Poema del tímido, a una flor
Te veo siempre con los ojos;
ay, me gustaría no solo mirarte;
y del rocío brillante que te toca,
ser los cielos que impregnen el despojo
de tus colores amantes de la caoba.
Te pienso siempre con el alma;
ay, me gustaría no solo atesorarte;
y del viajante viento que te sopla,
ser la frescura de las brisas claras
que perfumas con tus pétalos de rosa.
Te imagino siempre con la dicha;
ay, me gustaría no solo enamorarme;
y del arte natural que tallan tus hojas,
ser la verde esperanza de tus pupilas
que destilan de los lagrimales
tus espinas hermosas.
Te siento siempre parte de mí;
ay, me gustaría no solo soñarte;
y de la suave tierra que te aprisiona,
cerca de ti ser otro arraigo,
para enredar por fin en tus raíces,
mis cobardes manos.
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