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Mi Helga


Los estudiantes tenían cinco minutos para tomar agua, ir a sus casilleros y llegar a su correspondiente clase. Todos se apresuraban por los pasillos angostos; parecía que muy apenas cabían. Algunos batallaban para abrir sus casilleros, a otros se les caían los libros de las manos mientras corrían entre la multitud, y nunca faltaba el chico perdido preguntando a los demás cómo llegar a una clase. En esos cinco minutos, era un verdadero caos, pero para la chica rubia de ojos azules, parecía que el alboroto no distraía; su mirada permanecía fija en un recuerdo decorado con sinfonía, del mismísimo amor tocando en sus oídos...

"Oh, mi hermoso, adorable Romeo, ¡cuánto te amo!, nunca lavaré esta mano que tocaste con tanta ternura." decía Helga mientras suspiraba. Acercó su mano a su nariz para olerla. "Aaaaay... todavía huele a él... Quiero tener ese aroma, de él, en mis manos ¡todos los días!" declaraba Helga, intentando mantener la calma mientras se dirigía a la siguiente clase. "Parecía ser un sueño ver a Arnold hincado, diciendo los diálogos de Romeo tal como me lo imaginé tantas veces. ¡Oh, Arnold! quiero volver a ver tus ojos verdes grandes y tu boca diciendo lo tanto que... ¡oohh!", suspiró.

Justo en el momento, recordando algo que le incomodaba, cambió su mirada de soñadora a una expresión plana, ligeramente levantando su ceja.

"Aunque, pensándolo bien, ¡no quiero volver a hacer eso otra vez en mi vida! Tener toda la bola de idiotas en el salón mirándome. ¡Grrrrrr!, ¡los odio a todos! especialmente a la presumida de Rhonda."

-*-

En los pasillos de la escuela, Arnold caminaba pensativo, murmurándose a sí mismo. "¿Por qué me habrá mirado Helga de esa manera cuando le pregunté si había actuado? Por un momento pensé que la había espantado de alguna manera."

Arnold levantó su mano recordando cómo era sentir la mano de Helga en la suya.

"La mano de Helga temblaba en la mía. Puedo jurar que hasta sudó estando en mi mano. Me pregunto si se sentía bien; tal vez le dolía algo, el estómago o la cabeza cuando dijo sus diálogos de Julieta; tal vez no le gustó ser el centro de atención... Sí, fue eso, a Helga nunca le gustó que toda la clase la mirara, pero... ¿qué tal si ella no se sentía mal? si no, quizás el que yo estuviera ahí mirándola la hizo actuar diferente; eso es lo que pasó, o... ¿será que no pasó de esa manera?" En frustración, Arnold inclinó su cabeza hacia arriba, soltando un aliento fuerte de fatiga interior. "Este pensamiento me está volviendo..."

"Hola, Arnold, ¿cómo estás?" Lo saludó una chica de cabello café claro, deteniéndose frente a él.

"Aaah... ¡Susana!" contestó Arnold, sorprendido.

"Te ves pasmado de verme. ¿Estás bien?"

Susana sostenía sus libros contra su pecho, causando que sus atributos se mostraran aún más en su ya de por sí revelador escote. Arnold intentaba mirarla directamente a los ojos "No, es que... estaba pensando en... algo de la clase."

"¿Qué clases tienes este año?", le preguntó Susana.

"Tengo... bueno... Esta es mi lista." Arnold le pasó la hoja a ella.

"¡Qué coincidencia! tenemos la siguiente clase juntos, ¿me acompañas?"

"Este... sí, vamos", le contestó Arnold, inseguro.

"¡Genial!", le contestó Susana entusiasmada, caminando más pegada a él. "Te estiraste este año, ¿qué tanto mides?"

Arnold se enrojeció. "No sé, pero creo que es alrededor de un metro setenta."

"Mmm..., te ves muy bien", le sonreía Susana mientras caminaban a la siguiente clase.

"Gra-cias", Arnold tartamudeó, "tú también te ves... más alta."

"¿Tú crees? En realidad si crecí, aunque no necesariamente de altura. Este año me tuve que comprar muchas blusas; ya nada me quedaba."

A pesar de su voluntad, la vista de Arnold bajó al escote de Susana. "Puedo ver por qué... ¡digo! ya veo por qué... ¡no, espera!... eso salió mal."

Susana se carcajeó por lo tenso que Arnold se miraba. 

"A ver si hacemos algo divertido este año. El año pasado nada más salimos dos veces y ya no volvimos a hacer nada."

De pronto, entre los estudiantes a unos metros de él, Arnold miró a Andrés, acompañado de una chica, entrando a un salón. En ese segundo, los pensamientos de Arnold regresaron a la desagradable conversación que él alcanzó a escuchar en la primera clase del día, cuando Helga discutía con el chico nuevo.

"¿Arnold? ¿No escuchaste lo que te dije? ¿Arnold?"

El chico rubio cerró sus ojos brevemente, intentando no dejarse ganar por sus pensamientos. "Perdón, Susana, ¿decías algo sobre... salir este año?"

"¿A quién mirabas?" preguntó Susana con curiosidad.

"Uh..., nadie, no miraba a nadie..." respondió Arnold mirando su celular, brevemente, para ver cuántos minutos le quedaban para entrar a clase. "Estaba pensando en las prácticas de... basketball ¡Sí, sí! Ahora que lo pienso, tengo que quedarme después de escuela más seguido, y quizás tenga más partidos a los que tenga que asistir. Así que... quizás esté muy ocupado para poder salir pero... eh... yo te aviso."

Arnold quería salir y divertirse también, pero la imagen de cómo Andrés pudiera salir con Helga lo agobiaba más. Antes de poder salir con Susana o cualquier chica, tenía que limpiar su mente de sus preocupaciones sobre Helga.

"¿Eso es lo que pensabas? por un momento pensé que mirabas a un chico que conozco; tal vez fue mi imaginación. Tienes mi número de celular ¿verdad?"

"¡¿A cuál chico conoces?!" dijo Arnold con inquietud. ¿Será que Susana se dio cuenta que él miraba a Andrés?

"¿En serio, Arnold...?" Susana, intrigada, se acercó aún más a él. "¿Te interesa saber a quién conozco? Qué interesante."

Arnold rodó su mirada. "Olvídalo, Susana, y sí tengo tu número de celular."

Susana acercó su rostro al de Arnold.

"Parece que escondes algo, Arnold, y sobre el chico que tanto mirabas, sí lo conozco, este es su primer año aquí y tal parece... que ya tiene muchas admiradoras."

Escuchando esas palabras, Arnold se detuvo por un segundo; sus ojos se abrieron pensando en la posibilidad que Helga esté interesada en Andrés.

Y si ella lo estuviera, ¿qué tiene que ver eso conmigo? se dijo Arnold en su mente, entrando a su siguiente clase.
-*-

El día escolar siguió su curso. Unas horas después, tocó el timbre para los cuarenta minutos de lonche que algunos estudiantes tenían. La secundaria brindaba tres horarios para la comida, a diferencia del único que había en la primaria. Bajo la nueva condición, los amigos que antes se sentaban siempre juntos en la primaria, quizás no tendrían la misma suerte con su nueva asignación.

Arnold estaba haciendo fila para comprar su comida, cuando miró a Gerald dirigiéndose hacia él.

"Ey, Arnold ¿cómo va tu día hasta ahora?"

"No sé todavía, Gerald. Tengo un dolor de cabeza."

"Dolor de cabeza en el primer día de escuela; mmmh... mmmh, ¡qué mala onda, amigo! Pues yo reporto que este día ha sido el mejor día, a comparación de años anteriores: Con decirte que tengo todas mis clases con Phoebe; creo que este año finalmente le pediré que sea mi novia."

"¡Qué bueno, Gerald! Ya te habías tardado." agregó Arnold, dando unos pasos, siguiendo en la fila.

"¿Yo? ¡Mira quién habla! ¿Cuándo vas a aceptar tú, hermano, tus pequeños sentimientos hacia...?"

"¡Gerald! ¡No tienes que decir...! lo que tú... crees que sabes."

"¿Y qué crees que sé, Arnold?" Gerald cruzó sus brazos, mostrando su sonrisa retorcida, esperando la respuesta de su amigo.

"Te burlas de mí, Gerald." dijo Arnold, serio, "y ya no quiero hablar sobre eso, y para que sepas, no me interesa nadie."

Gerald se carcajeó, "Eres pésimo para mentir, hermano, y nada más lo digo de ver cómo has actuado; no estoy ciego... como Helga lo estuvo hace años ¡ja, ja!"

Riendo, Gerald le dio una leve palmada en la espalda a Arnold.

"No quiero pensar en eso ahora, Gerald."

"Es increíble cómo tenía a toda la escuela engañada con su acto... y cómo te traía a ti como su esclavo de mandados, ¡ja, ja!..."

Arnold miraba a su amigo, con un ligero gesto de antipatía hacia sus burlas, luego miró hacia adelante de la fila, notando que ya mero llegaban para escoger su comida. ¿No se puede mover más rápido esta línea?, pensó.

Gerald notó la seriedad en el rostro de Arnold y fingió toser un poco, bajando su actitud burlona hacia él.  "A lo que voy es: he notado cómo has cambiado hacia ella los últimos años."

"¿Ella? Todavía no sé a quién te refieres, Gerald."

Por fin, llegaron a donde estaba el buffet del día; Arnold agarró una charola para poner su comida.

"¡Vamos, Arnold! ¿Tengo que decir su nombre?" insistió Gerald, tomando su propia charola.

"¿Te refieres a Susana? Porque si es así, te diré que..."

"No." respondió Gerald mientras seleccionaba uno que otro alimento.

"Piensas que es Lila, entonces."

"¡No!... Tengo que decirlo. Me refiero a... Helga." le respondió Gerald, con la voz baja.

"No sé de qué hablas." le contestó Arnold mientras le pagaba a la cajera.

Gerald movió su cabeza hacia los lados, mostrando desaprobación, y siguió a Arnold para tomar asiento con el resto de sus amigos.

La cafetería era grande y escandalosa, con risas y conversaciones de estudiantes. Cada quien estaba sentado con su grupo de amigos o amigas, comiendo y pasando un buen tiempo; también había uno que otro estudiante solitario. Arnold, por lo regular, se sentaba con el grupo de amigos de la primaria pero, en este año escolar, le tocó media hora de lonche con únicamente algunos de ellos, como Josh, un amigo nuevo de secundaria y compañero del equipo de basketball, que estaba sentado en la mesa con Raúl, otro amigo que Arnold conoció entrando a la secundaria, y Harold, su viejo amigo de la infancia.

"¿Cómo les ha ido?" preguntó Josh.

"Bien; aquí pasándola." contestó Gerald con la charola de comida en mano, tomando asiento en la mesa.

Harold llegó a la mesa justo cuando ellos se sentaban, trayendo consigo dos órdenes de hamburguesas y papas grandes en su charola de comida.

"Harold, ¿comes por dos o qué?" le preguntó Gerald mientras se reía de él.

"Cállate, Gerald, todavía estoy creciendo; aparte, hoy tienen carne noventa por ciento reducida en grasa y sodio." contestó Harold.

"¿Sigues trabajando con el Sr. Green, el carnicero?" preguntó Arnold, preparándose para comer.

"Sí y me dio un aumento, más aparte estoy trabajando durante el sábado y parte del domingo." Lo dijo muy entusiasmado de poder trabajar más.

"¡Qué bien, Harold! ¿te paga bien?". Tal parece que el tema de Harold captaba el interés de Arnold; aparte, esa conversación era más interesante que escuchar las burlas de Gerald.

"Sí, la paga está buena." contestó Harold mientras comía.

"¿Y cuánto ganas?" preguntó Raúl con una sonrisa, metiéndose en la conversación.

"¿Para qué quieres saber?" dijo Harold, sin ver a Raúl y con su atención plena en seguir masticando bien la hamburguesa; era claro que no le parecía esa pregunta.

"¡Para que pagues lonche por todos, güey!" Dejó ir una carcajada Raúl, mostrando sus raíces latinas.

"Nada más porque estoy comiendo, ¡si no te daría un golpe en tu bocota!... ¡ponte a trabajar y para de pedir limosna!" le contestó Harold, medio molesto. "Aparte, me debes dinero, Raúl, ¿en dónde están mis diez dólares que te presté hace unos días?"

Raúl se burlaba: "Nada más bromeaba, ¡qué sentido eres! y te daré tu dinero pronto, es más..." Raúl sacó dos dólares de su bolsillo del pantalón. "Aquí está un pago hacia lo que te debo."

Harold no tomó el dinero. "No lo quiero en pagos, ¿qué piensas que soy? ¡¿tu banco?!" Se volteó molesto, sujetando a Raúl de la camiseta, levantándolo un poco de su asiento. "Lo quiero todo y para mañana, de lo contrario me verás en la salida de la escuela y..."

"Harold, ¿has mirado a Sid y a Stinky?", preguntó Gerald distraído, con su mirada hacia la cafetería para ver si miraba al resto de la pandilla.

Harold soltó a Raúl, dirigiendo su atención a Gerald. "Ellos tienen su lonche antes que nosotros; lo sé porque los tengo en unas clases conmigo."

Al mirar a Harold distraído en la plática con Gerald, Raúl se limpió el sudor de la frente, aliviado por el cambio de tema.

"Oye, Arnold; ¿estás listo para la presión de los partidos de este año? el entrenador dijo que nos iba a traer bien al tiro con los entrenamientos." preguntó Josh pero, antes que Arnold pudiera decir algo, Gerald contestó.

"Ya sabíamos que el último año de secundaria iba a ser pesado, Josh, ¡¿qué esperabas?!"

"Estás mal, Gerald, y te voy a decir por qué: después de practicar todos estos años, ya somos los dioses del deporte en la escuela y hemos ganado todos los partidos los últimos dos años..."

Gerald no quería quedarse atrás y empezó a contestarle a Josh, subiendo su tono de voz; sin embargo, Raúl cambió la conversación, de repente.

"¿Han mirado cómo las chicas cambiaron este año? Rhonda se ve más sabrosa todavía, ¿y Susana? ¡Caliente, la chica! Si no sales con ella este año, Arnold, yo la tomaré para mí."

Arnold seguía comiendo, con toda su atención puesta en una conversación muy diferente en su mente.

"Y sobre el chico que tanto mirabas, sí lo conozco, este es su primer año aquí y tal parece... que ya tiene muchas admiradoras."

¿Puedo creer que lo que Susana me dijo es cierto? No creo que a Helga le interese ese chico nuevo, "y... ¿Qué tiene de especial para tener tantas admiradoras?"

Una bulla captó la atención del chico rubio, dándose cuenta que sus amigos se empezaron a burlar.

"¿Sobre quién te refieres, Arnold?" comentó Gerald, bajando su mirada hacia él.

¿Cómo supieron? ¡Piensa rápido! "M... me acordé de algo que pasó en la primaria, hace mucho tiempo... ¿y por qué me miran ustedes así?"

Gerald se le acercó, murmurándole. "¿Te sientes bien, Arnold? Porque acabas de decir que qué tiene alguien de especial para tener tantas admiradoras."

El rostro de Arnold se enrojeció, apenado, con sus ojos abiertos como platos. "¡¿Dije eso en voz alta?!"

Sus compañeros siguieron riéndose de Arnold por lo que había dicho.

Raúl se le acercó, dándole un leve codazo en el brazo. "Ey, ey... a mí no me haces tonto; tú estabas pensando en una chica, ¿verdad?". Sin importar cuál sea el tema, Raúl demuestra que su mente va siempre a lo mismo: las mujeres.

"Estás equivocado, Raúl." La expresión defensiva de Arnold dijo todo en el momento, bajándole la pena que sentía.

"Está bien; te creo, amigo." contestó Raúl, entendiendo el mensaje y volviendo a la plática con los demás. "Como les decía, camaradas, la que también se puso bien caliente este año, que por cierto, me siento atrás de ella en la tercera clase del día, es Helga... Hoy, cuando se recargó en su silla, soltó su pelo rubio, largo, prácticamente sobre mi escritorio...; tuve la dicha de tocar su cabello y..."

Arnold se levantó de su asiento, con su mirada fija en su compañero. "¡¿Qué hiciste con su cabello, Raúl!?"

La fuerte reacción, no típica de Arnold, captó la atención de todos sus amigos en la mesa.

Raúl pasó saliva. "Tranquilízate, Arnold... No pasó nada, solamente toqué un poco la punta de su pelo, eso es todo."

Al notar cómo sus amigos lo miraban con confusión, Arnold se volvió a sentar intentando actuar como si lo que había escuchado no le afectó en absoluto.

"Este... Solamente no lo vuelvas a hacer, Raúl; no se ve bien que toques ni la punta del pelo de una chica."

Gerald tocó el hombro de su amigo. "¿Estás seguro que estás bien, Arnold?"

"Sí, Gerald, ¿por qué no habría de estarlo?"

"Solamente digo, Arnold, el día de hoy has estado más pensativo de lo normal."

"No es nada." contestó Arnold, abriendo una soda para beberla.

Raul continuó diciendo. "Mira, Arnold, si realmente te interesa Helga, no hay nada malo en eso, pero te diré esto: Quizás te interese saber sobre una cierta persona que la ha estado siguiendo el día de hoy."

Arnold empezó a toser, ahogándose con la soda; aun así pudo hablar.  "¡¿De qué... estás hablando, Raúl?!"

"Como te dije sobre Helga, que está en mi tercera clase del día, y desde que ella llegó a la clase, ese tipo que nunca lo había mirado antes en la escuela, estaba intentando hablarle."

Los ojos de Arnold se empezaron a abrir más, era claro que el comentario de Raúl era importante para él. Raúl miró alrededor de la cafetería, buscando a alguien. "Es más..., el güey está sentado en aquella mesa."

Gerald y Arnold voltearon hacia donde apuntaba Raúl; ambos se levantaron de la silla, para poder ver con claridad lo que su amigo señalaba, la mirada de Arnold se endureció, inmediatamente reconociendo al joven: era Andrés.

"Ah, sí, yo miré a aquel chavo arriba de Helg... Ummm." Gerald paró de hablar y se volvió a sentar, sin decir una palabra más.

"¡¡¿Qué?!!... ¡Dime, Gerald!, ¡¿qué miraste?!", le preguntó Arnold, agitado.

"No te quería decir... pero, luego pensé: ¿qué tienes que ver tú con Helga? nada, así que no lo tomes a mal, Arnold." le dijo Gerald intentando tranquilizar a su ya preocupado amigo.

"Gerald, ¡¡ya dilo!!" insistió Arnold, poniendo sus manos con fuerza sobre la mesa, dejando saber con su actitud que estaba molesto.

"Está bien, está bien, lo diré; pasó esta mañana: Iba a mi clase un poco tarde, sin preocuparme, porque tenía un pase para ir a la oficina, cuando escuché a Helga que se quejaba con un tipo y..." Gerald se quedó pensando con sus manos tocando su barbilla, dando la apariencia como si estuviera resolviendo un problema complicado de matemáticas.

"¡¿Por qué le piensas tanto, Gerald?!" insistió Arnold, con su corazón saltando en su pecho; la pausa de Gerald daba la impresión que no quería decirle nada.

"Gerald, es muy simple, ¡solamente dime en dónde estaba Helga cuando la miraste!"

"En... el suelo" contestó Gerald un poco tímido.

"¿En el suelo? ¿Se cayó?"

"No sé, solamente la miré en el suelo cuando pasé." comentó Gerald.

"¡¿Y en dónde estaba Andrés?!" preguntó Arnold sintiendo cada segundo crítico en su mente.

"Espera, ¿quién es Andrés?" lo dijo confundido.

La pregunta de Gerald enervó aún más a Arnold "¡Aquel chavo que señaló Raúl se llama Andrés! ¡¡Lo tengo en mi primera clase!! Ahora dime ¡¡¿en dónde estaba él?!!"

"Ahh... Mmm..." Gerald pensaba, mirándose reacio a contestar.

"¡¡¡Gerald, ya dilo!!!" Arnold perdió la paciencia, que era algo que sus amigos consideraban muy extraño de ver; Arnold siempre era el chico paciente del grupo y, por primera vez, todos sus compañeros miraban este lado nuevo.

"Mírate cómo estás, hermano; cálmate, te voy a decir: Andrés (como tú dices que se llama) estaba arriba de ella, los dos estaban sobre el suelo." contestó con rapidez, como queriendo que Arnold no lo pudiera entender.

Se acercó Arnold, casi pegando su nariz con la de Gerald. "¿Y tú no hiciste nada... ¡¡¡por quitarle a aquel bruto de encima!!!?".

La multitud se le quedó viendo a Arnold; en todo el tiempo que lo conocían, nunca lo habían mirado actuar con tanta rabia hacia cualquier cosa.

Gerald, estando pegado frente a él, únicamente pelaba los ojos pasmado por la reacción inesperada de su amigo. "Mmm... No, pero era porque Helga no se miraba lastimada... Realmente no ocupaba mi ayuda; ya sabes cómo es ella: nunca permitiría que alguien le tome ventaja. ¡Ya cálmate, hombre!"

"Aquel estaba arriba de mi Helga ¡¡¡¿y quieres que me calme?!!!" Arnold tenía sus puños apretados en coraje; tan solo pensar cómo Andrés pudo haber estado arriba de ella lo volvía loco.

Raúl se acercó a Arnold, poniendo la mano sobre su hombro. "No te preocupes, Arnold; no creo que sea tan fácil para aquel tipo metérsela en sus pantalones."

Josh miró a Raúl. "Con ese comentario no ayudas, bro."

Gerald puso su mano sobre el otro hombro de Arnold. "Mira, Arnold; cálmate. Podemos..."

Mientras Gerald le sugería algo, Arnold volteó a buscar a Helga, que comía sentada con Phoebe platicando cuando, de repente, miró a Andrés caminando hacia ella; en ese momento, se le agitó la respiración y se dejó ir en esa dirección.

Gerald miró cómo Arnold se dirigía rápidamente a donde estaba Helga. No hagas algo estúpido, hermano.

Harold se les quedó viendo a todos en la mesa, que se habían quedado callados, y preguntó:

"Estoy confundido; ¿Arnold se refirió a Helga como 'mi Helga'?"

Notas de Autor:
Fecha de actualización: 26 de Octubre, 2021
Hola a todos. Otro capítulo más actualizando. ¡Yay!😁Lentamente estoy bajando los capítulos con una mejor escritura y narración en general. También le agregué un poco de más picante dulce a unos detalles de la historia; a ver si lo notan. 😉

Este capítulo se puso muy bueno y miramos por primera vez esa reacción diferente, defensora, de Arnold. A como se ve, Arnold quiere cuidar a Helga pero ¿será que Helga quiere ser cuidada? 😏

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