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Todos se formaban en dos filas paralelas, para el saludo matinal hacia la familia Parksen.
En especial, los empleados se esforzaban por mostrar todo el debido respeto a su señor Jim.
Su actitud y personalidad había cambiado mucho desde hace un año. Se había vuelto más serio y dictador, pero siempre manteniendo su respeto y forma justa de llevar las cosas en su palacio. Aún así, los empleados y su familia ansiaban que el antiguo Jim Parksen volviera.
Jim llegó al final de las dos filas e hizo una venia, entonces todos asintieron y en orden fueron cada quien a sus labores.
Después del desayuno, Jim junto a su hermano y asistente, se dirigían a "Whidham", la ciudad encargada de dirigir y controlar la salida y entrada de buques y naves de Senha. La familia Parksen era una de las principales en el cuerpo de control de naves.
El planeta Senha, contaba con 8 puertos, el principal se encontraba en Whidham, y los otros en las ciudades, Rudtha, Rihga, Jugmo, Ligst, Kiye, Bjuki y Giejgu.
El palacio de los Parksen estaba ubicado en el centro de la ciudad Serenty, la cual no estaba muy lejos de Whidham.
Jim Parksen, no tenía como costumbre ir todos los días a Whidham, él más se concentraba en los asuntos de su ciudad y de su palacio, pero eso era cosa del pasado. Ahora Jim, se esforzaba por no pasar demasiado tiempo en el palacio, muchas veces, ni llegaba a pasar la noche.
Pero nadie se atrevía a contrariar sus acciones, ni siquiera su hermano menor Jungok, ni su medio hermana mayor Naye, y Lady Garam su madre, vivía en Righa por motivos de salud.
Todos sabían que aquel cambio drástico, fue a causa de ese matir terrícola llamado Yoongi, el cual había logrado escapar cuando Jim lo llevó a la tierra, cayendo en la trampa de aquel esclavo.
- Hey, Jim, hoy no podré ir contigo a Whidham, tengo algo que...ahh...hacer. - mencionó Jungok.
Jim reviró los ojos, deteniéndose. - Algo que hacer. - negó, suspirando. - ¿Otra vez a ese sucio club? Creí que habías aprendido la lección después de aquel problema.
- ¿Qué? Yo no voy a... - Jungok bufó molesto. - ...bueno si, pero eso no es de tu incumbencia. Tengo el derecho a hacer lo que quiera.
- No he dicho lo contrario, solo no cuentes conmigo si te vuelven a golpear por meterte con alguien emparejado.
- ¡Bien, me quedó claro! Ash, que amargado eres. - Jungok lo dejó solo en medio del pasillo.
Jim sobó sus sienes, estresado por la necedad de su hermano. Tenía mucho con que lidiar, y Jungok no colaboraba.
Olvidando aquello, siguió su camino hacia la puerta principal y tomar uno de los transportadores hacia Whidham.
- Buenos días mi señor, está todo listo. - uno de sus empleados le abrió la puerta, dándole a paso.
- Vámonos. - El transportador prendió el motor, arrancando hacia el puerto.
Durante el recorrido, todo era silencio. Jim se mantenía con una expresión neutral y la mirada hacia la ventana. Sus viajes o recorridos en el transportador, ahora eran así.
El que conducía, miraba de reojo por uno de los retrovisores al señor Jim. Aún después de un año, no se acostumbraba a que todo fuera silencio. Extrañaba el ambiente divertido y bullicioso que causaba aquel terrícola. Yoongi era todo un parlanchín, que sacaba de quicio a Jim, pero era el único que lo hacía sonreír y olvidarse de esa expresión fría. Ahora, desde que logró huir, el ambiente volvió a ser aburrido y apagado.
Nadie lo decía en voz alta por obvias razones, pero era más que claro que a Jim le había afectado demasiado ya no tener a su matir.
Varios minutos después, el transportador llegó al puerto, y Jim bajó enseguida. El conductor sabía dónde debía parquearse, así que Jim solo se alejó hacia las oficinas del puerto.
Todos lo saludaron, abriendo paso para no estorbar o chocarse con Jim. Sabían las consecuencias de aquello.
- ¿Y Jungok? - preguntó una voz detrás de él.
Jim suspiró, acomodándose en su silla. - Es un caso perdido.
El hombre frente a él, se sentó en la silla del frente, dejando la carpeta que traía en el escritorio.
- No me digas que...carajo. Si que le encanta meterse en líos.
- No me interesa ya lo que haga. - Jim colocó su dedo en el táctil, dando pasó a aquel proyector frente a él.
Su mejor amigo, NamRe, era una de las pocas personas que lo conocían a la perfección, y podían hablarle sin miedo, de manera directa.
- Sabes que no es así, por más que la actitud de Jungok sea cuestionable, no puedes dejar de preocuparte por él.
Jim negó, tecleando en el proyector. - Él ha abusado mucho de eso, tengo derecho a hartarme.
NamRe hizo una mueca. - Eso no te lo discuto - suspira - espero que no le pase nada malo. - NamRe alzó su mirada hacia Jim, notando su seriedad y concentración.- Jim...
- Mmn...
- Tu tienes derecho a hartarte de la actitud de Jungok, y yo tengo derecho a hartarme de la tuya.
Jim frunció su seño, mirando hacia NamRe. - ¿Por qué dices eso?
- Ah carajo, sabes muy bien porque. - NamRe se levantó de la silla.
- No, no lo sé, explícate por favor. - Jim también se levantó.
- ¡Por Senha Jim! No puedes seguir así, ha pasado mucho tiempo. Yoongi de seguro está viviendo feliz en la tierra, y tú aquí, amargado, triste, aburrido, encerrado en tu frialdad, alejas a todos...
- ¡Ya cállate NamRe! - Jim estaba acostumbrado a lo directo que su amigo podía llegar a ser, pero el hecho de que mencionara a Yoongi, fue lo que hizo que su enojo y dolor salieran a flote.
- No lo haré. Sabes que tengo razón. Ese terrícola fue un vil tramposo, que jugó con tu confianza, no merece estar en tu mente y robarte la paz mental.
Jim le dió la espalda a NamRe, cerrando los ojos. - No tienes que recordarmelo.
- Lo siento pero, todo dicta a que es necesario que te lo recuerde para ver si así, ese terrícola sale de tu cabeza.
- No, NamRe. - Jim abrió los ojos, estos habían dejado de ser azules, pasando a ser como los de su águila. - No saldrá de mi cabeza.
- Jim...
- No hay día en el que deje de pensar en todas las formas para hacerlo pagar por lo que hizo. - Jim volteó otra vez hacía NamRe. - Aún si pasan muchos años, jamás saldrá de mi cabeza, hasta que logre vengarme de él.
- ¿De que te sirve imaginarte mil castigos, sabiendo que Yoongi no está más aquí?
Jim sonrió malicioso. - Porque en cualquier momento, lo voy a encontrar, NamRe. Y cuando eso pase, sufrirá cada uno de los castigos que me he imaginado.
- Tu...¿Sigues en su búsqueda? - Aquello había dejado desconcertado a NamRe.
- Nunca he dejado de buscarlo. Lo encontraré. Creeme que lo haré. No me voy a detener hasta volver a tener a Min Yoongi, aquí frente a mi.
Los ojos de águila de parte de Jim, le hicieron tragar grueso a NamRe, sabiendo que lo decía muy en serio.
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