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2. Nave espacial.

Advertencia: Mpreg.
***

Desde que conoce a Asa han sido muy buenos amigos, para otras personas puede ser extraño que un adulto que casi besa los treinta mantenga una amistad con una niña de cuatro años, pero si no piensa mal su mamá, quien trabaja para él, entonces no hay problema. Siempre le han gustado los niños, la verdad es que a pesar de mantener un rostro gélido, detrás de un gran muro de rectitud esconde un deseo. Quiere ser papá y esa niña lo consiente tratándolo como uno, siempre tan amable, serena, contrario a su apasionado mamá que no se tienta en reclamar a viva voz. ¿Está saliendo con su empleado? Claro que no, pero no puede negar que le parece muy apuesto, es un doncel excepcional, el único entre tanto empleado estúpido que destaca por su ingenio. Bakugō es lindo, pero sabe que ilusionarse con él está de más porque está casado. Takumi Ichinose es el padre de Asa, no él.

Y es Takumi el que debería de estar ahí, delante del portón de la guardería con una sombrilla roja, no él.

Bakugō le ha pedido un enorme favor, uno que no pudo negar.

Puede recordarlo, prefiere enfrascarse en su mente que soportar a las madres que lo observan sonrojadas.

Bakugō llegó de pronto a su oficina, pasando por alto a la secretaria que le decía que estaba ocupado. Lo estaba, recuerda que se encontraba revisando unos documentos, pero tras escucharlo decir que se trataba de Asa, sin duda mandó a volar a la mujer que con tanto empeño trataba de no cometer un error, igual lo cometió, esa niña es demasiado importante para él. Él le pidió que fuera por Asa a la guardería y, después de preguntarle por qué él debería de ir, le confesó que su esposo le canceló en el último minuto porque, según él, estaba demasiado ocupado con un asunto de trabajo. Aquello no era suficiente y volvió a preguntarle por qué él, fue entonces donde Bakugō le contó que la pequeña Asa había sufrido de bullying por parte de una compañera. "Si me presento voy a golpear a la madre de esa chamaca, a la mocosa, a la profesora y a cualquiera que intente detenerme; a mi hija nadie la toca", eso dijo y lo recuerda perfectamente porque sigue estando de acuerdo, de hecho, durante el camino a la guardería estuvo pensando en que fueran juntos, pero probablemente a Bakugō se le olvidaría que es su jefe y tal vez lo golpee al intentar detenerlo porque es lo moralmente correcto.

Y por eso está ahí, sentado en una banca arco iris con dos señoras muy pegadas a él, dos potenciales sospechosas madres de la mocosa que le hizo daño a Asa.

Pronto escucha un timbre, el portón se abre y los niños salen corriendo a los brazos de sus respectivas madres. Se pone de pie, haciéndolo notar lo alto que es a lado de todos esos niños. Pronto la observa y no sabe si le agrada lo que ve.

Lejos del portón, frente a los salones, la pequeña Asa sostiene con una mano la coleta de una niña, arrastrándola hacia el patio con dibujos, números y letras, un hecho que desaparece de la vista de todos por estar atendiendo a los niños que salen de la guardería. La observa lanzarla al piso, apuntarla con el dedo y, aparentemente, amenazarla. Luego, la ve devolverse a su aula y salir después con una mochila tras su espalda con su tranquilidad típica.

Al parecer sí tiene el carácter de su mamá.

Cuando los ojos carmesí de la infante lo captan, se muestra asombrada, aun así, camina hacia a él como si nada. Son amigos después de todo y sabe que no lo negará porque no desea causar problemas.

—Asa, han venido por ti —dice la mediocre cuidadora. Shōto le dedica una mirada que siempre espanta a sus empleados provocando el mismo efecto en esa mujer. Estúpida.

—Tu mamá me pidió que viniera por ti —habla una vez tiene a la pequeña en frente, esta asiente suavemente—. ¿Quieres ir por helado?

—No, vámonos.

El camino a la empresa es corto.

Cuando conoció a Asa fue en una situación similar. Bakugō la había llevado a la empresa debido a que su esposo no pudo ir por ella, trabajó en la cafetería para que su hija desayunara, fue en ese momento donde se acercó para preguntarle sobre por qué había una niña en el edificio cuando ella lo invitó a comer a su lado, algo que lo tomó por sorpresa. Asa estaba comiendo el mismo platillo que él había escogido. Soba. Y de ahí nació su hermosa amistad.

—Seré sincero —habla después de un silencio de varios minutos—, tu mamá me mandó por ti porque la cuidadora le contó que te agredieron.

—Lo supuse —contesta—, no escuché a nadie quejarse afuera, entonces pensé que mamá te mandó porque Takumi es un flojo arrogante.

Sí, bueno, Asa odia a su papá. Puntos de amistad.

—También te vi amenazándola.

—Vuelvo a decir; lo supuse —la calma en sus palabras es otro bonus en su amistad—, no regañaste a la señorita Kirara, de no haberme visto estoy segura que lo habrías hecho.

—Me conoces bien.

—Somos amigos, me gusta que seas severo con las personas que no hacen bien su trabajo. —Ella sonríe, mas no es lo suficientemente alegre como siempre, aun si Asa no tiene una especialidad en sonrisas. Es seria, calmada, es por eso que se sorprendió tanto de verla agredir a una compañera.

—¿Qué te parece si jugamos?

—No somos unos niños para hacerlo.

En serio, ella tiene un alma vieja—. Imaginemos que estamos en el espacio y estar bajo la sombrilla es estar en una nave espacial, si te sales de la sombra mueres.

—Los rayos del sol son dañinos, así que no está muy alejado de la realidad. —A veces se pregunta qué clase de cosas enseñan a los niños en la escuela.

Si este no es el TodoBaku más soft que podrás encontrar, entonces tienes que saber que exponerte a los rayos del sol pueden ser un boleto más para contraer cáncer de piel, usa bloqueador solar que no está de adorno.

—Siento que acabamos de pasar por un comercial de protector solar. —Asa se encoge de hombros.

—Juguemos a la nave espacial siempre y cuando me ayudes a meter a la cárcel a Takumi.

En serio odia a su papá.

—Ya te dije que sí voy a ayudarte cuando empieces tus estudios para ser policía.

—Eres bueno en tu trabajo, pero no en lo más importante. —Asa es caprichosa, no sabe si siempre ha sido así o es porque le ha dado demasiadas libertades, aunque no le molesta, es demasiado tierna—. Dile a mi mamá que se divorcie de Takumi o lo despides.

—No puedo hacer algo como eso, ya te dije, es decisión de tu mamá.

Ella arruga la nariz, se parece demasiado a Bakugō—. Qué le cuesta separarse de él, a mí no me importa tener sólo a mamá, te tengo a ti también, son toda la familia que quiero.

Aquello hace ruborizar a Shōto, aquella frase que ha nacido sin pensar por parte de la niña ha logrado que su corazón pegue un vuelco.

—Tú también eres la familia que quiero.

Asa abulta los labios—. Olvidas nombrar a mi mamá.

—Él me dijo que está casado.

—Si estuvieras en mis zapatos comprenderías que tenerte como papá, obviando que eres el CEO de una empresa internacional, es mejor que tener a Takumi.

Aquello cae como trueno porque el rayo ha llegado antes. No puede creerlo, siente demasiada felicidad que esa niña que adora lo considere su papá, ni siquiera a su progenitor lo llama de esa manera. Es todo un honor.

La sonrisa se extiende de oreja a oreja, dichoso—. También te veo como una hija.

—Shōto, amigo, no seas un niño, compórtate el hombre que eres, ponte los pantalones, abróchatelos y conquista a mi mamá —esa petición ocasiona que las mejillas de Shōto se pongan rojas.

—Ya te dije que me dijo que está casado.

Sí, no está saliendo con su empleado porque él no desea hacerlo su amante.

Diablos, usualmente es al revés.

—Y a mí siempre me pregunta que qué tanto hablamos.

—Es lo normal, es tu mamá.

—No si me pregunta si ya comiste, si estás cansado, si te enojaste con él, por ejemplo, la anterior reunión. Shōto, soy una niña de cuatro años que lo único que quiere es que su mamá se divorcie y se case con el que yo quiero de papá, no es mucho pedir, así que no me hagan esperar más tiempo.

Ríe suavemente, sabe bien que ese hombre sí le corresponde, mas se niega por una razón que no conoce. Puede ver la entrada del edificio por delante—. Tu mamá me gusta, pero entiende, es una decisión entre él y yo.

—Ya tomó la mala decisión de casarse con Takumi y de seguir casado con ese rufián durante cuatro años, no puede rechazarte, conquístalo, envíale flores, comida y esas cosas que hacen en las novelas.

—No puedo tramitarle su divorcio.

—Puedes empezar con el de matrimonio. Shōto, quiero tener hermanos pronto, no quiero que tengan mi horrible apellido. Odio ser hija de Takumi, no quiero que tengan el mismo infortunio mis hermanos —ella habla en serio, Shōto tiene que detenerse porque la niña está demasiado caprichosa y esa plática no pueden llevarla al edificio.

—Asa —habla mientras se agacha para estar a su altura dejando que la sombrilla sólo la cubra a ella, sin importarle que él se quede fuera de esa nave espacial improvisada—, no puedo presionar a tu mamá, me importa y quiero lo mejor para él, si él no desea dar ese paso no pienso presionarlo, pero estaré para él y para ti en todo momento.

Ella abulta los labios—. Pero quiero que seas mi papá.

—Ya lo soy, así que no te preocupes. —Toma sus mejillas y las pellizca suavemente—. Eres Asa Todoroki, no lo olvides.

—Quiero que mi mamá sea feliz, sé que con Takumi no lo es y contigo siempre está de buen humor, ¿por qué no están juntos? —Eso quiere saber, pero Bakugō siempre pone una barrera entre ellos, una tan alta que es imposible de escalar.

—Sea cual sea la razón, no importa, amo a tu mamá y lo respeto.

Entonces ve como Asa mira a otra dirección, a algo que está detrás de ella—. ¿Ves? Te dije que mi amigo Shōto te ama.

Enrojece.

Gira la cabeza para mirar por encima del hombro a la persona que está detrás de él haciéndole competencia al calor que inunda su rostro. Katsuki Bakugō, ruborizado hasta las orejas se encuentra cruzado de brazos con una expresión que no sabe si es de felicidad o bochorno.

—Salí para esperarlos —contesta después de unos segundos de completo silencio.

—Ah... —Mierda, está nervioso, sudoroso.

Pronto Asa le arrebata la sombrilla y lo empuja, haciendo que su mamá corra a Todoroki para evitar su caída—. Estás frente al sol, Shōto, como no has muerto puedo ver que eres la luna, has formado un eclipse junto con mi mamá.

Los llamados se miran entre sí, Katsuki baja el rostro abochornado a lo que Shōto sólo puede pensar en besarlo.

Y lo hace.

Ante la atónita mirada de Asa, Shōto Todoroki ha cumplido su sueño de besar a Katsuki Bakugō, quien no duda en sostener su rostro con una mano y corresponder su gesto con los labios para al final susurrar aquella frase que tanto anhelaba escuchar desde el día en que se enamoró de ese hermoso doncel.

—Me voy a divorciar.

***
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