Queridos:

¡Lo he logrado! He completado otro capítulo de "El Diario Perdido de Astaroth". Una oleada de júbilo me inunda, ya que hasta ahora había luchado contra una terrible sequía creativa en esta historia.

Tenía un par de sentimientos encontrados con respecto al capítulo anterior, el número dieciocho. En estos últimos días me surgió la incertidumbre acerca de si fue prudente revelar la entrada en escena de cierto personaje, o si hubiera sido más acertado posponer tal revelación para futuros capítulos. No obstante, lo irreversible es ahora inmutable. Supongo que si decido que la sorpresa será más intrigante con el aplazamiento de ya saben quién, realizaré la modificación durante la fase de corrección. Pero, pesar de este tropiezo, no permití que eso bloqueara los capítulos futuros.

Creo que me he vuelto más diligente con respecto a mis sesiones de escritura. Persigo el objetivo de escribir a diario, aunque admito que, en ocasiones, se me presenta como un desafío insuperable. Los relatos se amontonan en mi mente, ansiosos por ser plasmados todos a la vez, y siento una inevitable culpabilidad por no centrarme exclusivamente en uno. Veo escritores que completan sus novelas en unos cuantos meses, mientras a mí me resulta arduo mantener ese ritmo. Sin embargo, cuando recupero el ímpetu, me siento invulnerable.

Es probable que ya haya mencionado anteriormente que la historia de Holly, y especialmente las escenas en las que ÉL hace aparición, me resultan muy emocionantes. Suelo buscar una ambientación específica: mi habitación se sumerge en la penumbra, solo iluminada por un par de luces LED cuyo color puedo cambiar a voluntad. Para esta saga, he optado por el rojo. Mi lista de reproducción se reduce esta vez a efectos de sonido, como tormentas y relámpagos. En medio de esta atmósfera, siempre ocurre algo en mi entorno. Un ruido extraño, la sensación de ser observada, un miedo irracional. Mi sugestión me juega bromas y, para ser completamente sincera, me deleito en ese miedo. Anhelo el día en que pueda transmitir ese temor a través de mis palabras. Por ahora, espero que disfruten de esta historia, me he tomado mi tiempo para realizar una investigación exhaustiva que, no obstante, seguro que no voy a incluir por entero en la obra, pero que me resulta de gran utilidad para la trama que estoy tejiendo para ustedes.

Un poco suya y algo temerosa por cosas sinsentido,

Nina Benedetta

El Diario perdido de Astaroth: 1263 palabras.