Subí las escaleras hacia el Nivel 2 ante las miradas asombradas del nivel 1, mis pasos resonando en el suelo mientras la atmósfera se volvía más tensa. Entre los rostros conocidos del nivel 2, vi a mi primo, Lucian, sentado en una de las mesas, rodeado de algunos otros estudiantes.

Lucian levantó la vista al verme llegar y su rostro se iluminó con una sonrisa. Me acerqué a su mesa, y él se movió para hacerme un espacio a su lado. Me senté, y antes de que pudiera decir algo, Lucian me miró con una sonrisa juguetona.

—Así que, Lena, ¿cómo te sientes al ser la nueva asesina en el grupo? —dijo, su tono lleno de burla amistosa—. ¿Te dieron una medalla de asesina oficial o solo el título?

Sentí una mezcla de alivio y vergüenza al escuchar su broma. A pesar de la seriedad de la situación, Lucian tenía una habilidad especial para hacerme sentir más cómoda.

—Me acostumbraré—respondí con una sonrisa irónica.

Lucian rió y me dio una palmada en la espalda, justo cuando Megan se acercó a la mesa después de aburrida ceremonia. La había visto hablando con algunos otros estudiantes, pero ahora se acercaba con una expresión más cálida y una sonrisa genuina.

—¡Lena! —dijo Megan, su tono más amable de lo habitual—. ¡Qué sorpresa verte aquí en el Nivel 2! Pensé que podríamos celebrar que ahora estamos en el mismo nivel. —Megan se inclinó un poco hacia mí, su sonrisa era contagiosa.—Ven con nosotros a la fiesta —continuó, con un brillo amistoso en los ojos—. Es una buena oportunidad para relajarnos un poco antes de que empiecen las clases.

Lucian asintió, su expresión aún amigable.

—Sí, ven, únete a la fiesta. —dijo, riendo ligeramente—. Vamos a hacer que tu primer día aquí sea memorable.

Me sentí aliviada y agradecida por la invitación. La calidez en la actitud de Megan y la familiaridad de Lucian hicieron que la presión del momento se desvaneciera un poco.

—Me encantaría —dije, sonriendo a Megan y Lucian—. Gracias por invitarme. Creo que necesito un poco de diversión después de toda esta ceremonia.

Megan comenzó a realizar un hechizo. Sus manos trazaron símbolos en el aire, y de repente, un portal apareció ante nosotros. Era un remolino de luz azul y plateada, girando suavemente y creando un túnel de estrellas en movimiento.

Los estudiantes del nivel 1 miraron con asombro y murmullos de admiración, pero para mí, el portal era una promesa de algo emocionante. Megan me hizo una señal para que la siguiera, y sin pensarlo dos veces, cruzamos el umbral.

La sensación fue breve, un mareo ligero seguido por un cambio abrupto en el entorno. Cuando emergimos al otro lado, nos encontramos en un edificio industrial de varias plantas. El espacio era vasto, con techos altos y paredes de ladrillo expuesto que daban una sensación de grandeza.

Abrimos la puerta y nos encontramos con que la música estaba increíblemente alta, con ritmos pulsantes y profundos que se sentían en el pecho. La pista de baile estaba llena de personas moviéndose con energía frenética.

Lo primero de lo que me percaté es que el alcohol estaba disponible por todas partes. Había barras elegantes en las esquinas del edificio, repletas de una amplia variedad de bebidas, y las mesas estaban llenas de botellas y vasos desbordantes. Los asistentes estaban sirviéndose sin cesar, y el ambiente estaba cargado de una energía festiva y desenfrenada.

Megan me llevó a una de las áreas cercanas a la pista de baile, donde me senté para asimilar el entorno. La escena era un contraste total con la formalidad de la ceremonia que acabábamos de vivir. La música alta y el bullicio de la multitud creaban un ambiente electrizante, y me di cuenta de que este lugar era una parte esencial de la vida en el Nivel 2.

—Bienvenida a la verdadera fiesta de bienvenida del Nivel 2 —dijo Megan, su voz apenas audible sobre el estruendo de la música.

Mientras la música vibraba en el suelo y las luces de neón parpadeaban alrededor, me sentí invadida por una mezcla de asombro y excitación. La intensidad del lugar me hizo olvidar rápidamente la formalidad de la ceremonia y me permitió empezar a disfrutar de la vibrante vida nocturna de la escuela.

Así, en medio de la música alta, el alcohol y la animada multitud, comencé a comprender que mi nueva vida en la Escuela de las Sombras iba a ser mucho más que solo estudios y magia. Aquí, cada día prometía ser una aventura inesperada, llena de sorpresas y experiencias memorables.

La atmósfera del edificio industrial era tan vibrante y electrizante que no pude evitar dejarme llevar por el ritmo. La música alta se hacía sentir en cada rincón, y el bullicio de la multitud me envolvía en una especie de frenesí colectivo. Megan y yo nos movimos hacia la pista de baile, donde los cuerpos se movían al unísono con una energía incontrolable.

No tardé en sentirme atrapada por el ritmo de la música. Las luces de neón parpadeaban en un caleidoscopio de colores, y el sonido de los bajos hacía que mi pecho vibrara. Me dejé llevar por el ritmo, moviendo los pies y el cuerpo en una danza frenética y sin reservas. El ambiente era una mezcla de adrenalina y euforia, y no quería perderme ni un segundo de la experiencia. De repente, noté que Lucian se acercaba con una sonrisa en el rostro. En sus manos llevaba una botella de licor que parecía haber sido recargada varias veces durante la noche. Sus ojos brillaban con un brillo travieso mientras se acercaba a mí, extendiéndome la botella con una mezcla de camaradería y diversión.

—¡Vamos, Lena! —gritó por encima de la música, su voz llena de entusiasmo—. ¡No puedes bailar así sin una buena bebida!

Tomé la botella con una risa y un asentimiento, sintiendo el calor del alcohol al primer sorbo. Lucian no se detuvo allí. Cada vez que veía que mi vaso se vaciaba, aparecía con otra bebida, insistiendo en que debía disfrutar al máximo de la fiesta. El licor fluía con generosidad, y no tardé en sentir el efecto de la bebida combinada con la euforia del baile.

Los movimientos se volvían cada vez más liberados, y el calor de la pista de baile parecía intensificarse con cada trago. Lucian seguía apareciendo con más y más bebida, y la combinación de alcohol y música me llevaba a un estado casi trance.

Baile tras baile, el tiempo parecía desdibujarse. 

Me movía con una energía casi interminable, dejando que el ritmo me guiara mientras me perdía en la experiencia. La sensación de libertad era abrumadora, y cada sorbo de alcohol parecía intensificar la euforia del momento.

Lucian, sus amigos, y yo compartimos risas y bromas entre los bailes, y su actitud animada y desinhibida me hizo sentir aún más integrada en el ambiente. La pista de baile era un hervidero de cuerpos en movimiento, y el alcohol solo amplificaba la intensidad de la experiencia.

—¡Eso es! —gritó Lucian, levantando su vaso para brindar conmigo mientras yo movía los pies al ritmo de la música

—¡La primera noche como oscura!

Nos reímos y brindamos, y el calor de la bebida y la música nos envolvía en un abrazo festivo.

La noche continuó con una intensidad que parecía no tener fin, y mientras me movía sin parar en la pista de baile, me di cuenta de que esta era una forma perfecta de comenzar mi vida en la Escuela de las Sombras.El alcohol y la música crearon un ambiente que me permitió olvidar las tensiones del día, y en medio de la fiesta desenfrenada, me sentí verdaderamente parte de este mundo nuevo y emocionante.

Desvié la vista de la pista de baile en busca de un momento para recuperar el aliento, pero lo único que vi fue el constante movimiento de la multitud y el brillo deslumbrante de las luces. A mi alrededor, el bullicio y la euforia seguían sin pausa, pero yo me sentía cada vez más abrumada.

De repente, vi unas escaleras en un rincón del edificio que parecían especialmente llamativas. Eran de un metal brillante y estaban iluminadas por una luz suave que resaltaba su elegancia en medio del caos de la fiesta. La apariencia de las escaleras era casi hipnótica, y sentí una irresistible atracción hacia ellas.

Sin pensarlo mucho, decidí que necesitaba un cambio de ambiente. Me abrí camino entre la multitud y me dirigí hacia las escaleras. A cada paso que daba hacia arriba, el sonido de la música se iba haciendo más tenue, y la atmósfera se volvía un poco más tranquila. La sensación de mareo persistía, pero la idea de subir a un lugar más tranquilo me daba un rayo de esperanza.

Las escaleras ascendían en espiral, y a medida que subía, noté que el ambiente se volvía más calmado. Las luces de neón se desvanecían, y en su lugar, había una iluminación más suave y relajante. La música de abajo parecía ser solo un eco distante, permitiéndome concentrarme en mi ascenso.

Cuando llegué al final de las escaleras, encontré un pequeño vestíbulo con un ambiente mucho más sereno. Las paredes estaban adornadas con tapices oscuros y elegantes, y la luz era tenue, creando una atmósfera acogedora y tranquila. Me recargué en una de las paredes, respirando hondo mientras intentaba recuperar el equilibrio.

Miré alrededor, notando que este espacio contrastaba radicalmente con la fiesta vibrante que había dejado abajo. La calma del vestíbulo era un respiro necesario, y me sentí un poco aliviada al estar en un lugar donde podía relajarme y tomar un respiro.