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UN GRAN BAILE Y UNA GRAN AMISTAD

Al despertar lo primero que hice fue ir a comprarme un esmoquin, no iría con un vestido porque mi amiga talvez llevaria uno.
Mi día transcurrió de lo más anormal: mi madre me hizo el desayuno, mi abuela ya no hablaba de su tio, y mi hermana estaba muy positiva, conseguí un traje de gala a buen precio y de mi talla exacta, ademas no perdí el autobús. Una rareza total.

La noche llegó de lo más calmada y yo me encontraba en mi cuarto, tambien de lo más calmada, probandome el esmoquin y haciendome la corbata.

Tediosa corbata y la put...

Alguien golpeó dos veces a mi puerta, pensé en quién estaría ahi afuera hasta que escuché la voz de mi madre pidiendome si podria pasar.

—Hija, te ves muy hermosa
—dijo al pasar de la puerta y caminar hasta donde yo estaba—¿No preferirias usar, no sé, un vestido que haga juego con tu pelo? Tu hermana tiene uno, —acomodó mi corbata. Qué raro, nunca tuvimos una charla así.—talvez sea de tu talla.

—Uhmm. Mamá, estoy bien.
—titubeé, miré su cara—¿Estás bien?—ella miró con sorpresa mi rostro, hizo una mueca con la boca y me agarró de los hombros.

—¡Hija! Ja ja. Sólo quiero que te veas bien hoy. Sé que eres inteligente y capaz pienses que soy oportunista y etcétera... Dime, ¿es un chico guapo? Mira tu pelo, deja que te lo peine. ¿Es un chico con auto?

—Claaaaaro. No. Bailaré con Karen —sus ojos se volvieron enormes de la sorpresa—No me gustan las mujeres, tranquila, y si me gustaran da igual. Ya me tengo que ir.—me dirigí a la puerta y volteé a verla—Estás rara. ¿Me morí y esto es un sueño?

Ella soltó una carcajada llevandose el dorso de su mano hacia la boca.

—¡No! ¡Ja ja! Te llevaré al baile.—concluyó sosteniendo las llaves del auto en su dedo indice.

No sé de donde le nació la idea de querer ser una madre atenta.
Durante el viaje hablamos de banalidades: como mis estudios, la ropa, qué hacer después, el auto, consejos sobre chicos. Fue agradable, sin duda, es como si intentara conpensar su ausencia y su actitud dura.
Tambien me preguntó si finalmente me decidí sobre que estudiar. Aún no puedo dar por seguro nada, talvez un año sabático me haria bien... talvez.

Me despedí de ella avisandole que no me espere despierta, su risa fue más que de broma hasta que dijo que lo aclare. Sí, es verdad, no me tiene que esperar, no soy una niña pequeña; pero me alegra que se intentara preocupar.

—¡Llegué, hijos de perra!—grité cuando crucé el pasillo y atravesé las puertas del salón de baile.
Unos pocos voltearon a verme con el ceño fruncido.
Globos dorados y cortinas rojas en las enormes ventanas, al fondo a la derecha estaba el Dj y un aglomerado de personas a su alrededor y mesas enormes con comida y gaseosas.

—¡Zorrita!—exclamó Karen, agitando su brazo desde el final de la mesa de bebidas para llamar mi atención—¿Te gusta mi vestido?—dijo al acercarse a mí, luego me arrastró de la muñeca hacia los aperitivos.
Su vestido rojo mediano llegaba hasta sus rodillas, no llevaba mangas y era escotado, su cabello estaba suelto y tenia un aroma agradable.

—Está hermoso.—contesté con la boca llena, cómo una ardilla.

—¡Gracias! Tú tambien estás linda.

—¿Cómo le haces para que nadie babee por ti?— agregué, sonriente, y de pronto empezó a sonar una música lenta. Era Come away witch me, de Norah Jones.

—Supongo que si hubieras venido hecha una reina, como antes, todos babearian por ti—contestó. Mientras ella mantuvo su vista en mí, yo estaba exterminando todas las mini pizzas en la mesa, luego tiró dos veces de mi corbata y ladeó su cabeza hacia la pista de baile.

Me resistí riendome y luego cedí yendo junto a ella.
Puso su mano derecha en mi hombro y con la otra sostuvo mi mano que se elevaba a la altura de mi cuello.

—De nuevo: perdón por lo que te dije aquella vez—dijo Karen, con una voz melancolica—De seguro debes pensar que ya no soy de fiar. Y ya no sé con que cara mirarte.

—Hey, Hey. Pasado pisado, amiga. Te perdono. Escucha, somos amigas desde la era prehistorica, eres mi más valiosa amistad, y te quiero mucho.—esbocé una sonrisa por algo que recordé— ¿Recuerdas cuando teniamos 8 y 9 años, y tú le tenias miedo al baño de la escuela porque segun tú allí habia una niña rata? Me obligabas a llevar una ratonera y un queso en la mochila.

Ella bufó y rió inclinando su cabeza para atras, sostuve su mano y giró para luego volver hacia mí.

—Es muy cliché un baile escolar, ¿no crees?—soltó de repente. Mantuve mis ojos en ella, extrañada. Comencé a traducir mentalmente la música, estaba lleno de romanticismo, cosa que me incomodaba un poquito.

—¿Sucede algo, verdad?—no respondió y sólo siguió bailando lentamente—Reconozco cuando es que me mientes y cuando finges. Antes no lo hubiese notado, pero ahora sí—insistí y ella bajó la mirada, carraspeó y nuevamente no respondió
—Vamos, dime.

—En marzo iré a estudiar a una universidad de España. Me ofrecieron una beca.

—Oh...—fue lo único que dije. Qué sorpresa, pero talvez si yo no le insistia nunca me lo hubiera dicho—Genial, bien, muy bien, es increible. Es tu gran momento.

Sonrió e hizo a un lado el cabello que colgaba de mi frente.

—Aún falta mucho tiempo para marzo, Raven. Tenemos navidad, año nuevo, el día del perro, san valentin, tambien tu día: el día de la zorra. No te sientas mal, tontita.

—No... No es eso, sólo que, siento que estos 19 años se fueron volando. ¿Puedes creerlo? 19 años siendo tu mejor amiga, eramos tú y yo contra el mundo y cualquier tarado que se cruzara por delante. Ahora eres tú contra el mundo, y yo no podré estar allí para defenderte con mi espada de cartón, o la ratonera —contuve una lagrima y apreté los labios, desvié su mirada con mi cabeza abajo, solté una tos de lo más fingida y regresé a mi postura.

—Ve haya y agarra un vaso de jugo.—dijo y señaló la mesa de bebidas, de pronto, comenzó a escucharse una música electronica de lo más frenetica
—¡Es nuestra despedida de esta escuela, vamos, quita esa cara larga y salta conmigo! ¡Si lloras me harás llorar!

Música, luces multicolores, gritos y saltos de a montón. Karen saltaba y ladeaba su cabeza sin hacer caer el vaso de jugo que le traje.
No sé si mi cara reflejaba felicidad o tristeza, talvez impotencia o preocupación, un poco de todo diria yo.
Las luces multicolores iban de un lado para el otro y la tela gigante que colgaba de arriba ya no era tan visible. Comencé a relajarme poco a poco dando pequeños saltos y observando a Karen que estaba frente mio con los ojos cerrados, sonriente.

—¡Pensé que habría cerveza! —gritó dando saltitos y girando.

—¡Borracha de mierda!
—respondí alegre.

La fiesta continuó con esa música hasta que Rafael se peleó por el puesto de Dj; él ganó y por fastidiar puso la canción de Marica quién, luego el Dj le sacó a patadas y reanudó la música electronica.
Eran las 12:00 y el director escolar ya nos echaba a patadas, formalmente. La mayoria de los estudiantes se iban despidiendo con abrazos y otros sólo salian, algunos decian que nunca se alejarian después de la fiesta, otros estaban en los pasillos dandose besucones y mordiscos.

En la entrada principal de la escuela habia un jardín bien arreglado que tenia un arbusto en forma de dinosaurio, seguido de unas flores y una barandilla final.
El cielo nocturno y sus estrellas enormes eran exquisitas, un deleite visual.
Como no habian asientos para apoyar el trasero, Karen y yo nos sentamos en la esquina de cemento amarillo del jardín.
No sé de donde sacó una cajetilla de cigarrillos, pero cuando se llevó un cigarrillo a su boca yo lo aparté con un golpe en su mano. Ambas nos miramos con el ceño fruncido y Karen soltó un bufido como niña pequeña.

Ella guardó los cigarrillos y continuamos en silencio. No me importaba su dramatica furia, no me podia arruinar el paisaje.
Qué aire. Qué noche, qué luz.
Qué belleza.

—¿No llamarás a tu mamá para que venga a buscarte?—preguntó señalando el bolsillo de mi esmoquin. Luego sacó a la luz su celular con dibujitos y comenzó a marcar a alguien.

—Quiero estar aqui un rato más.

Volvimos a callarnos, quizás la felicidad de su noticia no fue tan buena como ella esperaba.
¿Pero que podria hacer yo? Es mi mejor amiga, no hay nada que la sujete a este lugar, menos desearia que haya algo que la sujetase, que la imposibilitara en ser feliz. Amo a mi amiga y siempre será así. Crecí y maduré junto y gracias a ella.

—Hey—tocó mi hombro y me lo tambaleó—No quiero verte triste. Pero tampoco sé como hacerte feliz.

Yo asentí con la cabeza.

—Aún faltan 4 meses para eso, hasta entonces, la pasaremos tú y yo juntas. Borrachas, en peleas, peleas de gallos, pintando mi cuarto, tambien pronto sacaré mi licencia de conducir así que allí te quiero... por si me duermo.—dijo, con la voz más tranquila, cariñosa y reconfortante que jamas escuché. Yo reí y me puse de pie.

Estuve quieta un momento largo contemplando el paisaje natural de la calle y el cielo. Muy dentro mio aún me atormentaba la idea del futuro.

Karen tosió y dijo:

—Raven, haz ese test tuyo contigo misma.

—¿Eh...? Mmm. ¿Por qué?

—Hazlo, porfa, por mí.—insistió con carita de perro mojado, bufé y guardé mis manos en el pantalón. Miré a todos lados con inquietud, me sentia algo extraña, me acomodé la corbata como si se tratara de un cómico nervioso.

—Pos... Mis características físicas son mi cabello castaño, mis ojos de distinto color... Ehm... Tengo el pecho plano, cosa que no me importa,—agarré mis senos con ambas manos— tengo algunos dientes raros, ja ja, pecas y un lunar en la barbilla y la otra aquí en la mejilla. Y nada más. Ah sí, tambien tengo un pezón más grande que el otro.—carcajeé.

Karen rió mostrando los dientes y achinando los ojos, con las manos se limpió las lagrimillas de los ojos y nuevamente me miró.

—Sigue —dijo, con una leve sonrisa y luego apoyó su mejilla en su mano izquierda.

—Mis libros favoritos son los de misterios, terror y romance, hay algunos buenos en Jettped. Sobre la música: me gusta la música clasica, la ópera, el rock, un poco de rap y a los putos de Pink Floyd
Y de las peliculas me gustan casi todas... No las voy a decir, no.

—Eres una chica increible. Tambien eres inpredecible. ¿Ya ves? Si todas esas cosas te hacen feliz, para qué necesitas a alguien que te haga feliz. Sigue.

Me contuve a analizar esas palabras con la boca ligeramente abierta y continué:

—Sobre el romanticismo: no soy muy romantica que digamos. O sea, cuando es debido me sale con naturalidad ser "romantica."

Ambas nos observamos con una sonrisa incredula,.
El viento movió un poco las flores y el arbusto de dinosaurio T-Rex hizo como un gruñido, pero era un perro callejero que estaba orinando en las plantas, cuando se acercó a mí, acaricié su cabeza y luego se marchó con la cola entre las patas.     

Karen se puso de pie y comenzó a caminar en los bordes de cemento amarillo donde se encontraba sentada, mientras, con mis dedos imitaba una cámara para ver si su cuerpo se dibujaba con el paisaje nocturno.

—Raven, ¿escuchaste todo lo que dijiste?—preguntó manteniendo su equilibrio, yo bajé las manos y la cabeza para procesarlo—Eres una persona increible. Sé que tienes miedo de intentar y fallar, pero sólo así se puede aprender y al mismo tiempo poner a prueba el caracter. Eres buena en lo que amas, no lo dudes. Si ya sabes que la mayor felicidad está en amarse a uno mismo, ¿por qué no confias en ti misma?

La miré, sorprendida por sus palabras y su voz tan relajada.

—Yo sé que harás bien las cosas, sé que encontraras una profesión que amarás, sé que estarás bien. Sólo confia en ti. Y... y te quiero mucho—se acercó a mí y me abrazó por el cuello, su voz se habia vuelto debil en esas últimas palabras. Correspondí su abrazo y sonreí al cerrar los ojos, dejé escapar un suspiro enorme, me sentí protegida y querida, tan sensible pero a la vez muy importante.

De lejos se escuchó el claxon de un auto, evidentemente era el auto de su padre. El coche se estacionó a unos metros de nosotros y Karen dejó de abrazarme sin ocultar su sonrisa; esa sonrisa que siempre me otorgaba cuando yo estaba triste.

Ella entró en los asientos traseros y dejó la puerta azul abierta.
Detras mio, en la entrada de la escuela, estaba Rafael mirando hacia nosotras, con los brazos ocupados por gaseosas y una bolsa de patatas fritas.
Giré a ver a Karen y a saludar a su padre, el cual nos miraba atraves del espejo retrovisor.

—Mañana iré a tu casa, quiero que sea un día de chicas. Desde hoy hasta marzo.—dijo, con una enorme sonrisa—¿Quieres que te dejemos en tu casa?

—No, está bien—contesté, llena de una felicidad inesperada—Iré a robarme algunas bebidas de la fiesta.—su padre rió con la vista al frente. Sí, era una broma...
—Nos vemos mañana, zorrita.

—Claro, Erminda.—sentenció cerrando la puerta, dejandome furiosa y con las mejillas rojas.

Su automovil se marchó y luego lo perdí de mi vista, caminé hasta donde se encontraba Rafael con la boca llena, y en pocos minutos ya estabamos saqueando las mesas de comidas.

Amo a mi amiga. Amo mi vida y a mi mejor amiga.

Escuché que una pelicula decia: «Al final, todo se resume en dejar ir, pero lo que más duele, es no tener el tiempo para despedirte.»
No todo es para siempre, es un camino con un final, pero son estas personas quienes le dan una felicidad al viaje. 

—¡Raven, mocosa! ¡Te está mirando el director!—susurró Rafael casi como un grito hacia mi oido—¿Estás bien?

—Mejor que nunca.—sonreí, burlona.

•••

   



Buenas U w U
¿cómo andas hoy?
Bueno, así finalizo esta historia que tantas altas y bajas me ha dado al cerebro.      

( ;∀;) a mí me gustó, ojala te haya gustado a ti tambien.
Y sí, esta no es una historia de adolescentesssss, es solo de una. Y tambien me siento mal conmigo; porque me hubiera gustado darle más proyecto a más personajes, pero en fin. Así me gusta.

Vota si te ha gustado (∩´﹏'∩)
Y si te ha gustado muuucho jajaja, compartelo con tus amikos uwu.

Besos para ti lector/a ( ͡°³ ͡°)
               

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