joyita, ¿verdad amor? —dirige su mirada a Venecia que responde nerviosa.
—Si. Son realmente increíbles en su trabajo y como persona.
Somos interrumpidos por los mozos que sirven nuestros platos con la comida. Así la cena transcurre en su efecto, sin ningún incidente. Me encanta ver que Venecia trata por todos los medios no mirarme, seguramente para no tener problemas con Amadeo, pero estoy seguro de que no le soy indiferente.
Alexa está hablando en estos momentos de sus estudios. Venecia se ve seria pero interesada en lo que está hablando.
—Y ya cuando termine el semestre me abocaré de lleno a nuestro matrimonio —joder Alexa. Por qué carajos hablaste de esto aquí...
—¿Se casarán? —pregunta de pronto Amadeo, demasiado interesado. Gilipollas.
—Sí, en seis meses aproximadamente. Debo ponerme ya con los preparativos de la boda, pero primero quiero terminar el semestre, estoy en pleno momentos de finales.
Venecia sigue comiendo, como si nada pasara. Y eso solo me demuestra que ya no le importo. Me confunde demasiado. Mi rabia está llegando a su punto más álgido.
Hablan unos minutos más de la boda, yo me dedico a tomar de mi copa de vino ahora... no sé si debí mezclar bebidas, no sé si debí beber alcohol en primer lugar, pero este evento de mierda lo ameritaba, vaya que si. Siguen hablando de cosas banales, levanto la vista cuando la conversación comienza a ser de mi interés.
—Venecia, cuéntame, ¿te has recibido con honores? —pregunta mi madre.
—Pues si, no tenía mucho con lo que distraerme allí. Me dediqué de lleno a estudiar.
—Claro... fuiste a dos universidades ¿verdad?
—Si, la Magistral y la Universidad Nacional de Monserrat, pero a la última cursé virtual.
—¿Por qué virtual? —pregunta Anna Paz.
—Lo preferí así... —dice simplemente.
—¿No te aburrías? —pregunta ahora Aldana.
—Para nada —sonríe de lado, pensativa— bailaba, pintaba, leía en mis tiempos libres. Hice amigos, unos amigos geniales con los cuales pasaba el tiempo, amigos que ahora son mi familia.
—Agradecido estoy de ello —habla mi padre— que ellos puedan haber ocupado tu corazón significa que no te has sentido sola allí.
—Nunca. Que Maddie llegará también cambió muchísimo las cosas, me sentía muy sola al principio.
Siguieron platicando y algo en mi corazón se apretó al saber todo lo que tuvo que sacrificar culpa de esos bastardos.
Luego de un rato, mi padre sube al escenario que montaron y da unas palabras de agradecimiento y de despedida de la empresa. Luego de todo ese maldito protocolo y de que al bajar se acerquen a saludarlo cientos de empleados y personas, vuelve a la mesa con lágrimas contenidas y me paro a abrazarlo.
—Lo estás haciendo bien hijo. Estoy muy orgulloso de ti.
—Gracias padre... —digo y vuelvo a mi lugar. Venecia se levanta también y le da un beso en la mejilla. Lo mismo hacen mis hermanas.
—¿Los espero a todos mañana a almorzar así luego platicamos de cómo seguir en la empresa, en un sitio más privado que este? —pregunta mi padre, sentándose en su lugar y cuando creí que todo acabaría finalmente bien, mi madre da la estocada final.
—Si, allí estaremos —responde Venecia, mis hermanas también y yo por supuesto que también di el ok.
—¿Traerás a Mali mañana así la conocemos? —pregunta mi madre.
—He... no lo sé —dice Venecia muy nerviosa y se miran con Amadeo y de pronto comencé a atar cabos... mi padre hablando con una princesa por teléfono, mi madre preguntando por Mali.
—Veremos si podremos traerla —habla Amadeo luego de unos interminables segundos.
—Me encantaría conocerla, y mis hijas también —responde mi madre.
Aldana y Anna Paz me miran tristes, como compadeciéndose de mi y pidiéndome perdón al mismo tiempo. Como odio que sientan lástima por mi.
—¿Quién es Mali? —pregunta Alexa. Observo a Will... mi padre... mi familia completa sabía, todos viéndome la cara de imbécil. No puede ser lo que estoy pensando, no, no ¡NO!
—Malaika, nuestra hija —habla Amadeo y lo único que se oye es el chillido de mi silla siendo movida porque me paro de un salto. Will grita.
—¡Mike! ¡Los reporteros!
Doy los cuatro pasos que me separan de Amadeo y lo tomo de la camisa.
—¡¿La embarazaste maldito hijo de puta?!
—Suéltame —pide sereno— no pelearé contigo.
—Ni yo tampoco. He superado ya a esta puta —escupo y escucho una respiración profunda al lado de él, se perfectamente de quién proviene.
—¡No te refieras así a mi mujer! —sisea dándome un empujón que no correspondo, sigo tomándolo de su camisa y antes de irme le digo bajito, pero lo suficientemente alto para que Venecia lo escuche.
—Me parece totalmente bajo el recurso que utilizaste de embarazarla antes de volver, cómo si eso impedirá que vuelva a estar entre mis piernas, mamándomela o yo entre sus piernas, follándola bien rico.
El primer golpe provino de él, que arremetió duro contra mi ojo izquierdo. Así que descargué toda la maldita furia hacia él... lo vi todo rojo. Necesitaba descargar mi ira, porque sino iba a explotar.
—¡No! ¡Déjalo! —su solo tacto me dio asco. No puedo tocarla si estuvo con otro.
—Suéltame —pedí en un solo grito, mirándola con odio. Ese maldito segundo fue suficiente para que Will, Mike, mi padre y Steve, el guardaespaldas de mi padre, me separarán de Amadeo.
En cuestión de segundos estaba siendo arrastrado del salón y Amadeo siendo atendido por Venecia. Ante la mirada atónita de varios de los presentes y de dolor de Alexa.
—¿Estás completamente loco? —me habla Will cerrando la puerta del despacho de mi padre— ¡Cómo se te ocurre crear semejante show para las cámaras! ¡Estas de coña hermano!
—Tu padre se cabreará tanto contigo —habla Mike.
—¡Me importa una mierda! —grito tirando todo lo que está en el escritorio de Juan Manuel.
—¡Oh madre mía! ¡Ahora si se cabreará Juan Manuel! No debimos traerlo a su despacho —exclama Mike.
—¡Deja de hablar! —exclama Will y yo sigo rompiendo todo lo que veo a mi paso— Lo alteras aún más y no parará.
—¡Detente! —exclama Juan Manuel entrando al despacho. Paro un instante para reírme y seguir rompiendo, ahora las botellas— Vayan. Déjenme solo con él.
—¿Seguro Juan Manuel? —pregunta Will. Tienen miedo de mi. Hacen bien.
—Seguro. Salgan.
Veo que reticentes se van y yo procedo a tomar la última botella sana y la abro, me siento en la silla y comienzo a beber del pico de la botella. El líquido fuerte y amargo me produce una sensación de sosiego por unos instantes.
—¿Más tranquilo? —pregunta y asiento, lágrimas, amargas lágrimas salen de mis ojos y caen en mis mejillas. No las puedo contener más.
Esto no debería haber sucedido. Esa niña tendría que ser mía... mi hija. Yo y mi maldito orgullo permitieron que esto pase. Me detesto y la detesto por haberme olvidado tan rápido. Dios. ¿Por qué me engañó? ¿Acaso no era suficiente para ella? Porque duele tanto el pecho. Mi padre se apoya en el escritorio y jala mi cabeza a su pecho, luego me dice.
—Llora todo lo que necesites. Conmigo puedes soltar todo, soy tu padre. Falté en muchos momentos de tu vida, hoy no. No más. No faltaré nunca más para ti hijo. No te fallaré.
Eso es todo lo que necesito para derrumbarme totalmente y sollozar frente a mi padre, persona que no sabía que necesitaba tanto hasta que ocurrió esto.
Mi padre acaricia mi espalda hasta que poco a poco voy calmándome y consigo las fuerzas suficientes para apartarme. Saca pañuelos de un cajón y me lo tiende. Y busca de la nevera una botella con agua, el whisky lo estrella contra el piso y ríe.
—No necesitas más alcohol en tus venas —dice y abren la puerta de golpe.
—Escuchamos un estruendo —dice Mike.
—Estamos bien. Fui yo que estrellé la última botella sana. Pueden irse, no se preocupen.
—Ok —responde y estamos otra vez a solas. Mike, sin querer, me dio el tiempo suficiente para que me pueda armar de valor y preguntar lo siguiente.
—¿Por qué no me dijiste nada padre?
Su cara de culpabilidad me mata. Odio que sientan culpa o lástima por mi. Joder.
—No supe cómo contártelo sin que entres en cólera. Tu madre fue una insensata, no sabía cómo contártelo tampoco y encontró el peor lugar para ello.
—Dios. Todos lo sabían... —digo.
Mi padre asiente.
—¿Cuánto tiempo tiene? —pregunto en un hilo de voz. Mi padre no entiendo por lo que sigo hablando— La niña. ¿Qué edad tiene?
—Once meses.
—Once meses es mucho tiempo ocultándomelo, ¿no creen? —río con amargura.
—Hijo, seré sincero contigo. Yo lo supe desde el instante uno. Lo supe antes que Venecia en realidad, como sabes ella estaba siendo cazada por la banda de León, por lo que su seguridad era lo más importante para mi. Tenía todos sus movimientos bajo mi control. Ella... se desmayó y debieron internarla, ahí es dónde sale en los estudios que estaba embarazada. Le di la oportunidad de elegir, antes de que Amadeo se entere, si en ese momento quería o no ser madre y ya ves lo que eligió. Nunca fue una opción abortar, eligió a su hija y es muy feliz con ella ahora.
—¿Por qué no nombras a Amadeo en todo esta felicidad? —pregunto.
—Por que las cosas entre ellos no van nada bien, aparentan ser felices pero mi niña no es feliz. Por eso te dije antes y lo repito, si la amas... recupérala. Nunca la vi tan radiante como cuando estaba contigo.
Eso duele. Saberlo duele. Haberlo perdido duele.
—¿Cómo es que cambias de opinión tan rápido? Somos hermanos de sangre, por eso tu nunca aprobaste nuestra relación.
La cara de mi padre se transforma en el acto, está más serio que nunca. Esto solo me confirma la teoría que desde un principio tuve, Venecia no es mi hermana, no podemos ser hermanos. Ella me atrae como un puto imán y no me pasa eso con mis hermanas.
—Soy un gilipollas hijo. No hay día en que no me arrepienta de haberme metido entre ambos. Es algo que día a día voy a cargar.
—Esa niña tendría que ser mía papá. Mi orgullo pudo más, mira cómo se destruyó todo culpa de mi orgullo.
—Puedes darte cuenta de ello pero no haces nada para cambiarlo. Estas muy lastimado y lo entiendo, pero solo quieres herir a las personas que te dañaron, y si sigues así... si no perdonas a Venecia... si no la aceptas con sus virtudes y defectos, déjala ir... es mi hija también y no quiero verla sufrir, no más.
—Me voy padre. Necesito pensar —lo corto. No estoy para pensar en ella ahora.
—¿Te veo mañana? —pregunta.
—Ni de coña. El lunes nos vemos en la empresa.
—Ella estará allí el lunes. Mejor enfrentar las cosas mañana. Cuanto antes mejor...
—Veré que hago —digo y salgo del despacho, me encuentro con Mike, Will y mi hermana.
—Quiero irme ya. Mike dame las llaves de tu coche.
—Ten. —dice y me tira las llaves.
—¿No quieres que te lleve? —pregunta Will. Niego con la cabeza.
—No me apetece ver a nadie. Iré al aguantadero, Mike... por favor lleva a casa a Alexa.
Asiente y me marcho. Decido salir por la parte trasera de la mansión para evitar ver a nadie, pero se ve que mi suerte es poca porque me topo con Venecia, está de espaldas a mi, hablando con alguien por móvil, alcanzo a oír.
—Está siendo atendido en un cuarto de invitados.
—No quise quedarme con él. Es solo para seguir discutiendo.
—No, no creo que tardaremos Maddie...
Está hablando con Maddie. Sigue hablando.
—Si... ok... ¿se ha despertado mi niña?
—Iré ni bien terminen de curar a Amadeo.
—No. Estoy muy cabreada con él. Quedamos en una cosa y sale con otra. No respeta lo que hablamos, es un cabrón.
—Olvídate. Le saltó a los golpes a Aiden. Creí que lo mataría.
—No Madd... Aiden casi lo mata a Amadeo, no al revés. Y bien merecido se lo tenía.
—Quiero irme de aquí. Quizás no debí volver...
—Por supuesto Maddie. Él es a quien amo. Lo amo tanto tanto que duele.
¡¡¡¿Pero de quién coño está hablando?!!! ¿¿De Amadeo?? ¿¿DE MI??
¡JODER! No entiendo de quien hablan...
—Ok... hablamos en cuanto llegue. Cuida a Mali. Besos.
Venecia corta la llamada y se da la vuelta, topándose conmigo de lleno. Su cara es de sorpresa total.
—Ai... Aiden... yo... yo... ya me voy —dice e intenta huir, pero la tomo suavemente del brazo, el solo roce de nuestra piel, nos produce a ambos un choque eléctrico, noto cómo le ha afectado. Ya no siento asco como hoy... solo deseo enterrarme profundamente en ella. Joder. Estoy mal de la cabeza.
—No intentes huir de mi. No más —digo cansado.
Venecia abre la boca y la cierra nuevamente, me parece eso lo más sexy que he visto en mi vida, por lo que en un arranque de locura le hablo.
—Ven conmigo —y jalo de ella. Es ahora o nunca. Venecia me sigue en silencio, la llevo al cuarto de inmersión de mi madre, cierro la puerta detrás de mi y arremeto contra su boca, si le doy tiempo de pensarlo, quizás me rechaza. Pero, al contrario de lo que pensé, ella corresponde al urgente beso.
Joder. Estoy nuevamente en el puto paraíso. Creo que puedo volver a llenar mis pulmones de aire a su capacidad máxima. La opresión en mi pecho que sentí desde que se fue ya no está.
—No Aiden... no... te lo suplico... para esto... está mal.
—No. —digo firme mirándola con deseo y acto seguido meto mi mano bajo ese excitante vestido. Hago lo que quise hacerle nada más verla entrar al salón, le arranco las braguitas y las guardo para mi.
—Mierda. No... ah... —no la dejo reaccionar, mis manos se deleitan con su coño mojado, doy pequeños círculos en su clítoris, ella finalmente se rinde a mi y comienza a besar mi cuello y me saca la camisa torpemente.
No tenemos el tiempo que quisiera. Por lo que saco mi pene con urgencia y bajo su vestido para pellizcar sus pechos. Con urgencia le subo la parte inferior del vestido hasta las caderas y la penetro... siento un cosquilleo en todo el puto cuerpo, esto lo necesitaba como el aire para respirar. Lo juro.
Comienzo a dar fuertes estocadas, uno, dos, tres, cuatro... solo se sienten nuestros jadeos y el choque de nuestros cuerpos calientes, esto es rápido, bruto, conecto mi mirada con la de ella, veo pura pasión, ganas contenidas de años, me encanta tenerla otra vez conmigo.
Apuro las estocadas y arremeto contra su boca... más rápido de lo que quisiera, llego al climax, acompaño con mi mano en su coño para que ella también llegue. Una vez que terminamos, la beso una última vez y salgo de ella, la dejo apoyada sobre la puerta y comienzo a vestirme. Ella me mira sin entender un carajo. Yo tampoco entiendo un carajo Venecia.
No dice nada. Yo tampoco. Se acomoda el vestido y le paso una toalla para que se limpie.
—Ten. Límpiate —le digo al ver que no reacciona.
Lo agarra con vergüenza y se limpia, sus movimientos me tienen fascinados, pero estoy tan tremendamente satisfecho y cabreado al mismo tiempo que decido no dejarme ver.
—Vete con tu noviecito, dile lo bien que la pasaste conmigo.
—¿Qué? —dice shockeada.
—Lo que oíste —digo y me dispongo a salir de allí o la follaré de nuevo. No se baja mi maldita erección si la tengo enfrente. Venecia me toma del brazo totalmente temblando, me cabrea aún más saber a qué se debe su preocupación.
—Aiden... espera... escucha... no dirás nada ¿verdad?
Su cara de preocupación aumenta mi furia. Tiene miedo de que Amadeo se entere de esto.
—No te alarmes. No le diré a tu noviecito lo rico que te follé, no me conviene que nadie se entere.
Dicho esto me suelto de un tirón y salgo de allí, arrepintiéndome en el segundo uno de haberla dejado sola.
Amadeo... Amadeo... hiciste muy mal en traerla de nuevo.
Me voy al aguantadero. Necesito calmar mi fiera interior.
...
Fin del capítulo. Debo confesar que este es el capítulo que más me gusto escribir... y lo que se viene, no se lo imaginan!!!
Buen viernesssss
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