16
Jimin se sentía mal esa mañana, la incomodidad de su cuerpo lo tenía débil, creía que estaba pescando un resfriado, así que tomo medicina y salió de casa, Yoongi tendría entrenamiento ese sábado por la mañana, se suponía que él también debería de estar en un club, pero después de lo sucedido había acordado formar un club con Jungkook, Jin y su hermano, estaban esperando la confirmación del salón.
Caminó a la escuela con los audífonos puestos, escuchaba música para relajarse, a medio camino se arrepintió ¿Y si estaba enfermo y contagiaba a Yoongi? Debía volver a casa pero le había prometido a su mejor amigo estar presente, no sabía la razón pero Yoongi fue insistente y ya que su tigresito nunca le pedía nada, él aceptó entonces sin pensarlo mucho.
Otra de las razones por la cuales quería acudir al lugar, era porque sentía que necesitaba ver de cerca el tipo de interacción que tenía Yoongi y Wendy, a esta última la conocía desde que eran niños, reconocía que era una buena persona, siempre alegre y cortés, sin embargo, nunca habían entablado una conversación cercana. No le caía mal, sólo no la conocía y la forma en la que se comportaba con Yoongi le ponía nervioso.
Era más que obvio que esta estaba enamorada de Yoongi, lo podía ver en la forma que lo miraba o cómo se acercaba a él, le molestaba pero no porque estuviese celoso, sino porque, no creía que ella fuera honesta con sus sentimientos, si Yoongi tenía un omega, aunque le doliera, quería que fuera alguien especial, porque Yoongi era el mejor alfa del mundo y merecía un amor verdadero y hermoso.
Su padre Baek siempre le decía que era tiempo de que comenzara a separarse de Yoongi, este sabía de la ansiedad que adquirían ambos al estar separados, pero en determinado momento tenían que hacerlo, porque aunque ellos se quisiera, sus animales internos eran tan diferentes que se repelían por completo, le causaba angustia el sólo hecho de pensar que las cosas entre ellos pudiesen cambiar, sin embargo, era necesario, cuando llegara el momento indicado, su omega y el alfa de su amigo les pedirían sentar cabeza y encontrar a una persona especial, en ese instante ya no podría haber entre ellos una cercanía como a la que estaban acostumbrados.
Entró al instituto y se dirigió a la cancha de baloncesto en la parte trasera del edificio, a medida que avanzaba podía sentir como su cuerpo seguía doliendo, en la cancha divisó a Yoongi yendo de un lado para el otro, al verlo sonrió, estaban algunos chicos que no conocía además de las trillizas.
No pasó mucho tiempo para que Yoongi mirara en su dirección, parecía como si este hubiera estado esperando su presencia, troto hacía él, Jimin sonrió levantando una de sus manos para saludar. La piel blanquecina de Yoongi resaltaba aún más debido al uniforme rojo brillante, sus brazos estaban cubiertos por mangas negras, este odiaba quemarse con el sol, su cabello estaba despeinado, Jimin intuía que se la había pasado restregando su mano en estos, cosa que hacía cada que estaba frustrado o preocupado.
-Llegaste.-dijo al momento que se acercaba a él, con una enorme sonrisa.-¿Por qué tienes esa cara? ¿Tienes sueño?
Jimin no respondió al instante, se acercó a él y lo abrazó, su naricita fue a parar al cuello del alfa, su aroma a café y almendra le hicieron sentir realmente bien, había algo en el aroma natural de Yoongi que siempre le relajaba, pero esa mañana en específico sentía que necesitaba sentirlo cerca y llenarse de ese aroma.
-Tengo sueño.-suspiro con un puchero.
Yoongi lo separó de su cuerpo y rió por lo bajo, le observó fijamente, olfateó su cabello rosado y suspiro.-Después del entrenamiento podemos ir a casa, mis padres y hermanos no están, llegarán en la tarde, pediremos pizza ¿Te agrada la idea?
-Perfecto.-asintió frenético.
-Tengo que ir, siéntate donde te de la sombra.-Indicó a las gradas antes de irse corriendo a donde sus compañeros le esperaban, algunos de estos que conocían la extraña amistad del alfa y el omega sonrieron, pero otros hicieron una mueca discreta.
Jimin se sentó en las gradas, estaba en el primer escalón, observaba atento como se organizaban, no entendía nada del juego, durante años se esforzó para hacerlo pero fue en vano, sin embargo, le gustaba ver a Yoongi jugar, era un maestro, se movía con agilidad por la cancha, su rostro en el juego cambiaba por completo, su mirada se intensificaba, sus facciones se volvían más duras, atemorizaba, era en esos momentos que realmente podía ver el alfa tigre que vivía en su interior.
Pero esa vez fue muy diferente a las anteriores, por dos razones, la primera porque un par de chicos estaban más pendientes de su persona que del juego y la segunda-la cual le desagradaba más- eran los incesantes coqueteos de Wendy hacía Yoongi, no le gustaba la forma en la que le miraba, como le hablaba, sonreía o pasaba el balón, sus manitas se hacían puños, y su boca una mueca llena de inconformidad.
Todo empeoró cuando por un mal movimiento Wendy cayó sobre Yoongi, eso dejó a Jimin con la boca abierta, estaba echado humo por las orejas de lo enojado que estaba, la forma en la que se miraron, Jimin no quería armarse una película en la mente pero era eso justamente lo que estaba haciendo, su mandíbula se apretó y en menos de lo que imaginó ya estaba acercándose a ellos. Yoongi estaba ayudándola a pararse, Jimin gruño, ¿Los patos gruñían? no, pero él en esos momentos estaba tan enojado que lo hacía.
Yoongi miró a su derecha viendo a Jimin, con las mejillas rojas y los ojos brillantes de un verde vivo, Jimin tenía los ojos castaños, por lo que soltó la mano de Wendy y se acercó a él.
-¡No la toques!.-dijo empuñando sus manos con mayor fuerza, haciendo que sus nudillos se volvieran blancos.
Todos alrededor pararon en seco, Jimin demostraba ser un omega dulce y tierno, pero en esos momentos la gélida mirada que le daba a Wendy les hizo tener un escalofrío. Como omega felino, Wendy no iba a dejar que un omega ave le retara de esa manera, menos frente al que quería como alfa, se acercó a él enderezando la espalda y le miró con la misma intensidad.
-¿Me acabas de gruñir?.-dijo con voz fría, sus ojos estaban reluciendo felinamente de un color ámbar.-Es mejo que te calmes, si no quieres que lo haga yo.
Jimin no retrocedió, ni mucho menos cedió, aún sabiendo que ella era mucho más fuerte que él, se acercó con una sonrisa. -¿Quiero ver que lo intentes? al final de cuentas sabes bien a quien elegirá Yoongi.
-Ya lo veremos, hay cosas que tú no podrás darle.
-¿A sí? ¿Qué?.-reto con la mirada.
-Cachorros.-dijo gruñendo.
Esa simple palabra hizo que el omega de Jimin decayera, sus ojos verdes se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar, Yoongi quien apenas despertaba de la sorpresa se acercó a él y le abrazó, miró con desespero como sus compañeros alfa estaban reaccionando al dulce aroma de Jimin, porque su pequeño amigo había entrado en celo, el aroma a cereza y leche de coco se concentro. Jimin no dejaba de llorar, su omega estaba tomando posesión de su cuerpo, así que sus emociones estaban siendo primitivas. Yoongi no se detuvo, tomó en brazos a Jimin haciendo que sus piernas rodearan su cintura y su cabeza quedara en su cuello, comenzó a caminar directo al estacionamiento mientras que el entrenador ponía orden a los alfas con hormonas alborotadas.
Jimin no dejaba de llorar, podía sentir su dolor y eso le molestó, pensaba que debieron de ser más cuidadosos, los celos de Jimin eran irregulares, nunca llegaba a tiempo ni cronológicamente, pero casi siempre podían saber cuando este se acercaba porque Jimin se volvía más tímido y cariñoso y su olor más dulce.
No se había dado cuenta y eso le ponía furioso, porque Jimin no podía estar solo cuando sus celos llegaban, como omega tendría necesidades y el sólo pensar en un alfa cualquier poniéndole las manos encima le hacía hervir la sangre, necesitaba con urgencia llevarlo a su casa, darle un supresor y quedarse con él para hacerle mimos y ver películas, como cualquier otro celo.
Llegaron a donde su motocicleta estaba estacionada, Jimin no quería soltarse, Yoongi acarició su espalda dando pequeñas palmadas, las cuales le calmaron, lo bajó en el asiento y rápidamente le puso el casco, subió e hizo que le abrazara, no le dijo nada, y tal vez eso fue su error, en el camino sentía como Jimin sollozaba, estaban a punto de llegar a la casa del cisne, pero aparco en una esquina, se volvió y miró los ojos verdes de Jimin húmedos.
-¿Por qué estas llorando?.-le pregunto con ternura.
-¿Estas enojado conmigo?.-pregunto con un puchero.
Yoongi suspiro y negó, le sonrió antes de besar su frente.-Vamos a tu casa.
Jimin se negó.-No, por favor, no, vamos a tu casa, a dormir.
Mordió su labio inferior, termino asintiendo porque para ser honesto, él no podía negarle nada a Jimin, en casa tenía supresores que su padre usaba, podría tomar uno y hacer que Jimin durmiera toda la tarde. Llamaría a Taehyung para avisarle lo que había ocurrido y nada saldría mal. Porque no era la primera vez que pasaba.
Yoongi no contaba con que el omega de Jimin estaba realmente herido, las palabras de Wendy se clavaban en su pecho de forma dolorosa y ni siquiera sabía la razón, sólo estaba seguro de que lo que ella había dicho fue cruel y despiadado. Llegaron a casa de Yoongi, bajaron y entraron a la casa, Jimin se aferraba a la mano pálida de Yoongi, no quería soltarlo, subieron las escaleras, entraron al cuarto del alfa, Jimin no espero y se lanzó a la cama haciéndose bolita entre las cobijas que estaban perfumadas con el aroma del alfa. Yoongi aprovechó esa oportunidad para ir a la recamara de sus padres a buscar los supresores, por suerte sabía donde estaban, los tomó y bajó para servir un vaso con agua, estaba tan apurado y concentrado en su tarea que no se daba cuenta de lo que estaba sucediendo.
Al entrar a su habitación miró a Jimin, este estaba en la cama boca abajo, se había quitado la camisa y el suéter, su piel quedaba al descubierto, era linda y suave, Yoongi se sentó en la cama y acarició sus cabellos.
-Jimin, toma esto.-dijo enseñándole la pastilla.
Jimin levantó con cuidado la cabeza y miró a Yoongi, sus labios se abrieron permitiendo que el pálido le metiera la pastilla, el pelirosa saco la lengua y probó sus dedos, Yoongi entonces le dio el agua, el efecto de la pastilla sucedería en menos de diez minutos.
-Calor.-susurro Jimin con un puchero.-Hace calor.
-Entonces quítate las cobijas.-rió por lo bajo.
-¡No quiero!.-respondió berrinchudo.
Una de las cosas que Yoongi realmente disfrutaba de los celos de Jimin era la forma tierna en la que actuaba. -¿Por qué no quieres?
-Tiene tu olor.-suspiró.
Yoongi negó.-¿Para qué quieres ese olor si me tienes a mi cerca?
Los ojos de Jimin brillaron al comprenderlo, se separó de las cobijas y se acercó a él, se sentó a horcajadas en su regazo y le abrazo, no paso mucho tiempo para que Yoongi rodeara con sus brazos la pequeña cintura de Jimin, el calor y el olor de su cuerpo le causo una sensación apacible en el pecho, sin embargo no había nada más, trago en seco al descubrir que su alfa no estaba despertando, no reaccionaba al celo de Jimin.
-¿No podré tener tus cachorros?
Jimin en ese momento no estaba plenamente consciente de lo que hablaba o hacía, estaba siendo manejado por el celo, este estaba tranquilo porque eran las primeras etapas, al escuchar su voz herida supo que estaba hablando con el omega cisne.
-¿Quieres tener mis cachorros omega?.-preguntó restregando su nariz en la curvatura de su cuello.
-¿Por qué alfa no está aquí?.-sollozó.
-Se encuentra dormido, mi alfa sabe que no estas listo para los cachorros.-respondió mintiendo.
Jimin se separó de su cuerpo, tomó sus mejillas y le miró a los ojos, eran hermosos, de un verde precioso, sonrió ladino. Lo tomó de la cintura y apretó ligeramente, Jimin jadeo, sabía que debía detenerse pero no lo hizo, llevo una de sus manos a donde siempre quiso, tocó ligeramente su trasero antes de volver a la cintura, era voluptuoso, Yoongi lo había visto crecer a lo largo de los años.
-Alfa.-murmuro, sacó su pequeña lengua y la paso por sus labios, Yoongi cerro los ojos, no era la primera vez que pasaba, en el celo anterior de Jimin, este había hecho exactamente lo mismo, probo sus labios con la punta de la lengua.
Sonrió y le beso la frente, hizo que ambos se recostaran, frente a frente Yoongi comenzó a acariciar su mejilla y cabello, con caricias tiernas que poco a poco hicieron que el pequeño omega cayera dormido. Él le observó con una sonrisa triste.
-No importa lo que pase, tú eres mí omega, me niego a creer lo contrario.-dijo antes de dejar un ligero beso en sus labios rellenitos, Jimin sonrió en sueños. El alfa cerro los ojos esperando dormir sin dejar de oler aquel dulce y perfecto aroma.
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Muchas gracias.
Los amo 🖤
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