Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Una vieja carta


En un tensionante silencio caminaron de regreso al centro de la ciudad. Liaw regañaba a Abby por su imprudencia. Ella sabía que era peligroso salir sin compañía, encima había olvidado su espada y a los unuas se les enseñaba desde pequeños que jamás debían andar desarmados. La muchacha escuchaba los regaños de su hermano inflando los cachetes. Liaw podía decir lo que quisiera, pero ella por fin se había quitado la duda respecto al mundo de los humanos.

—Diablos, soy tan estúpida. —Tras pensarlo, Charleen habló de pronto, se sentó al borde de una fuente y Ethan la imitó—. ¿En qué pensaba?

—En que estás muy enojada con él, necesitabas unas respuestas y querías hacerle tanto daño como él te lo hizo a ti.

— ¿Desde hace cuánto que lo sabes? —lo interrogó un tanto preocupada.

—Desde hace tiempo. —Ethan sacó la bitácora y se la entregó—. Leí la carta.

Charleen no tenía ganas de enfadarse con Ethan por invadir su privacidad, de nuevo. Solo necesitaba desahogarse.

—Nunca se lo había dicho a nadie, solo a mi prima Carol, me refiero a que mi padre está vivo. En mi pueblo todos creen que murió en la guerra. Mis padres no eran grandes exploradores que viajaban por el mundo buscando aventuras como te dije que eran cuando nos conocimos. Mi padre ni siquiera era soldado, era un simple pescador, pero lo reclutaron cuando yo tenía cuatro años.

«No supimos más de él, mi madre lloró por años. Se pasaba la mayor parte del tiempo mirando hacia el mar, como si esperara que él volviera. Ni siquiera se hacía cargo de mí, por eso mis tíos me tomaron a su cuidado. Con los años pareció ir recuperándose. Todos los días me llevaba a la playa a recoger caracoles. —Sonrió ante el último recuerdo agradable que tenía de su madre—. Pero un día decayó de pronto. De la noche a la mañana cayó en depresión de nuevo. Se encerró en su habitación a llorar por dos días enteros. Yo tenía nueve años en ese entonces, y me ponía mal verla así. Al final la convencí de ir a recoger caracoles como hacíamos antes. Ella aceptó con una hermosa sonrisa que nunca voy a olvidar. Todos creyeron que se reponía nuevamente, pero yo sentía que no era así.

«Nos alejamos del pueblo y observamos al sol ocultarse en el horizonte. De pronto mi madre se arrodilló frente a mí y me dijo que entregarle el corazón a alguien solo te traía sufrimiento y me hizo jurarle que no sería como ella, no sería tan débil y que jamás me enamoraría, porque a la larga eso solo te destruye. Pese a no comprender bien sus palabras, se lo juré de todas formas. Ella me dio un beso en la frente, y noté el vacío en sus ojos; como si el alma hubiese abandonado su cuerpo. Por inercia caminó al borde del acantilado... simplemente siguió avanzando hasta que la perdí de vista. —Frunció el ceño al recordarlo, como si aún intentase comprenderlo—. Les dije a mis tíos y a la gente del pueblo que recogíamos caracoles cerca al acantilado y que una ola la había empujado. Me creyeron, y yo quise creerlo también.

«Un año más tarde quise deshacerme de algunas pertenencias de mi madre y entre las páginas de un libro encontré la carta. Era de mi padre, la había mandado dos días antes de que ella se quitara la vida. Le contaba de una forma tranquila y egoísta que lo habían ascendido en el ejército y que había formado otra familia en Ithia. Tras leerla enseguida comprendí la promesa que le había hecho a mi madre. Guardé la carta y la leía a veces, para recordarme que no debía caer en lo mismo. Al final no cumplí. —Terminó delineando distraídamente la marca.

—Sí, bonita historia... ¿Así que realizaste semejante viaje solo para ver a tu padre? —intervino Liaw.

—No. —Charleen sonó más animada—. Vine por dos motivos. El tesoro sí existe... creo. Es una leyenda en realidad, y parte de una canción, mi padre y mi tío me la cantaban para dormir:

«El viento en mi piel y la brisa del mar,

besan mi espíritu, tocan mi ser.

Las olas me mecen, no quiero ya andar.

Mi prisión se abre, no es como ayer.

Con gozo hoy día me recibe el mar.

Bajo tu protección Charleen,

Busco fortuna, encuentro tesoros;

Una canción olvidada, la voz de libertad.

Sigo el norte, te voy a encontrar.

Canto y me mezo, la tierra se aleja,

ya no hay fronteras.

Mi barco me guía a un manto de estrellas,

Ya nadie me espera. »

Los miró expectante al terminar de cantar. Abby aplaudía emocionada, le gustaban las canciones. Ethan y Liaw arqueaban una ceja.

—Me llamaron Charleen por la canción. Y averigüé sobre ella por años. Estoy casi segura de que el barco sí existe y está en la costa de esta isla. No sé en cual... —consideró—. ¡Pero podemos buscarlo!

Liaw estuvo a punto de hablar para decirle que sus esfuerzos serían inútiles, pero Ethan le ordenó con la mirada que se quedara callado.

—Vamos —se levantó.

— ¿A dónde?

—A buscar tu tesoro, para eso se supone que vinimos ¿no? ¿Tienes alguna pista sobre su localización?

—Sonará estúpido... —comenzó tímidamente.

—Todo esto es estúpido —interrumpió Liaw. Ethan lo amenazó por segunda vez. Charleen lo miró con odio antes de proseguir.

—Después de que mi madre muriera tenía un sueño recurrente. En él, yo era una niña pequeña y miraba hacia el mar desde un puerto durante una tormenta. Mis padres buscaban el tesoro del "Charleen" y se acercaban peligrosamente hacia un arrecife, mientras las olas crecían. Yo les gritaba con todas mis fuerzas que regresaran. De pronto, una ola volcaba su embarcación y yo despertaba. Se me ocurrió que esa era una historia más emociónate y agradable sobre mis padres a decir que habían muerto en otras circunstancias. Mi tío me regañaba y me decía que si mentía tanto, algún día terminaría por creerme mis propias mentiras. Y la verdad era eso lo que quería. Pensé que si repetía una y otra vez que mis padres habían muerto por buscar un tesoro de un viejo barco pirata, olvidaría lo que realmente había sucedido y me auto convencería de que mi sueño era verdad.

Ethan no dijo nada, mas tomó la historia con extrañeza. Lo que Charleen le contaba era el sueño que habían compartido tiempo atrás. Sólo que en esa ocasión, el sueño finalizaba cuando él mataba a la pequeña niña atravesándola con la espada. Estaba seguro, aquello no era un simple sueño recurrente. Era mucho más que eso.

— ¿Y eso qué tiene que ver con la localización del barco? —preguntó Abby.

—Ah, sí... —Charleen se dio cuenta que había perdido el hilo de la conversación por contarles sobre su sueño—. Recuerdo el lugar perfectamente, no sé... siempre tuve la seguridad de que el barco se encontraba en ese mismo lugar que vi en sueños. Y como no tenía nada que perder se me ocurrió buscarlo. Es un puerto de madera. No muy largo. Sé que es hacia el oriente porque anochecía y el sol se ocultaba por el lado opuesto. El arrecife es de rocas rojizas y en lo alto hay una torre blanca. Liaw resopló internamente, Ethan también, eso confirmaba lo que suponían.

—Sé dónde es ese lugar —avisó Ethan.

Charleen se emocionó, por fin algo bueno sucedía ese día. No estaba equivocada, en sueños había visto la localización exacta del barco.

Liaw, Ethan y las dos muchachas se dirigieron hacia el noreste de Ithia. Era un camino un poco largo y ya anochecía. Para alegría de Abby, se quedaron a pasar la noche en una posada humana. Al día siguiente emprenderían la búsqueda del barco.

En el último piso del templo de Foris, Freya y Gael esperaban en una sala circular donde siete asientos de piedra cerraban el círculo. Freya estaba parada en medio y Gael desparramado de lado en el asiento que le correspondía.

Dos guerreros ingresaron, los miembros restantes de la Legión: Aaric, de la nación de Kadry, caminó con elegancia y solemnidad y tomó asiento; seguido de Dahl, Legionario de la nación de Roheline. Un hombre más joven y de menor estatura, quien lucía su bien conocido gesto de preocupación.

— ¿Y el resto? —La pregunta de Dahl sonó prepotente.

—Ethan y Liaw están paseando por el mundo de los humanos como siempre, y Kari se fue —explicó despreocupado Gael.

—Sólo los convoqué a los tres, debemos tomar decisiones —habló Freya.

Los dos guerreros recién llegados hicieron un mohín, la última vez que habían tomado "una decisión importante" no la habían llevado a cabo.

— ¿Qué decisiones? —preguntó Aaric. Demostrando interés y respeto hacia la vade.

—Las cosas se han estado complicando, demasiado. Valia se ha apoderado de varias predicciones y durante los últimos meses se ha encargado de confundir al tiempo, creando futuros alternativos alrededor de Ethan y las naciones. Antes todo estaba claro, Ethan se uniría a Aishla y conseguirían fundar una cuarta nación, que se convertiría en la única pasados unos años. Ahora eso es incierto. Las posibilidades de que Ethan se les una son menores, pero posibles, y aunque no lo haga, los mindag han estado distribuyendo armas entre los humanos de afuera del continente. Planean usarlos para reducir fuerzas y que los humanos se destruyan entre sí. Puede ser el inicio de una nueva guerra.

— ¿Cuándo iniciará la guerra? ¿Qué acciones vamos a tomar? ¿Debemos impedirla o continuar? —preguntó Dahl. Freya era la consejera, debía tener una sugerencia basada en las predicciones vistas en las puertas.

—Eso es lo que vamos a decidir —Gael se levantó del asiento y puso las manos en los bolsillos—. No sabemos cuándo atacarán, lo más seguro es a finales de este mes; tenemos dos opciones: seguir con el plan de siempre o atacar antes que Aishla lo haga.

—Pero si Valia tiene predicciones es posible que sepa nuestros planes, sobre todo si planeamos atacarlos —intervino Aaric.

—Sí, Freya y yo tenemos motivos para creer que es Kari quien le ha estado llevando profecías. Hace unos días robó unas cuantas predicciones que Freya no había evaluado, no sabemos qué contienen. Sin embargo, ya hemos enviado a un equipo a interceptarla y traerla de vuelta, esperamos que esas predicciones no hayan caído en manos de Valia todavía.

—No, Kari no sería capaz —aseguró Aaric. Kari era una de las legionarias de su nación y la conocía desde que era una niña. Kari sabía cómo manipular a las personas, pero no era una traidora, tampoco compartía la ideología de Aishla.

—Eso lo sabremos al interrogarla —la voz de Freya sonó molesta—. De todas formas yo mantengo que debemos seguir el plan original. Ethan es un peligro latente, lo mejor es acabar con él antes que lamentar algo. Ya entregó su marca, debemos esperar al ataque de Aishla y aprovechar esa oportunidad.

—Aún sin Ethan, si hay guerra será inminente —observó Dahl.

—Pero tenemos más posibilidades de sobrevivir. Ethan es clave para los mindag. En las tres naciones hay simpatizantes de Aishla que solo esperan esa señal para volcarse en nuestra contra.

Aaric había estado meditándolo. Si bien era cierto que cortando la cabeza había más posibilidad de éxito, de nuevo estarían atrapados en el círculo vicioso.

—Lo que propones es hacer lo que hemos hecho por siglos. Si volvemos hacerlo solamente retrasaremos las cosas. En unos años la nación mindag resurgirá y será más fuerte que antes.

—Sí, pero en años futuros. Quienes sean miembros de la Legión volverán a tomar la misma solución. Lastimosamente no podemos escapar del círculo. No hay otras soluciones factibles. Debemos eliminar a Ethan, a riesgo de que en su próxima reencarnación se haga más fuerte.

—Bien —reaccionó Dahl—. Traigan a Kari para una interrogación, y a la pareja de Ethan después del veintiuno. No podemos crear inestabilidad antes del día de agradecimiento. Liaw y Sahori van a volcarse en nuestra contra por eliminar a Ethan y será una oportunidad perfecta para los mindag.

:D bueno, encontrarán el tesoro??? matarán a Ethan?? si quieren saberlo, voten, comenten y denle al botón de seguir, así sabrán cuando suba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro