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7

Borrosamente, veía como entraban y salían senharianos de aquel laboratorio, y escuchaba voces a lo lejos. Pero solo podía hacer eso, ver y escuchar. Su cuerpo yacía acostado en una camilla, boca abajo con la cabeza ladeada.

A duras penas podía parpadear o tan siquiera mover sus manos, las cuales se aferraban débilmente en la sábana de la camilla. No sentía el resto de su cuerpo, su espalda y muslos estaban anestesiados.

Uno de los científicos senharianos, del cual se acordaba muy bien, Yeonjir, se acercó hacia él, revisando con cuidado como iba el proceso de cicatrización de aquellas horribles heridas. Suspirando lastimero, presionó un botón, el cual encendió unas luces violetas encima de Yoongi, lo cual servía para la renovación de piel más rápido.

- Ay Yoongi...me gustaría poder ayudarte  - susurró apenado. En su poca estancia en Senha, Yoongi se había ganado el aprecio y cariño de algunos senharianos, incluído Yeonjir. - pero no puedo hacer más que esto. Al menos el señor Parksen dió la orden para que pudiéramos curar tus heridas, creí que te dejaría sufriendo con esto.

Yoongi escuchaba aquello con total claridad debido a la cercanía de Yeonjir, por eso no puedo evitar que sus ojos se pusieran llorosos. No se podía mover, pero su interior lo hacía a gritos.

Yeonjir secó rápidamente sus lágrimas, al escuchar unos pasos entrar al laboratorio. Al voltear, bajó la cabeza un poco.

- Mi señor...

- ¿Cómo va todo?

- P-pues... - carraspeó, al ver la seria mirada de su señor. - ...acabo de encender las luces RIVS para acelerar el proceso de renovación de la piel dañada.

Jim asintió. - Bien. Puedes irte.

- Si, mi señor. - Dando una última mirada de reojo, Yeonjir salió.

Suspirando, Jim se terminó de acercar a la camilla, sentándose en el filo de esta. En silencio, observó lo destrozada que quedó la piel de la espalda y muslos de Yoongi. Su águila estaba inquieta ante aquella imagen, le molestaba y dolía ver a su matir de esa manera.

- Pero es tu culpa, tú te lo buscaste... - susurró, pasando su dedo por encima de su espalda, sin tocar sus heridas.

Las luces RIVS iban a sanar su piel en unos minutos más, pero debido a que era un humano, sabía que aún así quedarían secuelas, como cicatrices o manchas.

- Tu piel seguirá siendo hermosa y pulcra, no te preocupes. Después de que sanes, te pondré una loción para las secuelas.

Yoongi cerró sus ojos, impotente. No quería escucharlo, no quería verlo. Lo odiaba con todo su ser. Maldito senhariano.

- Sé que me estás escuchando, Yoongi. Quiero que recuerdes que este es solo el comienzo de tu castigo. - se inclinó hasta quedar cerca de su oído. - lo estás haciendo bien, así que es mejor que sigas así. - dejando un beso en la esquina de sus labios, se alejó.

Yoongi se moría por levantarse y empujarlo. Le daba tanto asco siquiera respirar su mismo aire. Jim Parksen era el monstruo que había acabado con su vida.

***********

Taehyung lloraba desconsolado en una esquina de aquella fría y oscura celda.

Los recuerdos de aquella atrocidad hacia su amigo se repetían sin cesar en su cabeza. No creía poder superar algún día aquello que tuvo que presenciar.

El solo pensar el dolor que debía estar experimentando su amigo por aquellos golpes, le punzaba el pecho. Sus manos abrazaban sus rodillas recogidas, temblando.

A todos los que dudaban de que el Inframundo o que el limbo tortuoso existía, no tenían ni idea. Yoongi y él habían caído en uno de los dos. Esto no era una planeta, era una fosa infernal.

Escuchó unos pasos fuera de la celda, pero no le importaba. Que más daba. La reja fue abierta, dando paso a un guardia, quien dejó una bandeja con comida y se retiró.

Taehyung la miró con recelo, ignorandola. Ni loco comería algo que viniera de parte de esos demonios. Lo único que quería era saber el estado de su amigo, pero sabía que ellos no le dirían nada, ya lo había intentado hace unas horas.

Recostando su cabeza en la pared, cerró los ojos. Quisiera poder despertar, y que al hacerlo se diera cuenta que tan solo era una pesadilla y ya. Yoongi y él reirían por sus estúpidos sueños, para después alistarse e ir juntos a la universidad.

Rió llorando. Eso no sucedería. Esta era la horrible realidad para ellos.

- Si existen los milagros, por favor que alguien o algo nos ayude... - susurró lloroso.

Por otro lado, alguien veía lo que ocurría dentro de la celda de Taehyung, a través de las camaras invisibles.

- ¿Estás seguro que ese terrícola es solo su amigo? - preguntó Jungok, quien se mantenía con los brazos cruzados, observando al desdichado humano.

NamRe suspiró. - Te digo que si. Su reaccionar es normal, ¿Acaso no hubieras sufrido al ver a tu mejor amigo siendo golpeado frente a todos?

- No tengo mejor amigo - alzó sus hombros.

Revirando sus ojos, NamRe negó. - Ya lo sé imbécil, es un decir. Pero no, no son nada más que eso, amigos.

- ¿Cómo estás tan seguro? Ni tu ni yo conocimos muy a fondo a Yoongi y...

- Jungok, si fueran más que eso, Jim se habría dado cuenta hace rato y ese terrícola no siguiera con vida.

- La muerte no le habría venido mal - mencionó, volviendo a mirar la pantalla proyectada. NamRe lo quedó viendo con una ceja alzada. - ¿Qué? ¿Prefieres que sufra a manos de mi hermano?

- No quisiera que nadie sufra Jungok, pero las leyes son las leyes, y ese terrícola ayudó a uno de los esclavos del palacio a escapar, debe pagar las consecuencias lastimosamente. La muerte no está dentro de esas consecuencias.

Jungok mordió su labio inferior. - No puedo creer que aún con la patraña de ese terrícola, Jim aún lo quiera como matir.

NamRe rió sin gracia. - Por los aros de Zircón Jungok, tu hermano está obsesionado con ese terrícola. Ahora que volvió a estar en sus manos, lo tomará en todo sentido. El castigo es solo para liberar el enojo por la humillación de haberlo engañado y dejado cuando lo llevó a la tierra, después que se le pase, su trato con el terrícola volverá a ser como lo recordabas, sino es que más intenso.

- Tu pareces el hermano de Jim - susurró con la ceja alzada.

- Sé más de él que su familia mismo. Creeme cuando te digo que cualquiera o cualquier cosa que se quiera interponer entre su matir y él, se irá directo al Dherko (nombre de un agujero negro, el cual una vez consume o absorbe algo, jamás se lo vuelve a ver).

- Bueno, al menos ese terrícola Taehyung no visitará el Dherko. - Jungok sonrió negando, mientras seguía observando la imagen de este en la celda.

**************

No sabía cuantas horas habían pasado, pero cuando despertó ya no estaba en aquel laboratorio. Se encontraba acostado en una cama dentro de una habitación común.

Con la poca energía que tenía se sentó. Llevaba puesta una camiseta floja, de una tela muy suave y nada picosa junto con un corto pantalón.

Miró hacia todos lados por inercia. No había nada, la habitación estaba vacía, solo eran la cama, una pequeña mesita y él. Sus ojos ardían debido al llanto, no podía verse pero estaba seguro que los tenía rojizos y su cabello debía estar hecho un nido.

Apretó la colcha con la que estaba arropado, recordando otra vez lo sucedido. Sin evitarlo, llevó una de sus manos a la espalda, tocandola como pudo por debajo de la camiseta. Las tortuosas heridas no estaban más, solo sentía unas leves líneas brotadas. Cicatrices. Así mismo con sus muslos, los cuales si pudo ver. Estos estaban levemente rosados y con líneas.

La puerta fue abierta. Yoongi tragó grueso apartando la mirada. Sabía muy bien quien era.

- Despertaste...

Jim llegó hasta la cama, quedando sentado frente a él. - ¿Cómo te sientes?

Apretando sus labios, Yoongi resistió no gritarle. ¿Cómo se atrevía a preguntarle eso?.

- Yeonjir mencionó que podías sentir un leve dolor o picor aún con la piel renovada. ¿Te duele?  - Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Jim tomó su mentón para que lo mirara. - Te hice una pregunta.

- Me late un poco - susurró resignado.

Jim asintió. - Volteate, te pondré la loción para las marcas.

Sin poder negarse, Yoongi obedeció. Jim retiró su camiseta hasta su cuello. El frío del ambiente erizó la piel de Yoongi. En unos segundos sintió las manos de Jim sobre su espalda, las cuales obviamente estaban sin sus anillos ni nada de joyería. Estas masajeaban su piel de manera delicada y calmada, esparciendo aquella cálida loción.

Aquella zona aún la sentía sensible por lo que le causaba un cosquilleo y desesperación aquel toque. - ¿P-Por qué me estás curando? - no pudo evitar preguntar, con su quebrada voz. Su garganta se sentía seca y dolía.

- Sufriste lo necesario, pero no quiero que mi matir tenga dañada su hermosa piel... - sus manos se detuvieron - ...si vuelves a recibir un castigo como este, pues te vuelvo a curar. - Dejando una última caricia en una de las cicatrices, Jim dejó un beso en su espalda, bajando su camiseta. Yoongi casi arquea su espalda ante aquel acto.

- ¿Me volverás a g-golpear? - preguntó cómo pudo, con su voz rasposa.

Jim se levantó, sin responderle - Ponte de pie, pondré la loción en tus muslos.

Sin opción a más nada, Yoongi se puso de pie, al instante Jim bajo su pantalón hasta sus tobillos, inclinandose lo suficiente para poder estar a la altura de sus muslos. Yoongi sentía sus mejillas quemar y su corazón latir nervioso.

Al momento que sintió las manos de Jim sobre la piel de aquella parte, cerró sus ojos, apretando las manos en el filo de su camiseta. Sus caricias eran tortuosamente lentas.

- Dependerá de ti volver a sufrir un castigo así o no. - Jim no podía evitar ver con adoración la hermosa piel de Yoongi, sobre todo sus blanquecinos muslos. Después de mucho tiempo, volvía a sentirlos de nuevo...ansiaba recorrerlos con sus labios o que estos apretaran su cadera mientras lo hacía suyo.

- N-No quiero...

Jim se puso de pie, subiendo sus manos delicadamente hasta quedar en su cadera. Acercó su cara hasta el cuello de este. - Yo tampoco quiero mi pequeño, lo que más deseo es volver a tenerte solo para mí, disfrutar de tu cuerpo con toda tranquilidad, pero... - sus manos acariciaban en círculos parte de sus glúteos. - ...tienes que aprender tu lección, mi Yoon.

- Y-Ya la aprendí. - sollozó sin poder evitarlo.

- ¿En serio? - Jim sonrió, volviéndose a sentar en la cama, pero está vez tomó a Yoongi del brazo, sentandolo en su regazo. Yoongi soltó un jadeo al tomarlo desprevenido. - ¿Mi lindo matir ya no quiere ser castigado?

Mordiendo su labio inferior, Yoongi negó, manteniendo las manos sobre sus piernas y su mirada gacha. - Mírame.

Yoongi subió su mirada hacia él. Sus caras estaban muy cerca, lo cual puso aún más nervioso a Yoongi. Jim rodeó su cintura con una de sus manos, y con la otra removió el cabello de su frente. - Por favor, m-mi lord...

Lo odiaba con todo su ser, sentía asco de sí mismo al llamarlo así, pero de verdad no quería volver a pasar por algo como eso, ni mucho menos que le hicieran algo malo a Taehyung.

- ¿Serás un buen matir? - preguntó, muy cerca de sus labios, y apretando aún más su cuerpo hacia el suyo. - ¿Mmm?.

- S-Si, lo seré.

- ¿Lo prometes?

Yoongi asintió. - Si.

Jim lo observó en silencio por unos segundos. - Aún con los ojos irritados te ves hermoso. Tu belleza es única, mi Yoon. - sus labios dejaron un beso en su mentón. - Tomaré en cuenta tu promesa,  no habrá más castigos... - susurró encima de sus labios. Yoongi sentía su cuerpo temblar ante los toques de Jim. Tenía miedo de su propia reacción. - ...pero a cambio de eso, tendrás que vivir como un esclavo corriente hasta que pueda creer en tu promesa.

Yoongi sabía a lo que se refería con eso de "vivir como un esclavo corriente". Era humillante y denigrante, si, pero prefería mil veces eso a ser azotado casi al desnudo frente a todos.

- E-Está bien.

Jim acarició su mejilla - Así me gusta, ahora...comienza en este momento, necesito hacerte mío, no puedo esperar más.

Sin poder negarse o decir siquiera algo, Yoongi soltó un jadeo cuando los labios de Jim apresaron los suyos desesperadamente.










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