Minho tenía miedo de cagarla. Jisung estaba confiando en el, pero el no tenía la confianza suficiente. ¿Y si perdía el control y jodía a el castaño?

No es que dudara de sus habilidades en el sexo, siempre había dejado satisfechos a sus amantes. Pero Jisung era diferente en todos los sentidos. Y había perdido práctica porque no había tenido sexo por más de un año.

Había estado en abstinencia por Jisung y aunque estaba algo emocionado por este día que Jisung había aceptado avanzar hasta el final no le importaría pasar otros dos años sin sexo si el castaño se lo pedía.

Terminó de enjuagarse la cara y se miró en el espejo, estaba nervioso, se le notaba bastante, se secó con una toalla y salió del baño completamente desnudo.

Jisung estaba acostado en la cama también estaba desnudo y nervioso por lo que iban a hacer.

Se acercó hasta el y le dio un beso en la frente.

— ¿Estás seguro? No quiero obligarte a nada. — Jisung sonrió y asintió. — Perfecto.

Minho le dio un beso en los labios delicadamente, se separó, lo miró y volvió a besarlo.

— Quiero.

— También. — le respondió a Jisung mientras lo recostaba en la cama y se colocaba entre sus delgadas y pálidas piernas.

Lo besó como solía hacerlo, con cariño, sus labios, su cuello y clavículas, Jisung se notaba más nervioso que nunca, porque a pesar de que estaban haciendo lo mismo de siempre sabía que esta vez lo harían hasta el final, probablemente por esa razón su cuerpo temblaba bajo el suyo.

— Tranquilo. — besó su mano, después su pecho y se fue deslizando hasta su cintura. — No voy a hacerte daño.

— Lo sé. — respondió Jisung, pero a pesar de eso su cuerpo estaba tenso y duro.

— Relajate, quiero que lo disfrutes. — Jisung volvió a asentir. — Flojito, flojito.

Alzó las caderas del más baja mientras acariciaba sus piernas suavemente y de vez en cuando las apretaba entre sus grandes manos.

Le regaló una sonrisa y su cara se perdió entre las mejillas de su trasero.

El cuerpo de Jisung tembló, no, se retorció por el placer de los labios de Minho en su entrada y fue peor cuando empezó a penetrarlo con su lengua.

Todos sus sentidos explotaron, como si hubieran fuegos artificiales en el techo.

— Ahh... ahh... — Jisung llevo sus manos a la cabeza de Minho dejando una mano en su cabello y con la otra empezó a tocarse sus pezones. — por dios Minho.

El menor estuvo estimulándolo por un largo tiempo, se alejó un poco sólo para mirar a Jisung.

— Se pondrá mejor. — afirmó. — Tú vas a hacerlo.

Jisung no entendió hasta que Minho le dio la vuelta para dejarlo encima de el.

— Móntame. — ordenó, Jisung lo miró nervioso. — Sólo lo que puedas tomar.

— No puedo.

— No, sí puedes estas listo, sólo hasta donde puedas.

Jisung asintió nervioso, tomo el miembro de Minho y lo alineó en su entrada.

Se empaló el mismo sin llegar hasta la base.

— Dios, es demasiado grueso. — se quejo, no dolía mucho, lo normal pero sabía que aún faltaba más.

— Muévete ahora. — Jisung lo hizo, despacio y con cuidado dejando escapar leves suspiros.

Subía y bajaba, sin darse cuenta cada vez tomaba más del miembro de el pelinegro.

Minho acariciaba su cuerpo, sus pezones y besaba sus labios, con cariño tratando de distraerlo lo más posible.

— Mgh.. — Jadeó Minho, estar dentro de Jisung era la gloria por el simple hecho de ser la persona que quería, que amaba. — Falta poco.

Jisung se sonrojó más de lo que ya estaba, entendiendo, subió de nuevo y volvió a bajar esta vez llegando hasta la base.

Dios

— Bien. — Esta vez Minho se impulsó hacia arriba dispuesta a tomar el control del ritmo. — Oh sí.. — gimió.

Jisung dejó escapar unas lágrimas silenciosas, por fin, por fin se había entregado a Minho por completo y no importaba si dolía un poco, se sentía bien, se sentía placentero y se sentía feliz.

Ya no había recuerdos feos, sólo estaba Minho diciéndole lo mucho que lo amaba y Jisung sabía que podía creer en el.

— Ahí. — gimió cuando Minho encontró su punto y empezó a mover sus caderas desesperado por más contacto en esa parte de su cuerpo.

Minho de nuevo le dio la vuelta para quedar arriba de el, acomodando las piernas delgadas en sus hombros, empezó de nuevo un vaivén más rápido.

— Ahhh... ahh.. Dios Lee.

El castaña tomó sus pezones y empezó a tocarlos.

— Voy a venirme. — jadeó Minho, Jisung asintió corriéndose primero y apretando a el menor entre sus calientes barreras.

— Oh. — Minho cayó encima de el con la respiración agitada. — Fue fantástico.

— Sí. — aceptó el castaño. — Tienes los 24 mejores centímetros que he visto, tomado y probado en mi vida.

Minho sonrío ampliamente.

Gracias por el lindo apoyo que le dieron a la adaptación los quiero <3
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