Bésame, tu almohada esperara; tu rostro no puede perecer oculto en la depresión de tu cuarto, ni mucho menos en la oscuridad de la misma; ni siquiera aquella estrella, por más tímida que llegue a ser su luz, no llegará a perderse por completo.

Bésame ahora que el mundo está envuelto en preguntas maliciosas, plantadas como bombas, y que nadie se atreve a responder.

Bésame, y sin lamentos, ni arrepentimientos, sin temerle a la idea de irnos, de alejarnos, de separar nuestras manos; pues, aquel que llora con el corazón en alto, siempre tendrá otra oportunidad de amar.

Bésame hasta que olvide que existo, hasta que mis noches se transformen en pequeños pedazos de estrellas que caen en la pradera, hasta que el futuro pase desapercibido por la ventana, como aquel ladrón cuyo tiempo fue escaso y termino por huir.