Séptimo capítulo.
Séptimo capítulo.
Ae había vivido una infancia y adolescencia cuidada, su mundo se regía por las normas e imposiciones de sus padres y hermano mayor, y no es que no fuera felíz o que su entorno fuera opresivo, pero si tenía reglas implícitas con las que vivía. El traspié que dio al colisionar con Pete lo cambió todo, de pronto las reglas se le hicieron absurdas, era un alfa que no quería a un omega, el beta castaño era su destino. Su familia no lo vio así, iba en contra de las buenas costumbres involucrarse con un beta que nunca le daría un hijo y que tampoco tenía aspiraciones sociales más que trabajar como bibliotecario.
Recordaba los insultos de su hermano mayor el día que ingenuamente pensó en presentar su pareja a la familia, oportunista fue la palabra menos ofensiva, sus padres decidieron quitarle toda ayuda en su afán de que cambiara de idea y creyeron que presionarlo de esa manera haría que dejara lo que ellos consideraban un capricho. Nunca pensó en volver a buscarlos, nunca necesitó su afecto o su dinero, pero ahora estaba frente al portón de entrada de la casona de jardines cuidados dispuesto a ponerse de rodillas con tal de conseguir los recursos suficientes para pagar el tratamiento. Lo hacía por Pete, aún cuando en su fuero interno seguía pensando que era una locura, haría lo que fuera por su pareja.
Anduvo los escalones de mármol negro de la entrada, la voz de su familia todavía picaba pero sabía que era la opción más rápida, sus sueldos les daban una vida cómoda pero ni de lejos lo suficiente para costear las inyecciones que necesitaba el beta.
Había pensado unas palabras, proponerle algún tipo de trato a su padre, un préstamo que iría pagando de a poco en los próximos meses, todo se borró en el momento que su propia madre abrió la puerta. Allí estaba la omega que le había dado la vida, el castaño de su pelo marcando sus facciones delicadas, el tono de piel claro apenas sonrosado, los rasgos dulces tan contrarios a los del alfa de la familia.
-Ae -un pequeño temblor en su voz- hijo...
Quiso hablar pero no pudo, ese tono tan conocido y dulce, la voz que había cantado nanas en su infancia, que lo había calmado en sus días de adolescencia, que le leía cuentos e inventaba historias. No esperaba que lo tomara de la mano y luego lo envolviera en sus brazos antes de llevarlo al interior del que había sido su hogar.
-Por fín entraste en razón -las palabras venían de las escaleras por las que había correteado en su niñez interrumieron el momento- te llevó más tiempo del que creí.
-Mean! -exclamó Kaila a forma de reto.
-¿Qué? -habló de la forma altiva que lo caracterizaba mientras caminaba más cerca- solo estoy señalando un hecho.
-No es necesario que digas nada -respondió la omega mientras aún sostenía su mano.
-¿Y bien? -otra vez intervino el hermano mayor- ¿Estás listo para volver a tus obligaciones?
-¿Mi padre? -por fin pudo volver a hablar ignorando al otro- necesito hablar con él.
-Ohh no no, ahora yo estoy a cargo de todo.
-Tu padre está de viaje -indicó su madre- pero ven siéntate, habla conmigo.
-Necesito pedirle algo.
-Yo llevo todos los negocios de la familia -intervino Mean- así que lo que tengas que hablar, primero pasa por mi.
Por segundos su orgullo se resistió, no quería pedirle nada a su hermano mayor que de seguro se regodearía en la desgracia que se cernía sobre su pareja, pero de momento no tenía otra opción.
-Necesito un préstamo -dijo sin más- lo pagaré mes a mes.
-Eso ni pensarlo, ¿ya te sacó todo lo que tenías? Te lo dije Ae, no debiste confiar en un beta, no tienen instintos ni apego por nada.
-No es así...
-¿Crees que no? Por algo los dioses le quitaron todo, son insencibles por naturaleza.
-Cállate -apretó los puños intentando frenar el impulso de golpearlo- no digas nada.
-Y de seguro ya te quitó todo lo que pudo, piénsalo... no tienen hijos porque no harían más que abandonarlos a su suerte.
El golpe a su mandíbula fue inevitable, no llegaba la voz de su madre pidiendo que se separaran ni sus ruegos para que dejaran de pelear. Golpeó donde sus brazos llegaron y recibió otro tanto, llegó a ver movimiento cerca pero no prestó atención hasta que pudo descargar algo de ira sobre su hermano mayor, hasta que pudo transferir por unos segundos el dolor de saber que podía perder a su pareja, que pronto empezaría un tratamiento que de seguro terminaría rompiéndolos a los dos. Su madre fue quien se interpuso, miro el rostro magullado de Mean que le devolvía una sonrisa burlona, como si para él no fuera más que un juego.
-Eres bruto!! -reprendió su madre al mayor y se dio vuelta para mirarlo - ¿Estás bien Ae?
Miró los ojos miel de la omega, recién ahora se daba cuenta de lo cruel que fue separarse de ella, pero hace cinco años atrás cada uno había tomado su decisión, y ella no contradijo a su padre ni su hermano cuando lo dejaron atrás.
-¿Por qué me diste la espalda mamá? -no sabía porque preguntó pero necesitaba saberlo- Pete no es nada de lo que dijeron, ni siquiera se dieron la oportunidad de conocerlo.
-No tiene porque darte explicaciones -habló el alfa en su lugar.
-Mean... -silenció la réplica- basta por favor.
-Pero -la mirada seria de su madre cortó lo que de seguro serían más insultos.
-Hijo... fue un error terrible, pensé que volverías a nosotros y el tiempo fue pasando, no es excusa, pero luego me sentí tan avergonzada...
-Ya no importa -susurró con la voz rota- al final me obligaron a crecer y tengo a la persona más maravillosa a mi lado.
-¿Tienes problemas de dinero? Puedo darte lo que quieras, no tienes que devolver algo que te corresponde.
-Prefiero que las cosas sean claras, así que un préstamo estará bien.
-Ae, lo creas o no, estoy muy arrepentida de lo que hicimos -alcanzó nuevamente sus manos- y me gustaría enmendar mis errores.
-Por ahora solo necesito un préstamo, ¿me lo pueden dar?
Al final caminó tras Mean a la oficina que su padre mantenía en casa, minutos antes su madre se había encargado de limpiar las heridas que se habían causado mutuamente, nada que unos días no curara, todo fue superficial. El mayor le hizo un cheque, y como buen hijo del alfa que los había engendrado, cerraron el trato de palabra y con un apretón de manos.
-Nuestra madre quiere seguir viéndote -había hablado el mayor mientras llenaba el talón con el préstamo- se que la haría felíz.
-Mjmmm -apenas respondió porque solo podía pensar en el dinero que pagaría el tratamiento.
-Esto lo hago por ella, papá pasó todos los negocios hacia mi.
-Me comprometí a pagarte -fue tajante al hablar- cumplo mi palabra.
Antes de marcharse con un papel en la billetera que le daba seguridad miró a su madre, los ojos reflejaban la lucha interna de la que era presa, tal vez de no vivir bajo el imperio de su padre todo habría sido distinto. Mirar a esa omega luego de tanto tiempo volvió a ser ese dolor sordo que lo carcomía y del que había renegado. Bajó los escalones del ingreso pero los volvió a subir para darle un beso rápido en la frente, no recordaba que tenían la misma altura.
-Te amo hijo, espero que pronto me des la oportunidad de demostrar cuanto.
No respondió y salió de allí sin mirar atrás, porque si lo hacia, el hueco que había en su alma lo obligaría a correr a sus brazos y refugiarse como un chiquillo que no podía escapar de la pesadilla en la que se había convertido su vida.
〰️🖤〰️
Hola!!! Como están??? Aquí conocimos la familia de Ae, por primera vez odio al personaje de Mean.
Espero que les haya gustado el capítulo y obvio sus comentarios.
Un beso inmenso, cuídense
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