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Vigésimo capítulo.

Vigésimo capítulo.

En el momento que escuchó la noticia de que el bebé de Plan se había adelantado comenzó a hiperventilar, un temor inconfesable a que el pequeño no sobreviviera le hizo castañar los dientes y atenazar el alma, no solo porque ya amaba al bebé como si fuera de su sangre, sino porque si no vivía, si no sobrevivía todas las esperanzas que tenía para su hijo también se desintegrarían.
Los brazos de Ae fueron los que lo ataron a la realidad, nada malo estaba sucediendo, solo un parto adelantado y controlado por los especialistas a los que le estaban confiando su vida.
Al llegar a la clínica, el informe de que el padre alfa estaba presente le hizo rechinar los dientes, detestaba a ese imbécil que había dañado a su amigo dejándolo a su suerte, todo cambió cuando se dio cuenta que los médicos se referían a su cuñado, quien había acompañado en el momento de la cesárea y custodiaba al recién nacido tras las puertas de neonatología.
Entró a ver a Plan, el joven parecía un niño perdido bajo la manta que lo cubría, aún permanecía bajo los efectos de la anestecia, una bolsa de suero conectada a una de sus venas y un indicador de pulso enganchado a un dedo.
Se sentó en el sillón que estaba a un lado y de ahí miro las facciones casi infantiles, pensó en como se estaba dando todo, como la vida le estaba brindando una familia grande a quien amar como siempre había soñado, acarició la panza y sintió las pataditas del bebé que crecía abrigado dentro suyo, la discusión con Ae de hace un par de horas ya era algo que parecía lejano, y aunque había aclarado el panorama, sabía que había palabras flotando entre los dos que todavía debían aclarar porque no era tonto ni inocente y era conciente de los sentimientos de su alfa por más que fingiera que todo era perfecto entre ellos. Ae lo amaba, de eso no había dudas, pero a veces sentía su lejanía en torno al pequeñin que ya tenía 24 semanas. Mientras seguía perdido en sus pensamientos y buscando palabras para decir a su pareja, el movimiento en la cama alertó que Plan estaba cercano a despertar.

-Ay... -gruñó el beta en la cama- ssss.
-Plan... -se acercó diligente.
-¿Pete? ¿El bebé? -intentó sentarse para luego volver a tirarse atrás- Tin, mi bebé, ¿está bien?
-Si -le sonrió- Mean fue a verlo, le permitieron estar con él, deja que lo llame, está fuera de la habitación.
-Ohhh okey...

Comenzaba a darse vuelta cuando la voz de su mejor amigo volvió a llamarlo.

-Pete, -dijo con timides- ¿me veo muy mal?

-Te ves hermoso como siempre -le sonrió- deja que lo llame y voy por los médicos.

Fuera de la habitación estaban los dos hermanos, Mean entró apenas le anunció que su amigo estaba despierto.

-Deberíamos ir a casa -habló el morocho apretándolo en sus brazos- tienes que descansar.
-Pero...
-No discutas Pete, hoy no has descansado ni un minuto, sabes que eso no está bien.

Por más que quiso negarse se dejó arrastrar por el otro, no quería sumar una discusión en un momento que solo debía ser de felicidad.

-No puedo creer lo de Mean -le comentó Ae- es increíble.
-¿Lo dices por lo de estar durante el nacimiento?
-Lo digo por todo, es como si lo hubieran cambiado por alguien casi irreconocible para mí, ¿sabías que él eligió el nombre Tin?
-En serio? -se sonrió- era cuestión de tiempo.
-¿Qué cosa?
-Que se volviera loco por ellos ¿no lo ves? Mean es un buen alfa, bastante amargado cuando lo conocí pero era muy fácil ver a través de su fachada.
-No creo que sea así...
-Salvo ese primer encuentro donde fue grosero con los dos, luego de que vinieran esa vez a casa siempre fue cortés y atento conmigo, hacía preguntas sobre nuestro bebé, por como iba el embarazo, por eso me pareció que era una buena idea que se acercara a Plan. 
-No lo estás diciendo enserio -paró su avance y lo miró de frente para ver la verdad en sus ojos- ohhh si, lo dices enserio.
-Claro que si! -besó la comisura de los labios sorprendidos de su pareja- te cuento un secreto... Mean cada visita traía chocolates que me daba a escondidas y siempre sugirió que los podía compartir con Plan.
-No estás hablando de mi hermano -achinó los ojos- es imposible.
-Siempre fue muy dulce conmigo, y aunque a veces decía cosas indebidas, se que se debía más a costumbres aprendidas que a cosas que pensaba realmente.
-Eres demasiado bueno -siguieron caminando- más de lo que se merece ese tonto.
-Ae... todos merecemos ser amados, aún alguien que cometió errores en el pasado pero ahota está demostrando que ha cambiado.
-Totalmente incorregible -rió con una carcajada- solo a tí se te puede ocurrir algo así.
-Funcionó ¿no?
-Funcionó -el alfa le apretó la mano- nunca esperé ver algo así de parte de ese idiota, pero por lo visto, nada va a separarlo de Plan o Tin.

Pete dio un pequeño brinco y aplaudió en su festejo, había estado en lo correcto, por un tiempo se dedicó a observar a Mean y muy pronto se convenció de que Plan era ideal para él, por esa razón había insistido en que lo acompañara a su casa el día que se conocieron, y si bien no empezaron de la mejor manera, ahora todo estaba encaminado.
Una vez en su casa tomó las vitaminas que había dejado olvidadas cuando recibió el llamado de Mean, el cansancio lo llevaba directo a la cama y no alcanzó a bañarse.
Lo despertó una sensación extraña, el abdomen tornándose duro, un calambre que abarcó desde la pélvis hasta llegar al esternón.

-Ae -jadeó en el dolor- Ae... pasa algo con el bebé.

El alfa pareció convertirse en un resorte saltando al instante sacado del sueño.

-¿Qué pasa? -se arrodilló a su lado- amor... ¿qué pasa?
-Me duele -trató de no llorar pero falló- duele mucho.
-Tranquilo, vamos... respira.

Lo vio buscar el teléfono mientras se colocaba un pantalón e intentaba colocarse las zapatillas.

-Estoy llamando al doctor Locket -dijo al ponerse una campera y se acercaba para vestirlo- le voy a decir que vamos a la clínica.
-Tengo miedo Ae...
-No pasa nada, no pasa nada -le besó la frente mientras sostenía el celular entre la oreja y el hombro- todo está bien.
-Duele -intentó pararse pero falló ante un mareo.
-Quédate acostado, voy a llamar un taxi, el doctor sabe que vamos para allá.
-Ae...
-Todo está bien -hizo una mueca que intentó ser una sonrisa- lo juro, todo va a ir bien.

Lo observó mientras salía de la habitación.

-Mi bebé no es una bomba de tiempo -susurró entre lágrimas las palabras que horas atrás tanto lo habían alterado- no lo es...

〰️🖤〰️

Hola! No se asusten, muy pronto el próximo capítulo.
Saludos!

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