Décimo sexto capítulo.

El aroma que venía de la cocina le recordó que habían sido demasiadas horas sin comer. Avanzó mientras secaba el pelo con una toalla y la imagen del alfa con la camisa enrollada en sus antebrazos mientras colocaba la mesa lo hizo tragar con fuerza.

-Ya estas... -colocó dos tazones sobre el mantel- ya está casi listo, solo debes sentarte.

Miró el contenido, una sopa cremosa de zapallo con pequeños trocitos de tocino salteado y tostadas con algunas verduras en ellas.

-No es gran cosa, pero supongo que es mejor que dormir sin comer.
-Esto es... demasiado, se ve increible.
-Tienes que probarlo primero.

Se sentaron frente a frente, probó la sopa y en minutos la devoró sin ningún tipo de compostura.

-Esto no es cocinar sólo para sobrevivir -le dijo luego de tomar un vaso de agua- estuvo delicioso.
-Me descubriste -le sonrió- realmente disfruto cocinar aunque pocas veces puedo hacerlo.
-¿Por el trabajo?
-Esa es una de las razones... si, pero además, se supone que es algo que los alfas no hacen.
-Y allí está el Mean que conozco...
-El mismo -respondió apartando la mirada.

Los dos hicieron silencio, posiblemente no había mucho que decirse.

-Tendrías que irte -habló unos minutos después- te agradezco por esto, pero no era necesario.
-Ni lo digas... ¿Cuántos días estará tu padre fuera?
-Espero no sea más de una semana.
-Dejé un poco de sopa lista para calentar dentro de la heladera por si tienes hambre y no quieres cocinar.
-Gracias, no era necesario.
-Quería hacerlo.

No respondió y se levantó para dar por terminado el encuentro, esperó mientras el alfa se colocaba el saco y volvió a ser conciente de su aspecto, el pijama un tanto infantil y las pantuflas de conejitos.

-Cierra bien la puerta -le dijo cuando ya estaba del otro lado- no te olvides de trabar bien.
-Si.
-Ohhh y cerré el paso de gas.
-Eso es...
-Supongo que más adelante te encontraré en lo de Pete, cuídate.
-Tú igual -le susurró cuando ya comenzaba a alejarse.

Cerró la puerta atento al sonido del auto al acelerar y alejarse. ¿Qué había sido eso? Tal vez estaba dormido porque todo le resultó irreal, Mean allí, en su espacio, siendo gentil y cuidando de él. Recorrió el espacio apagando las luces antes de pasar una vez más por el baño y luego a la cama.
Intentó dormirse pero el sueño le fue esquivo mientras hacía un repaso de lo vivido en las últimas horas, trató de no sobreanalizar la situación, el mayor se había sentido culpable por sus propias acciones y actuó en consecuencia, nada más, cerró los ojos con fuerza antes de relajar totalmente su cuerpo, el bebé también parecía dormir así que se rindió al cansancio del día.

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Volver a encontrarse pocos días después con Mean parecía casualidad, sobretodo porque era en un horario donde se suponía él estaba en su empresa, se trataron con cortesía, como si la cena juntos nunca hubiera sucedido y hasta en un momento comenzó a dudar de que fuera así. Solo cruzaron unas palabras, por lo que entendió quería hablar con Ae por cuestiones familiares así que se quedaría a esperarlo.

-¿Tu padre ya ha vuelto de su viaje? -le preguntó sentado frente a él.
-No, todavía no, se demoró un poco.
-¿Te estás alimentando bien?
-Si.
-¿Estás todo el tiempo solo?
-Entre las horas haciendo los ejercicios y luego estar con Pete y Ae... apenas paso por casa a dormir.
-Bien.

Volvieron a hacer silencio aunque tenía ganas de indagar el porqué de sus preguntas, hasta que Pete le informó que Ae estaba en camino.

-Plan, ¿te gustaría caminar un poco conmigo? -le pidió su amigo.
-Me haría bien.
-Mean -lo miró al alfa- nosotros saldremos, así que espera a Ae aquí.

Avanzaron por las cuadras del barrio hasta encontrar una plaza y se sentaron en un banco. Miró a Pete, las mejillas enrojecidas en su piel translucida le daba un aspecto angelical, observó como llevaba la mano al abdomen que había crecido unos centímetros, de seguro el bebé estaba moviéndose. Hizo lo mismo, su pequeñin pateaba de forma insistente y su panza tenía mayor volumen.

-Plan... ¿me vas a contar lo que está sucediendo con tu papá?

Apretó los ojos con fuerza y suspiró, su padre hace más de una semana había iniciado su viaje y se suponía que ya tendría que haber vuelto, sobre todo teniendo en cuenta que muy pronto debía internarse para que el bebé naciera.

-Pete , es que... te conté que mi madre no quería tener nada que ver conmigo, y bueno... ellos se aman, mi padre decidió acompañarme, vendió su parte pero ella se quedó en nuestra ciudad, él fue a verla unos días porque luego de que nazca el bebé va a ser difícil, lo hace de vez en cuando.
-Eso es, francamente Plan, eso es horrible.
-No, no lo es, él la ama independientemente de como es como madre.
-Disculpa... no debería haber dicho eso.
-No te disculpes porque es entendible lo que piensas -acarició su vientre- voy a ser padre y nunca nada hará que lo deje a su suerte.
-¿Ella sabe de tu embarazo? -asintió- ¿Y aún así no quiso ayudarte?
-Ella insistió en que me hiciera un aborto, luego de eso mis padres decidieron ir cada uno por su lado aunque realmente no se separaron.
-¿Conoce al padre alfa del bebé?
-Si, él era mi jefe.
-¿Qué?
-Si... te dije que fui un idiota, meterse con el jefe es una gran estupidez.
-No fuiste idiota, solo confiaste en una persona que no lo valía.

Siguieron hablando, le contó algunos detalles de la vida que había dejado atrás.

-Ahora mi padre está con ella, es una forma difícil de vivir, supongo que volverá en unos dias, a tiempo para la internación.
-¿Estás nervioso?
-Un poco, pero no por mí, sino por mi chiquito, ya quiero tenerlo en brazos y serán varias semanas que estará en incubadora.

Continuaron hablando, le contó de su vida anterior, se había desempeñado como secretario en una oficina de contadores por años hasta que inició la relación de la que resultó el embarazo.

-No quiero pensar en que arruiné mi familia, mi mamá por poco me toleraba y sólo porque ayudaba en casa con mi sueldo, ahora mi papá tiene que trabajar por los dos.
-¿Y ella?
-Puede permitirse vivir bien, es contadora.
-No me digas que -la pregunta quedó sin pronunciar.
-Es un compañero del trabajo de ella -ocultó la mirada- si, fue un desastre.

Los brazos de su mejor amigo lo rodearon, en poco tiempo se había convertido en un pilar, alguien que lo entendía y acompañaba sin juzgar.

-Necesitaba tanto que me amaran -dijo con la voz quebrada- ser aceptado, que no vi que todo era falso, era poco más que un juguete.
-Ese alfa era un estúpido.
-No lo dudes -limpió su nariz con la manga de su remera- pero ya no importa, tengo a mi hijo y eso lo vale todo.

Permanecieron un tiempo más, descargó algo de la tristeza que a veces le ganaba el ánimo y dejó que el mimo del otro beta lo cubriera, Pete sería un gran padre, la ternura era innata en su forma de ser.
Caminaron con lentitud a la casa pasadas las dos horas, de camino compraron el habitual helado, un vicio que habían ganado los dos.
Esperó a que su amigo abriera la puerta, avanzó atrás de él y se quedó a su lado cuando lo vio cambiar el semblante, Ae y Mean estaban enfrascados en otra de sus peleas, los dos levantaban la voz y no reparaban en su presencia. No entendía de que iba la discusión, el enojo parecía crecer entre los dos mientras las palabras se cruzaban, posiblemente Pete no pensaba intervenir, hasta que lo que salió de la boca de Ae pareció cortar el aire.

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