Conociendo Selo
Kari dio un par de vueltas por el templo, caminado con sigilo para que nadie notara su presencia. Ingresó a la sala donde siete puertas acomodadas formando un círculo se encontraban. Se detuvo frente a una y haciendo uso de un conjuro, concentró las imágenes que se mostraban ahí en pequeñas perlas.
Hizo caer un par a tiempo que se sobresaltaba al sentir una presencia a sus espaldas. Gael la observaba con su penetrante mirada, y se aproximó a ella con paso desafiante, poniéndola nerviosa.
— ¿Qué haces? —le reclamó tomándola por la muñeca.
—Buscaba a Freya —mintió con descaro.
Gael sonrió irónico y la soltó.
— ¿Crees que no sabemos que eres tú quien ha estado robando profecías? Freya no es estúpida. ¿Qué pretendes?
Kari tragó saliva y lo enfrentó también desafiante.
—Sabes que no estoy del todo de acuerdo con las ideas de Freya, creo que el plan de Sahori es mejor.
—Sahori dimitió de robar profecías la última vez que mandó a Abby. Jugar a dos puntas no fue una buena idea de tu parte, jugar a tres es traición.
— ¿De qué hablas? —Su voz se entrecortó por los nervios.
—Sahori no es la única que manda ladronas a tomar predicciones.
— ¿Qué estás insinuando?
—No insinuó nada. Obedece a Freya y trae a Charleen. Esto acaba ahora —dijo por último, dándole la espalda.
Charleen tenía un permiso especial para recorrer a placer la cuidad de Selo. El lugar era tan grande y maravilloso, con tantas cosas por ver, que no sabía por dónde empezar.
Deambuló por las calles y jardines. Como le habían dicho las sirvientas, las mujeres andaban con escasa ropa igual que ella, lo mismo pasaba con los hombres, quienes exhibían sus bien formados torsos. Algunos jóvenes y niños practicaban hechizos, la mayoría peleaba, ya fuera con la espada o haciendo uso exclusivo de su físico y habilidades mágicas. Su collar no paraba de brillar, reaccionando ante la magia que la rodeaba.
Los unuas eran excepcionales a su vista, todos parecían bellos y perfectos. Las mujeres eran de estatura media, de siluetas delegadas y estilizadas y tanto al andar como al pelear eran poesía hecha movimiento. Pese a su frágil aspecto, eran tan fuertes como dos hombres humanos.
Los varones por el contrario, eran muy altos y fornidos, también gráciles y elegantes, pero masculinos al mismo tiempo, tal como Ethan. Todos, tanto niños como adultos, portaban al menos una espada, mostrando su condición de guerreros.
Charleen se quitó las sandalias y caminó descalza, disfrutando de la suave yerba amortiguando sus pasos. Metiendo de rato en rato el dedo en los estanques de agua. Lo que más deseaba en ese momento era nadar. Las cascadas que caían de la montaña terminaban en ríos, algunos colindaban con el lago, otros se dirigían hacia el mar.
Le preguntó a un grupo de niños cómo llegar hasta la costa y tras la indicación se puso en camino.
—Hola —sonó un inseguro saludo a su lado. Abby se había aparecido sin ser detectada.
—Hola —le devolvió el saludo.
— ¿Estas vacunada no? —le preguntó la joven de cabello plateado, algo preocupada.
Charleen detuvo su andar de golpe y se puso furiosa.
— ¿Sabes que es muy grosero que me trates como a un perro? No estoy enferma ni soy una mascota.
—Solo soy precavida. Un niño en Roheline enfermó, dicen que lo mordió un humano —dijo con tranquilidad, aproximándose más a ella.
— ¡Eso es estúpido! No somos animales... ¿Qué es lo que quieres? —espetó malhumorada, la actitud de esa chica comenzaba a molestarle.
—Ethan me mandó un mensaje para ti. Está ocupado con varias cosas así que te buscará en la noche, dice que no te metas en problemas, que ni pienses en salir de aquí y que dejes que te guíe por la ciudad y respondas a mis preguntas —habló sin pausas.
—Ethan no te dijo eso —afirmó.
—Bueno, lo primero sí. En realidad quiere que me aleje de ti y no te haga preguntas inoportunas, pero Liaw me convenció de que sería más divertido hacerme tu amiga y hacerte preguntas personales y que luego le cuente. Él quiere saber cuántas veces tú y Ethan han tenido sexo.
Charleen se detuvo de nuevo, roja de cólera y vergüenza.
— ¡No voy a responderte a eso! ¡Dile a Liaw que se meta en sus asuntos o le va a ir muy mal!
Abby soltó un quejido. La humana no ponía de su parte, ella tan solo quería hacerse su amiga y aprender sobre los humanos. Los alquimistas que le daban clases de ciencia tenían una vida diferente y las sirvientas humanas había vivido en Selo desde muy pequeñas, poco o nada le podían contar sobre sus extrañas costumbres y modo de vida.
En silencio caminó a su lado, la seguiría hasta que cambiase de opinión y le hablase cordialmente. Abrió un libro y avanzó sin mirar donde pisaba.
— ¿Sigues aquí? —Charleen volteó a verla y reconoció de inmediato la cubierta dorada del libro—. ¡Qué haces con eso! —intentó arrebatárselo, pero Abby la esquivó a una velocidad sorprendente.
—Es mío.
— ¡No lo es! —Le gritó intentando arrebatárselo nuevamente —. Es mío, bueno era, yo se lo di a Ethan.
—Y él me lo regaló a mí —lo presumió orgullosa—. Cumpliré quince años la próxima semana, significa que seré oficialmente una adulta, y como ya había descubierto el libro en su equipaje me lo dio por adelantado.
Charleen gruñó inaudiblemente. Al final era para eso que Ethan quería el Stelaro, para regalárselo a su hermana. Ya se le hacía extraño, a él no parecía interesarle demasiado ese maravilloso libro.
—Cuídalo bien —masculló, resignada.
—Sabes... si eres mi amiga te lo prestaré cuando quieras.
—Si quieres ser mi amiga vas por muy mal camino.
Abby frunció el ceño, los humanos eran extraños, se resentían con demasiada facilidad.
—Me gusta el color de tu cabello. —Probó con un alago, tomando un mechón del cabello de la humana. Charleen se lo retiró de un tirón y agradeció de mala gana—. ¡Eres una humana débil e insoportable! ¡No sé por qué Ethan te eligió de pareja! —gritó finalmente, cansada de intentar entablar una conversación y que la humana no hiciera más que evitarla.
Charleen abrió los ojos con impresión y corrió a darle alcance a la unua.
— ¿De dónde sacaste que soy pareja de Ethan?
— ¿Pues lo son, no es así?
—No, no lo somos, es decir... nunca formalizamos nada.
— ¿Formalizar? —preguntó como si no entendiera, inclinando la cabeza ligeramente.
—Sí, me refiero a que nunca hablamos sobre eso, no lo acordamos.
— ¿Los humanos acuerdan quien será su pareja? —Se sorprendió, mirándola incrédula, como si fuese la cosa más descabellada que hubiese oído.
—Por supuesto. ¿Qué ustedes no? Se supone que se entregan su marca ¿no es así?
—Sí... —consideró—, pero eso es después. Digo, la relación es algo que se da. Si quieres a alguien y él te quiere a ti, se supone que son pareja —explicó usando sus manos.
Charleen tembló un poco al entenderlo.
— ¿Quieres decir que ustedes dan por hecho que alguien es su pareja? ¿O sea que Ethan da por hecho que yo lo soy? —habló pensativa.
Abby asintió ante la obviedad de la conclusión de Charleen.
—Claro, son pareja, eso es obvio. Seguro Ethan te dará su marca el veintiuno. Si quieres puedes tomarlo como que "formalizarán su relación"—se mofó, los humanos tenían ideas muy extrañas—. Será genial, Sahori estaba esperando que eso pase. Ella estaba segura de que Ethan te daría su marca y no te asesinaría como creía Freya —dijo sonriente.
Charleen olvidó lo que pensaba de inmediato. Abby se tapó la boca con ambas manos dándose cuenta que había dicho lo que no debía.
— ¿Cómo que Ethan me asesinaría?
— ¿Asesinarte?... —titubeó—. Quise decir dejarte... no se hablar bien tu idioma —se excusó.
Poco convencida Charleen se sentó contra el tronco de un árbol y abrazó sus rodillas. ¿De verdad Ethan la consideraba su pareja? Pues tenía una muy extraña forma de demostrar sus sentimientos hacia ella.
Abby se sentó a su lado y creó una minúscula esfera de una luz roja e intensa. Enseguida, un par de talis que jugaban entre unas flores se aproximaron y devoraron las esfera como su fuese una fruta silvestre.
—No sabía que también se alimentaban de magia —mencionó distraídamente, buscando olvidar a Ethan un momento.
—Sí, solo cierto tipo de magia, no son como los dragas. Oye... ¿cómo es el mundo de los humanos?
— ¿Por qué quieres saber? —Viendo lo maravilloso que era el mundo de los unuas, no se explicaba cómo Abby se interesaba en los aburridos humanos.
—Curiosidad. Nunca salgo de aquí, tampoco me dejan hablar demasiado con las sirvientas humanas. Ni salir a Ithia. Todos mis amigos han ido alguna vez, yo tengo prohibido abandonar Selo.
— ¿Y eso por qué? ¿No te sientes en una jaula? —Se interesó por primera vez en la joven. Recordando cómo se sentía de una forma similar en su pueblo.
—A veces... supongo que debo acostumbrarme. Algún día tomaré el lugar de mi madre. Ella mantiene el escudo alrededor de la ciudad. Cuando tome su lugar deberé estar aquí siempre para mantenerlo. Además es peligroso. Cuando era pequeña Aishla intentó llevarme con él, Ethan lo impidió. Los mindag secuestran niñas —dijo tétricamente—. Como no se juntan con humanas buscan mujeres de otras naciones. Ethan cree que Aishla me quiere como Vade de su nación y que buscará cualquier oportunidad para llevarme.
—Ethan anda vagando por el mundo, deberías pedirle que te lleve con él alguna vez —le sugirió.
—Lo hice y no estuvo de acuerdo, Liaw tampoco quiso llevarme, debo concentrarme en mi entrenamiento. Neil me prometió que lo haría algún día. —Sonrió con felicidad y le enseñó la marca de su pecho—. Soy su seyu, me dio su marca y haremos el rito de unión cuando sea mayor —continuó orgullosa. Apenas se notaba sobre su pecho que había dos marcas superpuestas. Ambas se complementaban tan bien que parecían una sola—. Y más le vale cumplir —añadió terroríficamente, transformando su antes tierno y delicado rostro de facciones casi infantiles.
Sin darse cuenta, Charleen conversaba con Abby. Aprendió a hacer el pequeño cúmulo de energía y poco a poco más y más talis aparecieron, devorando golosamente la magia que las dos jóvenes les ofrecían.
Abby era una chica fuerte y determinada, pero bastante inoportuna e impulsiva con sus comentarios. Sin embargo, Charleen comenzaba disfrutar de su compañía. Siempre que no se refiriera a ella como una mascota, podían hablar con sinceridad.
Ya volví! y como prometí subo capi nuevo! más tarde actualizaré Mi vida Un show. Y mañanaa pondré otro capítulo. Tal vez pasado mañana otro, depende como se porten >:( sean niños buenos. Ya en el próximo capítulo Charleen aclarará las cosas con Ethan.... y pues eso, lean, comenten, no se desesperan los que todavía no recibieron su prmeio por el concurso, debido a mis viajes no pude terminar los premios de todos y solo entregué unos cuantos (por el orden como aparecían en mi lista) y entre hoy y mañana continuaré entregándolos. Besos!
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