Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Seis

❗Capítulo dividido en dos (2/2) para que quede algo más acorde a los anteriores en cuanto a extensión. Por eso, el contenido de esta parte, lo habéis leído ya, era la segunda mitad del capítulo anterior.

🔸🔸🔸

La mujer se preguntó cómo no había visto el cambio completo que su hija había dado. Hacía tan solo unos meses era una adolescente como cualquier otra, sonriente, divertida, inocente, sin preocupaciones; ahora era una persona determinada, herida, que necesita una excusa para seguir adelante y con muescas tanto en su cuerpo como en su personalidad.

-Vamos a por ese tatuaje, hija -dijo finalmente-. Por cierto, paramos en la farmacia. Voy a comprar un test de embarazo.

-No estoy embarazada. Ya me hicieron pruebas en el hospital.

-Prefiero darme tranquilidad y no quedarme viéndolas venir. Necesito comprobarlo por mí misma, por favor -casi suplicó la adulta.

La chiquilla asintió y retomaron el camino. Pasando ante una tienda de ropa para el hogar, vio unas sábanas negras con líneas verdes en el escaparate y preguntó si las podían comprar. Necesitaba hacer algunos cambios en su mundo, empezando por su habitación, y así se lo hizo saber a la mayor. Compraron las sábanas, una colcha, unos almohadones y una alfombra muy peluda. Después, entraron en un tatuador que parecía bueno y salieron de allí cuarenta minutos después. El tatuaje era pequeño pero muy visible, pues se lo hizo en la mano derecha, cubriendo el terrible desastre que restaba donde antes había un dedo meñique. El dibujo en cuestión era un macizo de flores silvestres rosas, con hierba muy verde por debajo y una mariposa negra y blanca volando sobre las flores. Eso era todo.

Caminaban tranquilas -dentro de lo que cabía-, cuando pasaron frente a un lugar que, en ese momento, descubrió que le daba terror. En la otra acera, veía los setos bajo los que estaba agazapado el gato aquel funesto día. Sintió que le temblaban hasta las canillas y se quedó parada sin poder apartar los ojos de aquel punto, con el estómago otra vez anunciando que quería vaciarse a como diera lugar. Un horrible sudor frío le recorría la espalda bajo la ropa y ni tan solo la presencia de su madre le restaba temores.

Era terrible. Era atemorizante.

Salió de aquel suplicio cuando su madre la zarandeó para apartarla, pues una señora con un carrito necesitaba pasar y estaban en todo el medio de la acera. Cuando reaccionó, lo primero que escuchó no fueron las palabras de su madre, sino el sonido de un sonajero que, sacudido a lo loco por el niño del carricoche, debería haberla enternecido pero solamente logró desconcertarla más de lo que ya estaba. ¿Cuando había llegado ese niño hasta allí si, hacía un segundo, no había nadie más en aquella acera?

Finalmente, desdeñó aquella cuestión y se centró en su progenitora, quien le dijo que harían un par de paradas más.

Cuando llegaron a casa, llevaban un montón de bolsas. El padre de la familia ya estaba allí, con el niño, viendo una película animada. Cuando le contaron su tarde se mostró indignado por no haberle consultado lo del tatuaje, pero no pudo hacer nada al respecto.

Habían traído la cena, la cual dispusieron sobre la encimera. El hombre puso la mesa y ellas fueron al aseo a hacer la prueba de embarazo que, para tranquilidad de la mujer, salió negativa. Mientras la lavadora se encargaba de las sábanas nuevas, ellos echaron cuentas de la comida en familia. Ella había añorado mucho el tiempo juntos y momentos como aquel mientras estuvo recluida en la terrible fábrica. Ahora, lo valoraba incluso más.

Tras cenar, se metió en su habitación, se puso los auriculares con el volumen al máximo y comenzó a meter en una caja todo lo que ya no quería tener. Los últimos días se había sentido una extraña en su propio cuarto y no quería seguir sintiéndose así, por lo que todo lo que ya no la representaba iba a desaparecer de la estancia. Despejó el escritorio, mantuvo las fotos del corcho, vació medio armario -quitando faldas, vestidos y las prendas más escotadas y de colores más vibrantes- y se deshizo de la alfombra. Sacó las sábanas usadas y las echó al canasto de la ropa sucia del baño, donde aprovechó y retiró también varias horquillas, pasadores y pinzas coloridas para el cabello, manteniendo las gomas elásticas en el pequeño cestito.

Le llevó la caja y dos bolsas a su madre, quien lo guardó para revisarlo en otro momento. Después, se dirigió al patio y se acomodó en el porche. Tenían un asiento de aquellos tipo columpio, largo como una banqueta, con cojines amarillos con lunares que resultaba muy cómodo para pasar ratos muertos al fresco. Se sentó en el centro y se meció lentamente. Su mirada quedó perdida en el cielo estrellado, mirándolo como si realmente le prestase atención mas, en realidad, se había perdido en sus pensamientos.

Tenían un bonito jardín, siempre le había gustado. Disfrutaba de sentarse a mirar cómo el viento revoloteaba las hojas secas, que parecían danzar en círculos subiendo y bajando en el centro del patio. Por alguna razón, eso siempre le había transmitido calma; incluso con lo rota que estaba ahora, seguía siendo así.

Al fondo, había unos parterres llenos de rosas que su padre cuidaba con esmero pues habían sido un regalo de su propio padre, quien era jardinero de profesión. Las había de todos los colores naturales en flores posibles y, aunque a ella le olían todas igual, su progenitor insistía en que el aroma de cada tipo tenía un matiz distinto. No eran su flor favorita, pero eran bonitas. A ella siempre le habían gustado más las petunias, pero ahora cabía la posibilidad de que eso cambiase, como toda ella lo estaba haciendo.

Se quedó allí más rato, escuchando la estridulación de un grillo -o ella, al menos, creía que era uno-, hasta que su madre la fue a buscar cargando con las sábanas ya secas y dobladas.

-Vamos, cielo. Montemos tu nuevo mundo -le comentó con una sonrisa, y ella, sin dudarlo un segundo, la siguió al interior del hogar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro