Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Hablemos de sentimientos

De forma inadvertida, se adentraron en el monte, era la primera vez que viajaban de noche. Estaba demasiado oscuro, la luna no brillaba y el ulular de las aves hacían eco en la lejanía.

Liaw liberó los pies de Kari y la hizo caminar a su lado. Charleen iba detrás, agarrándose de los árboles y asegurando el terreno antes de pisar para no caer en una zanja. Tropezó con una rama, cayendo de cara y causando un ligero alboroto que era percibido por la tranquilidad del lugar.

—Estoy bien —dijo incorporándose antes de dar tiempo a que sus compañeros rieran.

—Nadie te preguntó si estás bien.

Charleen respondió a Ethan con un gesto obsceno y se apresuró para darle alcance y caminar a su lado. Los unuas podían ver en la oscuridad, así que se aferró a la capa de su compañero usándolo como lazarillo.

—Por qué vamos tan lento —se quejó Kari, se impacientaba por el pausado y precavido andar del grupo—. Ah...claro, la humana, ¿no pueden cargarla y acelerar?, es molesto ir a paso de tortuga, los caracoles llegarán antes que nosotros.

— ¿No pueden callarla? ¿Por qué tiene que existir gente tan irritante? —protestó Charleen. Esa guerrera comenzaba a caerle cada vez menos.

—Tú dime, eres igual —interpeló Ethan.

— ¿De qué hablas? Si soy adorable.

—No. eres un gusto adquirido que es diferente. Cuando te conocí me resultabas igual de irritante.

— ¿Resultaba? —preguntó perspicazmente—. Eso significa que ya no te resulto molesta.

—Claro que sí, eres igual de molesta, solo que ya me acostumbré a tolerarte. —La jaló del mentón y la vio en la oscuridad; Charleen no era capaz de descifrar la mirada de Ethan.

—Vaya momento para olvidar mi violín —dijo Kari con ironía, asqueándose por la forma tan familiar con la que ellos dos se trataban.

—Si quieres puedes besarme, así somos dos parejas y no nos sentimos de más —le sugirió Liaw, seductoramente.

Kari amplió su gesto de desagrado.

—Preferiría comer tierra antes que rozar tus asquerosos labios.

Liaw torció la sonrisa y mientras caminaba, recogió un puñado de tierra, lo puso frente a Kari y se acercó lo suficiente para intimidarla.

—Última oportunidad. Esto. —Le enseñó la tierra—. O mis masculinos labios.

Sin aspavientos, Kari se acercó a la mano de Liaw y mordió un trozo de tierra, luego se lo escupió.

—Auch... —pronunció limpiándose el rostro.

Ethan y Charleen se habían adelantado bastante. Encontraron un claro y montaron el lugar de descanso.

—Habla. —Encendieron el fuego y dejaron a Kari en una incómoda situación con sus dos compañeros de la Legión mirándola desafiantes.

— ¿Y decir qué?

—Qué quiere Freya conmigo, ¿por qué los mindag quieren matar a Charleen?

—Ya te dije, Freya vio en uno de los futuros alternos que serás una amenaza para las naciones, pero eso cambió. No sé qué estuvo viendo últimamente, al parecer hiciste algo impredecible y el futuro se alteró de nuevo. Y de los mindags qué demonios voy a saber. Ve y pregúntales a ellos.

Ethan pateó la tierra con frustración, empolvando el rostro de la joven.

— ¿Entonces para qué demonios viniste?

Kari silenció, en un segundo pensó exactamente qué decir, debía ser precavida con sus palabras y contar la verdad a medias.

—Asuntos personales. —Entrecerró los ojos acusadoramente, transmitiéndoles a los dos Legionarios de Ithia su profundo odio.

—O sea que lo mismo de siempre... —Suspiró desganado, jugando con su espada—. Sigues sin superar algunas cosas. Drake murió hace tres años, haciendo lo que debía hacer. Si quieres desquitarte con alguien hazlo con Aishla, él fue quien le clavó la espada en el corazón. Deja de ser una bruja llorona y ve a entrenar, hazte más fuerte y ocúpate de tus hijos... o mejor no, tal vez salgan tan tercos y sentimentaloides como tú. —Finalizó con tanta calma que su tono despreocupado desligado de culpa la encolerizó.

Clavó las uñas en las palmas de sus manos y lloró de rabia. Charleen se aproximó disimuladamente, escuchando con atención. En varias ocasiones Ethan y Liaw habían hablado de Drake, pero nunca le habían explicado con precisión quién era o qué había pasado con él.

—Mataré a Aishla una vez que obtenga sus marcas. Drake murió por su incompetencia, ¡ustedes fueron los ineptos que llegaron tarde y lo dejaron luchando solo contra Dante y Aishla!

— ¡Ya me cánsate! —interrumpió Ethan, hastiado. Desde hacía años que Kari los perseguía por los mismos motivos y ya no soportaba tenerla tras ellos buscando revancha por un acontecimiento inventado—. ¿Quieres saber qué pasó en realidad? —Se arrodilló frente a ella, hablándole de cerca, para que de una vez se enterara de la realidad de los hechos. Liaw no estaba seguro de dejar a su hermano continuar, pero también quería acabar con todo eso. Su enemistad con Kari les estaba trayendo problemas en la Legión—. Drake no murió porque Liaw y yo llegamos tarde, no murió porque Dante y Aishla lo atacaron al mismo tiempo. Murió porque se comportó como un imbécil. Su muerte fue patética y todo por sus imbéciles sentimientos hacia ti —espetó con tanto que rencor que hasta Charleen se sintió dolida. Kari enmudeció; Ethan continuó—: En las rondas de costumbre Drake descubrió que Dante y Aishla habían traspasado la frontera. Se contactó con nosotros y atacamos entre los tres. Todo iba bien. Pudimos acabar con Aishla y Dante esa noche, pero Drake no cumplió con su deber. Aishla comenzó a provocarlo, diciéndole que Valia había ido tras de ti y tus hijos y que los asesinaría. Lo engañó, fue la mentira más simple y patética que pudo haber inventado, pero Drake le creyó. Cometió un error de novato y desvaneció el escudo protector pensando ir a protegerte. Eso casi le cuesta la vida a Liaw. Los dragas de Dante lo acorralaron y yo no podía con tres cosas al mismo tiempo. Drake se dejó guiar por sus sentimientos, atacó impulsivamente y Aishla aprovechó su falta de concentración. Los mindag escaparon después de eso. Liaw y yo inventamos la mentira de que no habíamos llegado a tiempo y que Aishla y Dante lo habían atacado a traición. Todo por honrar la memoria de Drake y no hacerles saber a todos, en especial a ti, lo estúpida que había sido su muerte.

El silencio se propagó de sopetón. Ethan lo había soltado todo, el secreto que había guardado con Liaw. Kari tragó saliva y bajó la mirada. Hubiera querido no creerlo, pero en el fondo lo sabía. La versión de Liaw y Ethan siempre le había resultado poco convincente, pero era más fácil culparlos.

—Por qué no... comemos algo. —Liaw cortó el silencio incómodo.

Ethan lanzó su morral y se puso a revisarlo, buscando distraer la tensión. Sabían que no llevaban provisiones, pero todos fingieron buscarlas al no saber qué decir o hacer.

Charleen miró con algo de pena hacia Kari. La fuerte y majestuosa guerrera que le había parecido antes, ahora era el vestigio de una niña indefensa. Enfureció. Kari era lo que ella siempre había querido ser y en ese momento daba lástima, o parecía querer infundirla.

—Eres patética —espetó de pronto, sentándose frente a ella con un libro.

Kari levantó su impávido rostro con duda en la mirada.

—Liaw tiene razón, ya supéralo. No hay nada más penoso que una mujer llorando por un hombre, más por uno que está muerto —prosiguió.

— ¡Tú qué demonios sabes! Apenas eres una mocosa campesina que no sabe nada del mundo. Siento tanto rencor y soledad en tu corazón que eres tú quien me da lástima, jamás aprendiste a querer, eres egoísta, por eso no lo entiendes.

— ¡No estoy sola! Y cómo sabes eso de mí...

—Te conozco mejor que tú misma —dijo triunfante. Ethan les dirigió su atención—. No estás satisfecha con nada, siempre buscas lo que es mejor para ti, no te importa el daño que puedes hacer al resto o cuánto tengas que mentir para salirte con la tuya. Eres una niña caprichosa y muy estúpida. ¿Crees que ellos son tus amigos? Eres una humana por Dios... tampoco sabes nada sobre crear lazos afectivos, por eso estás sola. Cuando vuelvas a tu pueblo te darás cuenta que nadie te extrañó, todos están mejor sin ti. No deberías regresar, nunca, por su bien.

Charleen berreó y se abalanzó contra ella. No tenía derecho a hablar sobre lo que sentía o lo que vivía. Ethan la agarró en el aire e intentó tranquilizarla.

—No la escuches, intentará confundirte. Es lo que hace, es una maldita manipuladora. Puede atacarte primero, hacerte creer que te conoce y luego querer causarte compasión. Todo es un truco.

Charleen todavía intentaba brincarle por sobre el hombro de Ethan. Kari le dedicaba una sarcástica y malévola sonrisa. Con la tensión reinante hicieron guardia la siguiente hora. Ethan afilaba su espada y Liaw dibujaba en la tierra con una daga mientras las dos mujeres se miraban de forma retadora.

—Quiero ir al baño —avisó Kari.

—Te aguantas —respondió Ethan.

—Es en serio, debo ir. Que me acompañe Charleen. —Sonrió sin dejar de mirarla fijamente.

Ethan y Liaw entendieron que ese era un plan de Kari para escapar, o para provocar a la humana. Kari tampoco les servía demasiado, si huía no se preocuparían, es más, sería sacarse un peso de encima. Liaw se levantó y puso las manos sobre las muñecas de Kari, en seguida, un fino hilo dorado apareció.

—Ve, no voy a negarle esa petición a mi bella compañera de equipo.

Ethan resopló y le ordenó a Charleen vigilarla de cerca apuntándole directamente a la cabeza y que no dudara en disparar si Kari hacía el más mínimo y sospechoso movimiento.

Como le habían ordenado, Charleen no le desprendió la mirada. Liaw sostenía el otro extremo del cordel, que se estiraba con tal se iban alejando.

—Es suficiente, hazlo aquí —ordenó Charleen.

Kari se sentó sobre una roca, cruzando las piernas con elegancia.

—No quiero ir, quiero hablar contigo. Lo siento, yo... estaba un poco perturbada por lo que Ethan me dijo.

—Eso no me interesa ¿Cómo sabes tanto sobre mí? —Puso el dedo en el gatillo, amenazándola, le preocupaba que Kari supiera sobre su compromiso.

—No es que sepa demasiado. Tengo la habilidad de saber lo que sienten y piensan las personas, es algo así como una intuición muy desarrollada. Sé que eres una campesina por solo mirarte, y puedo sentir la soledad en tu corazón... excepto cuando miras a Ethan. —Sonrió—. Lo miras de la misma forma en la que yo miraba a Drake.

—Yo no soy como tú.

—No dije que lo fueras. Sabes poco sobre el amor, y no sabes nada sobre lo que Drake y yo teníamos. ¿Cómo te sentirías si algo así le pasara a Ethan?

Charleen aflojó la mano, bajando la guardia.

—Creas conjeturas equivocadas. Ethan es mi compañero de viaje, nada más. No siento otra cosa por él. Y de todas formas, aún si lo sintiera, él es un guerrero, su vida está en el campo de batalla. Puede morir en cualquier momento, supongo que... me acostumbraría a vivir con eso —finalizó con un deje de tristeza, dándose cuenta de lo que decía. Era verdad, podría acostumbrarse a la idea, por dolorosa que fuera. Lastimosamente, con Ethan jamás podría tener nada, su destino no era estar juntos, demasiadas cosas se interponían.

—Te crees que lo sabes todo y que tienes más experiencia que yo —reclamó—. Los unuas nacemos de padres guerreros, nos entrenan como tales desde que nacemos, por supuesto sabemos lo que implica. Nuestros hermanos, nuestros hijos y nuestras parejas morirán en cualquier momento en batalla, pero aun así es doloroso. Al crear lazos afectivos con otra persona inicias una historia con ella, no puedes ponerle un fin sin el más mínimo resentimiento. Es lo que Ethan trata de hacer. Ser capaz de poner un candado a sus sentimientos. Pero es simplemente un acto de cobardía, solo escapa al sufrimiento; y tú eres igual. Ethan y tú se están haciendo daño.

La humana se paralizó, parecía que Kari podía leer su mente o la hubiese vigilado durante todo su viaje. Los argumentos para rebatirla no se le venían a la cabeza. Kari se veía satisfecha, parecía haber dado en el clavo.

— ¿Sabes? Drake era más poderoso que Ethan. Era el mayor en la Legión, entrenó a los mejores guerreros. Que él te eligiera como su discípulo era la mayor aspiración a la que podías alcanzar a los seis años. A esa edad los unuas demostramos que somos aptos para luchar y un maestro nos toma bajo su custodia. Mis padres estaban convencidos de que no tenía lo necesario para ser una guerrera y lo mejor era que me dedicara a la magia, pero Drake creyó en mí. Me eligió de entre otros diez niños que eran más fuertes y hábiles. Por años me enseñó todo lo que sabía, sacó lo mejor de mí, y yo... lo admiraba, casi lo idolatraba. Al crecer mis sentimientos fueron cambiando, ya no era una niña y se me hacía imposible verlo como solo mi maestro. Pensé que buscaba un imposible, pero resultó que Drake me amaba de la misma forma.

« El primer veintiuno de junio después de que cumplí quince años, Drake me llevó al templo, esa sería su última noche como mi maestro. Al día siguiente demostraría frente a todos que estaba lista como guerrera. Él me dio su marca antes de los combates. —Cerró los ojos, recordando aquel día—. Superé las expectativas de todos, en especial la de mis padres y demostré ser una adulta. Luego Drake y yo hicimos el rito de unión, tuvimos dos hijos y éramos felices. Al menos hasta hace tres años...

La guerra había terminado y debíamos hacer rondas para mantener las fronteras libres de intrusos. Yo debía ir ese día, Drake se ofreció a acompañarme, pero yo me creía demasiado buena como para rebajarme a cumplir misiones tan simples. Drake era un Legionario, no tenía por qué hacerlo, pero lo hizo... después sucedió lo que Ethan ya dejó en claro. »

Charleen se había distraído tanto con el relato que la guardia la había bajado por completo. Sintió una pena terrible de pronto. Kari se percató.

—Es diferente ahora ¿no crees? Ya no soy una extraña para ti. ¿Todavía vas a juzgarme?

—No, entiendo tu frustración. —Le apuntó de nuevo con el arma—, pero no creas que por contarme tu triste historia voy a descuidarme.

—Debía intentar. —Exhaló levantándose de la roca. La humana no era tan descuidada y torpe como había imaginado—. Ethan te quiere más de lo que piensa, y aunque se esfuerce en negarlo es inevitable, es así como debía suceder. —Se alejó acelerando el paso, impidiendo que la muchacha pudiese darle una respuesta.

¿Es así como debía suceder? ¿De dónde sacaba Kari semejante conclusión?

Ethan sospechaba lo que Kari podía haberle dicho a Charleen. Esa era la especialidad de la unua, hablar de los sentimientos, confundir y hacerlos plantearse lo que pensaban, causando inseguridad. Aparentemente había funcionado. La joven humana leía en silencio, repasando las palabras sin decodificarlas. Su atención no estaba en la lectura, sino en lo que Kari le había contado, desde sus propios sentimientos hacia Ethan, hasta lo que Ethan podía sentir por ella.

Kari se regocijaba. Estaba haciendo exactamente lo que Sahori le había ordenado; y resultaba. Charleen ya estaba perdida en su mar de emociones, faltaba Ethan.

— ¿Qué sientes por ella? —le preguntó de repente. En unua, para que Charleen no pudiese entenderla.

—Nada. —Ya venía venir aquello, era su turno en "terapia" sentimental. A diferencia de Charleen, él no pensaba dejar que Kari se metiera en su cabeza y le hablara como si conociera perfectamente lo que pensaba.

— ¿Estás seguro? A mí me parece que eres muy complaciente y te preocupas demasiado por alguien que no significa nada.

—Tal vez sí, pero extinguiré esos sentimientos —zanjó con determinación, no iba a exteriorizar que se estaba planteando seriamente olvidarlo todo y mantener a la joven humana a su lado como algo más que su compañera de viaje.

— ¿Por qué?

—Porque luego terminaré comportándome de una forma patética como Drake y dejaré que mis sentimientos interfieran en la batalla.

—Sí, Drake hizo algo estúpido, pero al menos fuimos felices. ¿Tú eres feliz?

—Sí, mucho.

— ¿Y si Charleen se alejara de tu lado lo seguirías siendo?

— ¡Ya basta! no lo sé de acuerdo. Deja de interrogarme, lo que me pase con ella no es tu asunto.

—Sí lo es... solo... no evites lo que sientes o vas a lastimarla, lastimarla seriamente.

Lo último no parecía alguno de sus trucos, había sonado como afirmación seria.

Ethan la ignoró, disimuladamente observó a Charleen.

¿Hacerle daño? Ya lo había hecho y no lo haría de nuevo, al menos no apropósito. Se planteó una nueva encrucijada: ¿Era feliz? ¿Lo era Charleen? Estaba seguro que sí. Recordó la vez que la había descubierto en ese pueblo pequeño y monótono. La mirada vacía de Charleen le había comunicado que la joven no era feliz, no se sentía completa, su alma se sentía prisionera; pero ahora, podía ver por su cristalina mirada que su alma bullía de vida. Él percibía esa felicidad, la sentía como propia y si Charleen se alejaba, estaba seguro que no la percibiría de nuevo.

Pero Charleen no iba a irse, había iniciado ese viaje porque quería conocer el mundo, buscar un tesoro que no estaba seguro si existía y escribir sobre sus experiencias. Después de Ithia, la aventura no tenía que terminar. Charleen quería visitar hasta los rincones más alejados del continente y él podía enseñárselos.

—Charleen —llamó su atención—. Vamos de cacería.

Obedeciéndolo dejó su libro de lado y lo siguió. Tal vez sería un nuevo entrenamiento. Era tarde y estaba cansada, pero más hambrienta que otra cosa. Conseguir comida no venía mal. Se internaron en el bosque. Kari llamó a Liaw y éste se aproximó con un falso y burlón gesto de emoción.

— ¿Ya me toca la terapia? ¿Ahora me dirás lo que siento? ¿Es mejor si me echo o hablamos de sentados?

—No imbécil —realizó un mohín y desvaneció el haz de luz alrededor de sus muñecas, liberándose por completo.

— ¿Podías liberarte todo este tiempo? —se sorprendió.

—Es un hechizo de Ethan, tú qué crees. Necesitaba unirme a ustedes y hablar contigo a solas —dijo seriamente. Se aseguró que Ethan y Charleen se encontraban lo suficientemente alejados y prosiguió—: Debo presentarme ante Freya, así que confiaré en ti. Tienes nuevas órdenes. Vigila muy de cerca a Ethan y Charleen.

—Ordenes de quién ¿tuyas? —Escéptico, le dio la espalda, no recibiría ordenes de nadie.

—No de mí, de Sahori.

Un escalofrío lo recorrió. Se resignó, no le quedaba más opción que escuchar a Kari con atención.

—Bien, ¿por qué debo vigilarlos?, ¿a mí sí me dirás que pasa?

Kari asintió con la cabeza y habló un tanto apresurada, preocupada de que Ethan regresara antes.

—Escucha, Freya cree que Ethan es una reencarnación de Lark —sonó grave.

— ¿Quién rayos es Lark?

— ¿¡Qué nunca fuiste a la escuela!? ¿¡Eres sordo o finalmente reemplazare tus neuronas por hormonas?! Freya siempre habla de él —le gritó, debería dar más explicaciones de lo que quería—. Lark fue el padre de la nación nómada de los mindag. Hace como quinientos años intentó fundar una única nación, pero los mindag eran tan reducidos que no lo logró. Por eso se aseguró de reencarnar una y otra vez, en cada vida se hace más fuerte y los mindag también. Pero la legión se ha encargado en cada reencarnación de eliminarlo antes de que consiga su cometido. No muchos saben sobre esto. Muchos lo toman como una leyenda absurda, pero Freya está convencida de que es verdad y los mindag también. Freya vio en las puertas que Ethan someterá a las tres naciones y fundará una sola.

—Eso no suena tan terrible —consideró, tampoco había visto nunca la necesidad de estar separados en naciones igual que los humanos.

—Vi ese futuro alterno, no lo será, Aishla será el único gobernante. Los humanos serán erradicados. No más lindas mujeres rubias para ti.

—Eso ya no me gusta. —Se aterró ante la posibilidad de no contar nuevamente con jóvenes humanas para su placer personal—. ¿Estás segura que Ethan hará eso?, no lo creo, tal vez lo hubiera hecho antes, pero está como idiotizado con Charleen, no sería capaz de destruir a su raza.

—Lo sé. Antes de conocer a Charleen el futuro era claro. Ethan se aliaría con Aishla. Ahora es una posibilidad, hay esperanza. Pero los futuros alternos son varios y hay algunos que preocupan demasiado a Freya —tragó saliva y le apretó el hombro, diciéndole lo más importante—: Ethan puede matar a Charleen. Debes evitar por todos los medios que eso pase.

Gracias por leer. Recuerda que lo único que recibo a cambio por escribir son tus votos y comentarios así que no dejes de hacerlo. 

Recuerden que pueden comprar este libro, en librerías de Bolivia y en Amazon.com, tambi'n si quieren una copia firmada se las puedo enviar. El costo para Sud América es de 35 dólares, lo que incluye libro, marcapáginas y un mini dije. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro