Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Primer cambio 🐅

Aquel mes había estado demasiado tranquilo, eso por no decir que solamente tres humanos habían ingresado al bosque y de allí solo uno había salido con vida. El más joven.
Los tres buscando exactamente lo mismo y ninguno pudiendo conseguirlo.
Aquel tigre de aparente edad avanzada para un animal de su clase era el premio mayor entre los cazadores, aquel premio imposible, que todo aquel que simplemente intentara cazarlo, fallaba rotundamente.
Después de todo un tigre de 7 años, era un premio demasiado preciado para cualquier humano que fuese un fanático o adicto al deporte de la caza, a pesar de que algunos lo llevaban más allá y lo realizaban simplemente por deleite propio.

Según lo que sus agudos oídos habían podido escuchar durante aquellas noches (en las que el humano creía que era más conveniente cazar) era que pagaban un alto precio a quien pudiese llegar con la piel del animal colgada sobre su hombro.

Pero aquel mes pareciera que los humanos habían desistido de tanto intentar darle caza al animal y no lograr nada. Era por aquellos motivos que aquella mañana continuaba durmiendo tranquilamente sobre la manta de hojas secas que caían de los árboles, las cuales (gracias a su color) lo ayudaban a camuflarse a la perfección.
La estación otoñal era una de sus preferidas.

Sus párpados se abrieron lentamente, enseñando unos bellos ojos amarillos (tan parecidos al mismo sol) acompañados de una fina pupila negra en forma de línea vertical. Simplemente hermoso.
Su boca se abrió dando paso a un gran bostezo, dejando al descubierto lo rosado del interior de su boca, sus blancos colmillos, molares, premolares y su rojiza lengua.

El momento de acicalamiento había llegado como todos los días en los que podía disfrutar de una buena noche de sueño.

Comenzó estirando lentamente su cuerpo, permitiendo que sus patas delanteras llegarán tan lejos como le era posible, mientras sus dedos hacían exactamente lo mismo enseñando por un corto tiempo sus negras y afiladas uñas.
Su cintura se elevó hasta quedar a la altura exacta para que sus patas traseras se estiraran completamente al igual que las delanteras.
Luego de terminar su estiramiento, su panza volvió a descansar sobre la mata de hojas secas. Su lengua lamía a un ritmo lento su pata derecha, mientras está pasaba por su rostro una y otra vez; luego de realizar aquella acción unas diez veces seguidas, hizo lo mismo con su pata izquierda y el lado izquierdo de su rostro.

Su estómago rugió por la falta de alimento dentro de el indicándole que posiblemente debía ir a cazar durante el día para lograr saciar su hambre.
Lo cual lo impulsó a levantarse y a caminar de manera lenta y sigilosa por el interior del bosque en busca de algún animal que le sirviera de almuerzo y posiblemte cena.

El día transcurrió demasiado rápido buscando su comida y descanso de a momentos, mientras la arrastraba para que está quedara en algún lugar menos visible para los demás animales carnívoros.
No había demasiados, pero de que aparecían por momentos, eso era más que seguro.
Después de todo aquel bosque albergaba cualquier tipo de animales, ya que era donde lograban esconderse de la maldad humana.

El cuerpo inerte del cerval fue a parar al costado de un enorme tronco de árbol caído, mientras el tigre se relamía una y otra vez, quitando de su mandíbula inferior el rojo color de la sangre. Había logrado comer lo suficiente como para que le quedara parte del animal para la noche.
Se disponía a descansar un momento, para lograr una mejor digestión de alimento, apoyando su cabeza sobre sus patas cruzadas, cuando la huida despavorida de varias aves lo puso en alerta.
Aquello solo significaba una cosa.

La presencia de otro animal salvaje.

O la presencia humana.

Se levantó dispuesto a buscar la razón que llevó a las aves a huir de aquella manera y comenzó a caminar a paso lento por el medio del bosque hasta llegar a las afueras del lugar, la cual conectaba con un enorme matorral y tras ello lo que parecía ser un solitario lago, bañado por la hermosa luz de la Luna.

Era la primera vez, en sus años dentro del bosque, que apreciaba una belleza tan fresca como la que se reflejaba en aquel lugar.
Olvidando por completo el motivo que lo llevó a recorrer el bosque se concentro en apreciar el silencio y tranquilidad que transmitía aquel sitio.
Hasta que de un momento a otro todo fue interrumpido, por fuertes ruidos.

Los graznidos, corridas, disparos y gritos envolvieron el ambiente rompiendo por completo la paz que una vez reinó el bosque y aquel lago; llevándolo a esconderse tras los grandes árboles, luego de correr hacia los matorrales. Era consciente que podía con uno o dos humanos por si solo, pero en cuanto estos venían en conjunto, sus posibilidades de ganar se reducían considerablemente. Si bien se sabía que era un tigre fuerte, no era invencible y aún su cuerpo mantenía el agotamiento producido por haber corrido a su presa por un buen rato hasta lograr dar con ella. Además de que su digestión no había sido realizada apropiadamente.

Se quedó un tiempo largo tras aquel árbol, observando por completo el panorama, para saber que era lo que realmente sucedía.

Bajo la tenue luz de la Luna pudo observar (gracias a sus enormes pupilas dilatadas) como un grupo de cinco humanos corrían al que parecía ser otro humano pero de contextura mucho más delgada y fina que los otros. Logró escuchar cómo algo era lanzado hacia el humano impactando de lleno en su espalda, obligándolo a detenerse. Sus ojos se encontraron por un fracción de segundo, provocando que algo se removiera dentro del tigre; algo extraño y único que jamás antes había sentido.
El grupo se acercó hasta el cuerpo que había golpeado el suelo, luego de ser golpeado por aquello que habían arrojado contra él.

Las voces y risas invadidas por la maldad en cada uno de aquellos humanos, le advirtieron que nada bueno pasaría en aquel sitio. A pesar de ser un animal, sabía y era conocedor de lo que los humanos eran capaces de hacer a los de su misma especie; ya que aún siendo un tigre joven había logrado salvar a más de una humana hembra, de las "garras" o mejor dicho manos de otros humanos.

El pequeño y frágil cuerpo era sacudido de un lado para otro, mientras los humanos (imitando a los propios animales) desgarraban y despojaban de manera rápida y hambrienta las prendas que cubrían el cuerpo ajeno.
Unas prendas demasiado extrañas para un ser humano.
Poco a poco, los gritos comenzaron a inundar el lugar y la noche transmitiendo dolor, desesperación y tristeza, la cual caía directamente en los oídos del tigre.

Pasaron varias horas desde que los gritos habían comenzado a escucharse y la Luna pronto tomó lugar en lo más alto del cielo iluminando por completo el lago. La luz caía directamente sobre el cuerpo de un tigre, bañado en sangre el cual lamía su pata derecha.
El cuerpo de un humano joven se hallaba frente a él, sin vida.

Había sido asesinado por el tigre.

A varios metros de él y cercano a las orillas de aquel precioso lago, se hallaba el cuerpo herido de aquel pequeño y débil humano.
Sus ojos se agudizaron, intentando observar mejor a ese ser.

Su cuerpo se enderezó, posicionándose sobre sus cuatro patas, dándose la vuelta para encaminarse lentamente hacia donde se encontraba aquel cuerpo malherido. Lentamente sus patas fueron colocándose una frente de la otra, con la clara intención de acercarse, colocar sobre su lomo al humano (como le fuese posible) y dirigirse a lo más profundo del bosque.

Quizás, allí moriría (después de todo), pero lo haría lejos de aquellos humanos salvajes.

Al hallarse a tan solo dos metros de su objetivo, algo llamó completamente su atención. Por algún motivo inexplicable se encontraba erguido en sus dos patas traseras; las cuales ya no eran patas (ya que se parecían a las de aquel humano) si no que eran algo extraño con lo cual se le dificultaba demasiado el andar, y sus dos patas delanteras tampoco podía verlas, en cambio frente a su rostro se dejaban ver lo que parecían ser sus diez dedos, pero mucho más largos y delgados, sin la almohadilla común que poseían los animales.

Tal era su sorpresa, que invadido por el miedo, retrocedió varios metros, lo cual lo hizo regresar a su forma animal.
Observando nuevamente, desde lejos, al ser en el suelo, y acercándose hasta él regresando a la forma del contrario, tomó el valor para acercarse hasta permanecer solamente a menos de diez pasos del cuerpo ajeno.

Frente a sus ojos, un joven de piel blanca, cabello oscuro como la noche y demasiadas heridas en su cuerpo se hacía presente.
Levantándolo como podía del suelo y cargándolo sobre su espalda, fue caminando (a los tropezones) hacia el centro del bosque.

Aquella noche sería demasiado larga para él y para lo que sea que fuese el extraño.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro