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¿ALGO LINDO?

Tuve un sueño corto de unas tres o cuatro horas, al despertar bajé a la cocina y me encontré con Rafael tomando agua en lo que habia sido su vaso de cerveza.
Karen estaba preparando un mate junto a tostadas de queso en la mesa, la tostadora hizo su ruido haciendo que el pan saltara, y que Karen volteara.

Nuestras miradas se chocaron cuando yo me encontraba bajando de las escaleras.

Mi mente decia que talvez Karen ya no recordaba nada de anoche, quizás ya habia olvidado lo del beso que me dió.
De todas formas, solamente me dirigí a la gran mesa y me senté.
El día prosiguió con total normalidad. Tanto Karen cómo yo no tuvimos necesidad de recordar nada.

«Menos mal» pensé por aquel entonces.

Ya pasó dos semanas desde esa noche, Karen ya no me hablaba con demasiada frecuencia. Los días en la escuela se hacian más aburridos y pesados sin las constantes tonterias de mis amigos. Era como si me evitaran o como si nunca tuvieran tiempo para mi, casi siempre Karen era la que nunca tenia tiempo.

En esas semanas los chicos de la escuela eran más y más en mi lista de citas. Yo daba excusas para no salir con ninguno, no sé de donde sacaba tantas mentiras, a veces decia que estaba enferma, o el gato, la madre, cena familiar, visitas, cumpleaños.

Al insistir y fracasar sobre la compañia de mis amigos decidí volver a salir con chicos.
«Qué más da« solté frente al espejo de mi baño.

El martes tuve una cita con Bruno: un chico de cuarto año, feliz porque alguien de ultimo año le aceptó  una cita. Bruno era esa clase de chico tonto que se la pasaba criticando a otros sin ningun fundamento, o criterio propio.
Todo era blablabla de sujetos de interned con más de treinta años.
Era otra de mis peores citas; su puntaje en mi Test era de diez.

Tambien tuve otra cita el día jueves con un tal Javier: charlatan y con demasiada confianza.
Desgraciadamente ni su cara ni su cuerpo lo salvaban de ser un idiota mano larga. El puntaje en el Test era doce.

Brian tambien tuvo su segunda cita conmigo, no fue nada del otro mundo, cine, playa... y ningun beso.
Claro que no se lo merecia. Me dejó sola afuera del cine porque se encontro con sus amigos.
Esperé como unos veinte minutos allí afuera. Definitivamente cero puntos. Bye bye Brian y la gran pu...

Días después salí con Diego y fuimos a un teatro donde actuaba su hermana. En un principio si me costó bastante verle la cara a Diego, era obvio que él aun recordaba el estupido beso.
La cita estuvo decente, él se sorprendió al mirar las dos pizzas que yo ordené. Por desgracia, la ex novia de Diego nos molestó allí e hizo un escandalo enorme, fue gracioso hasta que manchó mi suéter con la Coca Cola de Diego.

Luego de eso, él no volvió a llamarme más. Su puntaje en el Test cayó a veinte y ahi se quedo.

Tuve bastante citas en el mes, algunas terribles y otras decentes.
Solo quedaba dos meses para que terminara las clases y quizás la mayoria de mis compañeros ya sabian que hacer con sus vidas, a que universidades ir, que trabajar, a donde escapar por si tenian hijos.

Todos los años escolares yo era la que siempre tenia todo calculado, todas las tareas, proyectos, todo acabado para tener una relajación al final del año.
No sé si mal gastaba mi tiempo en eso, en lugar de divertirme.
¿Acaso este año era diferente?
¿Mi tiempo estuvo bien invertido?

Planear era lo mio... Pero esa noche, no venia nada a mi mente.

    
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El profesor de quimica faltó y por lo tanto era tiempo libre para nosotros, Karen y Rafael habian salido y me dijeron que estarian en los pasillos.
Mi corazón casi explotó de emoción al oir otra vez las dulces y fastidiosas voces de mis amigos, guardé mis cosas lo más rapido que pude y salí a todo motor a verlos.

Ahi en el pasillo comimos un poco de pizza y reimos como estupidos.
No les pregunté el porqué de sus distanciamientos hacia mi, no me hacia falta, lo terminé comprendiendo al escuchar sus quejas de todas las tareas que nos entregaban.
Aunque me hubiese gustado que me lo dijeran.

Sostuve la pizza y mi bebida, estaba lista para darme un respiro hasta que noté a un chico con anteojos leyendo un libro de terror. Pasó frente mio con su mirada hundida en el libro y caminó hasta sentarse en un espacio con ventana. La luz hizo un lindo contraste en él, aclaraba su cabello negro y desprolijo, y deslumbraba su camiseta amarilla y su sudadera roja.

Creo que lo estaba mirando por demasiado tiempo. Rafael me movió con su brazo y yo giré a verlo, demostré poca importancia en la charla asi que me volvi a girar para observar al chico.
Él parecia estar muy concentrado en la lectura, cuando cambió de pagina puso sus ojos marrones en mi y los desvió avergonzado.
Decidí ir a hablarle, nerviosa, me acerqué a él y pude notar que su cara se ponia roja.

—Hola...—me senté junto a él dejando un espacio pequeño— ¿Qué lees?

—Eeh... Leoooo... Es un libro de terror, se llama La vieja pesadilla.

Su nervio de alguna forma me tranquilizó.

—Wow, es un libro muy polemico.

—Si... Creo que lo leo por morbo, es que dijeron que es muy extraño porque estaba adelantada a su época.—contestó, sonrió un poco y nuevamente puso su mirada en las paginas—Tú eres Raven. Eres muy conocida aqui en la escuela.

Sonrió burlon, levanté mi ceja y me senté más cerca.

—No preguntaré por qué. ¿Y tú... cómo te llamas?—dije. Él levantó su vista y bajó el libro hacia sus piernas.

—Alan.—contestó y mantuvimos un silencio corto—Oye, de cerca tu ojo es más claro que el otro.

Eso era una marca de familia.

En mi mente sólo estaba el wow que chico, qué habil era con las palabras, qué intelingente y cada vez más atractivo.
El tiempo habia acabado y tuvimos que regresar a clases, nunca noté que ibamos al mismo lugar, para mi era una sorpresa y solté una risita antes de entrar.

Cuando finalmente era la hora de la salida, caminé junto a mi grupo de amigos y me detuve en el pasillo a esperar a Alan.
Les dije a Karen y a Rafael que se adelantaran y ellos asintieron.

Me apoyé en la barandilla de la escalera y miré a Alan que estaba bajando mientras sacaba un gorro de su mochila, sonreí con timidez al tenerlo dos escalones arriba mio.

Claro que lo invité a salir, mi corazón no daba más, no quise esperar nada.
Alan me regaló una sonrisa y una cara sonrojada.
Por fuera sólo sonreí... Pero por dentro exploté de la emoción. 
         











•Hola, hermosos. Qué fea que se pone la cuarentena :"v
Ojala les haya gustado, no olviden dejar su voto y su sexy comentario. Me alegran el día OwO
Los amoOoo•
                   

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