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Décimo capítulo.

Décimo capítulo.

-Pete...
-Mmmmm.
-Amor, te estás durmiendo...

Miró a su pareja que intentaba mantener los ojos abiertos cuando su cuerpo ya se había rendido. Habían cenado con su madre y hermano mayor, y aún cuando pensó que sería una situación incómoda o tirante, la dulzura propia del beta limó algunas asperezas posibilitando un primer acercamiento.
Lo ayudó a pararse, vio el cansancio en las líneas de su frente y las ojeras oscuras aunque lo negara una y otra vez.

-¿Vendrán de nuevo mañana? -habló con suavidad- los dos son bienvenidos...
-Pete, tal vez están ocupados -trató de mediar para que no se sintiera rechazado si se negaban.
-Nos encantaría -se apuró a responder Kaila- yo me ocuparé de la cena para que no tengas que hacer nada.
-Gracias -bostezó aferrándose más al alfa- ahora si creo que debo dormir.

Avanzó al interior de la casa, lo acompañó al baño y lo esperó tras la puerta mientras se higienizaba antes de llevarlo a la cama y arroparlo como si se tratara de un niño pequeño.

-Ae... trátalos bien ¿si? No pelees...
-Voy a portarme bien.
-Quiero que nuestro hijo tenga una gran familia -buscó sus labios para un beso- ahora ve con ellos.
-Te amo, descansa.

En el comedor los otros dos seguían sentados hablando entre sí, y este era el momento para saber sobre su aparición repentina.

-¿El dinero era para el tratamiento? -fueron las palabras de la omega apenas se sentó en frente.
-Si, es bastante costoso, pienso devolverlo tal como les dije.
-Hijo, no tienes porque devolver nada, es tuyo, te corresponde... y es de mi nieto, es su derecho.
-No estoy seguro de si -bajó el tono por las dudas Pete pudiera escucharlo- no se si va a llegar a nacer.
-Amor -lo tomó de la mano- tienes que tener fe al igual que tu pareja, es alguien muy valiente y fuerte, todo saldrá bien.
-No lo sabes -los ojos comenzaron a picar- nadie, ni siquiera su médico puede asegurarlo.
-No es lo que dice Pete.
-¡Porque vive una ilusión! -se exaltó- ¡porque no ve que puede morir!
-Hijo... nada es seguro en la vida.
-Quería llevarlo a hacerse la intervención y se negó, aún cuando le rogué no hizo caso, sabiendo que está en riesgo su vida, que tal vez ninguno de los dos sobreviva...
-Amor...
-¿Por qué mamá? -bajó los hombros sintiéndose derrotado, no le importaba que su hermano mayor lo viera así- ¿Por qué tuvo que pasarnos esto?

Sintió movimiento y muy pronto los brazos de su madre lo llenaron de calidez, se abandonó al llanto que tenía atorado en el pecho mientras ella lo mecía como a un bebé.

-Hijo... escuchame ¿si? Pete está poniendo su cuerpo, no dudo de que en este momento sienta el mismo amor que yo sentí por ustedes dos al saber que crecían dentro de mi, ese amor hace desaparecer cualquier dolor, lo soporta todo, pero tú tienes que poner la otra parte, necesita la seguridad que solo un buen alfa puede dar, necesita tu apoyo, pero solo se lo podrás dar si confías en que todo saldrá bien.
-No se como hacerlo -hipó su tristeza- me despierto todos los días pensando que puede ser el último.
-Lo lograrás... si me dejas voy a estar para ti, lo mismo el cabezota de tu hermano, estaremos para ustedes tres.

Percibió el beso que dejó en su pelo y se aferró aún mas a ella, tenerla de nuevo en su vida era algo que no había previsto pero que necesitaba.
De a poco fue calmando su ánimo, dejando que la ternura de Kaila se filtrara en su alma, que sus palabras se fueran grabando en él.
Miró de reojo a Mean que tenía los ojos en otro lado, pero pudo adivinar que estaban ensombrecidos.
Hablaron un poco más y apenas se sorprendió al enterarse que Mean había quedado al frente de todo porque su padre había huído con una amante hace más de seis meses.

-¿Sabes que todo podría haber sido tuyo? -preguntó el mayor con ese tono indolente que le era propio- ¿Qué tu vida podría haber sido otra?
-¿Y cuál habría sido el precio?
-Podrías haber tenido un omega...
-No entiendes ¿verdad? -lo miró a los ojos- desde el momento que tropecé con Pete no hubo oportunidad, nunca me importó que sea un beta, no me importaba tener hijos, ni siquiera me planteé esa posibilidad, y en lo económico, tenemos una buena vida, no necesitábamos nada mas.
-Pero no es lo normal, con todo respeto porque se nota que Pete es diferente, los betas no nacieron para tener familias.
-No tienen familias porque los rechazan, porque como a Pete, sus padres solo se ocupan de ellos hasta que pueden dejarlos a su suerte una vez que son mayores, porque los tratamientos para que puedan cursar los embarazos son imposiblemente caros y se los obliga a abortar.
-Por algo la naturaleza...
-Dime, ¿nuestros padres no son alfa y omega, eso no es lo natural?
-¿Qué tiene que ver?
-Se supone que así lo designaron los dioses, y ya vez, el padre al que le creías esas tonterías huyó con una omega.

Mean lo miró entrecerrando los ojos, su madre siguió sin decir palabra y él continuó  con la respiración agitada.

-Voy a dejar que vengas a mi hogar si quieres acompañar a nuestra madre, pero no voy a permitir que digas una palabra en contra de Pete ni de ningún otro beta.

No hubo respuesta de su parte, solo un asentimiento con la cabeza y una mirada cabizbaja a su madre.

-¿Por eso quieren volver a mi vida? -preguntó con curiosidad- ¿Por que nuestro padre ya no está en el medio?
-No es excusa Ae, pero por años viví como él me lo permitió, cuando me di cuenta de que no había futuro en lo nuestro, ya te había perdido y me avergonzaba del mal que te había causado.

Asintió y miró al mayor esperando una respuesta que no llegó y supuso que solo estaba allí por obligación.
El silencio ocupó un lugar entre los tres y muy pronto se despidieron con la promesa de que su madre volvería al día siguiente.
Antes de retirarse avanzó apagando las luces hasta llegar al dormitorio donde la blancura de su pareja destacaba en la oscuridad de las colchas. Se sentó a su lado y miró los labios apenas entreabiertos, las pestañas en una media luna,  las mejillas que habían perdido volumen.   Con la punta de los dedos le recorrió la frente y quitó el pelo que la cubría antes de llevar los labios y dejarlos ahí un segundo.

-Ae... -habló con voz adormilada- ¿todo bien?
-Todo perfecto -respondió- ya voy a dormir.
-¿Si? -estiró los brazos- ¿Puedes abrazarme?
-Voy a bañarme y vuelvo.
-No... -cambió el tono- no te bañes.
-Pete...
-Me gusta sentir tu aroma sobre mi -besó su cuello- sabes que lo amo.
-Tienes que descansar -intentó frenarlo.
-Shhhh -destapó su cuerpo y se acomodó al centro de la cama- ya estoy despierto.

Pete era un beta, todos sabían que el impulso sexual de los betas era casi inexistente y él lo amaba de esa forma, nunca había necesitado ni querido más de lo que compartían, pero había algo en las hormonas que le inyectaban que había despertado un instinto al que le costaba negarse.
Le sacó el pijama y lo dejó olvidado a un costado, se dedicó a besar la piel expuesta, primero los hombros y cuello, luego los pezones que se sintieron tiernos entre sus dientes, bajó aún más y evitó meter la lengua en su ombligo como adoraba hacer llegando directamente a su pélvis, siguió de largo y dejó su miembro sin atención para concentrar el uso de la boca en su entrada, besando y mordiendo, haciéndolo retorcer entre gemidos y lamentos ahogados hasta que lo sintió explotar en un orgasmo que vibró en cada célula de su cuerpo.

-Ven aquí -lo oyó hablar entre jadeos- sabes lo que quiero.
-A tus órdenes -respondió hasta subir por su cuerpo para ubicar el pene a centímetros de su boca- quiero la lengua afuera.

De a poco, con fuerza de voluntad para no sucumbir a la necesidad de seguir un movimiento enloquecido, se introdujo en su boca mientras lo sentía ahuecar las mejillas y jugar con la lengua. Las manos de Pete fueron a sus gluteos obligándolo a moverse más rápido, más duro, más profundo hasta que se abandonó a placer cegador del clímax. Una vez que pudo volver en sí bajó a los labios para un beso donde cada uno puso el amor y el sabor del placer compartido.
No llegó a bañarse esa noche, el aroma embriagador llenó la habitación y los envolvió hasta entrada la madrugada.
Ae no se dio cuenta, pero en medio de la noche, la palma de su mano fue al lugar donde su pequeñito crecía cobijado por su beta.

〰️🖤〰️

Hola gente!!! Como están? Aquí con unos dias de descanso así que espero poder escribir más. Les agradezco cada uno de sus mensajitos, espero les guste esta pequeña familia.
Un beso inmenso , cuidense.


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