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Perspectivas

Tres días habían transcurrido desde entonces y el aburrimiento de la castaña brillaba por todo lo alto, su cuerpo descansaba sobre el sillón que estaba en la sala de estar, su pierna izquierda se mecia de un lado a otro reposando sobre la derecha en lo que su mano diestra hacia equilibrio con su estoque tratando de mantenerlo firme, tenía la funda puesta asi que no le preocupaba cortarse o algo parecido.

Desde ese día se había despedido del jóven dejándolo seguir en su viaje, su decisión estaba tomada, buscaría al chico después de que todo el asunto del frenesí y las cárcasas tuviera fin y el títere por fin se librara un poco de sus responsabilidades, era lo que Elizabeth consideraba la mejor opción para todos... Aunque el precio a pagar era su aburrimiento.

Giro su mano y la espada cayó inmediatamente siendo atrapada justo antes de tocar el suelo, con pereza dejo está un lado colocándose de pie para luego caminar hasta el balcón apoyándose contra la baranda de este reposando su barbilla entre sus brazos mirando la ciudad bajo la suave ventisca de una mañana nublada.

Resopló con molestia.

No debía quejarse de su aburrimiento, al contrario debería alegrarse de que las cosas parecían mejorar un poco en la ciudad siendo esto una señal de que a partir de ahora todo irá mejor ¿No?

Se alejo de la baranda regresando al interior de su departamento quedándose de pien en medio de esto, llevo sus manos a sus caderas y miro a su alrededor golpeando el piso con la suela de su zapato preguntándose desde cuándo estar en su hogar se había vuelto tan molesto, recordaba que antes podía durar horas sin hacer absolutamente nada y ahora luego de tres días su cuerpo le hormigueaba  sediento de alguna actividad que alimentará su serotonina.

O tal vez la dopamina...

Sus mejillas se sonrojaron y sacudió su cabeza reprochandose de tan solo pensar en ello.

—La abstinencia me tiene mal... —murmuro a sabiendas de que estaba completamente sola.

Observo de reojo la puerta que daba paso al balcón y resopló antes de sujetar su estoque y colocarlo en su cintura seguido de ir hasta su habitación para buscar el arma y su máscara, una vez estuvo lista tomo sus llaves cerrando las puertas para luego subir por la pequeña escalera que daba paso al tejado.

No era mentira cuando dijo que la planta principal del edificio estaba destruida, en un ataque las marionetas habían acabado con todo y por ende la entrada estaba cubierta con escombros que ahora que lo piensa el niño podria abrirse camino sencillamente con uno o dos puñetazos.

Chasqueo la lengua.

—la próxima vez será —se prometio a si misma para luego deslizarse por las escaleras.

Al llegar al suelo peino su cabello con sus dedos cubiertos de tela para luego emprender su camino sin rumbo alguno.

Caminó por unas cuantas calles observando a su alrededor, era la primera vez que salía desde que había regresado a su departamento confirmando una vez más que por esta zona ya no se encontraban marionetas.

Vivas en este caso.

Algunas se encontraban apiladas en montones, otras desarmadas o directamente destruídas por lo que ahora Elizabeth se cuestionaba si era tan necesario salir con un arma, desecho el pensamiento, aunque las marionetas ya no presentarán amenaza todavía habían peligros en la ciudad, giro en una esquina optando por irse por una calle más solitaria, había querido ignorarlo pero se le había hecho imposible no notarlo y eran las miradas que le dedicaban las pocas personas que se encontraban en la calle. No era difícil saberlo y es que era obvio, después de la caída de la organización de los stalkers los pocos sobrevivientes habían tomado rumbos distintos, algunos menos honorables que otros, a la fémina no le sorprendía que los habitantes de la ciudad mirarán con juicio a los Stalkers restantes y estaba bien con eso.

Era el trato que se merecía después de no haber movido ni un solo dedo por ayudar a los demás deshonrando aquel juramento que alguna vez hizo en el pasado.

La castaña suspiro, era muy tarde para remediarlo.

Doblo en otra esquina y pronto sus ojos se abrieron de más cuando sintió una mano sujetar su muñeca llevando a la enmascarada a reaccionar inmediatamente propinandole un codazo en el estómago de su atacante escuchando un quejido de parte de este, sin perder el tiempo se libero de su agarre desenvainando su estoque seguido de apuntarle con este a su contrincante encontrándose con el de bufanda roja quien alzo sus manos enguantadas en señal de rendición.

—Dios....casi me matas de un susto —dijo bajando el arma, por consecuencia él bajo sus manos al no verse amenazado.

—Has reacciónado mejor que la última vez, nada mal, mi lady —elogia pasando por un lado consiguiendo que la joven negara esbozando una sonrisa antes de seguirle— hace tiempo que no se te ve por aquí.

—Puede que no haya salido mucho de casa —responde vagamente— ¿Porqué? ¿Me extrañaste?

—No —contesta inmediatamente — al contrario mis días son más tranquilos desde que dejaste de frecuentar en mis áreas de trabajo.

—Me lo tomaré como un si entonces —el conejo chasqueo la lengua— aunque algo me dice que no deberías estar por aquí, no somos vistos con buenos ojos en estos días.

El enmascarado río.

—¿Le temes a unos cuantos debiluchos? —se burla cruzando a otra calle.

Su acompañante entro a un departamento el cual parecía estar abandonado y ahora encontrando una manera de entretenerse Elizabeth no dudo y lo siguió.

—Temo por lo que pueda pasar una vez que todo vuelva a la normalidad —contesta apoyándose a la pared de brazos cruzados.

El stalker encendió la luz.

—Ingenua tú si piensas que todo volverá a la normalidad —comenta tanteando en los gabinetes algún objeto de valor que pudiera llevarse.

¡Bingo! Un collar de oro, el conejo lo guardo en su bolsillo y la fémina abulto el labio al escuchar sus palabras.

—Dejame, yo le tengo fé al chico —se defiende ignorando deliberadamente el hecho de que el otro está robando.

—¿En serio le crees más al muñeco? —responde denotandose el rencor en su voz a lo que Elizabeth sonrió— que mujer tan tonta —mascullo entre dientes sosteniendo un reloj de bolsillo que encontró.

No era lo que necesitaba pero se divertirá bastante, de eso estaba segura. Se alejo de la pared escondiendo sus manos detrás de su espalda entrelazando estás entre si y con pasos suaves se acercó a su acompañante hasta posicionarse a su lado inclinándose levemente.

—Bueno es normal que le tenga más confianza, a diferencia de otros —recalco está última palabra — él es más amable y me trata como se debe además de que él chico ha demostrado que es capaz de detener el frenesí y no dudo que dentro de poco lo logre.

Algo crujio y Elizabeth lamento la pobre vida del reloj, que en paz descanse, era bonito.

—Que falta de estima debes de tenerte a ti misma para confiar en alguien solo por qué te dió un trato refinado, peor si es un jodido muñeco —escupe con veneno— ¿Tan necesitada de afecto te encuentras que te conformas con tan poco, mi lady?

—Aww... —canturrea con falsa ternura dando un paso hacia adelante— ¿Porque no mejor admites de una vez por todas que te traigo loquito?

Sucedió tan rápido, Elizabeth siseó del dolor en cuanto sintió su cuerpo chocar contra el muro más cercano y la mano enguantada de su compañero rodear su cuello con fuerza impidiéndole respirar correctamente.

»Auch... Un "no" me h-hubiera dolido menos—bromeo escuchando la respiración agitada del conejo quien chasqueo la lengua con amargura para luego soltarla.

La enmascarada cayó de rodillas al suelo respirando profundamente acariciando su cuello adolorido lamentándose un poco por haber provocado al de la bufanda roja, el mencionado dió unos cuantos pasos hacia atrás tomando distancia de la jóven mirando de reojo a la castaña en el suelo maldiciendo antes de acercarse nuevamente sujetándola del brazo obligándola a colocarse de pie.

—No confundas intenciones, al igual que tú solo actuó por conveniencia propia —la fémina resopló.

—Aburrido, no aguantas nada —se burló a lo que está vez la solto dándole la espalda escuchando la risa de fondo de esta.

El conejo suspiró.

—Te detesto tanto... —mascullo aumentando la risa de la otra.

Elizabeth inhaló profundamente llenando de aire sus pulmones apoyando sus manos en sus rodillas, arrepintiendose de sus anteriores palabras, molestar al otro siempre sería divertido, sin importar que.

Aunque tal vez debería procurar no hacerlo estando al alcance de sus manos, su cuello se lo agradecería.

Tras calmarse la joven no dudo en acercarse a un sillón sentándose en este, dejando su armamento de lado para más comodidad y una vez estuvo cómoda apoyo su barbilla en su mano.

»¿Ya has terminado? —indago al ver que no decía nada, continuando en su labor de revisar si había algún otro objeto de valor que pudiera llevarse.

Ahora estaba empezando a lamentarse por el reloj.

—No —responde— solo me preguntó que estabas haciendo realmente por aquí, no eres de salir y hacer del vago como yo, algo más andas haciendo... ¿Puedo saber?

—Pudrete.

A veces a Elizabeth le provocaba darle un zapatazo pero no lo hacía porque sabía que el nombre del conejo no era una simple decoración.

—Despues te preguntas porque nadie quiere salir contigo.

Por primera vez el conejo guardo silencio y esto la de ojos verdes lo noto, mordió su labio sintiéndose incómoda, era una broma pero ahora sentía una extraña tensión en el aire que preocupaba a la castaña.

"Ay no... Y si de verdad..."


—¿Que pensarías si te dijera que hay una forma de salir de esta maldita ciudad? —pregunta sacando a la fémina de sus pensamientos.

—¿Que? —responde incrédula, procesando sus palabras.

¿Está no era la parte de la historia en la que se revelaba como el segundo interés amoroso de la chica?

—Dimelo —insiste dándose la vuelta mirándola directamente cruzándose de brazos.

—Es imposible, no hay salidas, todas fueron bloqueadas para evitar que la petronecrosis se propague.

—Permítame corregirte mi lady, ahora hay una salida.

Elizabeth no contesto pensando en sus palabras y que tan ciertas podrían ser estás, se suponía que la ciudad no tenía salida eso es lo que siempre se había dicho y la única forma de salir era con un boleto de tren en manos y la estación Krat no era la zona más segura hasta ahora, la fémina no tenía conocimiento sobre si P se había encargado de dejar esa zona libre de marionetas, al notar su silencio el stalker de bufanda roja se acercó sentándose a su lado.

»Es la oportunidad perfecta para salir de aquí de una vez por todas —continua en su monólogo— ¿No es lo que siempre has querido? ¿Alejarte de toda esta mierda y comenzar de nuevo?

La jóven dudo y humedece sus labios insegura sobre que decir, su acompañante no mentía en sus palabras, desde antes del frenesí Elizabeth deseaba irse de Krat y alejarse de todo aquello que le molestaba, era su anhelo, no obstante había algo que no le convence y precisamente era la persona que le estaba ofreciendo el boleto de salida.

—No me fío, tus propuestas siempre salen mal —el conejo chasqueo la lengua —

—¿Cuando han salido mal?

—Uh no se... Todo el tiempo —contesta con obviedad— la última casi nos condena a ambos.

—No es cierto.

—Estabas histérico, casi me das un puñetazo en el estómago —dramatiza abrazándose a si misma.

—Eso es porque tú tampoco colaborabas ¿Que iba saber que yo que tenías un jodido retraso? —Acusa apuntandole con su dedo índice.

—Yo ya me imaginaba sola en este apocalipsis mientras cierto conejo se iba a comprar cigarrillos —lloriquea falsamente secando lágrimas que no existían porque por supuesto nada de lo que decía lo sentía realmente.

—Bien que lo disfrutaste, estúpida ¡¿Por eso andas detrás del muñeco, verdad?! —le acusa— Porque con él no necesitarías usar con–

—Ay ya superalo —le interrumpe la castaña queriendo evitar el tema— lo importante aquí es que no aceptaré tu extraña propuesta de escapar de Krat como dos amantes prófugos ¡Al menos admite que te gustó primero! ¿No?

Y aunque si eso último fuera cierto Elizabeth no se iría con él de todas formas.

—Sigue soñando.

—Entonces deja de insistir en el tema, no iré a ninguna parte, ya te he dicho que confío en el chico —afirma nuevamente.

El de la bufanda roja suspiro.

—Eres un caso perdido —se rinde colocándose de pie— es la última vez que trato de hacer algo bueno por alguien —murmura con disgusto dirigiéndose a la puerta bajo la atenta mirada de Elizabeth quien sonrió divertida.

Se acomodo en el sillón cruzando sus piernas una encima de la otra y descanso sus brazos sobre el espaldar optando por un posición relajada.

—¿Eso significa que te preocupas por mi? —interroga con una voz bastante chillona y molesta que sabía perfectamente que irritaba al conejo.

El mencionado apretó los puños antes de mirar al techo resoplando para poco después seguir su camino abriendo la puerta deteniéndose justo en el marco para luego mirarla de reojo y hablar.

—Refugiate está noche, se dice que habrá una tormenta —fue lo último que dijo antes de abandonar el departamento.

Elizabeth resopló dejando caer su cabeza hacia atrás moviendo sus piernas suavemente de un lado a otro analizando sus palabras.

—Ni siquiera va a llover —susurro con fastidio.




































...

—¡Suéltame! ¡Te arrepentirás por lo que has hecho! —amenazaba el enmascarado sacudiéndose de un lado a otro intentando liberarse del fuerte agarre de las cuerdas.

El títere se apoyó en la pared y cerró sus ojos por uno segundos antes de abrirlos nuevamente, sus ojos se enfocaron en la figura del hombre que acababa de vencer, su máscara de Búho era confusa y lo que salía de su boca aún más, parece que el stalker habia perdido la cordura hace tiempo. Lo atacó sin dudar y a P no le quedó más remedio que inmovilizarlo, agradece esto último, realmente no deseaba tener que acabar con la vida del stalker a pesar de lo poco cuerdo que este estuviera no obstante, el jóven se hallaba satisfecho de haber mantenido un autocontrol excepcional a la hora de luchar. Usualmente cuando empuña su espada lo hace como una reacción inconsciente, como si fuera un mecanismo de defensa de su cuerpo que lo obligaba a estar alerta a cualquier peligro y lo hiciera atacar hasta que la amenaza se viera eliminada.

Esa misma reacción fue la causante de la muerte de algún que otro stalkers tiempo atrás. P estaba seguro de que si Elizabeth no se hubiera rendido esa noche hubiera corrido con el mismo destino por lo que le calmaba saber que aquella sensación de alerta que experimentaba su cuerpo al verse en peligro había disminuido al menos un poco, por lo menos lo suficiente para no matar a sus contrincantes, el stalker atado a la silla era demostración de ello.

Frunció el ceño, el único sonido que se podía escuchar en aquella cabaña eran los gritos molestos del stalker, su propio pecho subía y bajaba en un ritmo agitado buscando calmar su respiración la cual por más que tratara no lograba normalizar ¿Que diablos le sucedía a su cuerpo? Parecía que ese día no quisiese colaborar, actividades físicas que antes podía realizar sin despeinarse ahora se le dificultaba, era tan confuso, guardo su espada y salió de ahí ignorando los gritos del hombre.

El jóven se preguntaba cuánto tiempo tardaría el stalker en darse cuenta de que junto a él había un cuchillo con el cual podría liberarse de las cuerdas.

Esperaba que durara lo suficiente para no tener que volver a encontrarse.

—Uh, te ves un poco inquieto amigo —comento el grillo por el extraño comportamiento del pelinegro— sabes que puedes tomarte un descanso ¿Verdad?

—Yo no necesito descansar —Gemini dudó al oír su respuesta.

—No te ves muy seguro de ello.

Vaya que eso último era cierto, el azabache estaba empezando a cuestionarse que tan verdad era aquello, más que un vertedero parecía un cementerio de marionetas donde casualmente no parecían estar del todo muertas, el payaso y las dos marionetas del futuro se les veia muy vivitos y coleando desde el punto de vista de P, la marioneta que lanzaba proyectiles desde lo alto también parecía feliz de tenerle ahí. Haber tenido que enfrentarse a una incontable cantidad de autómatas mientras disparaban proyectiles en su contra con dos enormes marionetas detrás suyo le había tenido corriendo de un lado a otro sin descanso alguno.

Tal vez a su cuerpo le estaba pasando factura por todo el esfuerzo hecho aunque esto último sonaba poco probable.

P era una marioneta, no debería sentir algo así como el "agotamiento" o al menos eso era lo que pensaba él.

Dió un paso más y pronto otro estruendo sonó, rodo los ojos antes de correr y esconderse detrás de una roca lo suficientemente grande observando el proyectil impactar a unos cuantos metros a distancia, tal parece había otro más. Se apoyó en la roca y observo a su alrededor buscando cualquier marioneta que estuviera al acecho, sus ojos se fijaron en un pequeño camino justo a su izquierda, aquella marioneta tardaba exactamente ocho segundos en disparar los proyectiles así que sería tiempo más que suficiente para llegar al otro lado.

Segundos después retomo su paso corriendo hasta el otro extremo evitando las marionetas que merodeaban alrededor, no tenía tiempo para encargarse de ellas. Llegó al otro lado y siguió de largo por el camino donde pronto tuvo que detener su paso al detenerse junto a un puente de madera, al otro lado había una carcasa quien al verlo no escatimó ni un segundo en correr en su dirección, dispuesto a defenderse P empuño su espada listo para su ataque no obstante, no fue mucho lo que avanzó la criatura cuando la madera crujio cediendo a la gravedad llevándose consigo al monstruo.

—Tal parece ser que no es muy fiable ir por ahí —comento el grillo de la lámpara al ser testigo de lo ocurrido.

El jóven se acercó hasta a la orilla mirando hacia abajo cuidadosamente toda la caída que le esperaba si daba un paso en falso percatandose de que habían más cárcasas deambulando en el fondo, esto último confundiendo al niño. Era un vertedero de marionetas ¿Porque habrían criaturas como esas en un lugar como este? Sus ojos se dirigieron al puente roto, podría saltar el agujero pero no sería la mejor opción contando con que él mismo pesaba más que una persona normal por lo que decidió encontrar otro camino.

Continuo un poco más y tras subir unas escaleras se encontró más a lo lejos una cueva que parecía dar paso a otra zona, un sonido estridente se hizo presente y una roca se deslizo no muy lejos de la posición de donde el se encontraba.

¡Vaya! Era una roca de esas de las que Elizabeth tanto se quejaba.

P estaba seguro de que si estuviera ahi soltaría algún comentario al respecto sobre lo mucho que detestaba tener que lidiar con ellas y de que estás tenían una especie de complot contra la castaña puesto que casi siempre terminaba en peligro por culpa de aquellas rocas. Otra piedra se deslizo por el mismo tramo que la anterior y el muchacho de ojos azules bajo la mirada recordando la conversación del otro día, sacudió su cabeza de un lado a otro, no había tiempo para distraerse, debía conseguir el ergo dorado para Venigni.

Suspiro suavemente antes de emprender su camino a través del camino de las rocas.

Ese día no le pregunto a Elizabeth porque había decidido irse del hotel y tampoco lo haría más adelante, asumió directamente que la fémina deseaba volver a aquello que llamaba hogar, aunque a él le seguía pareciendo una zona muy poco apropiada para vivir. P seguía opinando que el hotel era más seguro para ella pero conociendo su carácter estaba seguro de que en algún momento volvería a salir del hotel como lo hizo aquella vez. El títere llegó a la conclusión de que era mejor así, si permanecían juntos en un mismo sitio Elizabeth querría acompañarlo a sus misiones y el jóven jamás se perdonaría si volviese a ocurrirle algo a la castaña y aparte, ella misma se lo habia dicho.

"Cuando todo esto termine, ven a visitarme"

Mordió su labio levemente, así sería, sin importar que planes tuviera su padre para adelante, cuando el frenesí de las marionetas acabase y Simón Manus fuera vencido, el jóven seria el dueño de sus propias decisiones.

Era un deseo personal propio que esperaba que su padre pudiera respetar.

Esquivo la última roca y finalmente llegó a la cima, tres cárcasas le esperaban las cuales derrotó fácilmente con unos cuantos movimientos, había un cruce con dos caminos disponibles, se dirigió a su izquierda adentrándose en aquella cueva con la esperanza de encontrar algo que pudiera servirle.














—Oh amigo no te recomiendo mirarte en un espejo en estos momentos, puede que te asustes.

Se arrepentía completamente de haber entrado a esa cueva.

Quien hubiera pensando que dentro de la cueva habría un oso, un oso contagiado por la petronecrosis. El animal le había causado más problemas de los que pensó y Gemini le hacía cuestionarse que tan lamentable era su apariencia, por lo que podía ver su ropa habia sido rasgada y ensuciada con la sangre del animal.

Que desdicha.

El jóven se estaba esforzando por mantenerse limpio pero la zona en la que se hallaba no era de mucha ayuda.

Continuo con su travesía agradeciendo que está fuera una zona más despejada, paso por unas cabañas por las cuales merodeaban unas cuantas cárcasas que no le dieron mucho problema, siguió por un risco rodeado de marionetas sin vida y ya iba a mitad de camino cuando sus oídos percibieron un sonido bastante molesto, detuvo su paso, observando de reojo a su alrededor con cierta cautela "¿Alguna marioneta? No, ninguna daba señal de vida ¿Entonces que?" Pensó a sus adentros.

—¡Detrás de ti! —alarmo el grillo.

Dio un pequeño salto y pronto un sonido estruendoso lo acompaño, frente a él se posicionó una marioneta de mayor tamaño que las demás, no era muy grande pero podía darle algunos problemas. El autómata se colocó de pie y una vez que localizo al de cabello oscuro no dudo en correr en su dirección extendiendo sus brazos hacia a él obligando al joven correr lejos de su alcance.

Ya había vivido una experiencia para nada agradable contra el vigilante desechado por lo que P no desea repetir la experiencia.

Esquivo unos cuantos golpes de parte de la marioneta aprovechando sus descuidos para contraatacar, esa marioneta se movía principalmente dando saltos por lo que P se enfocaba más en dañar sus piernas, otra vez el autómata se detuvo para luego correr en su dirección queriendo atraparlo entre sus manos, el títere no lo dudo y corrió en su dirección esquivando sus manos exitosamente al derrapar por el suelo realizando un efectivo corte con su espada que destrozó la pierna derecha del muñeco provocando que cayera de rodillas, sin perder mucho tiempo P apunto con su brazo legión hacia la marioneta disparando directo a la cabeza acabando con su vida.

El muñeco cayó al suelo con un sonido estridente, P bajo su brazo regresando a la normalidad sacudiendo su mano mecánica aliviando un poco la temperatura acumulada de este dándole la razón a la castaña, la vida era más fácil cuando tenías una de esas a la mano.

Guardo su espada y sacudió su ropa en un pobre intento de querer mejorar su aspecto, se posicionó a un lado del cuerpo de la marioneta asegurándose de que ya no esté funcionando.

—¡Vaya! —exclamo Gemini— ¿No crees que se parece un poco a ti?

El niño alzo una ceja casi ofendido.

¿En qué se supone que se parecían aquella aberración de la naturaleza y él? Sacudió su cabeza eliminando ese pensamiento, juntarse con la enmascarada le estaba afectando mucho, sobre todo el vocabulario.

—No nos... Parecemos en nada —murmuro disgustado.

—¡Claro que sí! Sois como dos gotas.

"Dos gotas de petróleo" pensó el títere.

»Bueno... Si hay una pequeña diferencia —sigue el grillo— la nariz pero del resto es exactamente igual.

El títere retomo su camino, no piensa discutir sobre ello.

El jóven no era muy consciente de su apariencia, la única vez que le tomo importancia fue cuando encontro el cuadro en el ayuntamiento de Malum donde sintió curiosidad por saber el porque su apariencia comparte rasgos con él niño de la pintura, tiempo después lo supo, después de esa ocasión no quiso pensar más en el asunto, lo único de lo que P estaba completamente seguro es que esa cosa fea y él no se parecían en absoluto.

Elizabeth decía a menudo que él era poseedor de una cara bonita así que se quedaría con la opinión de ella.

De repente su cuerpo tambaleó y tubo que sostenerse de un muro para mantener el equilibrio, sus ojos observaron curiosos a su alrededor, el suelo temblaba con fuerza bajo sus zapatos notando algunas zonas cercanas agrietarse acompañado de unas cuantas rocas derrumbarse sin control, tras unos minutos el temblor ceso.

—¿Que ha sido eso? Parecía venir de la estación de Krat.

El muchacho observo a lo lejos con la vaga esperanza de poder notar algo diferente sin exito alguno, el temblor había sido fuerte en esa zona la cual estaba bastante alejada, no quería imaginarse como se habrá percibido en la ciudad, la preocupación lo invadió, quería saber si los habitantes del hotel se encontraban bien pero tenía que completar su misión.

Debía apresurarse.



















Muy lejos de ahí, en las profundidades de Krat el conejo golpeaba el suelo con la suela de su zapato de forma impaciente, su máscara no dejaba ver la expresión de fastidio que se mostraba en su rostro, a su lado se encontraban su dos hermanos junto al gran ataúd y a unos cuantos pasos más allá estaban aquellos stalkers de mascara de gato y zorro.

Por el fuerte temblor ocurrido hace algunos momentos el de la bufanda roja presiente que pronto sería la hora. Unas fuertes pisadas se escucharon y poco después pudieron visualizar a el hombre acompañado de aquel guardián del cual estaba seguro de que ninguno de ellos podría rivalizar contra él, Simón Manus sonrió complacido al verlos reunidos en ese lugar.

—El sabueso ha informado que el títere se encuentra en la ciénaga estéril por lo que estará ocupado un buen rato —informa a los presentes— Tal como hemos acordado, les otorgare la salida de Krat una vez cumplan con su parte del trato así que vayan y busquen aquello que me pertenece.

Los presentes asintieron antes de tomar camino rumbo al hotel Krat a excepción del de la bufanda roja quien miró una última vez la ciudad antes de chasquear la lengua con molestia y continuar.

—Despues no me digas que no te lo advertí.

Adivinen quién escupió la mitad del capítulo en una noche y le tomo más de un mes escribir la otra mitad del capítulo ¡Exacto! A esta pndja que está aqui.

Se supone que me iba a dar un "descanso" de dos días para agarrar un poco de inspiración en la búsqueda de la humanidad de mi niño de ojos azules y me termine enculando de otro wapo de ojos azules y greñas largas cuyo nombre es un numero impar que casualmente en sus fanfics también está en la busqueda de su humanidad.

Digo que voy agarrar inspiración y solo me obsesiono con otro personaje más  😭

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