JeongIn se encontraba acostado en la cama y SeungMin tenía su cabeza en el pecho del omega.

Los sollozos de SeungMin era lo único que se escuchaba en la habitación, una de las manos de Yang se encontraba acariciando los cabellos azabaches del alfa.

—Lo siento, Nini. —murmuró el alfa.

—¿Por qué? —preguntó confundido.

—Por todo, por no ser un alfa valiente y por dejar que te golpearan. —oculto su rostro en el cuello del contrario para disfrutar del aroma de JeongIn, chocolate con fresas.

—Claro que eres valiente Seung y tú no tienes la culpa de que me golpearan, tú no me mandaste a pelear con esos alfas —beso la cabellera del azabache—. Soy yo quien tiene que disculparse contigo, por mi culpa nuestros padres nos advirtieron, pero te prometo que cambiaré. -SeungMin salió de su escondite.

Kim negó con la cabeza, ¿Por qué JeongIn, tenía que cambiar solo por él? Él sabía que a JeongIn le gustaba pelear, aunque lo hacía cuando la situación lo ameritaba, pero cambiar su actitud solo por él no le parecía gusto.

—No, no quiero que cambies solo por culpa de nuestros padres —lo miro a los ojos—. Podemos tener peleas en el ring. —era el único lugar donde ellos estarían bien.

—Pero tú nunca me golpeas, solo esquivas mis golpes —susurró—. Mejor voy a seguir practicando y me voy a concentrar más en la universidad. —comentó.

SeungMin hizo una mueca, pero solo asintió, él no tenía derecho decidir por Yang.

—Lo único importante aquí es que estemos juntos —volvió hablar el omega—. Tenemos muchos planes a futuro y no quiero que nadie se interponga en nuestros planes. —el alfa solo asintió.

—¿Podemos dormir un rato, omega? —preguntó Kim.

—Claro, vamos a dormir por ahora, después nos preocupamos por lo demás. —se acomodaron en la cama SeungMin, abrazo la cintura del contrario y recargo su cabeza en el pecho del omega.

JeongIn no sabía cuánto tiempo ha pasado, pero sabe que no pasa ni una hora, se paró de la cama y caminó hacia el piso de abajo, donde se encontraban sus padres y los señores Kim.

—Padres. —los llamo y todos los presentes voltearon a verlo.

—¿Quieres decirnos algo? —preguntó la señora Yang al ver a su pequeño impaciente.

El omega asintió.

—Les prometo que cambiará mi forma de ser, ya no me meteré en más peleas y solo me concentraré en los estudios y en mi relación, que son lo más importante. —les regalo una sonrisa.

—JeongIn. —su padre lo llamó.

—Solo por favor no vuelvan a mencionar nada de separarme de SeungMin —sus ojos se cristalizaron—. No quiero verlo otra vez llorando y que sea por mi culpa, por mi comportamiento les prometo que mejoraré —hizo una pausa—. Si vuelve hacer algo mal por favor solo dígamelo a mí y yo me encargaré de mejorarlo. —dicho eso regresó a la habitación y se acostó a lado de SeungMin.

Cerró los ojos dispuesto a dormir de una vez, pero se sorprendió cuando SeungMin murmuró:

—Si quieres llorar, está bien, estoy aquí contigo, mi amor. —no necesitaba más para que JeongIn llorara sobre el pecho de su alfa.

La culpa estaba presente en JeongIn y con solo imaginarse estar sin SeungMin le aterraba.

JeongIn no sabría qué hacer si el alfa no estuviera en su vida.

En la sala se encontraba los padres de los jóvenes y la señora Yang miró con preocupación a su esposo.

—¿No crees que esto fue muy lejos? —preguntó con enojo.

—Es por su bien —respondió—. No me gusta verlo con golpes en su rostro y él sabía que tenía prohibido pelear con las personas. —se cruzó de brazos.

—Pero no teníamos el porqué mencionar sobre separarlos, todo esto fue muy lejos —soltó un suspiro—. No solo los está lastimando a ellos, sino también a sus lobos.

—Solo hay que darles tiempo. —soltó la señora Kim con una sonrisa triste.

Algunos padres simplemente no se dan cuenta de como sus actos lastiman a sus hijos.

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