LA CITA PERFECTA
Buenas, aquí se usarán palabras y manera de hablar mexicana, así como la comida y el doble sentido. Aún así hago lo posible para que puedan leerlo personas de otras partes :)
No hago nada de esto con el afán de ofender, es una historia y comedia. Disfruten.
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Era una tarde calurosa en la Ciudad de México, pero Taehyung no se iba a permitir romper su estética perfectamente coordinada solo porque hacía calor. Llevaba puesto un conjunto de jeans de diseñador, con una camisa de seda de manga corta que solo se podía conseguir en una boutique en Polanco, y unos tenis blancos que brillaban tanto que hasta el sol tenía que hacer una pausa para admirarlos. Cuando le preguntaron por la dirección del restaurante, le dieron solo una palabra: "taquería". Y ahí estaba, frente a un local de tacos en el barrio de Tepito, en el que la gente gritaba pidiendo su orden mientras un montón de niños corrían por la acera. Taehyung se sentó en la banqueta a esperar a Jungkook, mirando su reloj con expresión impaciente, como si fuera la última vez que se dignara poner un pie en un lugar como ese.
— ¿Por qué no me avisaste que esto iba a ser... tan, eh... ¿auténtico? — Taehyung le envió un mensaje a Jungkook por su celular, ajustándose las gafas de sol y observando el ambiente con una ligera mueca de incomodidad.
Cinco minutos después, Jungkook apareció en la esquina, con una camiseta sin mangas que mostraba todo su tatuaje de "la vida loca" y unos pantalones rotos que casi parecían haber sido recortados con tijeras de cocina. Su caminata era confiada, pero algo más parecía flotarle en el aire: el toque de un "naco" con alma de rey del barrio. El sonido de sus chanclas de plástico resonaba por toda la calle.
— ¡Tae, ya estoy aquí, güey! — gritó Jungkook desde lejos, levantando la mano como si estuviera en un estadio de fútbol.
Taehyung, aún medio en shock por el contraste entre sus mundos, sonrió de manera forzada, pero intentó ser amable. Ya sabía que Jungkook era "de barrio", pero en ese momento, esa diferencia de estilo lo hacía sentirse más incómodo que nunca.
— Ah, claro, claro...— Taehyung se levantó y caminó hacia él, mirando a su alrededor con cara de "¿qué estoy haciendo aquí?" — La cita, ¿no? Pues, como tú dijiste, un lugar... único.
Jungkook le dio un abrazo exagerado, como si estuvieran celebrando el triunfo de un campeonato, sin preocuparse por lo que estaba pasando alrededor. Taehyung no pudo evitar reírse por lo absurdo de la situación.
— Oye, ¿no tienes frío? — Jungkook se burló de él, señalando la camisa de seda que Taehyung llevaba — Es un calor infernal y tú pareces que vas a una fiesta en la Roma.
— ¡Ay! No es como que lo elegí yo — respondió Taehyung, tocándose la camisa con desdén, mientras se acomodaba el pelo — Pensé que... no sé, esto podría ser un lugar de alto nivel.
— ¿Alto nivel? — repitió Jungkook, soltando una risa ruidosa — Esto es una taquería de las buenas, donde la salsa sí te mata, no como esos lugares de Polanco donde te sirven guacamole con ajonjolí.
Taehyung no pudo evitar un escalofrío al escuchar "salsa que te mata". ¿Cómo es posible que esto sea lo que Jungkook considere una buena cita?
— Bueno, vamos a ver... — dijo Taehyung, tomando su celular nuevamente y revisando su Instagram como si lo que estaba a punto de vivir fuera solo una mala pesadilla — A ver, ¿qué pedimos aquí?
Jungkook miró el menú de la taquería y, sin perder la calma, soltó una carcajada mientras señalaba el taco de pastor con una mano llena de salsa y cebolla.
— Yo me voy a echar unos al pastor, con todo. Y ya sabes, ponle harto de la salsa de la casa —Jungkook pidió sin pensarlo, como si estuviera pidiendo una bebida en el Oxxo.
Taehyung, al escuchar la palabra "salsa de la casa", sintió un nudo en el estómago. En su vida había probado algo tan "local" y tan... ¿barato?
— Yo... Yo solo quiero unos tacos con guacamole, sin cebolla, ni salsa... — respondió Taehyung, levantando la mano como si fuera a ordenar algo muy exclusivo — Y si tienen jugo de naranja natural, por favor, que no sea de cartón.
Jungkook levantó una ceja, mirando a Taehyung como si estuviera viendo a un extraterrestre.
— ¿Por qué eres tan fresa? — dijo casi con desdén, mientras le daba un codazo a Taehyung — ¡Nada de jugo natural, esto es taquería, aquí tomamos agua de horchata!
Taehyung se llevó las manos al rostro, sintiendo que el mundo se venía abajo. Todo estaba fuera de control. El chico estaba disfrutando, mientras él estaba como atrapado en una versión barata de un programa de cocina.
— ¡Yo no quiero horchata! — resolvió finalmente, dejando escapar un suspiro de derrota.
Jungkook sonrió, saboreando su victoria. Pronto se sentaron en una mesa de plástico, a la sombra de un toldo que ya estaba medio rasgado. El ambiente era un caos: niños corriendo entre las mesas, señoras vendiendo chicles, el sonido de la radio gritando las noticias más absurdas.
Entonces, los tacos llegaron. Jungkook los devoró con una sonrisa gigante, mordiendo sin miedo al picante y disfrutando cada bocado como si fuera el último. Taehyung, por otro lado, tomó su taco cuidadosamente, lo miró con desconfianza, y luego dio un pequeño mordisco. A los pocos segundos, sintió cómo el picante lo invadía.
— ¡¿QUÉ ES ESTO!? — gritó Taehyung, casi derrapando en su silla, mientras su cara se ponía roja.
Jungkook, que ya estaba masticando el suyo con total tranquilidad, no pudo evitar soltar una carcajada.
— ¡Te lo dije, Tae! ¡Eso sí que es salsa! Si no te ahogas, no la estás comiendo bien.
Taehyung, sin poder creer lo que le estaba pasando, intentó calmar el ardor con agua, pero la salsa no se detenía.
— ¡Esto está en otro nivel! — gritó, mientras seguía buscando aire — ¡Esto es una tortura!
Jungkook, disfrutando la escena, no perdió la oportunidad de hacer un comentario directo.
— ¿Te está gustando o necesitas un respiro? — le dijo con una sonrisa pícara — Porque si no resistes ni un taco, no sé cómo vas a resistir lo que viene después.
Taehyung entre risas nerviosas se recargó en la mesa, tratando de calmarse.
— ¡Tienes una forma de hacer las cosas bastante... directa, Jungkook! — dijo, sonriendo a pesar de la quema en su boca.
Jungkook, sin perder el toque pícaro, levantó su taco y lo acercó a Taehyung.
— Pues aquí todo es directo, Tae. Lo bueno, lo malo, ¡todo se siente!
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Taehyung logró terminar su taco y, para sorpresa de él, hasta sintió un pequeño gusto por la salsa (aunque no podía admitirlo en voz alta).
— ¿Te gusto o no?...si quieres algo más ligero vamos por un frappé — le preguntó Jungkook con cara de complicidad.
Taehyung lo miró y, después de un par de segundos de pensar, finalmente soltó una risa.
— No están tan mal...— dijo, con cara de rendido —....Pero la próxima vez, el sushi es mi elección.
Jungkook, feliz con la victoria, levantó su taco y brindó con él.
— A huevo. ¡Aquí no hay reglas, solo tacos y salsa!
Ambos rieron, disfrutando del momento. Aunque el lugar no era lo que Taehyung hubiera imaginado para su primera cita, al menos había algo en ese caos que lo hacía sentirse más cercano a Jungkook, como si realmente estuvieran compartiendo algo genuino. Y de alguna forma, eso hacía que todo el taco picante y la salsa de la muerte valiera la pena.
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