Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

/Capítulo 12/

El silencio dominaba cada parte de la Sala que yacía oscura y abandonada. Daniel se encontraba en el sofá, pues Griffin se lo había prestado diciendo que no tenía ninguna habitación extra donde pudiera dormir. A Daniel a esas alturas no le importaba si dormía bajo la lluvia o bajo un puente, por lo que no le tomó importancia y agradeció que le dejara quedarse en su apartamento.

Pero aún con todo lo que había sucedido el chico no era capaz de conciliar el sueño. Miraba el techo con gesto renuente, sus párpados le pesaban y sus músculos le dolían, pero no podía dormir. Seguía pensando en las cosas que habían ocurrido, pensaba en su madre, en su padre y en el futuro incierto que le deparaba.

"Si estuviera en tu lugar daría todo por hacer justicia a la persona que me arrebataron..." Tal frase se adentró en su mente y ella no la quiso soltar, solo otra de las causas por las que el sueño no lo abrazaba. Se preguntó también si Griffin había perdido a alguien importante, sabía que la muerte de James no sólo lo había entristecido a él, sino también a sus amigos cuya existencia hasta ese día había desconocido.

Que tan poco sabía de la vida de su hermano, se dijo a sí mismo, conocía tanto de ella como conocía de la de sus padres. No pudo evitar pensar que quizá había sido una de las causas de su suicidio...

Empujó este pensamiento y sentimiento de culpa y aflicción y obligó a su mente a establecerse en blanco. No, pensó, su hermano no se había suicidado, gracias a todas las cosas que habían transcurrido comenzaba a creer eso cada vez más.

Quizá en verdad alguien lo había asesinado.

Daniel miró con cansancio el expediente de Félix, el cual ahora descansaba sobre la mesa frente al sofá, había resistido contra la tentación de verlo, porque en el fondo temía la información con la que podía toparse.

Cuando se rindió al hecho de que simplemente no era capaz de dormirse, sus ojos finalmente se cerraron y su cuerpo se quedó inmóvil, a excepción del constante y leve movimiento de su respiración que era el único indicio de que seguía con vida.

Sólo habían pasado 5 minutos, o así lo creyó en el momento en que alguien lo sacudió de su hombro y lo devolvió a la realidad. Al principio se sintió confundido de su paradero, pero los recuerdos de la noche y el día anterior llegaron a él como un golpe en el estómago.

Daniel esbozó una mueca en sus labios y es incorporó con cuidado en el sofa. Se sentía un tanto mareado y su cabeza no paraba de dar vueltas, posó una mano sobre su sien y frunció el entrecejo.

Miró a Griffin, quien lo había despertado y que en ese nombre se encontraba de pie frente a él.

—Buenos días, chico —saludó Griffin con una sonrisa jovial y alegre. Daniel detestó que estuviera tan de buenas—, debías haberme dicho que dormías tanto, de ser así no me habría preocupado en salir al supermercado.

Daniel se restregó los ojos y soltó un profundo bostezo. Sintiendo un nuevo peso asentándose en su cuerpo.

—No suelo dormir demasiado —repuso con un ligero deje molesto—, es sólo que me encontraba realmente cansado gracias a todo el ajetreo de ayer.

—Bueno, eso tiene sentido. Aunque te recomendaría limpiar esas heridas antes de que se infecten, yo una vez tuve un tío que se murió por no desinfectar un simple rasguño —comentó Griffin señalando con ligereza las palmas de Daniel, quien no supo si hablaba en serio (porque a final de cuentas eso era posible) o si era una de sus tantas mentiras.

Él le restó relevancia a eso y asintió con la cabeza, pero no se movió del sofá. Griffin se deslizó hasta la cocina dejando a Daniel allí.

El televisor estaba encendido, pero la película que se rodaba en él le era desconocida, y tampoco estaba entusiasmado por averiguar de cual se trataba.

A Daniel realmente no le apetecía moverse, pues el dolor persistía y ahora sólo quería volver a dormir, aunque sabía que si tuviera la oportunidad haría todo menos conciliar el sueño (porque sí, su mente tenía un segundo nombre llamado ironía).

Esa mañana desayunó con Griffin, él se sentó a un lado suyo y no le pidió que se cambiara de lugar. Nunca pensó que algo así llegaría a suceder, pues muy apenas planeaba actividades similares con Sunder, e idear algo así con alguien que conocía recientemente le llegó a parecer hasta imposible. Pero allí estaba. ¿Cuantas cosas no le habían parecido poco creíbles y ahora las estaba realizando? estaba seguro que más pensamientos imposibles se volverían más reales conforme pasaran los días.

No entabló conversación alguna con Griffin, y se limitó a fingir que veía la película que pasaba en la televisión.

No fue hasta el reloj dio las 12:00 del día que Daniel vio por el rabillo del ojo el expediente de Félix sobre la mesa, Griffin atrapó su mirada y ladeó la cabeza con confusión.

—Justo pensaba preguntarte por qué habías traído ese expediente —comentó Griffin posando sus dedos sobre su mentón con curiosidad.

Daniel recogió el expediente y miró la portada del folder con detenimiento, se sentía un poco mortificado por tener tal peso de información en sus manos, él ni siquiera había conocido a Félix y poco le habría importado su muerte de no ser porque aguardaba una cierta relación con la de su hermano.

—Tienes el expediente de James, ¿cierto? —preguntó Daniel sin responderle.

—Por supuesto, no nos matamos entrando a esa estación en vano. ¿Lo quieres ver?

—No, no aún.

Daniel mordió el interior de su mejilla y pasó una mano sobre la superficie del folder. Quería abrirlo y a su vez no quería.

Antes de que pudiera tomar una decisión al respecto unas manos le arrebataron el expediente sin que él pudiera forcejear para evitarlo.

—¡Griffin! —exclamó Daniel con enojo al ver que el hombre se levantaba de un salto del sofá con el expediente de Félix en sus manos.

—Lo lamento —respondió Griffin. No parecía lamentarlo—, pero si lo seguías viendo estoy seguro de que habría comenzado a salirte humo de las orejas.

—Devuelvemelo —masculló Daniel, un tanto exasperado por la actitud que Griffin había adoptado.

El hombre sólo se encogió de hombros y comenzó a abrir el expediente, alejándose de Daniel para evitar que se lo quitara.

—¿De quién es esto? —inquirió Griffin, escudriñando el contenido del expediente y arrugando ligeramente el entrecejo.

Daniel puso mala cara y se cruzó de brazos. Se sintió un poco culpable por no haber intentado con mayor esmero que Griffin no se enterara acerca del expediente, aunque ahora que ya lo hacía podía leerlo con menos preocupación.

Soltó un suspiro y pasó una mano por su cuello.

—De Félix —murmuró, se dio cuenta con horror que ni siquiera sabía su apellido—. No lo conocía, pero sé que se suicidó de la misma forma en que mi hermano...

—¡¿Y no te parece sospechoso?! —interrumpió Griffin, acto seguido le tendió el expediente para que Daniel lo leyera—, ahí dice que tuvo una sobredosis de anfetaminas, algo que también sucedió con James, pero ninguno de los casos tiene sentido, ni James ni este chico tenían síntomas de alguna dependencia previa a la droga, y además, ¿sabes cuánto hace falta para matar a una persona? Más de lo cualquier persona en su sano juicio se inyectaría en la primera vez que lo intenta y...

—¡Basta! Ni James ni Félix entraban en la definición de "sano juicio", ¿sabías que Félix tenía registros de depresión?

—¡Pero James no! Escucha, pareces demasiado persistente en negar que tu hermano no se suicidó.

Daniel gimió de frustración.

—No es persistencia, se llama realismo, no estoy diciendo que estoy seguro de que él se haya suicidado, sin embargo no podemos venir y creer lo primero que se nos venga a la mente...

—Yo lo hago, ¿cuál es el problema? Aunque técnicamente es tu culpa, tú fuiste el que vino a mi diciendo todo eso.

—¡Sólo estaba entregando un mensaje!

—Porque creías que podía ser verdad, ¿o miento?

Daniel apretó los puños y miró el expediente que ahora sostenía con una innecesaria fuerza. Apretó los dientes y se hundió en el sofá, se sentía exasperado con esa discusión, y más porque en el fondo no podía evitar darle la razón a Griffin en todo lo que decía.

Clavó sus uñas sobre el folder y luego forzó a sus brazos a moverse y abrirlo, al principio sólo habían datos básicos e irrelevantes (su nombre completo, el cual resultó ser Félix García, su familia, tipo de sangre, registros criminales, etcétera) que pasó rápidamente sin examinarlos, su mirada no tardó en posarse en la declaración oficial de la policía acerca de su muerte, la cual decía:

"La causa de muerte fue debido a una sobredosis con anfetaminas, no se consiguió hacer nada para salvarlo y ya era demasiado tarde para cuando llegó al hospital. El caso se cerró dándolo por suicidio a falta de otras pruebas que pudieran conducir a homicidio..."

Daniel tragó salida y cerró el archivo de golpe. Así que era verdad, ya lo había sabido pero tener la confirmación frente a sus propios ojos lo hacía sentir muy extraño. No le gustaba sentirse así.

—¿Y bien? —preguntó Griffin, sacándolo de sus pensamientos—, ¿sigue sin parecerte raro?

"Siempre me lo decía, que yo lo había ayudado a salir de su depresión, que él y yo siempre seríamos felices... Me habría dado cuenta si él se hubiera sentido deprimido, me habría dado cuenta..." Las palabras de Juliette resonaron en su cabeza.

¿Sería que realmente ese asunto era más profundo y grave de lo que aparentaba? Daniel comenzó a dudar severamente de lo que antes había creído con convicción.

¿Y si James no se había suicidado? Era una esperanza cruel creerlo y que al final resultara no ser así, ¿pero ese no era el objetivo de la esperanza? Hacerte seguir, sin permitirte decepcionarte a pesar de las circunstancias en las que te encontraras.

Oh, esa situación era en verdad compleja y difícil. A Daniel le desagradaba más y más.

Sus manos cobraron vida propia y abrieron el expediente de Félix una vez más, sus ojos lo miraron de una forma vacía, así como quien se despierta y se queda mirando un zapato por media hora antes de decidir levantarse.

De improviso su mirada se enfocó en algo más concreto, en una fotografía bajo la declaración oficial, la fotografía del cuerpo de Félix. Ahí podía nítidamente el símbolo de ojo sobre su dedo índice. En un principio había creído que sólo se trataba de una ridícula y absurda marca.

No obstante, conforme pensó en eso comprendió una extraña realidad y una peculiar idea comenzó a tejerse en su mente.

—Dame el expediente de James —pidió Daniel, cerrando el de Félix de nuevo y dejándolo sobre el sofá.

Griffin lo miró con aire curioso, no replicó y tomó el folder que se hallaba sobre el mueble de la televisión, entregándoselo a Daniel a la vez que decía:

—Puedo ver que algo se te ha ocurrido, ¿me lo piensas decir o te lo guardarás para ti mismo?

Daniel no respondió, tomó el expediente de James y lo puso sobre su regazo, empezó a hojearlo con suma rapidez, sin prestar atención a los detalles sin importancia que ahora no necesitaba.

También había una fotografía del cuerpo de James justo debajo de la declaración de su muerte, así como lo estaba en el expediente de Félix.

Daniel tensó la mandíbula, maldición, eso dolía más de lo que había creído.

El cuerpo de su hermano había sido encontrado en su apartamento, una semana después de que su novia hubiera cortado con él (un hecho que aumentó los murmullos y rumores en exceso), la fotografía no era en realidad demasiado gráfica, no era como si fuera la de un accidente automovilístico o algo realmente desagradable para ver.

Sin embargo, para Daniel, era demasiado doloroso.

Recordar el día en que había perdido a su hermano mayor, el día en que se había dado cuenta que la vida apestaba.

—¿Estás bien? —inquirió Griffin con cierta consternación tras darse cuenta de que Daniel se había quedado en un completo de silencio.

Daniel sacudió la cabeza y se enfocó en lo que había querido buscar en ese expediente, observó la fotografía a detalle.

Soltó un jadeo cuando advirtió en que el símbolo en el dedo de Félix también se hallaba en James, sólo con la diferencia de que en él estaba en la muñeca.

—Chico, no es lindo que me ignores de esa forma —se quejó Griffin, tomando asiento a su lado y escudriñando con la mirada el causante de su silencio—, ¿qué sucede?

Daniel salió de su estupor y parpadeó varias veces para espabilarse.

—James... Él tiene la misma marca que tiene Félix —respondió él, mordió su labio inferior y masajeó su sien, todo era muy extraño y raro, tanto como para que sólo se tratara de una simple coincidencia.

—¿Qué?

Griffin tomó los expedientes de ambos chicos y comparó las fotografías, no dijo nada por algunos monuto, probablemente aún seguía procesando tal magnitud de información.

—Daniel, esto es grande —dijo él, poniéndose de pie y llevando sus manos a su cabeza, lo que en opinión de Daniel era un gesto muy dramático—, ¡eso significa que hay relación entre sus muerte!

Daniel quería creer que no, quería creer que quizá ambos habían pertenecido a un mismo club fanático del simbolismo o alguna peculiaridad así. Pero no era posible, ni James ni Félix compartían ni una sola característica en común, eran tan diferentes como el agua y el aceite, eso y agregando el hecho de que sus edades fueran muy distintas.

Sabía que no había manera en que eso no fuera algo importante.

—¿Qué tipo de relación podría haber teniendo los mismos símbolos? —cuestionó Daniel, rascando la parte posterior de su cabeza. Es decir, se hacía algunas posibles conjeturas pero no se atrevía a mencionar ninguna en voz alta, si era honesto no sabía si tenía la capacidad física para actuar en ese caso.

Griffin lo pensó por unos cuantos instantes, mirando por el rabillo del ojo los expedientes que aún sostenía.

—Sus asesinos, creo que yo. Creo que lo que tienen en común es que han sido asesinados por la misma persona.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro