Vigésimo primer capítulo.
Vigésimo primer capítulo.
Cerró los ojos y de seguro se desmayó unos minutos porque lo próximo que supo es que estaba entrando a la clínica en brazos del alfa. Fue colocado sobre en silla de ruedas y de allí al consultorio donde el doctor Locket ya estaba esperando junto a otro ayudante.
-Veamos... -la mano del médico fue a su abdomen una vez que estuvo sobre una camilla- vamos, intenta tomar aire profundamente.
Lo intentó pero el dolor pulsó aún más fuerte.
-No puedo -dijo entre dientes- se siente muy mal, como un calambre demasiado grande.
El especialista hizo presión en varios puntos mientras le colocaba un estetoscopio sobre la piel estirada de la panza.
-¿Algún otro síntoma fuera de los habituales? ¿Hace cuánto sientes el dolor?
-Ninguno -negó con la cabeza- sólo un mareo antes de salir para aquí, el dolor me despertó.
-Okey... puedo escuchar al bebé, pero necesitamos saber que genera el dolor.
Oir esas palabras volvieron la vida a su alma atormentada.
-Por ahora tomaremos la presión, te harán algunas muestras de sangre para ver que las drogas suministradas esten en los niveles normales, lo mismo verificaremos las hormonas.
-Esta bien -graznó intentando frenar la mueca de dolor.
-Esta noche quedarás internado, voy a monitorearte, por demás está decir que se suspende la sesión de ejercicios de mañana.
Ae parecía una sombra silenciosa a su lado, lo acompañó a la habitación, lo ayudó a ponerse un pijama y recostarse bajo las sábanas blancas que recubrían la cama.
Cerró los ojos y por primera vez desde que habían iniciado el tratamiento excluyó a Ae de lo que pasaba por su corazón, era injusto, pero ahora el miedo por su pequeñito era lo único en lo que podía pensar.
-Oye -una enfermera lo llamó- voy a colocar un calmante muy suave para que te ayude a relajar el cuerpo, el doctor Locket dio la indicación.
-¿No hará daño al bebé?
-No, es algo suave, no tienes que preocuparte -le tomó la mano- he visto muchos papás gestantes pasar por el mismo miedo.
-¿Si? Pero soy un beta...
-Lo se -le sonrió- que estés gestando es una bendición.
Intentó respirar como le habían indicado pero pronto la sensación de pulsión en la boca del estómago lo hizo vomitar sobre el lateral de la cama, manchando suelo y paredes.
-No pasa nada -le susurró al oido su pareja mientras lo sostenía ante una nueva oleada de arcadas- ya va a pasar.
Sintió las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas producto de la sensación de nauseas y el miedo. Pasaron varios minutos hasta que ya no quedaba nada más que expulsar del estómago y los espasmos sumaron otra molestia a su cuerpo, estaba extenuado y apenas podía mantener los ojos abiertos, las voces llegaban lejanas y no podía entender lo que el doctor y Ae hablaban, luchó contra el sueño, pero al final el relajante hizo su trabajo.
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Levantó los párpados alejado de todo miedo o dolor hasta que recordó porque estaba allí, llevó una mano a su abdomen y el tacto del pelo suave del alfa estaba justo a esa altura mientras dormían, lo acarició con la mano en donde había conectado el suero.
-Heyyy -levantó la cabeza y lo miró a los ojos- dioses Pete... me diste el susto de mi vida.
-¿Qué pasó?
-Te desmayaste luego de vomitar, ni siquiera te diste cuenta que te cambiaron de habitación, el doctor vino a verte durante la noche, también levantaste unos grados de fiebre.
-¿Es-ess-tá bien? -el temor le apretó la garganta.
-Hizo una ecografía de urgencia, intenté despertarte -le tomó la mano con fuerza antes de besarle la palma- Pete...
Las lágrimas empezaron a inundarle los ojos cuando los brazos del alfa lo llevaron con él.
-No me odies ¿si?, tu seguías dormido y el ecógrafo estaba mostrando que todo estaba bien, nada de que alarmarse, y yo... pregunte si podía saber el sexo.
-¿Qué? -dijo a través de un sollozo.
-Se que debería haberte esperado, pero ella es tan bonita... tan perfecta...
-¿Qué? -repitió incrédulo.
-Se estaba chupando el dedo -lo tomó de las mejillas y le besó la nariz- ¿Cuán increible es eso? Estaba chupando su dedo!
-¿Está bien?
-Si, tu eres el que no estabas bien, prácticamente deshidratado, el doctor vendrá en cualquier momento a hablar con nosotros.
-¿Pero está bien?
-Si -le dio un beso en los labios- tan pequeñita como siempre pero el ecógrafo dijo que se está desarrollando dentro lo esperable.
-Entonces -se acarició la panza- ¿no hay nada malo?
-Supongo que pronto lo sabremos.
El doctor Blay Locket no se hizo esperar mucho más, el profesional aún llevaba la bata de la noche anterior y arrastraba ojeras bastante pronunciadas con él.
-Tu y tu amigo me harán viejo prematuramente -bromeó al ingresar, llevaba una carpeta con varios estudios en las manos- tenemos mucho de lo que hablar, por lo pronto, esa belleza está muy bien, todos los signos de un crecimiento armónico, la medida y peso adecuado, por lo demás...
-¿Es malo? -le tembló la voz, los brazos de Ae lo rodearon con fuerza.
-No, no necesariamente, pero es claro que tuviste un pico de estrés que precipitó la baja de hormonas mucho más de lo que puedes aguantar en este momento, ¿la sensación fue similar a las primeras semanas de gestación?
-Si...
-Es que no las estabas asimilando correctamente, eso llevó a que las paredes del abdomen se contraigan y causaran dolor, como dijimos al principio, tu cuerpo va a tratar al embarazo como una infección, por eso las nauseas, mareos, dolor y fiebre.
-¿Entonces?
-Entonces administraremos una dosis mayor de hormonas, estarás un día más en observación y tratarás de relajarte, aquí está tu alfa para que te cuide.
El doctor le dijo que podía esperar con una dosis más alta de hormonas, supuso que era como volver a los primeros días de tratamiento y aseguró una vez más que su bebé estaba bien. Una vez que se retiró, en segundos Ae se acomodó a su lado en la misma cama.
-Perdóname -habló con el rostro pegado al suyo, tanto que podía distinguir algunos lunares en la piel del alfa- esto es culpa mía, no te estoy cuidando como corresponde.
-Ae...
-No no, no quiero que me disculpes como siempre haces ni que escondamos nuestros problemas, Pete, tienes una tendencia a disculpar todo, lo has hecho con mi mamá, con Mean y mucho más conmigo, se que a veces soy desagradable y que no te acompaño como debería -le dio un beso breve antes de seguir hablando- es nuestra bebé, nuestra niña hermosa y la amo tanto como te amo a tí, se que no lo digo y me costó asimilarlo, cuando nos escuchaste discutir y dije esas palabras horribles, juro que no hubo mala intención y no supe expresar lo que pensaba.
-No es una bomba de tiempo -llevaron las palmas de sus manos al vientre donde se podían sentir unas pataditas.
-No... fue muy estúpido de mi parte decir esas palabras, sólo quería decirle a Mean que todo estaba pasando demasiado rápido, como siempre habíamos estado discutiendo, él me sacaba en cara que no te estaba dando un mejor lugar para vivir.
-Ohhh.
-Y soy terco y orgulloso para aceptar más ayuda de su parte.
-Viviremos bien, me gusta nuestra casa.
-¿Si? Ojalá pudiera darles algo mejor.
-Nos estás dando lo mejor -le sonrió y se apretó más al alfa- no necesitamos más.
Horas más tarde la enfermera que debía cambiarle el suero los encontró sobre la misma cama, los brazos protectores del alfa rodeando al beta mientras aún dormían.
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Hola! Vieron que no esperaron mucho? Espero hayan disfrutado este capítulo, quiero muy pronto traerles el final, así que nos vamos despidiendo.
Como siempre, mil gracias por leer y comentar.
Saludos!!! Cuidense.
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