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Los errores del pasado

Ethan se había cansado de buscar la bitácora de Charleen. La pelea con Neil el día anterior no había sido fácil y su cuerpo reclamaba descanso, sus músculos estaban algo contraídos así que en lugar de descansar prefirió ir hacia uno de los campos de entrenamiento, el dolor a veces era un buen aliado para hacerse más fuerte.

Buscó a Charleen durante todo el recorrido. Con tantos guerreros de gran poder y humanas en la ciudad, era difícil distinguir su aura, tampoco podía palpar sus emociones como cuando ella se encontraba cerca. Le vio el lado bueno, tendría un día a solas, como no tenía desde hacía mucho. Se alejó de la ciudad hacia la costa, donde podría meditar y entrenar tranquilo, de paso practicar algunos hechizos de ataque y defensa.

Las olas del mar chocando contra un risco apenas eran perceptibles, había calma, demasiada, y tuvo un mal presentimiento. No tardó en darse cuenta que no se encontraba solo. Desenvainó su espada y giró de pronto, rozando con la punta el fino cuello de Valia.

— ¿Cómo traspasaron el escudo? —preguntó, viendo a Dante aparecer con una sonrisa sardónica dibujada en su rostro y su pequeño draga nervioso por atacar.

—Tuvimos algo de ayuda. —Valia movió la espada con un dedo, cortándose y luego lamiendo la sangre de forma provocativa—. Queremos conversar.

— ¿De nuevo? —Volcó los ojos, guardó su espada y decidió darles un par de segundos antes de eliminarlos de una vez, ya estaba aburrido de ellos.

— ¿Sabes dónde está tu seyu ahora? —le preguntó Dante, acomodándose descuidadamente sobre una roca y acariciando la cabeza de su draga, haciendo que Ethan frunciera el ceño con repulsión.

— ¿Con otro hombre? —preguntó irónico.

—Con Freya. Ya te lo había advertido, van a usarla para eliminarte.

—Lo siento, no te escuchaba, presentarte desnuda no fue una buena idea. —Volcó los ojos e intentó alejarse, si ellos estaban ahí, Aishla de seguro también, y él le interesaba más que sus compañeros. Además tenían una pelea pendiente y no se le ocurrió una mejor forma de acabar el día que obteniendo la marca de Aishla.

—Qué lindo. —Valia brincó a su lado, sonriendo inocentemente—. Ya hemos visto el pasado y el futuro Ethan, ¿sabes? Hay ciertas cosas que los mayores ocultan a los niños. Freya y los miembros más antiguos de la Legión saben cosas que nunca les dijeron a ni a ti, ni a Liaw ni a Kari, aunque ella se enteró recientemente. —Hizo de cuenta que sus uñas acaparaban su atención y esperó que la naturaleza curiosa de Ethan hiciera el resto.

— ¿Ah sí? ¿Qué nos ocultan?

—El verdadero motivo por el que crearon la Legión; su intento absurdo e infantil por evitar que encontremos a Lark —Dante habló despreocupado, Valia había hecho a un lado al draga y ahora jugaba coquetamente con el cabello de su compañero—. Durante cinco reencarnaciones se dieron el trabajo de buscar a Lorey, ponerla de su lado y usarla para eliminarte. Esta vez nos adelantamos e intentamos matarla por ti. Fue divertido, todo esto es como un juego, hay que pensar en el movimiento del otro antes de tomar una decisión, pero el juego está llegando a su fin y es hora de que dejes de ser una pieza y tomes partida.

—No soy la reencarnación de Lark, y aún si lo fuera no tomaría partida por ninguno, nadie me utiliza. Además, si hubiesen querido eliminar a Charleen les habría sido demasiado sencillo, tus serpientes no la mataron. —Miró a Dante—, y sabías que no lo harían, solo querías crear futuros alternos a mi alrededor.

—El juego va cambiando en el camino Ethan —dijo Valia, dejando la atención en Dante para dirigírsela a él—. Si matábamos a la humana antes no habría habido problema, pero perdimos, y luego ya fue demasiado tarde, habías creado lazos afectivos con ella y no te habrías puesto de nuestro lado si la matábamos. Cometiste el mismo error de tus últimas cuatro vidas, le entregaste tu marca a Lorey, y como hizo antes, disolverá tu marca y te eliminará. Tú naciste para ser nuestro líder, líder de una nueva y más poderosa nación. ¿No te atrae?

Ethan permaneció en silencio meditando unos momentos. La historia de Lark y Lorey la había leído superficialmente en el libro que Biako le había dado en Kupro, pero había decidido no prestarle atención.

—Lo que quieren es persuadirme para ayudar a Aishla a llegar al poder —declaró.

— ¿Sabes que tu gente cada vez piensa más y más como los humanos? Es lo malo de juntarse con ellos, terminan creyendo que como ellos hay personas buenas y personas malas, y las personas malas buscan poder por codicia —habló con menosprecio, a Dante los humanos realmente no le agradaban, sobre todo su forma de pensar—. Para ellos todo es blanco o es negro y las tres naciones nos hacen ver como los malos de la historia, como si quisiéramos acabar con los pobres humanos por codicia. —Se levantó de la roca y habló con más seriedad—. Antes de juntarte con tu seyu pensabas como nosotros. Los humanos causaron su propia destrucción hace siglos, incluso destruyeron nuestro mundo. Aion fue justo entregándonos la tierra de los humanos como herencia. Su tiempo en el mundo ha terminado.

—Y el nuestro acabará también sin los humanos. Desde que llegamos a la superficie que casi no hay mujeres, nos extinguiremos. Además solo sobrevivimos guerreros ¿Quién va cultivar los campos o a construir? ¿Tú?

—Antes de crear la colonia de Ithia, Selo fue construida enteramente por unuas. Los humanos tienen sus torpes herramientas, ciencia y trabajo duro; nosotros somos fueres canalizadores del poder de Aion, es cuestión de saber utilizarlo para algo más que solo pelear —dijo Valia mirando a Ethan a los ojos, sabía cómo pensaba él, que la mágica era útil sólo como un arma y usarla para otras cosas era un desperdicio—. Piénsalo un momento Ethan. —Dejó de moverse seductoramente y habló dándole más importancia a lo que decía—. Hasta hace tres años que se aliaron a los humanos para expulsar a los salvajes que venían del exterior del continente. Lucharon por años y apenas lograron detener su avance, aun así hay miles, millones de ellos. ¿No te has preguntado de dónde vienen? Se supone que fuera de Savi, en el resto del mundo, no hay agua, por lo tanto no hay alimento, pero esos humanos tienen incuso barcos. Deben venir de algún lugar, alguno donde pueden sobrevivir. Pensamos que se están quedando sin alimento, por eso buscan invadirnos. No sabemos qué hay más allá de la costa norte, arriba del desierto de Senhoma. Puede que exista otra nación, una humana, una aún más grande que Ithia y Kadry juntas.

—Nosotros somos como leones frente a ellos —Dante prosiguió—, pero ellos son como hormigas. Puedes acabar a una, no a todas.

— ¡Ah claro!, entiendo —bufó Ethan—. Son muy peligrosos y por eso les dieron armas. Algo muy inteligente de su parte.

—Al ser como hormigas también piensan como hormigas. —Sonrió la mujer—. Todo está calculado Ethan, además lo hemos revisado con las profecías que Freya intentó mantener ocultas. Los necesitamos para acabar con los aliados humanos, se matarán entre ellos, luego simplemente los dejaremos morir. Ellos harán todo por nosotros, limpiarán el continente y no necesitaremos mover un dedo. Luego podremos tomar Savi en su totalidad y avanzar hacia el norte, en busca de otros continentes. Debemos erradicar el peligro que hay afuera antes que acabe con nosotros. Lo hemos visto Ethan. —Perdió la mirada y sonó muy grave—. En cuarenta años va a invadirnos una plaga. Una enfermedad que atacará a los mestizos. Eso acabará con más de la mitad de nuestra población y cuando suceda, los humanos del exterior del continente entrarán a Savi como si fuese su propia casa. La Legión no quiere entender eso, creen que nuestra población se reducirá por la falta de mestizaje.

—Solo piénsalo. —Notando la posición del sol, Dante se dio cuenta que habían perdido mucho tiempo conversando—. Puedes ayudarnos a acabar con la plaga, hacernos más fuertes y conquistar antes de ser los conquistados.

—Y yo que tú tendría mucho cuidado con mi seyu. Freya ya le lavó el cerebro.

Coquetamente Valia se despidió y junto a Dante desaparecieron por un portal. Ethan los observó irse y corrió de regreso a la ciudad. Si lo que Valia y Dante decían era verdad, debían prepararse, seguramente ya habían puesto en marcha su plan.

Sahori inhaló el aire perfumado que entraba por uno de los arcos del templo de la ciudad, donde el día anterior Abby había intentado mantener el escudo. Era un día soleado y templado; donde la naturaleza no daba ninguna señal de peligro o que ese día fuese muy diferente a los anteriores. Pero lo sabía, ese día sería muy distinto y la turbación en la paz no sería a causa de la naturaleza.

—Pensé que llegarías antes —habló abrazada al arco, observando a detalle un hermoso lirio violeta. Palpó su textura con el dedo antes de observar a Aishla a los ojos.

—El veintiuno es un día sagrado, yo mantengo el pacto, para estar siempre en paz con Aion —dijo con sequedad. Parado frente a ella con su atemorizante apariencia.

A Sahori no le impresionaba, de niña le había tenido cierto temor al guerrero mindag, pero al crecer y habiendo tenido algunos encuentros a solas con él, había aprendido a diferenciar cuando debía y cuando no debía tenerle miedo.

— Supongo que tu gente ya ha traspasado a Selo.

—Todavía no. Con los portales solo pasamos Dante, Valia y yo, el escudo debe desaparecer para que puedan ingresar mis tropas.

—Entiendo —dijo entrando al estanque de agua central, desde donde se controlaba el escudo—. ¿Ya es hora? —preguntó.

—No, debo esperar un poco más —dijo Aishla entrando al agua junto la mujer, esperando el momento apropiado.

La humana se sorprendió al no encontrarse en el pasillo por donde había aparecido en el templo de Foris. Freya la había transportado a otro portal, uno en el límite de la selva y la playa.

Agarró a Nathe y la elevó a la altura de sus ojos, como si esperase que le diera una respuesta. Freya y la Legión habían intentado infundirle miedo hacia Ethan, y lo peor era que lo estaban logrando. No se habría sentido capaz de dudar de su pareja ni un segundo, ¿pero qué tal sí todo era verdad y uno de los dos debía sobrevivir?

— ¿Qué haces aquí? —brincó al escuchar a Ethan.

Freya la había transportado cerca al lugar donde él se encontraba.

—Yo... te buscaba —titubeó.

— ¿Dónde estabas? —la interrogó, mirándola con sospecha.

Charleen no respondió. Le clavó la mirada y pudo sentirlo: Ethan desconfiaba de ella tanto como ella de él.

Lo que había visto en el templo la calaba dolorosamente. Debía traicionar a Ethan para prevenir ese futuro, la única forma de traer paz y felicidad tanto a humanos como unuas. Ella también era del pensamiento de que ambas razas debían coexistir, y como Biako le había enseñado, con el pasar del tiempo humanos y unuas se convertirían en una única raza. ¿Qué mayor muestra que el hecho de que Ethan y ella habían decidido continuar sus vidas por un mismo sendero? pero de nuevo, otros se interponían en sus decisiones y ella debía optar por la mejor solución, no la que le trajera mayor felicidad.

—Sé que estuviste con Freya. —Ethan atrajo su atención de nuevo.

—Sí, estuve con ella.

Se aproximó un paso hacia ella, e instintivamente Charleen retrocedió. Con ese gesto Ethan corroboró que de verdad Charleen le tenía temor y desconfianza.

—Qué fue lo que te dijo —sonó demandante.

Charleen se dio cuenta que no podía ir más atrás. Al igual que con ella, algo o alguien había estado confundiendo la mente de Ethan.

—Que ambos fuimos maldecidos a repetir el mismo error.

— ¡Yo soy quien comete el error! —la cortó—. Y tú eres quién me traiciona, una y otra vez, y ahora vas a hacerlo de nuevo —aseguró. Por la fuerte conexión que tenía con ella casi le leía los pensamientos y se daba cuenta que Charleen lo estaba considerando.

Kari había conocido las cárceles humanas y su consuelo era no encontrarse en una de ellas. Los unuas procedían a las ejecuciones cuando se trataba de algún asunto de traición grave, pero como ejecutarla habría traído problemas con la nación de Kadry, la habían encerrado en los calabozos preventivos del templo. Unas habitaciones pequeñas, cómodas en cierto sentido; sin ventanas, solo rejillas para permitir la entrada al aire y como un segundo método de precaución además de guardias en la entrada, unos grilletes de luz dorada similar a una serpiente rodeaban su pierna.

Gael le indicó a los guardias que por ese día él le llevaría a Kari la comida personalmente, quería avisarle que había decidió tomar a Maya como su discípula.

—Demonios, por fin —Kari se alegró de verlo, había pedido por días que le dejasen hablar con alguno de sus compañeros de la Legión, Ethan o Liaw de preferencia, puesto que no estaba segura de confiar en los otros, pero vistas las circunstancias, Gael era lo máximo a lo que llegaría a aspirar—. ¿Freya te envió?

—No, ella está en otros asuntos, quería hablar contigo. Maya está en el templo.

Kari olvidó todo lo que tenía que decir.

— ¿Qué hace aquí? —sonó molesta.

—Va a ser mi discípula.

— ¿¡Qué?! ¡No puedes tomarla como discípula! —Se enfadó, Gael la había tomado sin consultarle antes.

—Puedo elegir a quien quiera, sabes cómo son las cosas. No te preocupes, le enseñaré bien, además tiene un gran potencial.

—Lo sé, tiene un don con la magia —suavizó su voz, pensando en la pequeña a quien no veía desde hacía cinco meses—. Déjame verla —demandó.

—No creo que sea apropiado, sabes que tu situación no es la mejor. Todavía debemos decidir qué hacer contigo.

—Me tienen aquí porque aún no tuvieron el valor de decirle a Ethan y a Liaw que me apresaron con cargos falsos.

Gael dejó por fin la bandeja de comida en una mesa. Kari tenía razón y pese a no haber estado de acuerdo, Freya había tomado la decisión; además Kari estaba robando profecías, la detención debía ser inmediata.

—Es por prevención, tuviste una muy mala idea al trabajar para Valia y Sahori. Solo Freya puede ver las predicciones y decidir si es conveniente el avisarnos o no de los acontecimientos.

—Ese es el problema —le dio importancia a sus palabras—. Confías ciegamente en Freya, crees que ella siempre toma las mejores decisiones y juega para el bando correcto, pero no es así. ¿Quién crees que le estuvo enviando las profecías a Valia todo este tiempo? Yo robaba algunas para Sahori porque ella sospechaba. Freya lo supo todo el tiempo y no hizo nada para detenerme, así yo me vería culpable de trabajar para Valia.

—Acusar a Freya es grave —dijo Gael con tono amenazante.

—Es más grave que seas su borrego —escupió sabiendo que eso heriría su orgullo y serviría para llamar su atención—. Freya está del lado de Aishla, ella vio cosas que no avisó a la Legión, pero Sahori tuvo la precaución de obtenerlas. Yo misma las vi, yo sé lo que les ha estado ocultando.

—Kari —resopló—, te atrapamos con las predicciones en el borde del desierto de Senhoma, no se las llevabas a Sahori.

—Sí y no lo niego —lo aceptó y redujo la intensidad de su voz, temerosa de ser escuchada por Freya—. Le estaba llevando esas profecías a la Vade de Kadry, solo esas, porque era importante que las viera. —Suspiró, lo que iba a decir era complicado y esperaba que Gael le creyera.

Llegamos al puesto #7 en el ranking!!! mil gracias!!! sus votos, comentarios y sugerencias ayudan a que esta historia suba escalones y cada vez seamos más... lectores de Foris? Foristas?? XD jaja no sé elijan nombre.

Pásense por mis otras historias, la mayoría están completas. L@s quiero un montón!

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