Décimo segundo capítulo
Décimo segundo capítulo.
-¿Tienes una convención de betas en tu casa?
-Idiota -dijo Ae mientras daba un golpe en la nuca de su hermano mayor- no me hagas dejarte fuera.
-Ohh solo es una broma -se pasó la mano donde había sido golpeado- no te aguantas nada.
-Es que eres un...
-Hola Mean! -cortó lo que podía terminar en una discusión- que alegría estés aquí.
-¿Ves? -miró al alfa menor- Pete si sabe que solo son bromas, hola Pete.
Avanzó donde su pareja todavía seguía con los ojos entrecerrados y le dio un beso en la comisura de los labios.
-Hola a ti... ya no pelees -volvió a dejar otro beso- tienes que comportarte.
-No me gusta que seas tan bueno con él -refunfuñó- es un imbécil.
-Me caes igual hermanito -intervino el alfa mayor.
-Mean, Ae -intervino la omega- ya casi está la comida, por favor prepárense.
Mientras los dos se distanciaban observó a Plan que se mantenía al margen de la disputa y mirando de reojo la situación.
-Por favor disculpa el comportamiento de mis hijos, a veces dicen cosas que no deberían.
-Si, comprendo -respondió su amigo aunque en el tono había algo extraño.
-Ven, te lo presento -sonrió ella y lo guió mas cerca del hijo mayor- Mean, él es un amigo de Pete.
-Mucho gusto, me llamo Plan -el beta fue dulce en su tono que chocó con la mirada fría del alfa.
-Igual -respondió antes de buscar un lugar en la mesa sin decir nada más.
-Mean! -intento regañarlo pero ya le daba la espalda.
-Esta bien... yo entiendo.
Aún con el comienzo nada auspicioso, la cena fue un momento distendido donde su suegra fue llenando algunos vacíos y contando anécdotas sobre la infancia de sus hijos.
-Su padre era un hombre bastante tradicional -comentó mientras tomaban un café- y la verdad que yo también lo era, hasta que la realidad me mostró que no todo es blanco o negro.
-¿Luego de que él se fue? -preguntó Ae.
-No -lo miró a los ojos- desde el momento en que tú lo hiciste.
-Oh no no no -cortó la melancolía- nada de eso, ya fue el tiempo de pedir perdón.
-Tienes razón -declaró su pareja.
-Por supuesto que si -le dio un beso rápido- ya deberías estar acostumbrado.
-Más bien estoy acostumbrado a que seas terco.
-Eso también -sonrió hasta que un movimiento a su lado les recordó que no eran solo ellos dos.
-Pete, Ae -su amigo comenzó a levantarse- agradezco la invitación de hoy, pero ya debo irme.
-No tienes que agradecer, eres bienvenido siempre.
-Señora Kaila, realmente estaba delicioso.
-Gracias cielo, me alegro que lo hayas disfrutado, espero verte seguido.
-Mean -llamó a su cuñado- ¿te importaría llevarlo a su casa? No me gusta la idea de que vaya solo.
-Pete! -lo reprendió- soy muy capaz de andar solo, no es tan tarde.
-Pero yo estaré tranquilo si alguien te acompaña.
-Pediré un taxi.
-No es lo mismo ¿Lo harás Mean?
-Si no hay alternativa... -respondió el alfa.
-No, no la hay, si no es acompañado a casa no podré dormir bien.
-No soy un niño Pete -repuso Plan sin ser escuchado realmente.
Al final hicieron tal cual pidió Pete, la incomodidad se palpaba dentro del auto de alta gama que conducía el alfa.
-Lo siento -dijo una vez en marcha- no se porque Pete te pidió esto, puedes dejarme en unas cuadras y tomaré un taxi.
-Ya le di mi palabra y no quiero disgustarlo.
-Nadie va a decírselo.
-No voy a discutirlo.
-Okey...realmente eres un poco gruñón -dijo por lo bajo pero fue oído de todas formas.
-Tampoco eres la mejor compañía.
-¿Qué? -respondió molesto- si tú no me conoces, ¿Cómo puedes juzgar si soy buena compañía o no?
-No me gusta.
-A ver, adivino ¿no te gustan los betas?
-Digamos que no son mis personas favoritas, hago esto por mi madre.
-Eres bastante snob.
-No lo diría de esa forma -lo miró un segundo y volvió la vista al camino- cada uno tiene derecho a elegir de quien rodearse.
-Nadie está obligándote -apretó los puños con ganas de golpearlo- bájame aquí por favor.
-Le dije a Pete que te llevaría.
-Realmente me importa un cuerno tu sentido del honor.
-No quiero -respondió tajante.
-O me bajas o mañana le cuento de lo desagradable que eres.
-¿Y hacerlo sentir mal?
-¿Tanto te importa?
-Le importa a mi madre, con eso basta.
-Entonces se lo diré a ella -sentía el enojo fluir en él y necesitaba calmarse- ve y dile que me dejaste en casa, no voy a revelar lo idiota que fuiste conmigo.
El auto frenó al costado del camino, todavía faltaban un par de kilómetros pero prefería hacerlos caminando antes que soportar la actitud del alfa.
-No quiero que Pete se entere -le dijo mientras abría la puerta y salía- por mi parte yo no diré nada, no quiero que se disguste.
-Tú me pediste que te dejara aquí.
-Lo que sea.
Pudo haber azotado la puerta para desquitarse pero no lo hizo, apenas hice un clikc que no perturbó el mutismo de la noche.
Se apretujó el abrigo más contra su cuerpo y comenzó a caminar, enseguida vio pasar el auto del alfa y perderse en la oscuridad. No quiso pensar pero realmente no entendía lo que acababa de suceder, se sintió un idiota y fuera de lugar, conocía muchos alfas que rechazaban a los betas pero nunca nadie alguien al nivel que lo hacía Mean. Masculló un insulto entre dientes y se sintió un tonto.
El era un beta, peor aún, un beta embarazado, una probabilidad de una en un millón y aún así, por un segundo, por un brevísimo instante, cuando los ojos marrores pasaron a través de él sintió un burbujear en su pecho que le era ajeno y a la vez similar a la sensación del movimiento de su hijo dentro suyo. Con rapidez y bronca limpió la lágrima que cayó por una de sus mejillas para luego soltar una carcajada. Solo había sido su imaginación, se dijo, el resultado de dejarse influenciar por la visión romántica de la vida que tenía Pete, porque ¿Cómo iba a sucederle a él?, no, había sido la embriagante alegría de sentirse aceptado, le emoción de saber que su hijo crecía sano, de que más personas se sumaban a su pequeño mundo, nada tenía que ver los ojos rasgados ni la calidez que sintió en ese primer encuentro, algo totalmente desconocido pero a la vez familiar, como encontrarse frente al espejo que le devolvía una imagen distorsionada de sí mismo.
Siguió caminando y antes de darse cuenta ya estaba en la puerta de su casa, en el trayecto casi había logrado convencerse que el sentimiento de pertenencia que había cruzado su pecho había sido solo una invención de su cabeza.
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Hola!
Primero, ya leyeron mi participación en el Festival PinSon? Si no lo hicieron están invitados!
"Moneda de cambio" es el one-shot, un gran desafío para mí, así que espero que lo disfruten y que apoyen a cada una de las autoras que participan con sus historias.
Segundo, ayyyyy Mean... cuando caigas vas a caer tan duro que no vas a saber que te pasó.
Tercero, no hay tercero, solo no olviden dejar su comentario y alguna estrellita.
Un beso inmenso, cuídense.
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