Harry estaba tan feliz de tener a Jeni, una alfa que había conocido en la universidad y terminando su carrera se habían casado, su matrimonio era sano e incluso las amistades de su alfa los halagaban al ver lo bien que iba su relación.

-Vamos Harry, recuerda que tenemos que llegar pronto a la gala de James.—Le dice poniéndose un poco de rubor la Alfa.—Aún no entiendo por qué tardas tanto, se que quieres lucir hermoso.—Dice viendo a su omega con un pantalón formal y una camisa con transparencia acompañado de sus amadas botas blancas de tacón ancho, en sus dedos llevaba varios anillos y un collar de perlas.—Pero no es necesario…

-Venga Jen.—Le dice rodando los ojos.—No estoy de humor para escuchar todo eso.

La alfa suspira sosteniendo las caderas de su amado, sus manos acarician el vientre del omega y deja un beso en su cuello, justo donde debería ir su mordida.

-Amor ¿Sucede algo?—Murmura Jeni volteando a Harry.

-No, solo que me duele un poco la cabeza.—Le dice sonriendo un poco.—Vamos que llegamos tarde.

-Si te sientes mal podemos quedarnos.—Le dice mirándolo preocupada.—Podemos acostarnos, ver una película de Disney y comer dulces.

Harry sonríe negando con la cabeza.

-No Alfa, James se enojará si no vamos.—Le dice besando sus labios.—Podemos cambiar ese plan para mañana.

Harry definitivamente amaba su vida en aquella lujosa casa, junto a su alfa y sus peces, algunos dices se sentía inútil ya que Jeni no lo había marcado luego de su boda y su única respuesta cuando él omega la cuestionaba era “Tener un lazo es muy agobiante y al sentir todo lo del otro nos puede distraer en nuestros trabajos”.

El omega suspira parpadeando para evitar derramar una lágrima y que arruine su maquillaje.

-No te lo pude decir antes de salir de casa, amor.—La voz de la chica lo saca de su burbuja y voltea a verla.—Eres él omega y hombre más precioso en este mundo, planeta y universo, mi alfa se siente tan feliz de tenerte.

El rizado se sonroja mirando a su esposa.

-Dios Jeni.—Ríe un poco mirando a la Alfa.—Te amo mucho Jen, no podría pedir más a esta vida, tengo una Alfa magníficamente espectacular y hermosa.

Todo el camino a la gala fue muy relajante, recibiendo besos y caricias de la Alfa, risas de parte de Harry.

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La felicidad no es para siempre, de eso estaba tan seguro Harry, no entendía el cinismo de Jeni al coquetearle a otro enfrente de él y luego descaradamente querer besarlo como si nada hubiese sucedido.

-Harry espera.—Intenta detenerlo sosteniendo su mano.—Déjame explicar todo.

-¡No! ¡No te quiero escuchar o siquiera verte Jeni!—Grita él omega rojo de coraje.—Y quiero que me escuches con atención.

La mirada del Omega decía mil cosas en ese momento, Rabia, dolor, vergüenza…

»Si me entero o veo siquiera que me vuelves a hacer eso con cualquier otro u otra omega, te juro por todos los dioses.—La mira tragando sus propias lágrimas, no le daría la satisfacción de verlo llorar.—Qué jamás me volverás a ver y te aseguro que vas a arrepentirte de hacerme eso otra vez.

Antes de que Jeni pudiera siquiera decir algo, él omega se había ido a una de las habitaciones para los invitados.

-No Omega espera…

-Mañana hablaremos y espero una buena explicación y una disculpa.—Dijo subiendo las escaleras.

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A la mañana siguiente Harry despierta más cansado que la noche anterior, había llorado por dos horas y se escuchó a sí mismo. Definitivamente no podía aceptar esas cosas en su matrimonio y en su vida, pero tampoco tenía a donde ir… No tenía amistades o familiares cerca.

Sacudió toda cosa negativa y decidido fue a la cocina para hacer su café y el desayuno, estuvo tarareando esa canción que había escuchado en el centro comercial la semana pasada.

-Una lágrima negra rodaba en su mejilla, mientras que el retrovisor decía ve qué pantorrillas, yo vi un poco más.

Movía sus caderas al ritmo de la canción mientras se movía por toda su cocina buscando los ingredientes para el omelette que se haría, este sería su día y nadie podría joderlo, ni su alfa ni el más mínimo detalle. Jeni se creía tan poderosa para coquetear frente a él con otro, entonces tendría que hacer sus propias cosas.

Cuando terminó de servirse, fue a sentarse en la barra para poder desayunar mientras revisaba sus correos, redes sociales. Estaba tan distraído que no había notado que Jeni estaba mirándolo en silencio.

-¿Qué? ¿Se te ha perdido algo?—Le pregunta despegando su mirada del teléfono.

-No, solo te admiraba mientras tarareabas esa canción.

-Mhm, qué extraña disculpa es esa Jeni.—Dice tomando café, le había quedado buenísimo.

-Omega, háblame bien.—Le gruñó enfadada por sus contestaciones.

-Oh claro, su majestad.—Gruñe él omega levantándose para mirarla a los ojos.—El día que tú puedas respetarme a mí y a nuestro matrimonio… Ese día te voy a hablar bien, me tengo que ir. Suerte con tus disculpas que aún no he escuchado.

Su primera parada fue la estética. Necesitaba un buen cambio en todo, cuando salió del salón sus rizos habían desaparecido, ahora tenía el cabello corto y lo amaba, sus uñas ahora eran color negro con detalles dorados.

Como se sufre a ambos lados de las clases sociales, usted sufre en su mansión, yo sufro en los arrabales.

Siguiente parada, el centro comercial. Sonrió viendo un traje con demasiado brillo, lo necesitaba urgentemente.

-Hola buenas tardes.—Le sonríe al chico que lo despacha.

-¿Qué precio tiene este conjunto?—Lo mira sonriendo.—Sabe algo, me lo llevo. No importa el precio.

Le dice dándole la tarjeta de Jeni, su perdón debía salirle más caro aún.

Salió de la tienda con dos bolsas en cada mano, luego fue por un café frío y finalmente a casa.

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-Jeni, ya llegué.—Le avisa subiendo dos escalones, frunce el ceño al no escuchar respuesta.—¿Jeni?

Frunce el ceño caminando para buscarla por toda la casa, al darse cuenta que no está sube a darse un baño.

Lleno su tina con agua tibia, agregó un jabón que recién le habían regalado, volvió a su habitación para poder sacar su pijama ya que no tenía más planes de salir o siquiera de pensar. Se sentó unos momentos en su cama en lo que se llenaba la tina, fue entonces que el sonido de la puerta principal hizo que regresara a cerrar la llave e ir directo abajo para ver si era Jen.

-¿Jen?—Murmura caminando a la sala donde se encontró a su alfa ebria y casi desmayada en su sofá.—Por todos los cielos Jeni ¿Qué tanto fue lo que bebiste o dónde estuviste? Me hubieras llamado para ir por ti.

La alfa le sonríe estirando su mano esperando que la aceptara él omega, Harry sonriendo le da su mano, entonces Jeni lo jala para que quede sentado sobre su regazo.

-Mí hermoso Omega.—Le dice besando sus labios.—No te preocupes por mí, estuve con algunos amigos en el bar.

-Alfa, vamos arriba.—Le dice riendo.—Nos daremos un baño y luego a dormir.

-No quiero.—Se queja haciendo un puchero.—Quiero tenerte así toda mi vida.

Harry niega con la cabeza levantándose y jalando a su esposa, pasó su brazo por su cuello y la ayudó a subir las escaleras. Al llegar a su habitación la sentó a la orilla de la cama.

-Venga Jen.—Le dice besando sus labios.—Te quitaré la ropa para ir al baño.

-Si amor.—Murmura volviendo a poner al rizado en su regazo.—Te amo Harry.

Harry sonriendo murmurando un “Yo igual”, empezó quitándole la blusa negra con un escote algo profundo, revelando su sostén de encaje. Sonríe dejando un beso en su cuello.

-Levántate alfa, necesito quitarte tus pantalones.—Le dice bajando de su regazo y obligando a Jen a mantenerse unos momentos de pie tambaleándose, de ese modo pudo desabrochar sus pantalones blancos y bajarlos.

Dejó que Jeni volviera a sentarse y así retirar el pantalón aventándolo a alguna parte de la habitación.

-Mí alfa tan hermosa.—Le dice dejando varios besos en sus labios y cuello.

Suspiró agarrando la mano de su esposa, sabía que si se quedaban más tiempo en la cama iba a terminar de otra manera, la llevó hasta el baño donde ambos se desnudaron. Jeni entra primero haciéndole un espacio entre sus piernas a Harry, quien después se recuesta unos momentos sobre el pecho de su chica.

-Extrañaba tenerte así, amor.—Murmura Harry acariciando las piernas de Jeni.

-Me tendrás siempre que tú lo quieras, Harry.—Responde besando el cuello del rizado.

-Déjame lavar tu cabello.

La Alfa le sonríe dándole la botella de shampoo, cuando terminó se secaron con las toallas y volvieron a la habitación para poder vestirse.

-Amo este pijama.—Le dice Harry sonriendo.—Es muy calientita.

-Amor, nadie es más caliente que tú.—Dice burlona la Alfa haciendo que Harry se sonroje.

-¡Jeni!—Le dice escondiendo su carita sonrojada en el cuello de la chica.

-Venga amor, vamos a dormir ahora.

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La mañana siguiente fue tranquila y definitivamente la mejor, su esposa se había disculpado llevándole unos lirios y rosas blancas, sus favoritas. Luego del almuerzo Jeni se había ido al trabajo y Harry había avisado que iba a faltar por ese día únicamente, quería relajarse.

Él omega había salido por las compras para llenar la despensa y al regresar notó que Jeni le había mandado un mensaje.

Amor, unos amigos nos invitan al bar del centro que te gusta, vamos a celebrar que aprobaron uno de nuestros proyectos. Te amo y te veré allí, no podré recogerte.

Harry sonríe y suelta un chillido de emoción, al fin podría usar su conjunto de brillos.
Rápido fue a darse un baño para poder arreglarse y así poder impresionar a su esposa.

Una vez que estuvo listo salió para pedir un taxi, le dio la dirección.

-Muchas gracias.—Le sonríe dándole el dinero.

Le había extrañado un poco que Jeni no le contestara su último mensaje, siempre contestaba con algún emoji o una palabra simple. Se regañó mentalmente porque no quería preocuparse por tonterías como esa. Decidido y confiado entró al bar.

La música sonaba haciendo retumbar el lugar, sonriendo y brillando se acercó a la barra para pedir un trago.

-Hola, ¿Me podrías servir una copa?

El barman le asiente y empieza a prepararlo, en ese momento Harry comienza a buscar entre la multitud a Jeni, sin éxito alguno empieza a tomar una tras otra.

Cuando terminó su copa se levantó al baño, se estaba lavando las manos cuando entró un omega bonito, pelirrojo, algo alto, con pecas, llevaba puesto un pantalón que acentuaba muy bien su cintura y un top de estampado raro.

Lo observo por unos momentos y le sonrió para después salir y pedir un vodka, necesitaba algo más fuerte. Ya se había cansado de estar mandándole mensajes a Jeni y llamándola cuando claramente se había olvidado de él.

No pasó mucho tiempo cuando a lo lejos notó a su Alfa, sonriendo se levantó de él bancó y estaba caminando hacia ella cuando frenó de golpe al notar que Jeni estaba besando y tenía en su regazo a aquel omega que le pareció bonito en el baño.

Sus ojos se llenaron de lágrimas que inevitablemente se deslizaron por sus mejillas, sin pensarlo simplemente decidió irse, se iría a un hotel o a otro país pero ya no quería nada con esa Alfa.

Al salir se paró en la banqueta abrazándose, sentía que el frío le calaba en los huesos, le hizo la parada a un taxi que estaba pasando.

-Buenas noches.

Escuchó que el conductor le hablaba, en ese momento un escalofrío recorrió su cuerpo, era un alfa castaño, ojos azules y tenía varios tatuajes en sus brazos, podía notar alguno en su pecho.

-Buenas noches, siga el caminó que en un rato le doy la ubicación.

Le medio sonríe, limpia sus lágrimas y el rímel que se le había corrido. Cruza su pierna y revisa su bolso, esperaba poder encontrar uno de sus cigarrillos. Había dejado de fumar hace algunos años luego de conocer a Jeni. Suspira llevando el cigarro a sus labios mientras busca su encendedor, se lo había robado a Jeni.

Suspira resignado al no encontrarlo, se lleva las manos al puente de la nariz mientras piensa a dónde ir. Algo lo sacó de su burbuja… El taxista le ofrecía su encendedor, lo miró algunos segundos para luego acercarse y encender el cigarrillo. Da la primera calada y lleva su cabeza hacia atrás.

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-Lou, amor.—Le habla su hermoso Omega.—Hoy saldré con unos amigos, posiblemente llegue algo tarde, te amo.

Louis le da un beso en los labios asintiendo, aunque no le molestaba para nada que David saliera a lugares con sus amigos. Al ser taxista de tiempo completo había abierto una brecha en su relación y lo peor era que ninguno se animaba a dar por terminado ese matrimonio.

Fue al refrigerador para sacar la comida que había hecho David, odiaba mucho el ser taxista pero tampoco podía darse ese lujo de renunciar a eso, él tenía que proveer para los dos. Ya que David no trabajaba y no tenía terminada su carrera, era más complicado para él poder conseguir un buen trabajo.

Al terminar salió de casa para iniciar de nuevo su rutina diaria.

Ya estaba anocheciendo y se sentía agotado y con dolor de cabeza, había recogido a una pareja que no había parado de gritar, llegando al punto de intervenir y casi ser golpeado.

Los había bajado cerca de un bar en el centro, esperaba realmente que ese fuese su último cliente para poder irse a casa a dormir.

Suspira rendido, estaba por dar la vuelta en esa calle cuando unas lentejuelas llaman su atención, era un Omega rizado haciéndole la parada. Sin dudarlo se acerca para darle el servicio.

Temblando y confundido, esas palabras eran las que identificaban a Louis en ese momento, le había encendido su cigarro extraño con la mano temblorosa.

Llevaba dos vueltas en la glorieta cuando por el retrovisor lo miro.

-Me llamo Harry.—Habla el Omega cuando sintió la mirada del alfa encima.

-Joven, espero no ser entrometido.—Le contesta el Alfa.—Pero, ¿Por qué llora?

Harry lo miró limpiando una lágrima negra que rodaba en su mejilla.

-Por una Alfa que cree que por tener dinero puede engañarme con cualquier Omega.—Le contestó desviando la mirada.—Llevamos algunos años casados y hoy los vi besándose en el bar donde estaba.

-No debería estar sufriendo todo eso por amor.—Responde haciendo una mueca el Alfa.—Cuente con su servidor, si lo que quiere es vengarse.

Louis realmente creyó que sus palabras harían enojar al Omega, pero en cambio le sonrió mostrándole sus hoyuelos.

-La vi besando y abrazando a un humilde Omega.—Dice el rizado suspirando.—Es de clase muy sencilla, lo sé por sus fachas.

El Alfa tenía su atención completa puesta en las piernas del chico, estaba idiotizado y no podía evitarlo.

»¿Sabe algo? Le daré una dirección y lléveme a ese lugar.—Dice sonriendo.—Luego de un par de tequilas, veremos qué es lo que pasa.

Louis asiente sonriendo, siguiendo las instrucciones llegaron a un departamento que para el alfa parecía de lujo.

-Espere que ya le abro la puerta.—Le dice Louis bajando para poder abrile la puerta del taxi.

-Qué caballero es usted.—Le dice Harry, entrelaza sus manos y lleva a Louis al interior del departamento.—¿Qué gustas de tomar, alfa?

-Claro, lo que tenga está bien.—Le dice sentándose en un banco.

Harry asiente yendo hacia el Alfa para entregarle su vaso.

Una vez que empiezan a tomar y hablar de cómo sufren en ambas partes de las clases sociales, El rizado se levanta aún sobrio, se acerca a Louis y lo besa con fuerza sorprendiendo al castaño que sin dudarlo corresponde el beso y sus manos van directo a las caderas del Omega acercándolo más a él.

-Alfa.—Jadea el Omega tratando de respirar.—Vamos a la cama, Lou vamos.

-No.—Gruñe agachándose un poco para cargar al Omega y que enredé sus piernas en su cadera.—Aquí está bien.

Harry abre la cosa para responder, pero es silenciado por un gemido que sale de su boca al sentir como Louis se restregaba sobre él.

-En la alfombra.—Gime devolviendo el beso al Alfa.

Louis sonríe caminando un poco hasta llegar a la sala para luego hincarse y recostar a Harry.

El rizado lo miró abriendo sus piernas para mostrarle la mancha que tenía en su pantalón, escucha un gruñido de parte del Alfa. Louis se acerca para empezar a quitarle la ropa, prenda a prenda iba siento abandonada en alguna parte de la sala.

-Joder, te vez tan hermoso, Omega.—Le dice besando sus labios, dejó un rastro de besos hasta llegar a sus bragas.—Hueles tan malditamente bien.

El Omega arquea su espalda cuando siente los dedos de Louis bajando su ropa interior, jadea intentando conseguir respirar.

Soltó un jadeo cuando sintió la caliente lengua del alfa lamiendo su lubricante que escurría, sus gemidos inundaron la habitación en cuanto el castaño comenzó a lamer con fuerza, podía sentir como se burlaba de él y lo provocaba al presionar la punta de su lengua dentro de él para inmediatamente sacarla.

Estaba tan nublado de placer al sentir como el Alfa presionaba su lengua en su agujero, le había pasado los brazos por debajo de sus piernas para acercarlo más. Su erección dolía al estar atrapada aún en sus pantalones.

Se acomodó de modo que con una de sus manos estaba debajo de sus muslos, mientras su otra mano estaba sobre la polla de Harry masturbandolo.

El rizado era un lío entre gemidos, jadeos y gruñidos.

-A-alfa por favor.—Gime Harry arqueando su espalda, necesitaba sentirlo dentro de él.—Te necesito.

-Ten paciencia, cariño.—Le dice con voz ronca levantándose para poder besar sus labios.—No te quiero lastimar.

-No me lástimas, necesito tenerte ya.

Louis sonríe y besa sus labios mientras lleva sus dedos a ese lugar tan delicioso, se separa un momento y lo mirá.

-Te ves tan destruido y tan hermoso, Omega.—Le dice metiendo dos dedos en el rizado.—Esa alfa no supo cuidarte, pero yo sí lo haré.

Harry arqueó su espalda y abre su boca para soltar un pequeño gritó al sentir como los dedos del alfa entraban en él sentía que tocaba el cielo, Jeni jamás lo había hecho sentir tanto placer.

-Me tienes tan mal, Harry.—Le dice el alfa sacando sus dedos y llevándolos a su boca para probarlos, sonríe cuando escucha un gemido de parte del chico.

El Omega lo mirá a los ojos viéndolo como su cabello se pegaba a su rostro, cuando quiso responderle sus palabras quedaron atoradas en su garganta y fueron reemplazadas por un jadeo al sentir como Louis entraba en él con delicadeza.

»Joder, estás tan apretado.—Gruñé esperando a que el rizado se acostumbré.

Comienza a moverse luego de que Harry le dijera que podía moverse, sus movimientos eran lentos. 

-Oh Lou, más rápido.—Gime el rizado arañando la espalda del ojiazul.

Con obediencia, Louis siguió sus movimientos con más velocidad. Las manos de Harry cayeron en la cama, estirados sobre su cabeza, perdido por la lujuria.

Louis quitó una de sus manos de la cintura de su acompañante, subiéndola hasta sujetar sus muñecas, manteniendo los brazos estirados.

Se acercó a sus labios, haciendo que los gemidos soltados por Harry se hicieran más presentes que antes. Paso su lengua sobre los labios hinchados del rizado, haciendo que este levante su cabeza solo para unir sus labios en un beso desesperado.

Sin separase, Louis comenzó a dar estocadas aún mas fuertes, solo logrando que Harry se alejara para soltar sus fuertes gritos de placer a la vez que su cuerpo se movía debajo del suyo.

Cada punto del cuerpo de ambos se sentía fuera de sí, llenos de placer, calor y floreciente felicidad. Sus gemidos se opacaban el uno al otro, haciendo que la habitación sea solo de ellos.

Las manos de Louis dejaron los brazos del omega solo para que ocuparan lugar en su cintura y lo dejaran dar aún más fuerte en el punto de Harry, el cuál no fue difícil de encontrar gracias a la ayuda de este y sus movimientos sugestivos. Los dos estaban absortos en el placer que no pasó mucho tiempo cuando el nudo de Louis empezó a llenar al Omega.

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Luego de bajar de su nube post orgasmo, Louis se quedó observando cada pequeño detalle del Omega. Cada peca que tenía en su bello rostro, sus labios rojizos y sus largas pestañas.

-No quiero estar viviendo así.—Escuchó que dijo el Omega.—Acompañame al bar, supongo que seguirá allí y quiero que sepa esa Alfa, que un verdadero hombre está a mi lado.

El Alfa sonríe asintiendo, observa cómo se ata parte de su cabello rizado y se retoca el poco maquillaje. Louis se levanta para comenzar a vestirse, su corazón estaba acelerado y sabía que Harry era su Omega, su destinado.

-Esta bien Omega, te acompañaré al fin del mundo.

Harry se sonroja y se acerca para darle un beso en los labios.

Ambos se levantan y entran en el taxi para ir al bar donde estaba Jeni, el Omega estaba ansioso por ver la expresión de la Alfa al verlo llegar con Louis.

Al llegar Harry suspira y con una enorme sonrisa entrelaza sus manos, la música sonaba tan fuerte que Louis se ensordeció al no estar acostumbrado a este ambiente.

Harry lo guía entre la gente sin soltar sus manos, llegan a la barra para pedir unos tragos.

-¡Creo que ví a Jeni en el centro de la pista!—Le grita Harry a louis.—¡Vamos!

Si alguien le hubiese dicho a Louis que su esposo es un cazafortunas se hubiera reído y negado, conocía perfectamente a David como para creer aquellas palabras.

Mira si es grande el destino y esta ciudad es chica…

Todo se volvió silencio para Louis, su esposo estaba abrazando por el cuello a la Alfa mientras se besaban, podía sentir su corazón en la garganta.

El brazo de Harry lo sacó de su burbuja, se veía preocupado.

-¿Lou, estás bien?

-Ese chico que está con tu Alfa es mi esposo…—Le dice sin desviar la mirada de los dos.

Harry abre la boca sorprendido.

-¿Qué? Pero Jenifer tiene tal vez meses saliendo con él a escondidas.—Le dice Harry mirándolo.—Me he enterado durante todo el día sobre su aventura y definitivamente voy a vengarme.

-Vamos Omega, no tenemos por qué ver esto.—Le dice arrastrándolo al área de la barra para pedir unos tragos.

Tomaron y bailaron hasta olvidar cada problema y decidieron que mañana arreglarían todo, Louis estaba dispuesto a ayudar a Harry con su venganza y Harry no dejaría a Louis bajo ningúna circunstancia.

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Cuando Harry despertó sintió miedo, estaba en una habitación de colores cálidos, definitivamente no era su habitación ni su departamento.

Se levanta de golpe y revisa a su alrededor encontrándose con Louis recostado semidesnudo cobijado con una sábana.

-Dioses.—Murmura sentándose, sintiéndose tranquilo por unos momentos.—Lou, pss despierta.

El ojiazul solo se remueve para volver a dormir.

-Por todos los cielos, tenía que ser un Alfa.—Se queja levantándose y camina hacia la cocina para buscar unas aspirinas y algo de comer, ni siquiera sabía qué horas eran.

Comienza a revisar los cajones de la cocina sin éxito, hasta que nota una cajita roja… Encogiéndose de hombros decidió abrirla.

Si tuviera las fuerzas y no tuviera una resaca del demonio, celebraría haber encontrado un botiquín. Tomó un par de aspirinas y las tomo con agua, aprovecho y calentó café y cocino algo simple. Una vez estuvo todo hecho aprovechó para agarrar un par de aspirinas, agua y camino a la habitación para dejárselas a Louis.

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Harry decidido volvió a la casa donde estaba esperándolo Jeni, tenía el acuerdo con Louis y definitivamente tenía que tener un buen plan.

-Jen, volví.—Le dice caminando a la cocina.

-¿Dónde estabas?—Escucha la voz de la Alfa a sus espaldas.—Te estuve esperando toda la noche.

Si claro, esperándome para pintarme más los cuernos con ese Omega de barrio.

-Estaba en casa de un amigo.—Le dice abriendo el refrigerador para sacar una botella de agua.—Ya estoy aquí, ¿Necesitabas algo más de mi?

-Si, ¿Puedo saber quién es ese amigo?—Harry sonríe mirándola.

-Un amigo, anoche estuve buscándote en el Bar pero no te encontraba.—Le dice fingiendo demencia.—Como no te encontré decidí tomar un trago e irme a casa de mi amigo.

Puede notar como su esposa se tensa al escucharlo.

-Lo sé, amor.—Responde.—No me viste por qué no pude ir al final, me llegó más trabajo y no tuve chance ni de avisarte, perdón.

Harry asiente caminando a su habitación, no necesitaba más excusas de esa mujer.

Joan, prepará los papeles de divorcio, no soportare más este juego sucio.

Sonrió después de escribir ese mensaje a su abogado, bloqueo su teléfono y decidió descansar otro rato más.

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Habían pasado algunas semanas desde el encuentro entre Louis y Harry.
Louis había contratado a un abogado para que empezará los papeles y se los diera a David cuando él le dijera.

El trabajo iba bien, se sentía menos estresado y aquello le extrañaba un poco. Habia pasado –y seguro iba a pasar luego– por varios papeleos, pensando que decirle a su omega, y definitivamente pensando en Harry, creyó que todo eso le haría querer quitarse su cabeza, pero realmente se sentía en tranquilidad consigo mismo.

Aunque en el fondo sabía que todo era debido al omega que había entrado en su vida. Tuvo unas cuantas llamadas con Harry acerca de como iban a llevar a acabo lo del divorcio y su venganza.

A pesar de que esa era la razón por la cuál sus llamadas comenzaban, siempre terminaban hablando sobre idioteces al azar o calentándose mutuamente para luego encontrarse en algún lugar.

Definitivamente ninguna de esas sonrisas pasó de largo para David o Jeni, esta última en específico. Las sonrisas de Harry no eran nada disimuladas, y el cómo cambiaba su humor cada que hablaba con la Alfa tampoco eran algo que iba a soportar o ignorar por mucho tiempo.

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El Omega rizado recordaba perfectamente cómo había cambiado su vida drásticamente pero magnífica en los últimos dos años, el divorcio, estar cada fin de semana en aquel bar solo como excusa para hacerle la parada a ese alfa que se convirtió en su vida entera.

Todo fue mágico luego de mandarle por correo a Jeni los papeles de divorcio, subirse a aquel taxi con el amor de su vida e ir en una dirección sin rumbo fijó.