Culpabilidad
—Esto es inaudito —reprocho el hombre incrédulo.
—Oh vamos, deberías sentirte aliviado de que regresó completo… o bueno… casi completo —observo Venigni desde su sitio revisando el brazo legión teniendo como respuesta que Geppetto chasqueara la lengua molesto.
—El es consciente de que si necesita ser reparado tiene que volver inmediatamente al hotel en cambio, decidió desobedecer a mis órdenes y siguió adelante y ¿Que resultados obtenemos? El rey está vencido, ese mérito no se lo voy a negar pero ¿Y si le hubiera sucedido algo? ¿Y si…?
—Deja de pensar en lo que pudo haber pasado —le interrumpió el otro abogando por el joven— cumplió su misión, ha vuelto vivo y salvo a la señorita, todo eso después de haber tenido que salir a cumplir tus misiones día tras día sin ningún descanso ¡Por favor! Dale un respiro, harás que el niño se sienta mal.
El mayor suspiro guardando silencio y observo al pelinegro postrado en su silla, el niño estaba cabizbajo mirando hacia la nada dejando que hiciesen con él lo que quisiera, no emitía ningún sonido ni siquiera para intentar conversar como lo habia hecho días atrás, parecía ido, como si su mente no estuviera con ellos en estos momentos, ni siquiera reaccionó cuando cocio su piel ni le explico como había terminado en tan lamentable estado.
Vaya susto se había llevado cuando bajo hasta la entrada del hotel al escuchar el escándalo por parte de los demás y se encontró a su hijo demacrado cargando en brazos a una muchacha herida que nunca había visto en su vida ¿Acaso era por ella? ¿Por culpa de ella había vuelto en semejante estado? Porque de ser así no encontraba explicación lógica para los sucesos acontecidos, su hijo era un buen chico, obediente que cumplía con todo lo que se le pedia ¿Porque desobedeció y decidió actuar tan imprudente para hacer lo que hizo? Seguía sin entenderlo. Colocó su mano sobre el hombro del títere dándole un sutil apretón que llamo la atención de P quien alzo la mirada observandole fijamente desde su sitio y Geppetto internamente le dió la razón a Venigni.
—Escucha, hijo, no puedes volver en ese estado de nuevo —aconsejo— sabes que me duele mucho tener que enviarte allá fuera, por favor se un poco mas consciente y cuídate mucho, se un buen chico ¿Ok? —pide y el joven asiente.
—Si… padre —acepta y el hombre le da otro apretón cariñoso antes de alejarse regresando a su escritorio.
—Tus reparaciones ya están hechas, puedes retirarte a tu habitación o ir a hacer otra actividad, ahora que has derrotado al rey de las marionetas te has ganado un descanso.
El pelinegro recordó su lucha con el rubio y pensó en el colgante que había encontrado en posesión del rey y el extraño sentimiento que le provocaron los acontecimientos vividos ese día, tuvo algunas dudas al respecto y quiso preguntarle a su padre, no obstante, por la forma que habia reaccionado decidio que se guardaría sus inquietudes para otro momento, se levanto de su asiento acomodando su ropa sobre su torso pensando internamente en lo mucho que le desagradaba tener solo un brazo disponible, tal parece que su expresión fue muy obvia porque Venigni soltó una risa antes de acercarse a P rodeando sus hombros con su brazo de forma fraternal.
—Venga, vamos a mi área, tengo unos cuantos brazos de repuesto para tí, debe ser incómodo solo tener una mano —El hombre dió unos pasos adelante y P le siguió dirigiéndose los dos a la zona mencionada.
…
—Uh hice todo lo que pude para ayudarla pero, no soy médico, sabes que soy más de armás —explico Eugenie caminando unos pasos mas adelante del pelinegro.
Tras haber conseguido un brazo de respuesto, P se dirigió inmediatamente con Eugenie quien se había encargado de ayudar a su compañera, pidiéndole verla. Ahora estaban los dos caminando por los largos pasillos del hotel en dirección a la habitación que se le había designado a la castaña, la joven se detuvo junto a una puerta y se giró hacia el títere.
—Le pedí a Polendina el favor de traerla a una habitación cercana a la tuya para ahorrarte las molestias de tener que buscarla —explica reacomodando sus anteojos con sus dedos seguido de llevar sus manos detrás de su espalda— Está dormida y no creo que vaya a despertar pronto, su herida no se veía en muy buenas condiciones, tuvo suerte de que alguien la trato a tiempo facilitandome el trabajo, creo que eso es todo, si necesitas algo ya sabes donde puedes encontrarme ¿De acuerdo?
El azabache afirma a sus palabras y tras una pequeña despedida Eugenie se retira dándole privacidad al títere quien miro la gran puerta frente a él unos segundos antes de suspirar y abrir está adentrándose en su habitación. Estaba seguro de que si Gemini estuviera con él en estos momentos le reprocharia por no tocar la puerta y entrar sin permiso a la habitación de la fémina, en otra ocasión hubiera seguido todo el protocolo tal y como el grillo le había enseñado pero Gemini no estaba con él en estos momentos y él estaba más interesado en ver por el mismo el estado de su amiga.
Nuevamente la vio postrada en una cama, por palabras de Eugenie sabía que sus vendas habían sido cambiadas por otras y por lo que veía su ropa remplazada por una más cómoda, llevando puesto ahora un vestido holgado que no le molestará, la castaña dormía en su sitio manteniéndose en una posición estática debido a que la herida en su cuerpo no le permitia optar por una posición mas cómoda. Con pasos lentos se acercó y se sentó en el sillón que estaba junto a la cama observándola más de cerca prefieriendo está vez mantener las distancias para no molestarla, se recostó sobre el sillón buscando mas comodidad y apoyo su barbilla en su mano cerrando sus ojos por unos momentos.
P recordó que en tiempo pasado quiso invitar a Elizabeth a ir al hotel, él estaba seguro de que el hotel sería agradable para ella y sobre todo, un refugio en el cual poder descansar sin temor a que una marioneta enloquecida por los efectos del frenesí pudiera atacarla en medio de la noche, ahora que estaban aquí en el presente se culpaba por verse obligados a vivir los acontecimientos del día anterior para que ella llegara a hotel.
“No debí dejar que me acompañara” pensó para si mismo.
El pelinegro llegó a la conclusión de que no debió permitir aquello, dejar que la castaña lo acompañará a sus misiones había sido un error y ahora estaban viviendo las consecuencias de sus actos, al principio fue una simple casualidad que se encontrarán pero después se volvió costumbre ir juntos a las misiones que su padre le encomendaba, a pesar de que sabia que sus tareas podrian ser peligrosas para ella, P no le advirtió en ningún momento a Elizabeth sobre ello confiando en las habilidades de la fémina y porque en el fondo se sentia confortado por su compañía.
Habían ocasiones en las que duraba días sin pisar el hotel por estar cumpliendo con sus misiones así que a veces el ambiente se sentía algo solitario aunque tuviera a Gemini consigo, por lo que no era sorpresa para nadie que la presencia de la castaña junto a su actitud juguetona y algo bromista hiciera que sus días no se sintieran tan largos y apagados.
He aquí el resultado de su egoísmo.
Por haber permitido que los eventos se desarrollarán de esta forma ahora la chica estaba postrada en una cama a causa de sus decisiones. Nuevamente esa sensación molesta en su pecho se hizo presente y resopló cruzandose de brazos tal y como había presenciado a Elizabeth hacer varias veces, comprendiendo ahora porque reaccionaba asi en muchas ocasiones, miro a la mencionada desde su lugar, observándola descansar pacíficamente en su sitio.
“No despertara en un rato” eso fue lo primero que le habían dicho en cuanto pregunto por su estado.
El joven se levantó de su asiento mirando una última vez a su amiga antes de darse la vuelta y dirigirse a la puerta no sin antes prometerse que no permitiría que esto sucediera nuevamente.
…
Habían transcurrido unos cuantos días desde entonces, a pesar de que su padre le había dicho que podía tomarse un descanso era poco el tiempo en el que había estado en el hotel, había salido en estos días ya fuera cumpliendo algunos favores para los habitantes del hotel o personas fuera de este, como a la anciana con la que había conversado en la calle Rosa Isabelle, a la cual le había cumplido su petición llevándole una botella de vino entre esa y otras cosas, se había estado distrayendo con el pasar de los dias, ahora que el rey habia sido vencido las marionetas se habían vuelto inofensivas, se veian decaídas le habia dicho su amigo, como si se lamentaran por la caida de su rey. Con el pasar de los días sus dudas respecto al rey y entre otras más seguían latentes en su interior sin embargo, P todavía no se tomaba la tarea de preguntarle a su padre por ello, el hombre había estado muy ocupado en los últimos días trabajando fervientemente en algo de lo cual no tenía conocimiento por lo que no tenía tiempo para otras actividades, entre esas atender las inquietudes de su hijo.
Llegó al hotel pasando por el sistema de seguridad sin ningún problema cruzando la puerta deteniéndose al escuchar unas voces conversar a unos cuantos metros de su ubicación.
—Es un gato muy lindo ¿Cómo has dicho que se llama?
—Spring —contesto Eugenie acariciando al mencionado quien miraba soberbio a la castaña disfrutando de la atención que ambas féminas le otorgaban— es un poco traviesa en ocasiones pero la mayoría del tiempo es tranquila.
—No dudo de ello, se ve que es muy dormilona—comento dándole una pequeña caricia al felino.
Elizabeth estuvo a punto de decir algo más cuando de pronto su mirada se encontró con la del títere por lo que inmediatamente sonrió alzando su brazo moviendolo de un lado a otro saludadole. El pelinegro se mantuvo estático en su sitio sin saber que hacer y desvío la mirada dudando sobre si acercarse o no, recordando lo sucedido dias atrás, no queria que los hechos se volvieran a repetir y que su amiga volviera a salir herida por su culpa, frunció el entrecejo y tras pensarlo nuevamente alzo la mirada observando por ultima vez a la fémina antes de seguir su camino en dirección al despacho de su padre sin siquiera pasar a saludar a los demas como solia hacer normalmente dejando confundidas a las dos chicas. La castaña bajo su brazo lentamente en lo que su sonrisa desaparecía siendo remplazada por una mueca de incomodidad, observó las escaleras por las que había subido su amigo y llevo una mano a su pecho sintiendo una sensación desagradable en su interior preguntándose que le sucedía al jóven.
—¿Estará bien? Eso no es una reacción común en él —menciono la de anteojos denotandose la confusión en su voz.
—uh… tal vez solo ha tenido un mal día —susurro una respuesta volviendo a acariciar al felino quien gustosa recibió su atención— creo ni siquiera las marionetas se salvan de ello.
Solo esperaba que fuera eso y no por otra razón.
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