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02

Había dormido realmente bien, mejor de lo que pensó, adjudicaba ese hecho a que estaba demasiado cansado por la boda, pero la mañana había llegado y con ella sus obligaciones, estaba nervioso, no sabía con exactitud lo que tenía qué hacer.

Aunque su vida entera había estado llena de enseñanzas sobre ser un buen esposo y omega, la realidad era que se encontraba perdido, no era que repudiara la idea de estar casado, pero sí de estarlo con un desconocido, él habría querido ir a la universidad, viajar y vivir antes de conocer a su esposo, enamorarse y vivir un cuento de hadas, pero eso para él ya era imposible. Sólo esperaba poder llevarse bien con su esposo.

Se preparó rápidamente, una de sus tareas era supervisar el desayuno, que su alfa estuviera bien servido, pero cuando llegó al comedor, este ya se encontraba desayunando, había fallado a su primera tarea como esposo, hizo una ligera reverencia con pena.

—Lamento haber tardado.

—Ya decía yo que tú no podrías ser un buen esposo. Siéntate, come rápido que tenemos que irnos.

Se sentó avergonzado, hacer enojar a su esposo el primer día, no era algo bueno, comió en silencio, miraba de reojo a JongIn, era apuesto, no iba a negarlo, su hermana estaría muy feliz de saber que no se casó con algún viejo pervertido. Había un nudo en su estómago que me impedía comer como siempre, era uno de esos momentos en donde no sabía cómo tenía que actuar, donde no estaba su familia para protegerlo.

—Hemos terminado—dijo JongIn poniéndose de pie.

KyungSoo le siguió de inmediato, JongIn ni siquiera lo miró.

—Cubre bien con el Sari tu cuello—ordenó con voz fría.

—S...sí—asintió haciendo lo que este le había pedido.

Caminaron hasta la puerta, la casa de los Min quedaba cerca, JongIn iba adelante, él obedientemente le seguía, las personas les miraban, sabían que la boda se había realizado y ellos estaban enlazados. Ahora era un Min y los ojos de las personas estaban sobre él.

—Señor—dijo un hombre cuando les abrió la puerta.

Había un gran patio con una fuente en medio, alrededor de este algunas habitaciones y salas, cubiertas por techos blancos, de frente una casa de dos pisos imponente, miraba alrededor sorprendido. Los Min eran una de las familias más ricas de Bombay, los conocían bien, por lo que no le sorprendió que su hogar sea un lugar lleno de lujos.

—Entra—dijo JongIn al darse cuenta que se había quedado parado en la entrada.

Anduvieron por los pasillos cubriéndose del sol, pudo ver la fuente de cerca, era un tigre imponente, su omega se encogió, de pronto asustado. Los condujeron a una sala, JongIn paró.

—Aquí están los omegas y mujeres—soltó antes de encaminarse a otro lugar.

Nervioso, se quedó mirando la puerta, tocó sintiendo como sus manos temblaban, así hasta que alguien abrió, era una mujer, alta de piel acanelada y ojos verdes, le observó con una ceja alzada, antes de sonreír.

—KyungSoo, entra—dijo abriendo por completo la puerta.

Dentro había otros dos chicos y una mujer de mirada dura, supo de inmediato que era la madre de JongIn, así que se inclinó de forma respetuosa.

—Siéntate—dijo ella—. Creo que no nos presentaron como era debido, soy Latika, ella es mi hija menor Daya—señaló a la chica que había abierto la puerta—. Estos son mis yernos, Jonghyun esposo de mi tercer hijo Key—el chico que le sonrió era precioso, con unos ojos grandes y brillantes al igual que su sonriea—. y Taemin, esposo de mi primer hijo Minho—el chico de labios redondeados y facciones angelicales le miró y sólo asintió con la cabeza.

—Un gusto—dijo evitando mirarlos a la cara, a pesar de ser omegas, su rango parecía mayor que el suyo, porque le estaban intimidando. Su aroma era más pesado e imponente.

—Sirve el té—dijo Latika con seriedad.

Con las manos temblorosas se hincó en el suelo frente a la mesita y comenzó a servir el té, sentía las miradas sobre él.

—Sé que nuestras familias comparten valores y normas de crianza y comportamiento, así que no se te hará difícil adaptarte a mi hijo.

Asintió mirándola fijamente. —Lo entiendo.

—Él es un alfa, tiene necesidades que deben ser satisfechas, es tú deber saber cómo llegar a él y mantenerlo feliz.

—Lo entiendo madre—asintió nuevamente, con una sonrisa tensa.

—JongIn es una persona muy perfeccionista y espera que su omega cumpla con las espectativas, su carácter es fuerte, como tiene que ser un alfa, obedecer y estar a la altura es lo único que debes hacer.

Asintió terminando de servir el té, se sentó nuevamente, esperando paciente lo que ellos tenían que decir. Conocía bien lo que un omega tenía que hacer por su esposo, lo había visto durante años, sin embargo, aquello seguía siendo nuevo, no sabía si en algún momento podría estar bien con su alfa y eso le asustaba.

—Ellos siempre tienen la razón—siguió Latika—. Nuestro deber como omegas es darle hijos de sangre pura, que el linaje no se pierda, así podremos ayudar a ser poderosos, el primer hijo tiene que ser un motivo de bendición y bienestar. Es preciso que sepan que su alfa tiene necesidades y deben ser satisfechas. Muestrame tu marca KyungSoo.

Palidecio, estaba seguro de que la razón por la cual JongIn le había pedido que usara el Sari cubriendo su cuello era para que nadie supiera que no tenía marca. Estaba avergonzado, se quedó quieto haciendo que Latika frunciera el ceño. P

—Muestrame KyungSoo.

No tenía escapatoria, con la miradas fijas en él, comenzó a descubrir su cuello, mostrando que estaba intacto, las miradas de Jonghyun y Taemin eran de sorpresa, pero, Latika estaba molesta, sus ojos se entrecerraron y bufó. 

—¿Qué significa eso?

—Yo...

—¿Qué hiciste mal para no recibir la marca? —cuestionó con una ceja alzada.

—No...no lo sé—susurró temeroso.

Se sintió avergonzado, nunca en su vida se había sentido de esa manera, ellos le miraban como si se tratara de un bicho extraño, como si hubiese cometido la peor de las atrocidades.

—Tienes que saber que si tu alfa no quiere marcarte es culpa tuya. Algo debiste hacer mal.

Bajo la mirada sintiendo unas enormes ganas de llorar, jugó con sus manos, insatisfecho, estaba siendo juzgado de manera severa, su labio inferior temblaba, por lo que decidió morderlo.

—Debes hacer algo—sentenció Latika con un suspiro profundo—. Es importante que tengas una marca, mi hijo debe continuar con el prestigio de la familia ¿Lo entiendes?

—Sí madre—susurró en voz baja, estaba a punto de ponerse a llorar, pero trató de recobrar la compostura—. ¿Puedo ir al baño?

—Claro, saliendo sigues el pasillo y entras a la puerta de la izquierda—indicó con voz fría.

KyungSoo se levantó, hizo una reverencia antes de darse la vuelta y encaminarse a la salida, necesitaba aire. Apretó sus manos, saliendo de la habitación miró la mañana que estaba siendo más calurosa que otros días, caminó para alejarse, necesitaba despejar su mente que en esos momentos estaba siendo una maraña de pensamientos no muy buenos, ellos pensaban que él tendría la culpa de no tener una marca, pero KyungSoo por más que repasaba lo que había sucedido el día anterior, no encontraba algo que haya hecho para que su alfa se negara a marcarlo.

La presión estaba ahí, golpeando su cabeza, porque un omega casado sin marca era visto como una desgracia y él no quería defraudar ni a su familia ni a la familia Min.

Caminó por aquel extenso pasillo intentando recordar cuál era la puerta que le habían indicado, llegó al final de este y se acercó a la puerta de la derecha, la abrió descubriendo una habitación llena de vegetación, parecía ser un jardín botánico de interior, la curiosidad era más grande, así que entro, había diferentes plantas y flores que desprendían un aroma delicioso.

Se acercó a donde se escuchaba una linda melodía de piano, era cuidadoso de no ser escuchado, en el fondo de la habitación, sentada frente a un piano estaba una mujer de cabello cano, era pequeña y delgada, sus dedos largos y huesudos tocaban con destreza aquellas teclas blancas y negras, se le quedó mirando hipnotizado, aquella anciana desprendía un aroma singular a lavanda, era fuerte, tanto que podía ser pasado como un aroma de alfa, pero era una omega.

Dejó de tocar y miró alrededor, pensó que lo había visto así que retrocedió, no se detuvo hasta que estuvo nuevamente en la puerta. Iba de espaldas, por lo que no se percató que alguien estaba esperando en la puerta, chocó contra un pecho duro, se exaltó y se volvió de inmediato, deseando al instante no haberlo hecho, porque la mirada severa que JongIn me daba, le dio miedo.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién te dio el permiso de estar en esta habitación?

—Lo...lo siento—dijo bajando la cabeza—. Me he perdido, buscaba el baño.

—Eres demasiado torpe—soltó molesto—. Vamos, tenemos que irnos.

Por lo que pudo apreciar a simple vista su alfa estaba muy enojado, no fue en contra de su orden, lo siguió de cerca, sintiendo las miradas de algunos sirvientes sobre ellos, eso le ponía nervioso.

Salieron de la casa al calor del exterior, caminaron en completo silencio, él por delante, kyungSoo podía ver su ancha espalda y el aura que este emanaba, ¿Cómo podía sobrevivir a él si le tenía tanto miedo? En poco tiempo llegaron a su casa, JongIn se dirigió a un pasillo que no conocía, no sin antes darse la vuelta y mirarlo.

—No quiero que me molestes, esta noche saldré y no cenaré aquí, tengo asuntos pendientes qué atender.

—La...la marca...tú madre dijo....

Paro al escuchar la carcajada de JongIn. Este no dejó de reír hasta que su estómago dolió.

—¿La marca? ¿Quieres la marca? —preguntó con una nota de incredulidad—. ¿Crees que un alfa como yo quiere estar enlazado con un omega feo como tu? ¡Por favor! Lo menos que quiero en esta vida es estar con alguien como tú, un omega tonto e inservible, no eres lo que dijeron, eres feo y tu cuerpo no tiene nada de interesante. Me das repulsión. Así que no, no habrá una maldita marca.

Los ojos de KyungSoo se cristalizaron, vio como JongIn se alejó y él se quedó en medio del recibidor, aquello no era como le habían dicho que sería una vida al lado de su alfa. Estaba herido y decepcionado.



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