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AY, QUÉ HERMOSA.

         
—Eso suena a cliché de novelas estadounidenses.—expresó Karen, con el ceño fruncido y agarrando su celular.

—Ay, vamos. Es una excelente idea, y nadie sale herido, al menos no alguien de tu circulo de amigos

—Es que suena cruel, de cierta forma lo es. En suposición, la idea no es buena y se sincera. No buena en que falle, sino que es mala en cuanto a lo que trata. Y sabes lo que trata, ¿a ti te gustaria que fueras parte de eso?—suspiró y negó con la cabeza— es cruel.

—Karen, eres mi mejor amiga desde que aprendí a hablar. Y tú sabes lo que he pasado.
—respondí con voz calmada—Me viste en mis mejores y peores momentos, y no me refiero a eso. La primera vez que me rechazaron sentí mi estomago vacio, la segunda, tercera, cuarta, quinta y todas las que presenciaste se sumaban a ese vacio y dolor.—susurré. Mis ojos querian dejar pasar las lagrimas pero hice una pequeña sonrisa que mi amiga imitó—Soy mi peor versión, lo sé, pero me quiero sentir bien aunque sea por esta vez y temo admitirlo.

   
El silencio se hizo presente en Karen la cual dejo de mirarme por unos segundos.

—Bien, quita esa carita de perro en la lluvia. Te ayudare.—Karen agarró mi mano con suma suavidad y miró mis ojos vidriosos.
Dí un salto de felicidad y risas que contagió a Karen, su sonrisa era inigualable y envidiable, la sonrisa que amaria cualquier chico.

Pasamos de las risas a el tema central, me puse enfrente de su gran espejo de mesa que tenia fotos de su novio y adornos rojos hermosos que convinaban con su remera.
Karen trajo una estatuilla de un chanchito y la colocó en la mesa con una carcajada.

   
—¡Vamos de compras! ¡Wow!

    
Dimos una gran carcajada que resono en toda la habitación, ella se dirigió a su ropero donde deslumbraba hermosas ropas y se vistio con remera negra y un pantalón blanco apretado que convinaban con sus zapatillas de plataformas.
Claro que eramos de la misma estatura; 1.65 y nos diferencia los rollitos de la panza, yo tenia más y claro que no me sentia feliz por ello.

Karen, una vez ya bien vestida, agarró un martillo que trajo de afuera y rompió el chanchito.
Del pobre Porky salieron al menos unos 2.000 pesos, que eso era la suma de un año entero de dibujos eroticos en mi pagina.
Ella marcó el número de su novio y rapidamente le convencio de salir por las compras.

—Bueno, amiga,—dijo Karen—ya sabes como es Miguel y no te digo que te aguantes sus burlas, sólo avisamelo a mi y le dare una bofetada.

—Es un idiota.

—Si, si. Se que es un idiota pero no le des importancia.—Ella tocó mi cabello agarrando las puntas y soltandolas con una pequeña risa—Al regresar, recuerdame hacer algo con tu cabello.

Esperamos unos minutos y ya estaba el auto afuera de casa.

Entramos en la tienda de ropa y wow que era enorme, con tiendas para cada cosa estupida.
Pantalones y remeras hermosas, brillantes e increibles, zapatillas con plataformas que eran geniales y perfumes, olores ricos y maquillajes de todo. Para cada ocasión, para cualquier chica o chico.

—Chicas, ¡hey! Hace dos horas que estamos aqui.
—expresó Miguel con una vena en su frente.

—¿Tan poco tiempo?

—¿Eh?

Las vueltas que hicimos de tienda en tienda fueron más que las que haria Flash, ya teniamos la ropa y sólo faltaba mi fea cara.

Caminamos a un negocio de labiales caros, antes de que Karen y yo entraramos, Miguel se sentó cansado en los asientos azules y dió un fuerte suspiro.
Él hizo un gesto de: "continuen que yo me quedo aca". Ambas soltamos una risita y entramos de una vez.

—Ahora que pienso, todos los labiales se parecen.—comenté al mirar cada color y luego volteé a mirar a Karen—Talvez todas lo creen.

—Jajaja. Casi te pareces a un chico,—replicó ella—hay que tener buen ojo.

—¿En serio...? Todos se parecen.

—¿Hablas de los labiales o de los chicos?—preguntó levantando una ceja.

—Diria que... los labiales.

Ella, gentilmente, pagó todo, los vestidos, zapatos y labiales, etc.
El exceso de cajas y bolsas que cargaba Miguel era altisimo, casi se podria jugar Jenga o un rapido de Domino con todo eso.  

—Mi amor, ¿para qué tantas cosas? ¿No tenias ropa o qué demonios?

—Las necesito,—contestó ella mientras subiamos al auto—o pronto los necesitare. Uno nunca sabe ademas de que te quejas. No es tu dinero.

—No me gustó cómo dijiste eso.—expresó con enojo.

Todo el viaje de vuelta fue silencioso, casi se podia escuchar nuestros pensamientos.
Finalmente llegamos y Miguel se marcho dandole a Karen un beso frio, quizas ni beso se podria llamar eso.
Me dirigi calladita a su mesa con espejo y quise romper el maldito ambiente incomodo con algo.

—Levanta tu pata que te pintare las uñas.—dije al aire con mis ojos puestos en su espejo.

—Patas tienen los animales.

—Entonces pintemonos las uñas o compremos pizza, ¿si?

—Sientate, chiquilla, haremos algo con tu cabello.

—¿No quieres que lo dejemos para otro dia...?—pregunté avergonzada.

—Oh. Si es por lo que dijo él, no des mucha importancia. Casi siempre peleamos asi. Ahora si, veamos si te pones más bella.

Sin duda siempre fue una gran amiga, y si aun mejor figura de hermana buena que mi propia hermana.
Dicho eso, las vueltas y vueltas y las horas valieron la pena, hizo magia y vaya que magia que hizo con mi cabello.
Hizo hermosas mis uñas y mis labios resplandecian de rojo.
Maquillaje aqui y aca cómo una transformación de actores de métodos.

Finalmente terminamos las tres etapas y miré con asombro y casi con excitación a mi reflejo.
  
—¡Tadam!

—Oh, dios.—observaba mi rostro y mi cabello, sin poder evitarlo deje caer una lagrima—Soy linda. ¿Lo soy, verdad?

—Si. Ahora eres toda una diosa.

No quise evitar tocar mi cabello castaño claro, toqué mi rostro con mis dedos y no dejaba de abrir mi boca. Observé mis dedos y nuevamente miré mi reflejo.

   
—La pu- la pu-

—Um, digna de ser dibujaba por Dicaprio.

—La puta madre. Gracias, gracias amiga. ¡Te quiero mucho!—salté a abrazarla.

—Jaja. No homo. Aunque...

Claro que pedimos pizza y nos dormimos a las 04 de la mañana.
Pasamos de tener cuidado a talvez engordar un poquito.
Charlas van y vienen y ahora ya estaba lista para completar el maldito y poderoso Test R.

Lunes a la tarde. No creo que haya algun adolescente que sea feliz un lunes a la tarde.
Excepto los enamorados, esos viven con mariposas en el estomago.

Al dirigirnos a la clase de quimica, me sentia envidiada, poderosa, increible y sin duda no deje ser hermosa ni por un momento. Pude mover mi pelo con un coqueteo a cada chico que me miraba y babeaba, con suma tranquilidad caminaba por ese apestoso pasillo mientras sonreia  y guiñaba el ojo.
Faltaba que un francotirador disparara ya que me creo mucho.

—Hora del plan.—susurré en el oido de Karen y ella asintio.

Visualicé aun chico guapo, algo músculoso y con una sonrisa blanca y con la cara sonrojada.
Me acerqué a él, con una sonrisa y mi perfume quizas llegó a su nariz.

  
—Hola, chamaco, ¿quieres salir hoy?—talvez la peor forma de ser coqueta.

—S-si. ¿A qué hora paso por ti?

Lo tenia en mi mano. Oh si, claro que lo tenia.

           
     
              

~Hola guapos/as ¿les molesta el sol? Ahre. Me desaparecí un rato pero es culpa de Movistar.
Espero que este cap les halla gustado. Mañana o pasado subire el proximo.
Los amoOo~     
            

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