Décimo cuarto capítulo.
Décimo cuarto capítulo.
Había días durante los que se sentía agotado, el cuerpo apenas le respondía, más de una vez la fiebre lo llevó a sentir pánico pero no pasó de ser alguna infección leve como consecuencia de suprimir su sistema inmune. El día de hoy había sido uno de esos donde los vómitos habían sido constantes dejándole el estómago con espasmos que no se quitaron hasta bien entrada la tarde, por eso no entendía porque el sueño le era esquivo y solo pudo dormitar unas horas. Miró a su lado y aún en la oscuridad pudo ver el perfil de Ae que lo sostenía entre sus brazos aferrándose mientras dormía. Cerró los ojos una vez más, contó hacia atrás para evitar que algún pensamiento se colara, y en ese momento, cuando la calma comenzaba a llevarlo al sueño, cuando el cuerpo tibio de su alfa lo acunaba y su respiración acompasada lo sosegaba, el aleteo como cientos de burbujitas danzando hicieron explosión en su vientre. Llevó la mano con temor de que fuera solo una ilusión, pero allí estaba otra vez, ahora más perceptible, más fuerte. Sonrió sintiendo el alma en plenitud, la calidez inundando cada célula.
-Hola -movió los labios en un susurro- hola bebé... soy papá Pete.
Acarició la zona que todavía se resistía a crecer aún cuando ya estaban en la semana 22, presionó sobre su ombligo esperando alguna reacción en respuesta y allí estaba, las burbujas reventando otra vez, la vida dentro de él manifestándose una vez más.
-Heyyy Pete... amor, ¿pasa algo? -Ae se sentó de golpe como si fuera alertado de que algo estaba pasando- ¿Estás bien?
-Ae... -sonrió y le tomó una mano para posicionarla sobre su abdomen- se está moviendo, puedo sentirlo.
-¿Seguro? -la palma abarcó gran parte del espacio.
-Si si...espera, tal vez también lo puedas sentir.
Permanecieron en silencio expectantes, la oscuridad de la habitación rota por algunas luces que se filtraban del exterior, a los minutos ya casi se habían rendido hasta que un ondular fugaz les erizó la piel.
-Ahí está -la voz de Pete se sintió congestionada- ¿Lo sientes?
-Si...¿Es nuestro bebé? -las lágrimas quedaron atrapadas en la garganta de alfa- Pete... ¿ese nuestro bebé?
-Si -la sonrisa ocupaba todo su rostro- supongo que nos está saludando.
Ae se colocó a la altura de la panza y apoyó la frente en ella antes de que la humedad bajara por sus mejillas. No pudo decir nada. Estaba tan aterrado, vivía con tanto miedo por su beta, por si algo salía mal con su salud, por si sus ilusiones se desvanecían y quedaban en nada, que en este tiempo no había tomado dimensión de lo grande que era el milagro que estaban viviendo.
-Por favor, por favor, por favor -rogó en un susurro inhaudible- por favor dioses... dejennos tener esto, dejen que nuestro bebé crezca sano y felíz.
Los dedos de Pete fueron a su pelo, se enredaron en ellos, rascaron su nuca mientras él seguía una letanía de palabras silenciosas rogando a los dioses por que en su misericordia le permitieran la vida a ese pequeño ser que ahora daba algunos golpes que se sentían a través de la piel tirante de su amor. Llevó los labios al ombligo y dejó un beso sutil allí antes de acomodarse nuevamente en los brazos del beta, la mano apoyada en su vientre antes de que las caricias compartidas llevaran a los dos al sueño.
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-Estoy tan pero tan felíz por ustedes! -chilló Plan antes de envolverlos en un abrazo- solo era cuestión de tiempo.
Plan se había presentado al medio día luego de una sesión de ejercicios, su panza ya se mostraba a simple vista y los controles indican que el crecimiento iba dentro de los parámetros esperables para su situación.
-Tenemos que celebrarlo -habló mientras colocaba la mano sobre el abdomen de Pete- creo que es necesario un helado.
-Es una buena idea, pero tendrá que ser luego del almuerzo con Kaila, he quedado con ella.
-Ohhh -había desilusión en su voz- entonces será en otro ocasión.
-¿Qué? No! Sabes que ella quieres que estes, siempre te invita y terminas por negarte.
-No se... es un momento familiar.
-Plan -intervino el alfa- tu eres nuestra familia tambien... apoyaste a Pete desde el primer día.
Al final cedió al pedido de la pareja, negarse siempre que lo invitaban podía dar lugar a algún comentario indeseado, y saber que Mean no estaría presente por estar trabajando le dio seguridad para aceptar.
Desde la noche en que se había bajado del auto para caminar solo a su casa, prácticamente no se habían cruzado, y en las veces que lo hicieron, se ignoraron mutuamente.
-Y tú Plan -la voz de Kaila dirigida a él lo sacó de sus pensamientos- ¿Ya tienes todo listo?
-Faltan algunas cosas, pero tengo lo necesario para los primeros meses, luego del nacimiento, si todo va dentro de lo esperado, solo serán 6 semanas en incubadora y podremos ir a casa.
-Ya estás tan cerca... -señaló la omega llevando la mano a la panza hinchada- espero que me dejes apropiarme de este pequeñín y ser una abuela para él.
-Eso... -los ojos se le empañaron- eso sería hermoso, gracias.
-Ohhh niño, no tienes que agradecer.
Siguieron hablando un tiempo más hasta que el cansancio de los dos betas fue evidente.
-¿Porqué no se recuestan? -indicó Kaila- yo puedo ocuparme de preparar algo para la merienda mientras ustedes descansan.
Decidió quedarse, el día había sido tan bueno y relajado, se sintió mimado y estar con Pete siempre terminaba por darle paz, aún cuando la angustia y la soledad le ganaban el ánimo. Se recostaron lado a lado.
-¿Pensaste algún nombre? -le preguntó su amigo.
-Todavía no se me ocurre nada.
-Ohhh, okey... Plan, ¿puedo preguntarte algo íntimo?
-Sabes que si.
-¿Pasó algo con Mean?
-¿Porqué preguntas?
-Entonces...si pasó.
-Nada, solo no nos caemos bien.
-¿Solo es eso? ¿No te faltó el respeto de alguna forma?
-No, solo no nos llevamos bien, es todo.
-Plan, sabes que puedes contarme lo que sea...
-No te estoy mintiendo Pete, tienes que admitir que Mean no es la persona más amistosa.
-Lo se -sonrió un poco- siempre tengo que mediar para que Ae y Mean no terminen discutiendo.
-Entonces ¿porqué sigue viniendo?
-Creo que tal vez se siente solo aunque dudo que alguna vez llegue a admitirlo, y conmigo realmente es bastante gentil y educado.
-Ya...
-Si, es una persona extraña.
-Ni que lo digas.
-Pero no creo que sea malo.
-Mjmmm -masculló porque no quería decir algo demás.
Cerró los ojos y supuso que Pete había hecho lo mismo y en poco tiempo, los dos estaban dormidos.
Los sonidos viniendo de la cocina lo despertaron, levantó los párpados y descubrió que habían pasado un par de horas porque el sol que se filtraba ya se notaba rojizo, miró a un lado y el otro beta ya no estaba. Caminó al baño con la pereza a cuestas y bastante relajado, bostezó mientras avanzaba por el pasillo arrastrando los pies y resfregando los ojos, por lo que se sorprendió cuando chocó contra alguien que se dirigía en su camino.
-Disculpa -dijo sin levantar la vista.
-Tendrías que mirar mejor por dinde vas -respondió la voz que se había quedado en su memoria.
-Oh diablos -dijo entre dientes al reconocer a Mean.
-Sólo estoy bromeando -una media sonrisa se dibujo en sus labios- se nota que recién te despiertas.
-Que observador -miró por sobre su hombro- necesito pasar.
Lo sintió acercarse unos centímetros hasta colocarse sobre su oído.
-Nadie te lo impide -se hizo a un costado.
-Gracias -avanzó al baño y cerró la puerta apoyándose en ella- oishh mierda!
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