La edad tan solo envejece a quien le perturba la idea de envejecer, querida mía.

Pues tus cabellos pasarán a ser pálidos, como dientes de león que se aferran a ti, y que se resisten al viento.

En tus piernas habitarán galaxias espirales.

Tus ojos dormirán bajo inmensas capas de tu piel. 

Tu propia existencia pasará a ser recordada por aquellos que nacen mientras tú mueres.

Yo pasaré a recordarte, mientras me guías hacia el mismo páramo desértico, mientras envejeces y mientras mueres, otra vez...