Octavo capítulo.
Octavo capítulo.
Las hormonas apestaban, su cuerpo no lograba adaptarse a ellas así que la sensación continúa de malestar ponía su organismo en un estado nada agradable. Luego de la primer aplicación debió ser internado para controlar la deshidratación producto de los continuos vómitos y los espasmos en su estómago.
Ya era la tercer semana de tratamiento, el embarazo en su semana 19 y contaba los minutos para notar los cambios en su cuerpo, se miraba continuamente al espejo esperando apreciar el crecimiento de su abdomen que seguía bastante plano.
Apretó la mano de Ae que se encontraba a su lado mientras le pasaban la medicación junto al suero, lo vio apenas mover los labios en reconocimiento, una mueca que no llegaba a ser una sonrisa.
-Heyyy -susurró al alfa- estoy bien.
El morocho solo asintió con la cabeza pero no dijo nada, ya era la tercer aplicación y en cada una de ellas veía el mismo rostro contrariado, el mutismo que lo llenaba de tristeza.
-Hola! -llegó la voz del otro lado- creí que no los encontraría.
-Hola -lo saludó con la mano y una sonrisa- cambiamos el turno porque es aburrido estar solo.
Frente a él estaba el otro beta, un joven con el que había conectado apenas la primer semana de tratamiento, una enfermera ya estaba colocándole el suero.
-Mira -se levantó la ropa para mostrarle la pequeña panza- ¿cierto que se ve que está creciendo?
-Si!! -respondió entusiasmado ante la piel un poco distendida- es hermoso...
-Estoy tan felíz -habló con entusiasmo- hoy me harán otra ecografía, es posible que se pueda ver el sexo.
-¡Que emoción! -dijo con sinceridad- a nosotros todavía nos falta para eso.
-Ya les llegará el momento ¿Cómo estas llevando las hormonas esta vez?
-Tolerándolas -hizo una mueca- mi cuerpo no las asimila del todo.
-¿Pero estás bien? -había preocupación en su voz.
-Si, el doctor dijo que es lo esperable.
Sintió al alfa removerse y pedir disculpas antes de salir al baño. Suspiró y tomó aire antes de volver a hablar.
-Ae está así todo el tiempo... me preocupa.
-¿Lo hablaron con el consejero?
-Asistió a la reunión pero no dijo mucho y...
-Puedes decirme lo que sea -dijo con una sonrisa suave.
-Nunca quiere tocar mi panza, evita hablar del bebé.
-Ohhhh.
-Lo entiendo, se que está asustado, pero yo necesito que sea parte de esto.
-¿Se lo dijiste?
-No quiero tocar el tema, es todo, las hormonas, los inhibidores del sistema inmune, el cansancio...solo quiero estar tranquilo el tiempo que pueda.
-Pete mira... tienes a alguien a tu lado que te ama pero está asustado y es entendible, solo busca la forma de llegar a él.
-Lo haré -suspiró- es que trato de evitar todo pensamiento negativo.
-Esta bien, pero no dejes pasar el tiempo, y en relación a las hormonas, pronto se estabilizará, pasé lo mismo las primeras veces, por lo menos tú tienes quien te sostenga el pelo.
-Lo siento...
-¡No lo sientas! -habló con una sonrisa quitando importancia a las palabras, llevó la mano a su vientre y lo acarició- este pequeño no tendrá un padre alfa en su vida, pero tiene un abuelo que lo ama muchísimo, solo que trabaja demasiado y estoy solo casi todo el día.
-¿Y hoy?
-Luego de la ecografía tendré una cita con un helado.
-Me gustaría acompañarte, pero... las hormonas siempre me hacen correr.
-Mmmmm, te propongo esto, mañana tenemos que hacer los ejercicios, si estas bien podemos tener un momento para nosotros, puedo ir a tu casa o tu a la mía.
-Eso sería genial, Ae tiene el turno de la tarde, durante la mañana me acompaña pero luego estaré solo.
Siguieron hablando un poco más, hasta que las náuseas volvieron con toda la fuerza y terminó de rodillas frente al inodoro. Sintió un paño fresco ser pasado por su frente.
-Estoy bien -le comentó a su pareja antes de tomar un sorbo se agua- son menos fuerte que antes.
-Seguirás bajando de peso -habló el alfa que aún lo sostenía.
-Es normal, ya lo explicó el doctor Locket -le recordó- pronto desaparecerá.
Antes de pasar al control médico saludó a su nuevo amigo, mañana tendría tiempo a su lado.
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-Su corazón se escucha muy bien -habló el especialista luego de que el sonido rítmico invadiera el consultorio mientras el aparato era pasado por su abdomen- es fuerte.
Sonrió antes de mirar el rostro de Ae que parecía ser de piedra, desprovisto de cualquier emoción.
-Tendrías que reforzar un poco más con la alimentación para aumentar el peso, tu presión es estable así que en ese sentido todo marcha bien, ¿has hecho los ejercicios?
-Todos.
-Bien... este pequeñín necesita más espacio, si todo sigue así, en poco tiempo más lo sentirás moverse, en los embarazos omegas es luego de la semana 16, pero en tu caso está dentro de lo esperable, las 20 semanas.
Lo dejó acomodarse la ropa antes de guiarlos nuevamente al escritorio.
-Por ahora ordenaré unos análisis para determinar como va tu sistema inmune, por lo que veo la medicación no te ha traído efectos secundarios.
-No, solo las hormonas son mis enemigas.
-Lo puedo notar... ¿fiebre?.
-No.
-¿Dolores de cabeza, de estómago, calambres?
-No por suerte.
-Bien -lo vio ingresar la información a su ficha- es mejor de lo que podríamos esperar.
-¿Si?
-Absolutamente, solo debes seguir todas las indicaciones, hacer los ejercicios para lograr elasticidad en el área del abdomen, tomar la medicación y sumar más volumen a tus alimentos.
-Estoy haciendo todo...
-Entonces... vamos por el buen camino.
-Ae -el médico se dirigió a su pareja- ¿alguna consulta que quieras hacerme?
-No, todavía no -respondió en un tono monótono.
-Está bien, de cualquier manera, saben que pueden comunicarse conmigo en cualquier momento.
-Okey.
-También pueden encontrarme mañana luego del turno con los kinesiólogos.
-Está bien -le dieron la mano antes de despedirse y ponerse en camino.
Salieron de la mano, la sonrisa de saber que todo marchaba bien solo estaba contaminada con la tristeza de ver el aura sombría que acompañaba a su alfa. Tomaron un taxi que los llevó a su hogar aún cuando él hubiera preferido un pequeño paseo como los que acostumbraban a hacer antes de que empezaran el tratamiento.
-¿Quiéres comer? -le dijo para llenar el silencio- podría preparar algo para los dos.
-Estoy bien así -fue la respuesta tajante- no necesito nada.
-Ae...
-Debes estar cansado -lo miró de reojo- ¿Porqué no duermes un poco?
-Estoy bien...
-Descansa, los vómitos no te deben dejar energía para mucho más.
-Ya no tengo náuseas y me siento mucho mejor... escuchaste al doctor, todo marcha bien.
-Vomitaste antes de entrar a la consulta.
-Y eso es normal.
-No Pete, eso no es normal.
-Ae, por favor.
-Mira Pete -cortó cualquier réplica- saldré un rato.
-¿A dónde?
-Solo a caminar.
-¿Por qué no hablas conmigo?
-Mejor no, porque si hablo, si digo algo, serán cosas que no quieres escuchar.
-Amor...
-Puedes ubicarme con un mensaje.
Se quedó allí, en medio del comedor mirando la nada, temeroso de la frialdad que su pareja le demostraba día a día, de la apatía frente a su bebé. Se llevó la mano a los ojos cuando sintió la tibieza de las lágrimas enturbiar su visión, sintió la tristeza asentarse en su pecho y aunque quiso apartarla, no pudo.
Escuchó el timbre sonar y la ilusión de que fuera Ae lo llevó a abrir sin preguntar. El rostro poco amigable de un alfa fue lo primero que vio, más atrás una omega. Al principio no lo reconoció hasta que cada insulto de la única vez que estuvieron bajo el mismo techo volvieron a él.
-Así que sigue contigo -lo escuchó pronunciar.
De pronto se sintió asqueado, las palabras horribles que habían salido de esa boca retumbando en sus oídos. Él era un beta, alguien que no podía crear vida, que no le podía dar hijos a Ae. Las náuseas empezaron en la boca de su estómago, fueron llevando fuego por su esófago hasta terminar en un vómito que cayó sobre el traje del alfa que lo miró horrorizado. Escuchó la exclamación de asco salir de la boca del mayor y contra todo pronóstico se sonrió, la suciedad que había encharcado al otro era un pequeño pago por las palabras que su cuñado le había gritado tanto tiempo atrás.
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Hola gente maravillosa.
Antes que nada, pido disculpas por no actualizar antes, realmente hubo mucho trabajo y me di a la tarea de escribir mi historia para el Festival PinSon.
Espero que la historia le siga gustando. Como siempre, gracias por leer y comentar. Nos leemos pronto!
Un beso y cuídense.
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