Capítulo 10 - La desaparecida.
Sonreí al ver por una última vez el rostro de mi hermano, acariciando su rostro preocupado, intentando calmarle. Todo había salido bien, había liberado a nuestro pueblo y a la diosa del destino, ahora todo estaría bien. Podría desaparecer sin preocuparme de nada más.
–Ahora que ellos ya no están... – comencé, con la voz cansada, haciendo un esfuerzo para decir aquello que debía decirse – nuestro pueblo es... libre.
–Princesa Nemrac – dijo una voz al otro lado, haciendo que dejase de prestar atención a Nacrol, y girase la cabeza para observar a Hakon allí, de rodillas, observándome, con detenimiento. Sonreí, agradecida de poder ver su rostro una última vez.
–Ahora serás libre – reconocí, dejando caer la mano del rostro de mi hermano, cerrando los ojos, dejándome ir a ese lugar, desapareciendo frente a ellos, ante la desesperación del príncipe.
–¡Maldita sea! – se sacudió el cabello, exasperado, poniéndose en pie, mirando hacia su alrededor, observando como todos habían dejado de luchar, y se miraban confusos, unos a otros. Ni siquiera sabían que habían sido liberados por la princesa Nemrac, que moriría pronto. Su vista se detuvo en Hakon, que intentaba asimilar la situación. – Encontradla – le agarró de ambos lados de la chaquetilla, implorándole aquello – traédmela de vuelta.
Cuando desperté me encontraba sobre una confortable cama, en el hospital, había vuelto al año 2021 y estaba a salvo, aunque, por supuesto, los médicos lucían preocupados por mi estado, ni siquiera sabían que era lo que seguía manteniéndome con vida, pues tenía los órganos destrozados.
La razón de que me encontrase allí era sencilla, no quería dejar a Elin en ese mundo incierto, sin saber que sucedería después de la muerte de los dioses de la luna, necesitaba dejarla a salvo, con gente en la que confiaba, por eso... al final... decidí que lo mejor era dejarla con mi familia, en 2021, un lugar dónde nadie pudiese encontrarla o hacerle daño.
Y dado que... cualquier tipo de hechizo que hubiese lanzado se había marchado junto con mis poderes, al llegar allí, sabía que pronto vendrían a buscarme.
Os mentiría si os dijese que esa era la única razón, lo cierto era que ... no quería obligar a Hakon a hacerse cargo de su hija en aquellas circunstancias, aún me sentía una paria después de haberle engañado.
–¡Hija! – escuché la voz de mamá, y al levantar la vista allí estaba, junto a papá y Lorcan. Sonreí, agradecida de tenerles. Levanté los brazos, y me fundí en un abrazo grupal, sintiéndome reconfortada por un momento – ¿dónde has estado? ¿qué ocurrió? ¿por qué volvimos a casa y no podíamos recordar que teníamos una hija, ni nuestro viaje...? – me eché hacia atrás.
–Me encuentro demasiado ... cansada – me recosté sobre la pared, apoyando la mano en mi vientre, sintiendo allí a mi pequeña – pero os lo contaré pronto – sonrió, agradecida de que me encontrase sana y salva, junto a ellos.
–¿Son los familiares de la señorita sin nombre? – preguntó el doctor, apareciendo por la puerta, haciendo que ellos se fijasen en él – necesito hablar con ustedes un momento – mamá y papá asintieron, dejándonos a Lorcan y a mí a solas.
–¿Qué ocurrió con el capitán Colt? – quiso saber.
–¿Cómo se encuentra nuestra hija, doctor? – preguntó mi padre, mientras él hombre negaba con la cabeza, en señal de que tenía malas noticias.
–Sus órganos se encuentran muy debilitados, de hecho, ni siquiera sabemos que es lo que la mantiene con vida, cualquier otro en su lugar ya estaría ... – se detuvo al notar la mirada de mamá, en señal de que estaba teniendo muy poco tacto con ellos – lo que quiero decir es... el estado de su hija no es bueno. Aunque... está embarazada, y el bebé parece encontrarse en perfectas condiciones.
–¿De cuánto está? – quiso saber mamá, mientras papá intentaba recuperarse de la conmoción.
–De 8 meses y medio, pronto dará a luz – mamá y papá se miraron, con incredulidad, pues no había pasado tanto tiempo desde que yo me había marchado, o al menos eso creían. Pero ... ¿y si había pasado más?
Lo cierto es que los bebes en Solap suelen concebirse de una forma distinta, sobre todo si son varones con magia. Se estima que nacerán a los 5 meses y medio. Los bebés sin magia tardan el doble, casi como un bebé humano.
Pero mi Elin era especial. Era la primera niña concebida por dos dioses, la primera niña con magia después de mí, y sería alguien grandiosa, lo sabía bien.
«–¿Por qué toma este tipo de decisiones sin consultarnos? – se quejaba Nacrol en mi cabeza, podía verle frente a Tobuc, la diosa que había revivido después de que una de sus hijas se hubiese sacrificado para salvar a Solap de la tiranía de sus hermanos.
–Es demasiado terca – reconocía la mujer, pensando en una buena manera de llevar a cabo sus planes, cayendo entonces en algo al leer la mente de mi hermano – has mandado a Hakon a buscarla.
–¡No! – exclamé en aquella habitación, sentándome en la cama, molesta con la conversación que había oído entre aquellos dos. Sin lugar a dudas a causa de que nuestras mentes aún estaban conectadas. Lorcan me miró, sin comprender qué era lo que ocurría. Lucía asustada, y él pudo darse cuenta en seguida, pues me puse en pie, quitándome las vías, e insistí en salir de la habitación, con las pocas fuerzas que aún no habían abandonado mi cuerpo.
–Vuelve a la cama – me pedía mi hermano pequeño, intentando que le hiciese caso – estás demasiado débil, parece que vayas a caerte en cualquier momento, Carmen.
–¿Qué está pasando aquí? – preguntó papá al entrar en la habitación y verme allí, de pie, tan preocupada. – Tienes que volver a la cama, que... – su voz se quebró en cuanto se fijó en mis piernas, haciendo que mirase hacia ese punto, observando como un líquido que parecía agua caía por ellas – ¿qué...?
–Ha roto aguas, avisaré al doctor – dijo mamá, saliendo de la habitación, mientras yo negaba con la cabeza, horrorizada, aún no estaba lista para irme, necesitaba asegurarme de que Elin estaba a salvo de su padre, no quería que él la descubriese jamás, no quería atarle de ninguna forma a mi recuerdo, quería que fuese feliz, que se enamorase de alguien más y se olvidase de ese hechizo que le lancé sin tener conocimiento de ello.
–No – pedí hacia Elin – aún es muy pronto, aún no estoy preparada – su mente se conectó con la mía y me calmó, de una forma inexplicable – no dejes que nos encuentre, protégenos de su radar – su sonrisa apareció en mi mente, y me dejé conducir por las enfermeras a la sala del paritorio. Me sentía volar, era como una pluma, sabía que era ella, mi pequeña la que estaba dotándome de aquella sensación, para que no pudiese sentir dolor. Esa niña siempre ha sabido hacer eso muy bien.
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