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𓏲 🏀 ࣪˖ Capítulo 09 ⊹.

Si a JeongIn le preguntarán si la primera vez con su alfa fue linda, su respuesta sería definitivamente un si.

Todavía se acordaba de todo lo que había sucedido en aquella tarde de sus dieciocho años, cuando fue la primera vez que pasaba un celo con SeungMin.

Y mientras admiraba a su novio, aquellos recuerdos de ese día llegaron a su mente.

Mientras la película se reproducía en el celular de JeongIn, ambos se regalaban mimos, pues estaban acostados en la cama pasando tiempo juntos.

El alfa se sentía un poco afiebrado, no sabía porqué realmente, asumió que se podría tratar de un resfriado viral.

Por eso habían cancelado la cita que tendrían en el parque, Jeong dijo que era mejor estar en casa por si el mayor se ponía mal, ahí estaría él para cuidarlo mejor que estando fuera.

La película transcurría con normalidad, pero el omega escuchó la respiración agitada del otro, se puso alerta rápidamente, checando su temperatura, estaba hirviendo, buscó un paño limpio y fue a mojarlo para poder ponérselo y así bajar la fiebre.

SeungMin sudaba y se quejaba bajito, su aroma había aumentado, sus ojos empuñados junto a sus manos.

JeongIn estaba pensando seriamente qué hacer, no era bobo y ya se había dado cuenta que su pareja no tenía fiebre por salud, era el inicio de su celo. Fue en busca de supresores y no encontró alguno, sus padres no estaban en casa y no quería dejarlo solo, ya había sido captado por su olfato y de vez en cuando susurraba su nombre, es lo que lo mantenía calmo por el momento. Pero si le dejaba solo podría despertar su instinto y cometer una locura.

El alfa abrió sus ojos, que estaban de un tono naranja brillante, cuando se percató del aroma a temor que despedía el omega.

¿Omega? ¿Me temes?

Yang volvió su mirada al mayor sentado en la cama y rápidamente negó con su cabeza y se acercó un poco al mas alto.

Claro, que no mi alfa.

Entonces, ¿Por qué tu aroma se ha vuelto un poco agrio?

El rubio suspiró para retomar palabra:

—Sucede que, debería ir en busca de supresores para ti, pero no quería dejarte solo...

El alfa le miró pasible y luego se levantó para envolver entre sus brazos al menor y besar su cuello mientras decía en un susurro:

—Yo te necesito a ti.

Y JeongIn cayó en su embriagante olor. Besó a su novio con pasión y poco a poco las prendas volaban. Él quedó encima del alfa, sus manos se paseaban por el suave abdomen, sus labios se pegaban y sus lenguas se enredaban, el aroma llenaba la habitación, el calor se podía transmitir de cuerpo a cuerpo.

Quédate arriba, y móntame como más te guste, omega.

No quiero lastimarte, o...

Tú sabrás cómo hacerlo, te encantará sentirlo. Aún así, puedo guiarte un poco. Créeme a mí me encantará aún si sólo estás sentado y me aprietas y sueltas. —gruñe el mayor. Yang está sonrojado pero con un beso acata el mandado.

Baja su brazo por detrás de su espalda y toma la dura erección del azabache, trata de guiarla hasta su entrada, lo que le cuesta un poco al estar a ciegas. El mayor lo toma fuertemente de las caderas para mantenerle quieto y sube un poco su centro, es así como por fin puede perderse entre la calidez del menor.

Ambos gimen, y SeungMin no espera mucho, siguiendo su instinto sube sus caderas e inicia un ritmo pasivo, ambos lo disfrutan en gran magnitud; sin embargo, el movimiento se detiene abruptamente. El rubio entiende que es su turno.

Nervioso, comienza con rodar sus caderas, eso parece encantarle al otro pues su cabeza se inclina levemente y suspira con los ojos cerrados. Luego intenta saltar; aquello le gustó aun más, un gemido se queda atorado en su garganta cuando un grave gruñido retumba en su sentido auditivo. El otro le ve con pupilas brillantes y una sonrisa tan caliente que le hace apretarse. Vuelve a hacerlo y ambos se desatan en sonidos de placer.

El chapoteo es cada vez más audible, sus respiraciones cada vez más apneas, la lujuria casa vez en aumento, y el clímax tan cerca.

No fue sino hasta que el alfa mordió el hombro del menor que ambos llegaron al orgasmo, con el más alto anudando a su pareja.

Después de aquel recuerdo su rostro se sonroja a más no poder.

Dejando esos pensamientos de lado, se acomodó otra vez para volver a tomar una siesta junto a su alfa.

¡Gracias por leer!

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