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Sentía su pecho desgarrarse, esa sensación sofocante que le dejaba sin poder respirar, lo único que podía hacer era llorar, las lágrimas gruesas caían por sus mejillas sin reparo alguno, no podía pararlas, se preguntaba por qué seguían apareciendo, cuándo acabarían.
Le dolía el alma, estaba enfermo, porque su corazón se estaba rompiendo en miles de pedazos, no era algo normal, esa clase de dolor no podía ser normal.
Su alfa se sentía miserable, como si estuviera dentro de una jaula intentando desesperadamente salir, pero no podía, nadie podía ayudarle, porque nadie sabía de su unión destinada, una que había sido rechazada.
Las palabras que Yugyeom dijo fueron claras, "Eres un niño, molesto y estoy cansado de ti" eso le había partido en miles de fragmentos. No entiendo en qué había fallado, por qué no podía ser amado, se encontraba frustrado y muy enojado.
No podía decirle a nadie sobre su lastimosa situación porque le juzgarían, por el hecho de ser un alfa enamorado de otro alfa mayor. Pero no importaba, él con dieciocho años sabía que su corazón le pertenecía al alfa oso negro universitario, lo supo desde que se presentó, ambos lo habían mantenido en secreto hasta que el destino les hizo compartir de nuevo el día, hasta que sus alfas se cansaron de observarse a la distancia. Sus animales eran sabios, ellos entendían que estar separados no sólo era un error, sino que era tan doloroso que les mataba lentamente.
El destino los había unido y ellos querían romperlo todo. Pero BamBam no quería rendirse, él necesitaba que el alfa se diera cuenta de que debían estar juntos, sobretodo después de lo sucedido en una de sus citas de estudio.
Por eso no se rendía, porque creía que realmente podía hacer que Yugyeom aceptara lo que eran, llevaba días persiguiéndolo, desde aquel día donde todo lo que con pasos de tortuga se había construido, y que en menos de un segundo desapareció por completo.
Los días ya no eran grisees, desde que ellos pasaban algunas tardes juntos con la excusa de las tutorías, todo parecía tener un nuevo color, uno más brillante, ya no cargaba con aquella agonía de tener que verlo de lejos.
—Entonces aquí tienes que despejar la X ¿Lo entiendes? —Yugyeom miró a BamBam con una ceja alzada—. De verdad tienes que concentrarte, tus padres van a pensar que soy un pésimo maestro.
—No creo que ellos piensen eso—le dijo con una sonrisa aniñada—. No cuando se enteren que somos una pareja.
El semblante de Yugyeom cambió por completo, su gesto se ensombreció y una ligera mueca surcó sus labios. —BamBam nosotros no somos pareja.
—Pero...¿Y el beso? —preguntó con un puchero.
—Eso fue una equivocación, pero no es tu culpa, ha sido mi error, BamBam, nosotros no podemos ser pareja, eso es abominable.
—¿Cómo puedes decir eso después de saber que somos destinados? —chasqueo la lengua muy enojado.
—Eso es mentira, no somos pareja, no somos destinados—se puso de pie mirando alrededor—. Nuestros alfas están confundidos, creo...que esto está mal, estas confundiendo las cosas y no me gusta—tomó una bocanada de aire—. Lo mejor es que te encuentre otro tutor, cuando lo tenga te haré saber quién es.
BamBam se puso de pie y le siguió cuando este estaba por marcharse, terminando por tomar su brazo. Yugyeom le miró de una manera tan dura, que el alfa león comenzó a chillar dentro, poco a poco lo soltó, porque comprendió que su destinado no quería ser tocado por él, que no quería ser detenido. Y eso, le partió el corazón.
Los días siguientes al incidente, se la pasó en cama lamentando haber sido rechazado, su alfa, era joven, apenas comenzaba a experimentar aquellas emociones fuertes de la vida y ya estaba vacío, sin embargo, cuando despertó esa mañana, se dijo que las cosas serían diferentes, era sábado, se duchó y arreglo, bajando a la sala, donde sus padres tenían que estar, pero se llevó la sorpresa de encontrar solamente a su hermano mayor, bebiendo una taza de café mientras leía un libro.
—¿Y nuestros progenitores? —preguntó mirando alrededor.
—No están.
—Ya sé que no están ¿A dónde fueron? —se sentó al lado de Namjoon tomando una rebanada de pan tostado al cual le untaría mermelada y mantequilla de maní.
—Fueron a ver a nuestros abuelos, al parecer el abuelo se cayó y esta adolorido—explicó sin despegar los ojos del libro.
—Espera, ¿Está bien?
—En lo que cabe—se encogió de hombros.
BamBam no dijo nada, porque sabía bien que Namjoon no le tenía un cariño especial a ninguno de sus abuelos, estos habían sido demasiado duros con él en el pasado.
—¿Cuándo regresan? —preguntó con la boca llena.
—Un día de estos te ahogarás y morirás—bufó dejando el libro en la mesa—. Dijeron que regresaban mañana por la mañana, que no salieras y que estoy a cargo, junto a Jin.
—¿Vendrá tu novio a cuidarnos? —preguntó con la boca abierta—. No es justo.
—Jin no es mi novio aún—chasqueo la lengua—. Jimin, Yoongi y Jin vendrán en la tarde, nos veremos aquí antes de ir a la premier de una película, Tae y Jungkook nos esperarán allá junto a Hoseok y a su novia que no recuerdo cómo se llama, Jin me dijo que te invitara, así que estas invitado.
—Ah, creo que está bien—asintió—. Tengo algo qué hacer, regreso en una hora.
—Okey—dijo regresando a su libro.
Salió de la casa entusiasmado, sabía bien que los sábados por la mañana, Yugyeom entrenaba futbol junto a sus amigos universitarios, quería verlo, como hacía siempre, salvo que no se ocultaría. Entró a las canchas del deportivo de la cuadra y se sentó en las gradas mirando con anhelo como jugaba.
Yugyeom era increíble, BamBam realmente creía que era uno de los mejores alfas en la faz de la tierra, era excelente en las clases y muy bueno en los deportes, tenía una beca en una buena universidad y siempre estaba compitiendo en torneos donde ganaba lindos trofeos y premios. Lo admiraba demasiado, desde que era un niño pequeño, siempre se interesó en el mayor, jugaban juntos, no se despegaban, él incluso pensó que se presentaría como un omega, pero se equivocó, cuando se presentó tres años atrás ambos se alejaron por completo.
BamBam no llegaba a entender a ciencia cierta, el porqué de su alejamiento, si ellos eran destinados ¿Cuál era el problema de estar juntos? A él no le importaba lo que las personas pudieran decir, sólo sus padres, pero estaba seguro de que estos lo aceptarían, porque lo amaban.
Estaba muy entretenido en el partido que no se había dado cuanta que Yugyeom se percató de su presencia, este al término del entrenamiento, corrió hacia las gradas y se acercó a él.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó con seriedad.
—Quería verte—se encogió de hombros.
Yugyeom miró alrededor, cuando se percató de que nadie estaba mirando, lo tomó del brazo y lo levantó llevándolo a los árboles que estaban al lado de la cerca, lo soltó mirando de frente su rostro.
—Te dije que no quería que nos volviéramos a ver—dijo con voz gélida.
—Ya sé que es lo que dijiste—respondió con dificultad, porque al estar sudado, Yugyeom desprendía su aroma a pino—. Pero sólo quería verte, no hice nada malo.
—Lo haces—cruzó los brazos—. Estoy cansado de que siempre busques una excusa para estar cerca, no quiero verte BamBam.
—Eres muy injusto—dijo con un puchero.
—¿No entiendes que tú eres un alfa? Tienes que comportarte como uno y dejarme en paz.
Estaba por decir algo, por declinar aquella petición porque en nada le beneficiaba, pero en cambio se quedó en silencio, sintiéndose atemorizado por la mirada del alfa.
—Yug—dijo un chico acercándose—. Ah no sabía que estabas ocupado.
—No lo estoy—dijo con una sonrisa tensa—. ¿Qué ocurre?
—No olvides la fiesta de hoy en la casa de Max, está pasando las vías, en la calle quince, a las nueve.
—Claro ahí estaré—se despidió con una sonrisa, esperando a que su amigo desapareciera para después volver a mirar al menor—. Lo digo en serio, quiero que te alejes.
BamBam le vio alejarse con una media sonrisa. —Que vaya a una fiesta universitaria dice.
Jimin miraba a Namjoon con una ceja alzada. —¿Le regalaste a Jin un teclado especial para jugar? —preguntó indignado.
—Sí, eso es lo que hice—asintió sin despegar la vista de Jin quien estaba brincando emocionado con el teclado en los brazos—. Creo que le gustó.
—¿Por qué tú no me haces regalos así? —dijo indignado el omega cisne mirando a su novio quien comía unas papitas.
Yoongi le miró con los ojos entrecerrados. —¿Quieres regalo aun y cuando casi me arrancas el hombro?
—¡No seas llorón! —respondió indignado.
—Y bien Namjoon—dijo Yoongi ignorando los reclamos de su novio—. ¿Cuándo se supone que le vas a pedir a Jin que sea tu novio?
Los ojos de Namjoon se abrieron en demasía. —No...no lo sé.
—¡Namjoon! —entró corriendo BamBam a la casa, llamando la atención de los mayores—. ¿Puedo salir a casa de un amigo esta noche?
—Papá dijo que no salieras—explicó con una mueca.
—Pero ellos no están, además, no pienso tardar, lo prometo—le suplicó con ojos de cachorro aunque sabía que eso no funcionaba con Namjoon.
—Ah pero que bonito—Jimin se acercó a apachurrar sus mejillas—. Mira cómo decirle que no.
—¿A dónde irás con tu amigo? —dijo Jin tomando asiento, cansado de su celebración.
—Veremos un maratón de One piece en su casa—respondió con una sonrisa tensa.
—Oh encima tiene buenos gustos—sonrió Jimin—. Claro que puedes ir.
BamBam se levantó encantado, gritando un "Gracias" subió a su habitación para prepararse. Todos miraron a Jimin con una interrogante en el rostro.
—¿Qué? —preguntó confuso.
—Si tengo algún problema con mis padres, tú tomaras la responsabilidad—dijo Namjoon con una mueca.
—Perdón, es que siempre quise tener un hermanito—respondió con un puchero.
—Espera, Jimin tienes seis hermanos—dijo Jin con los ojos abiertos.
—Ah es verdad—soltó una carcajada.
BamBam había buscado la dirección en línea, encontrando la casa donde se daría aquella fiesta, se había vestido bien, sin ser demasiado llamativo para que su hermano y sus amigos no se dieran cuenta, salió de la casa y se dirigió al lugar, tenía los nervios de punta, pero intentaba fingir para que nadie se diera cuenta que no era un universitario llegando a una fiesta sin invitación.
No fue complicado encontrar la casa, esta estaba a estallar de adolescentes alcoholizados, la música a un fuerte volumen y luces de colores. Se acercó, tomando una enorme bocanada de aire, esperando que nadie fuese capaz de descubrir que era un menor, pasó entre los chicos y chicas que reían y bailaban, para entrar a la casa, esta estaba abarrotada, fuertes aromas de alfas y omegas golpearon su olfato, hizo una mueca de desagrado, pero se adentró, buscando con la mirada a Yugyeom.
La música era buena, como cualquier melodía bailable, aunque no conocía a nadie, comenzó a caminar entre la gente, sonriendo a quienes empujaba, como disculpa, se quedó en uno de los rincones, esperando poder ver a su alfa, miraba alrededor curioso.
—¿Ya tienes de beber? —preguntaron a su lado.
Reconocía a ese chico porque era uno de los jugadores de futbol del equipo de Yugyeom, le sonrió y negó, este le entregó un vaso azul fosforescente.
—¿Sabes dónde está Yugyeom? —preguntó con una ceja alzada.
—Está en el patio trasero con los demás, vamos si quieres—se encogió de hombros—. Me llamo Jinyoung. ¿Y tú?
El chico tenía un fuerte aroma a lavanda, estaba seguro que era un alfa. —Me llamo BamBam.
—¿Qué clase de nombre es ese? —preguntó burlón.
—Mis padres lo vieron en un programa de televisión—bufó—. Es original ¿No?
—Sí, algo—asintió, caminaban entre la gente con cuidado de no ser tirados o que les derramara un trago encima—. ¿De dónde conoces a Yug?
—Nos conocemos desde que éramos niños.
—Vaya, ¿Vas a nuestra universidad? Te ves muy pequeño.
—Ah no, yo...voy a otra—sonrió tenso—. Siempre me dicen eso, pero soy legal.
Jinyoung rio por lo bajo. —Bueno si tú lo dices—atravesaron una puerta de vidrio abierta que daba al patio trasero.
Ahí había más personas que reían alrededor de la piscina, algunos incluso estaban dentro de ella bebiendo, BamBam comprendió entonces lo que decían sobre las fiestas salvajes y alocadas de los universitarios. Caminaron por el pasto hasta llegar a un grupo de chicos, al acercarse pudo distinguir a Yugyeom, este estaba riendo mientras bebía una cerveza, eso no le gustó nada al alfa león.
—Yug alguien te busca—dijo Jinyoung con una sonrisa.
Yugyeom volvió el rostro, cuando sus ojos se encontraron borro su sonrisa, ladeo la cabeza confundido, sin importarle quien estaba alrededor se acercó a BamBam y lo tomó del brazo llevándolo lejos de su grupo de amigos.
—¿Qué mierda estás haciendo aquí? —vocifero con molestia.
—Vine a divertirme—se encogió de hombros—. Sé que la razón por la cual no aceptas nuestra unión es porque no soy universitario, pero te equivocas, puedo ser maduro cuando quiero.
—No entiendes nada—gruño antes de volverlo a tomar del brazo para arrastrarlo a la casa, lo jalo entre las personas haciendo que chocara con algunas, así fue hasta que llegaron a la puerta, salieron y Yugyeom no se detuvo, lo llevó una cuadra abajo.
—¡Suéltame! —se quejó el alfa menor al sentir las uñas del mayor enterrarse en su muñeca—. ¡¿Qué te pasa?!
—¡¿Qué te pasa a ti?! —gruño con fuerza—. ¡¿Por qué te empeñas en insistir?!
—¡Porque somos destinados! —gritó llamando la atención de unos chicos.
Yugyeom se puso nervioso. —¡No digas estupideces! ¿Te has escuchado? Lo que dices es enfermo ¡Nosotros no somos nada!
—¿Hasta cuándo lo vas a negar? —preguntó con tristeza.
—Hasta que entiendas lo enfermo que es, somos dos alfas, nosotros no debemos estar juntos, quiero que me dejes en paz.
—Pero...—protestó antes de tomarlo de la mano—. ¿Por qué tienes tanto miedo? ¿Qué está mal?
—Esto está mal ¡Aléjate de mí! ¡No quiero volver a verte! Eres una abominación esto está mal.
Cuando BamBam se quiso acercar, Yugyeom levantó el puño que fue a parar a su boca, entonces el menor de los alfas cayó al suelo con la mandíbula adolorida, miró desde abajo a Yugyeom con desolación, los alfas de ambos aullaron en protesta.
—Está es la primera advertencia, aléjate de mí.
Los chicos que se preparaban para ir al cine miraron con asombro al muchacho que entraba a la casa, SeokJin se acercó a él y lo tomó de los hombros.
—¿Qué te paso? —preguntó con asombro—. ¿Por qué tu labio está así?
BamBam negó. —Me caí—se separó de Jin y caminó hacía Namjoon quien le miraba confuso—. Duele.
Namjoon suspiró, lo tomó de la mano y lo llevó a la cocina, en donde hizo que se sentara en una de las sillas del comedor y buscó el botiquín de su padre. Se acercó a él y con una gasa mojada con antiséptico, limpió la herida, que no era grande pero su labio estaba hinchándose. Se percató de las lágrimas que recorrían sus mejillas e hizo una mueca.
—Es pequeño, ya pasará el dolor.
—No lo hará—suspiró—. Creo que nunca sanará.
—¿De qué hablas? Es un pequeño rasguño, para mañana estarás mejor.
—No habló del labio—explicó con voz ahogada—. Hablo de mi corazón, me acaban de partir el corazón y no sé qué hacer.
Namjoon le miró confuso. —¿Te enamoraste de alguien?
—Lo hice—asintió—. Pero me ha rechazado.
—Ammm tal vez no eras su tipo Bam, pero hay muchos omegas que serían felices de tenerte como alfa—dijo con una mueca, no sabía realmente qué decir.
—Pero yo no quiero a nadie más—hizo un puchero bajando la mirada, su alfa era fuete, pero aún podía sentir el dolor al rechazo, poco a poco esa fortaleza se iría rompiendo, dejándolo sin ninguna protección, sólo con una melancolía tan grande que no podría soportarla.
—Vamos al cine, tal vez te sientas mejor—dijo Namjoon con amabilidad—. Te compraré las palomitas del sabor raro que te gusta.
—Bueno—suspiró.
Cuando salió del aeropuerto, miró alrededor, una sonrisa surcó sus labios y retirando sus lentes de sol dijo. —I'm here Corea.
Tal vez no fue lo que esperaban, mañana o más tarde subo otro depende de mi dolor de cabeza.
Los amoooooooooooo muchooooooooo 💜💚💜
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