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Capítulo 6

En una sala oscura con una iluminación leve, Alan esperaba sentado en una silla metálica, el brillo de sus cuencas oculares iluminaba más que la propia luz de la sala. Un muro con un vidrio grueso que separaba a Alan de Ismael es usado como barrera.

—Dime… ¿Qué sabes de “El Hombre Canguro”? Cualquier respuesta es válida, puede hablar más si quieres —Ismael dijo con una voz neutra mientras leía un guion de lo que debía decir al esqueleto. Ismael levantó su mirada observando a Alan.

—Es una persona… Una persona que se ganó el odio y cariño de México, no lo he visto o escuchado. Las personas que lo han visto, dicen que es majestuosamente aterrador —Alan respondió con algo de duda para sí mismo. No esperaba esa pregunta, esperaba una pregunta personal sobre su abuelo.

—¿Cómo crees que surgió? ¿De un evento traumático?

—Quizás, pero realmente creo que “surgió” por México

Ismael levantó una ceja con curiosidad por la respuesta. La grabadora que tenía estaba encendida, suspiro y la desactivo por el momento.

—Explícate

—Veras, una de las razones por la cual mi abuelo lideró la revolución en Venezuela es por que estaba harto de tanta miseria y dictadura. El Hombre Canguro seguramente surgió por el Narcotráfico y… tanto el cómo mí abuelo obtuvieron un arma para poder surgir… —respondió mirando al vidrio, Ismael supo que el “arma” eran los poderes. A pesar de que la comparación no tenga del todo sentido, era buena.

La gente con poder de hacer la diferencia sin tanta dificultad se volvían una bomba de tiempo… El Hombre Canguro fue una bomba en más de un sentido.

—Bien, es todo por el momento… —dijo después de reactivar la grabadora.

Ismael se levantó y se dio la vuelta, viendo a Kevin que bebía un café. Ismael se asustó por la mirada de Kevin.

—¿Qué me viste hacer?

—¿Además de desactivar la grabadora y reactivarla? Pues, no mucho, solo el susto que te di —respondió mientras dejaba de beber su café. Ismael se sobo los ojos con los dedos.

—Por favor, solo no le digas que lo hice

—No lo hubiera hecho de todas formas, además de que no quiero llevarme tan mal contigo… Eres mí única compañía buena aquí. Por cierto, lamento lo del otro día —Kevin dijo mientras se rascaba la cabeza mientras se disculpaba.

—… Bien, solamente te pido que seas honesto con los avances del suero

—Lo seré, si Masha quiere hacer más pruebas a pesar de que el suero no esté listo, no será mí problema —dijo levantando las manos alejándose de cualquier posible problema que haga el suero.

—(¿Debería decir que puedo escucharlos?) —Alan pensó mirando al techo mientras se inclinaba en la silla. (No, así lo dejo y se lo cuento a César) —dejo de inclinarse y se levantó estirando su esqueleto.

















—… ¿Esto es una especie de interrogatorio? —César pregunto mirando a Masha directamente mientras está estaba inclinada en su propia silla. Dejó de inclinarse y lo miro antes de responder.

—Efectivamente

—¿Y qué hace el aquí entonces? —apunto al ser con el que había luchado no hace mucho, no le desagradaba su presencia, pero si resultaba haberse puesto del lado de Masha… Sería un problema.

—Hola —saludo agitando su mano de un lado al otro, de forma torpe.

—No te interesa, iré al grano, ¿Qué sabes del Hombre Canguro? Estás en su grupo y por lo tanto debes de saber algo.

“¿Qué sé?” ¿Qué sé de mí mismo?”

 

César cambio su expresión a una ligeramente impresionada, se tocó el cuello con ligero disgusto. Masha y el ser miraron esa acción con diferentes pensamientos.

—(Toque un punto sensible, ¡Si sabes algo!)

—(No, no causa disgusto) —el der tocó su cuello y no causo la emoción que mostraba César. (¿Qué? Esa mirada…) —se sorprendió un poco al ver la mirada impresionada de César.

—Lo que se… es que el hombre canguro es alguien con quién no se debe ser amigo —hablo un poco con una voz muy baja, Masha de acerco lo suficiente para escucharlo. —Es bastante distante de sus allegados, a excepción de los más capaces… Yo no fui de los capaces —cerro sus ojos y miró Masha a los ojos, que estaba frente a frente inclinada sobre la mesa para llegar a escuchar la voz baja de César.

—(¿Le dará un beso?) —se pregunta un poco al recordar vagamente memorias de Jonh besando a una mujer que estaba haciendo lo mismo que Masha. —(Incluso la sensación puedo sentirla) —pensó incómodo al recordar el beso de Jonh y esa mujer.

—Su nombre… ¿Sabes su nombre?

César no respondió su mirada se llenó de lágrimas, Masha lo sujeto del cuello de su camisa con fuerza y lo acerco a ella con violencia y fuerza.

—¡Responde chingada madre! ¿¡Sabes su identidad, su nombre o algo personal del Hombre Canguro? —grito con fuerza e impaciente esperando la respuesta. Respiró pesadamente y su mirada hizo un recorrido de sus propias manos hasta los ojos llorosos de César.

—(¡!) —Masha sintió su corazón latir a un ritmo anormal, su cuerpo sentía una emoción que le hizo ponerse en los zapatos de César… La empatía, su rostro se arrugó con disgusto por su propia empatía. De un fuerte golpe instintivo noqueó a César.

—Maldito…

—(Que forma de mostrar afecto tan raro) —el ser dijo mientras miraba como Masha respiraba profundamente.

















César abrió los ojos repentinamente mientras miraba el techo arriba de el, suspiro aliviado de que su plan de fingir llorar afectará a Masha.

—(No importa cuan fuerte seas, sigues siendo un humano con sentimientos y emociones) —pensó bajando al suelo desde la litera. Alan estaba moviéndose de un lado al otro, cambiando de forma constante.

—(Si no puedo derrotarte en un combate cuerpo, iré a por tú corazón) —recordó la expresión arrugada de Masha con una ligera sonrisa satisfecha.

 —¡Sigue así! —animo el ser afuera de la celda que veía como Alan cambiaba su forma.

—¿Que hace aquí?

—Masha lo dejó aquí, por algún motivo que no dijo. Solo lo dejó y se fue con una expresión disgustada —Alan hablo mientras seguía moviéndose de lado a lado cambiando su forma.

—¿Ya podemos comer?

—No, sigues cambiando de forma bastante lento.














¿De dónde salió el hombre canguro?

 

No… ¿De dónde surgió César?

 

 

En México, hace 20 años una mujer dio a luz a un bebé sano y fuerte. No lloró, no grito… simplemente se escucharon los jadeos de la madre por el parto y las felicitaciones de los doctores.

 

Un hombre joven cargaba al bebé, con una pequeña sonrisa en su rostro. A su lado su esposa miraba la sonrisa de su esposo. Se apoyo en su hombro y ambos suspiraron relajados.

—César es un bebe muy silencioso, solo llora cuando tiene hambre y cuando hace del baño —el hombre hablo arrullando a su hijo con delicadeza sin borrar su sonrisa.

—Cuando tenga quince años seguramente será todo un joven independiente, ¿Tú qué crees? —su esposa hablo dejando de apoyarse para tocar el rostro de su bebé.

—Ya lo veremos, a lo mejor y logra algo grande en la vida…

El bebé bostezo con fuerza, moviendo sus brazos débilmente tratando de sujetarse a algo. Su padre sonrió más al verlo despertar y su esposa tomo al bebé rápidamente en sus manos.

—¡Hablando del Rey de Roma! ¿Cómo dormiste? —la mujer dijo mientras levantaba al bebé para que despertará por completo. —Harás que vomite —tomó del hombro a su esposa para evitar que siguiera levantando a su hijo.

El bebé abrió los ojos tranquilamente y emitió un sonido de felicidad repentino, su padre y madre lo cargaron al mismo tiempo apoyándose mutuamente para que cada uno tuviera a su hijo en un brazo.

Ellos lo miraron a los ojos… Una mirada profunda y penetrante les heló la sangre, sus corazones bajaron sus latidos.

La pareja de casados estaba acostados en su cama antes de irse a dormir, sin embargo, la mirada que les dio su hijo los inquieto lo suficiente para no dejarlos dormir.

—… ¿Cómo un bebé puede tener tal mirada? —la madre hablo abrazando sus rodillas, César dormía en su cuna tranquilamente como si nada hubiera pasado.

—No sé, pero estoy seguro que ésa mirada mantendrá alejados a la gente mala —el padre habló tratando de sonar positivo. Su esposa giro la cabeza para verlo con una mirada sería y preocupada.

—Esa mirada… No es normal, solo es un bebé y… Me da miedo, ¿Qué será cuando crezca? ¿Un monstruo? ¿Un asesino?

—Solo es un bebé, no intentes juzgarlo por algo que no sabemos si será —el padre dijo defendiendo a su hijo. —Es un bebé, aún le queda mucho porque vivir para ver en el maravilloso hombre que será en el futuro, me muero de ganas por verlo crecer —el padre dijo con una gran sonrisa que calmo a su esposa.

Se levantó de la cama y se acercó a su hijo que dormía plácidamente. El viento leve entrando por la ventana les hizo temblar de frío, a excepción de César que solamente pareció sonreír por el frío que le llego.

—Puede que a tú madre no le agrades ahora, pero te aseguro que en unos pocos años ella te va a amar con todas sus fuerzas —el padre cargo a su hijo y lo arrullo calentándolo con su cuerpo.

Ella estaría siempre para su hijo…













Estado de México, 1:09 P.M

En una pequeña cafetería Aiko miraba con una expresión vacía su café con leche, al frente suyo estaba sentada Ximena que tenía una expresión molesta.

—Me arrojaron de un golpe hasta Australia… —Ximena habló mientras suspiraba para no enojarse más. —(Un robot con tal capacidad sería una molestia si algún país desarrolla una forma para crear robots así en masa) —pensó intranquila sabiendo que sería un peligro.

—… —Aiko no respondió, solo miraba su café. —¿Cómo conoció a César? —pregunto repentinamente Aiko que seguía con la misma expresión.

—¿Me estabas escuchando?

—Responda mi pregunta, por favor…








Hace cinco años los poderes llegaron al mundo… y con ello el caos

César estaba sentado en una mesa dentro de su casa, con una varilla en sus manos. Su expresión mostraba temor al sujetar con fuerza la varilla. Repentinamente una fuerte patada derrumbó la puerta de su casa, un sujeto armado entro apuntando a César.

—¡Dame todo lo de valor que tengas! —disparo al techo demostrando que su pistola tenía balas. Su expresión de superioridad era demasiado evidente, César hizo una mueca.

—Si… —con disgusto César se acercó a la cocina con el sujeto detrás de él apuntando su arma a la nuca de César. Se puso de rodillas y con una mano movió un azulejo del suelo mostrando un pequeño cofre.

—Sácalo usando ambas manos, no creas que olvidé que tenías esa pinche varilla —el sujeto dijo con arrogancia haciendo que su arma tocará la nuca de César. Soltó la varilla y con lentitud saco el cofre dándoselo al sujeto.

—Buen chico

—Hijo, ¿Qué le pasó a la puerta? —la madre de César llegó repentinamente entrando a su hogar. Al ver a su hijo con un arma apuntado a su cabeza grito con fuerza asustada.

Ante aquel grito el sujeto rápidamente volteó y disparó instintivamente. La bala dio en el torso y el sujeto con una sonrisa salió corriendo de allí.

César sujeto la varilla nuevamente y salió corriendo detrás de aquel hombre. —¡No corras, regresa cobarde! —al estar el sujeto demasiado lejos lanzó la varilla con toda su fuerza.

La fuerza fue suficiente para atravesar la mano que usaba el sujeto para agarrar su arma. César vio como el tipo volteó su cabeza para mirarlo, sus miradas chocaron y allí surgió una vez más la mirada que tanto miedo le dio a su madre cuando era un bebé.

El sujeto tembló mientras corría tan rápido como su poder le permitía, el corazón disminuyó sus latidos.

—Mamá, ¡Mamá! —César rápidamente fue de regreso con su madre que estaba tirada en el piso con sangre en su camisa. —¡Estarás bien, lo juró! —grito César con lágrimas en sus ojos, su madre abrió sus ojos un momento antes de caer inconsciente por la pérdida de sangre.

Su madre fue hospitalizada…

 

—Agradecemos su intención de trabajar con nosotros, lo llamaremos en algún momento para nuestra respuesta —dijo un entrevistador, sonriendo mientras arrastraba a César fuera de la oficina de entrevista.

—Solo diga que no me va a contratar

César salió del restaurante de comida rápida, con quince años había sido rechazado de múltiples trabajos. Su mirada estaba enfocada en el suelo de la banqueta, mirando sus pies.

—En ningún lado soy contratado, ni siquiera en los puestos de tacos… No podré seguir ayudando a mamá —su expresión se entristeció al recordar a su madre en una camilla de hospital inconsciente.

Se adentró a un callejón, suciedad era lo que menos le importaba. Se sentó usando un contenedor de basura como apoyo para recostarse.

—Te ves triste, niño —un señor de avanzada edad le dijo a César que levantó su mirada que parecía estresada. —¿Te falta dinero? —pregunto acercándose cuidadosamente a César, de su camisa saco un fajo de billetes.

—Todo esto será tuyo si haces lo que te digo —el viejo dijo con una sonrisa siniestro mientras César se levantaba del suelo.

—¿Qué tengo que hacer?











César recibió un golpe en su rostro lleno de moretones que cubrían su rostro, frente a él un sujeto musculoso lo golpeaba constante. César se alejo mareado pareciendo querer caerse al suelo.

—¡Ten piedad con el niño! ¡Solo quiere dinero para su puta madre! —un señor se burlaba sarcásticamente mientras más gente se reía del estado físico de César.

El rostro ensangrentado y lleno de moretones, la boca escupiendo sangre casi como si fuera saliva.

—¡Como usted ordené patrón! —grito el sujeto golpeando más César en el rostro. César intentó cubrirse sin éxito alguno, rápidamente los golpes le llovieron.

“Solo debes soportar una pelea contra un tipo bastante fuerte, si logras sobrevivir te daré el dinero”.

 

César recordó las palabras del viejo, se apoyó en las rejas del ring sintiendo la frialdad de las mismas.

—(¡Solo debo soportar un poco más, si no sería como no servir de nada! —rápidamente su cuerpo se enderezó tratando de adaptarse a los golpes.

Las piernas de César se separaron un poco más que el ancho de sus hombros, ligeramente flexionadas manteniendo una base firme, su cuerpo busco una estabilidad instintiva.

Su torso se ergio de forma no controlada, sus músculos se tensaron un poco para lo que sea que pueda venir, la suficiente tensión para que cada sujeto notará que estaba preparado para resistir más.

—¡Parece puto porque se ve que está preparando para más vergazos! —un tipo grito haciendo reír a todos los espectadores de la lucha.

Dejó caer sus brazos haciéndolos colgar a los lados de su cuerpo, no estaban relajados y eran reactivos a su entorno, sus músculos temblaban a punto de moverse ante cualquier señal de peligro. Sus puños estaban ligeramente cerrados, preparados para ser usados de forma instantánea.

La mirada que asusto a su madre regreso una vez más. Su oponente tembló, ante la mirada de César.

—(Su cuerpo, está reaccionando con una postura distinta) —el luchador dijo con sudor bajando por todo su rostro. —(¡No! Debo calmarme, nada cambiará. Lo acabaré aquí y ahor-) —sin poder terminar de pensar César se lanzó rápidamente contra el tipo con una patada directo al rostro. Los espectadores se callaron un momento impresionados por la velocidad de aquel muchacho.

—¿Qué fue eso? —el sujeto se preguntó al sentir la patada. —Más, quiero ver más —rápidamente se acerco contra César listo para intercambiar golpes.

Dos golpes al rostro de César, que no parecieron hacerlo retroceder. Respondió con una patada a los pies haciéndolo caer, César se sentó en el pecho de su oponente evitando que se mueva.

Golpe tras golpe lanzaba rápidamente, su oponente apenas se podía cubrir. —(Sus golpes son débiles, pero vienen uno otro como si de tratara de una ametralladora) —pensó con una sonrisa en el rostro el sujeto. Se sentía como pelear contra lo desconocido, contra algo nunca antes visto.

De un golpe al estómago César se levantó del pecho del tipo, se acercó con iniciativa. El tipo lanzo dos patadas consecutivas al torso, César lo sujeto de los brazos sin importarle el dolor.

Lo acerco a sus rodillas que golpearon con más fuerza el rostro del tipo que sus puños. —Debo ser más rápido, más fuerte… ¡Más resistente! —César grito con fuerza empezando a lanzar golpes al rostro bajando al cuello. Dio patadas al torso haciendo caer una vez más a su enemigo.

—¡Si, así es como debe ser una buena pelea! —el sujeto grito desde el suelo. —(Hasta este momento, todos mis oponentes no duraban nada. Ahora, frente a mí está un niño que siendo tan joven es tan resistente como un adulto) —babeaba de la impresión y recibió una patada con fuerza al rostro. —(¡Debo llegar más profundo, ver que tanto puedo descubrir de esté “desconocido”!)

César lo levantó del suelo y lo golpeó al estómago repetidas veces, no lograba ver bien por los moretones. No importaba, nada importaba, solo el ganar dinero. Solo ganar…

(Más, más, más, más, más, más, más, más, más… ¡Resistente!) —pensaba de forma repetitiva, al tenerlo inclinado hacia delante por los golpes, dio fuertes rodillazos sosteniendo su rostro.

Lo soltó para continuar, sin embargo, un golpe marco la distancia entré los dos. César tomo la postura que había alterado a su enemigo.

—(No, aún no es suficiente… estoy tan cerca) —pensó sintiéndose débil e impotente. —¡Debo seguir resistiendo, seguir adelante, por mí madre! —grito rompiendo su postura y trato de adoptar una diferente.

—Alto… —

César escucho la voz, su cuerpo dejo de tratar de encontrar una postura diferente. Esa voz tan calmada que le pedía parar… Le recordó a su madre.

—(No puedo ver, ahora no puedo luchar) —se imaginó a su querida madre decirle esas palabras. —Lo siento, mamá…

Gente estaba llevándose a los espectadores y al enemigo de César, que trataba de acercarse a él.

—(¡No! ¡No puede terminar aquí!) —el sujeto pensó tratando de liberarse del agarré de los agentes. Se liberó por un segundo, lo suficiente para acercarse con pasos rápidos hacía César.

—¡Terminemos esto justo aquí! —grito con emoción listo para lanzar el golpe decisivo de la pelea. César rápidamente levantó los brazos para resistir cualquier golpe que le llegue.

—No, detente… Ya fue suficiente

César cayó de rodillas al escuchar la voz frente a él, Ximena detuvo el ataque sin problemas. Los oficiales se llevaron al sujeto nuevamente, Ximena volteó a ver a César.

—Lamento no haber llegado más temprano, siendo tan joven y estás en este estado tan lamentable —Ximena preocupada saco un pañuelo para limpiar la cara de César.

Solamente tembló, sus manos tocaron los hombros de Ximena que miró con sorpresa esa acción tan repentina. Sujetó los brazos e intentó apartarlos, sin embargo, escuchó algo.

—Lo lamento mamá, lamento que me vieras en este estado…

A Ximena se le hizo un nudo en la garganta…








—Y así lo conocí, admito que no esperaba su reacción. Me confundió con su madre y se abrió de tal forma que no pude resistirme a acompañarlo cada que pudiera —hablo Ximena terminando de contar la historia. Se sentía nostálgica.

—El sujeto que quería seguir peleando con César contó sus pensamientos en un interrogatorio con tal de salir más rápido de prisión —Ximena mencionó tranquilamente, sonaba nostalgia al contar la historia.

—Le pague los tratamientos a la madre de César, para no verlo pelear más en lugares así

—… (¿Por qué? Esto no responde mis preguntas, supongo que debo seguir buscando más respuestas) —Aiko pensó suspirando insatisfecha con la información.

—Nos vemos en otro momento señorita Ximena…











Elena estaba en su cama con una expresión aburrida y a su lado estaba Tuubee de pie son decir o hacer nada, volteó su cabeza mirando a una callada Elena y de forma lenta levantaba un globo y una aguja.

—¡Ay! ¡Dios, me matarás de un susto un día de éstos! —Elena se levantó tan rápido como pudo rompiendo su cama en el proceso. —Mi cama… No puedo esperar el día que te vayas —dijo con una sonrisa forzada y Tuubee se encogió de hombros ante eso.

—Igualmente, mandé a Ximena a Australia… Me aburrió, con suerte el hombre canguro viene a mí por venganza y veré qué me entretenga

—¿Qué tienen que ver esos dos? —Elena pregunta curiosa, Tuubee levantó un dedo que emitió una luz que mostraba un holograma.

—Mira, todo empezó un día que no tenía nada que hacer

—Como siempre

—Entre a una aplicación y cree un canal, que obviamente no fue normal

—Al grano, no quiero escucharte hablar por mucho tiempo

—Aburrida, mí creación fue hace veinte años y ése mismo día nació el hombre canguro. Nuestro desarrollo fue de nueve meses y técnicamente compartimos cumpleaños —explico mostrando una fecha “13/03/200X”. En el holograma mostró todas las personas que nacieron ese día.

—Al ver que era mexicano eliminé a los que eran de otros países y analice cada noticia que pude para encontrar cuando y donde empezó su “carrera”. ¡Llegué a la conclusión de que esté hombre es el hombre canguro! —grito y apuntó al único que quedaba de los eliminados e hizo un “zoom” en el holograma.

—César, un hombre del estado de México que cuenta con veinte años, soltero y vive, bueno, vivía con tres mujeres. Una muerta, otra desaparecida y la última viva —Tuubee hizo que el holograma de César se moviera dando vueltas para mostrar su cuerpo al completo.

—Es guapo y soltero, es mí tipo —Elena dijo con una sonrisa y Tuubee simplemente “suspiro” al ver a Elena tener ese sentimiento. —¿Dónde se encuentra?

—Una vez más me das la razón cuando dije que los humanos piensan más con sus órganos sexuales que con su cerebro. Además, es alguien bastante promiscuo

—Mierda, que gran desperdicio de potencial

—No te imaginas la cantidad de mujeres que ha hecho llorar

Tuubee dijo viendo anotaciones en el holograma de como César había engañado a dos taqueras comiendo en los puestos de la otra y como cambiaba de médica cada tres meses. Elena no vio aquellas anotaciones.









En una estación de tren subterráneo abandonada, dos individuos miraban una fogata con una mirada triste y una expresión apagada. El aire frío del subterráneo solo los ponía aún más tristes.

—Solo quedamos nosotros dos y Adrián, hermana —el hombre calvo habló con un tono triste viendo atrás suyo donde estaban los cuerpos de los compañeros que perdieron por el ataque.

—No me hables, degenerado —la mujer calva le dijo sin ánimos mientras miraba la fogata con amargura.

—El objetivo del jefe a esté paso será imposible, no podemos ayudar a todos… Ayer ayudé a tantos como pude antes de caer inconsciente —hablo recordando despertar en el subterráneo al lado de su hermana que lo cuidaba en contra de su voluntad.

—Eso no lo sabemos, lo sabremos cuando el dejé de ser el Hombre Canguro… Si su identidad cae por voluntad propia, significa que su objetivo se cumplió —la mujer habló mirando determinada la fogata, apretó sus puños esperando lo mejor.

—Oigan…

Los hermanos miraron rápido en la dirección de la voz femenina mostrando a Aiko saliendo de una sombra con una expresión ligeramente molesta y cansada. —Les quiero hacer una pregunta… ¿Cómo conocieron a César? —Aiko pregunto con unos ojos que parecían querer saberlo todo.

—¿Qué?

—Lo que escucharon, quiero saber cómo conocieron a César —Aiko pregunto al frente del dúo, con gran velocidad llegó al frente de ellos. Los hermanos sudaron un poco por la presión que emitía Aiko.

—Primero tú, de mujer a mujer quiero saber la respuesta —Aiko apuntó a la mujer que seguía sudando un poco.



“Hace 4 años…”

 

“Yo fui diagnosticada con cáncer”

 

La mujer acostada en la camilla de un hospital miraba por la ventana a gente divirtiéndose con los poderes. Levantó su brazo en dirección de la gente, frente a ella estaba la felicidad.

—Se ve divertido —un César de dieciséis años hablo sentado en una silla al lado de la camilla. La mujer volteó tan rápido como pudo y estuvo a punto de gritar por el intruso.

“Un chiquillo entrometido se metió a mi habitación y vida”

 

Narraba la mujer en el presente mientras recordaba como César le tapó la boca tan rápido como pudo, se veía nerviosa y tenía una sonrisa nerviosa. —Lo siendo, por favor no alertes a nadie… ¡Te traje flores para no verme raro! —dijo mostrando un gran ramo de flores azules con la mano que tenía disponible, el olor de las flores evitó que la mujer mordiera la mano de César.

“Me trajo mis flores favoritas para calmarme”

—Se que esto no es suficiente para evitar que me delates con las enfermeras, no te preocupes, no tomaré demasiado tiempo —dijo César mientras mostraba una pequeña sonrisa. —Te diagnosticaron cáncer a tus veinticuatro años y morirás a los veintinueve, ¿Me equivoco? —pregunto pidiendo una confirmación.

—Te vi hace poco en la calle y quería verte, porque me pareciste linda —dijo con una sonrisa mientras se rascaba la nuca. —Pero bueno, quería pedirte que me ayudarás con algo… un proyecto enorme

“Me pidió mí ayuda, se veía tan vivo… y tan solo”

—Estoy buscando a personas que puedan ayudarme en mí objetivo, gente que pueda ayudar a crear un mundo dónde todos se apoyen mutuamente

—(¿Qué? ) Niño, le estás pidiendo a alguien con cáncer que te ayudé a ser un héroe o algo —la mujer dijo mientras lo miraba con disgusto, era casi una broma. —¿Qué tan desesperado estás?

—¿Tener cáncer te hace inferior a mí?

“Era un joven que sabía tratar a todos como sus iguales, aunque no lo sabía”

 

—¿Es porque sabes cuándo morirás? —César pregunta esperando una respuesta de la mujer, ella solo asintió y volvió a mirar por la ventana tratando de ignorar al joven.

—No me ignores… ¿Sabías que técnicamente podemos morir en cualquier momento? Eres una adulta, ya lo sabías desde antes… ¿Entonces porque te ves tan preocupada ahora que sabes que será en unos años?

La mujer no respondió, volteó a verlo una vez más.

“Yo quería destrozar ésa ilusión”

 

—¿Por qué no te vas a cumplir tú tonto objetivo? Suficiente tengo conmigo misma —le dijo con una expresión irritada y César solo la miró sin decir nada.

—Bien —César grito y se arrancó la ropa, mostrando otra totalmente distinta debajo. Su camisa negra de manga corta ceñida a su cuerpo mostraba su torso atlético y remarcaba el músculo de sus brazos. También noto que había una capucha y un tapabocas detrás de la camisa. El pantalón claro era sostenido por el nudo de un cinturón de artes marciales de color oscuro y sus pies portaban unas zapatos negros con suela blanca de artes marciales.

—¡Nos vemos, la salvaré un día! —grito mientras se iba corriendo a gran velocidad sorprendiendo a la mujer que se levantó de su cama tan rápido como pudo. Solo pudo ver su silueta a la distancia, irse dejando atrás las flores.

“Fallé y lo que parecía ser un niño se lanzo de frente al peligro”

 

La mujer volvió a su cama, mirando el ramo de flores. Suspiró y miró el cielo por la ventana. —Si tenía la ropa debajo, significa que estaba preparado desde antes…

—… —miraba a la nada y su mente empezó a divagar sobre lo que le podía pasar a César.

—(¿¡Dónde estás!?) —la mujer pensó buscando a César en la noche, corría tan rápido como podía y buscaba con la mirada a aquel niño. Un fuerte corriente de aire la sorprendió y vio como el niño salía de la cortina de polvo con una expresión sin emoción.

Otros dos sujetos lo miraban agotados, estaban sudando contra un niño que parecía no estar cansado de luchar contra dos al mismo tiempo. Rápidamente se lanzaron de frente una vez más contra César que esquivaba los ataques.

“Era magnífico verlo luchar, tenía las de ganar”

 

César golpeó el estómago del sujeto de la derecha con su puño y cuando iba a lanzar otro golpe, su brazo fue sujetado por el otro tipo. Ambos empezaron a golpearlo con sus puños libres, los ataques iban al rostro y el rostro de César empezó a sangrar.

Con sus piernas los alejó a ambos pateándolos al mismo tiempo, sin embargo, los tres hombres se fijaron en la mujer al mismo tiempo. Sin decir palabras los tres hombres corrieron en dirección de la mujer.

En menos de un parpadeó, César cargaba a la mujer en sus brazos mientras se alejaba de la pelea. Dio un gran saltó y con su pierna golpeó a uno de los hombres en el aire.

—¿Qué haces aquí exactamente? —preguntó César que miraba a sus enemigos, rápidamente se dio vuelta pateando a su enemigo en las piernas haciendo que cayera al suelo.

“Yo respondí…”

 

—Suficiente, con eso me basta... Sigues —dijo mirando al hermano de la mujer. —(Estoy llegando a una conclusión con la historia, casi puedo saborearla) —pensó mirando a la nada en sus propios pensamientos. Lo único que valía la pena aquí y ahora era como ellos conocieron a César.

—Bien —dijo el hombre golpeando su rostro un momento, estaba nervioso. Sudo un poco por su frente y se aclaró la garganta.

“Fue poco después de que el cumpliera los diecisiete años de edad”

—¿Es aquí? Si, debe serlo —el hombre portaba las mismas ropas que llevaba en el presente. Estaba en un callejón, era oscuro, olía a humedad en todas partes y hace poco vio a un gato con una rata muerta en la boca.

—Llegaste a tiempo, Galeón —una voz algo familiar sonó a espaldas del hombre que volteó rápidamente a ver la voz tan familiar. Al voltear se veía confundido, veía a un adolescente que mostraba una expresión tranquila en su rostro.

“Su rostro parecía estar en una completa calma, sin embargo, parecía que cualquier cosa mínimamente buena lo haría sonreír”

—Tú rostro me dice que estás sorprendido —dijo mientras se acercaba con calma a Galeón que solo trago en seco. No se sentía mal, era una calma bastante agradable para él.

—jefe, usted tiene un rostro bastante bueno —halago nervioso mientras se rascaba el cuello. Le era extraño ver el rostro del Hombre Canguro, era un contraste muy notorio.

—Gracias —sonrió ligeramente por el halago, su sonrisa paralizó a Galeón que solamente tembló en su lugar para confusión de César.

“Ahhh… ¿Cómo podía ser tan hermoso? Me pregunté, no soy gay… pero era el rostro más bello que había visto”

Ambos ahora estaban en una cafetería, estaban dentro tomando café con pan dulce, Galeón miraba a César como si tuviera que estar pendiente de el a cada momento.

—¿No podrían sospechar de mí con mí ropa? Fácilmente alguien podría vernos y pensar que usted es el hombre canguro —Galeón dijo algo preocupado mientras cubría su boca observando a César.

—Lo tengo cubierto, solo disfruta tú pan y el café —César dijo mirando por el rabillo del ojo a la dueña del establecimiento que levantó el pulgar con una sonrisa de oreja a oreja. Afuera del establecimiento, una patrulla de policía estaba tomando un descanso.

“Me llevó a un café, para algo que yo aún no sabía”

 

—Estoy aquí para hablar sobre tu entrenamiento, has mejorado bastante bien y tú fuerza es bastante… diría que posiblemente puedas seguirme el ritmo si peleará contra ti usando la mitad de toda mí fuerza —César dijo tomando un poco de café al mismo tiempo que Galeón que casi escupe su café.

—Gracias, soy muy fuerte gracias a usted y su entrenamiento…

—Es por tú fuerza que te voy a enseñar mi estilo de pelea… Los cinco aspectos —dijo sonriendo mientras Galeón dejó caer su pan al suelo y miró a César incrédulo de tal posibilidad. Su cuerpo tembló de la sorpresa, sudo con nervios.

—Eh, yo, no sé si sea lo adecuado —se rascó el cuello nervioso al mismo tiempo que sonreía por los nervios. Piso el suelo con fuerza repetidas veces por la noticia.

—Al contrario, sé que estás preparado para aprenderla. Has entrenado tú mente y cuerpo hasta tus límites, la única forma con la cual podría seguir avanzando es con los cinco aspectos —César sonrió tomando las manos de Galeón que miraba impresionado a César, está sensación era bastante agradable.

“Quiso enseñarme los cinco aspectos para ir más allá de mí límite, me negué en un principio”

 

—Ya veo… Ya he llegado a una conclusión, gracias por responderme —dijo Aiko con una mirada vacía y salió de ahí dejando a los hermanos en aquel lugar.

—No nos dejó terminar de hablar —dijo Galeón haciendo una mueca de evidente disgusto.

—A decir verdad, no me preguntó ni mí nombre… —la mujer susurro mirando un poco el suelo y pensó recordando su nombre. —(“Virginia” … seh, que bueno que no me preguntó) —cerro su puño levantándolo a la misma altura que su pecho mientras sonreía.






—(Es fácil… César, tú realmente has estado jugando con todos) —Aiko caminaba de entre los escombros de la ciudad. A su alrededor había brazos que sobre salían de algunos edificios, llenos de polvo y sangre sucia.

—Manipulas a quienes te interesan, llamas la atención de todos con tus falsas sonrisas y cuando llega el momento, los usas a tú favor para tus metas —dijo viendo a la nada mientras de sentaba en un escombro y debajo de el se hallaba el brazo de alguien.

—¿Has pensado realmente en los demás? No, claro que no… seguramente los has estado ignorando a todos quienes no te interesan —Aiko se escuchaba así misma sin prestarle atención al brazo que se movía desesperadamente para que alguien lo viera.

—Yo no seré igual a ti… Si sigues vivo, te mostraré como no lograste controlarme. Yo soy mejor, yo soy más fuerte… ¡Yo soy más fuerte! —se levantó repentinamente y golpeó el suelo con fuerza.

Los escombros salieron volando al igual que los cadáveres, un terremoto se creó y la onda expansiva alejó el polvo de toda la ciudad al mismo tiempo creando una fuerte corriente de aire.

—Mostrare… mí verdadero ser de ahora en adelante —sonrió y sus músculos se tensaron de tal forma que crearon un sonido similar al de las balas cuando son disparadas.

—Ahhh, cierto que ese tipo volverá… —Aiko recordó al joven de cabello verde. Una imagen llego a su mente, era ella escondiéndose atrás de César en busca de protección.

—Si, claro… ¡Puedo verlo claramente! —recordó al tipo y sonrió forzadamente mientras se lamía los labios. —Cuando lo mate, será el momento de mí independencia… —sonrió macabramente mientras temblaba de emoción.




—Alan… Se que tienes hambre, yo también tengo hambre —dijo viendo como Alan seguía cambiando de forma constante, sin embargo, se detuvo para escucharlo claramente.

—Ah, pues si —dijo incómodo por como César había llamado su atención. —Ese tipo sigue viéndonos, es bastante incomodo y silencioso —hablo mirando al ser.

—Yo solo observó que hacen y veo que no hacen nada

—No es como que pudiéramos hacer demasiado estando encerrados —dijo César con una expresión en blanco mientras el ser lo miraba. —¿No quieres hablar o algo? No ayudas solo viendo —menciono aún manteniendo la expresión en blanco.

—¿Hablar? No, soy más de perderme en los recuerdos de Jonh —dijo negando con su mano, César alzo una ceja y Alan hizo algo similar con haciendo más grande una cuenca ocular.

—¿Puedes ver sus recuerdos o algo así? —Alan pregunta curioso, se acercó para escuchar un poco mejor. César cerró los ojos un momento, podía ser de ayuda, una ayuda rara, pero ayuda al fin y al cabo.

—Si, también puedo sentir las cosas de esos recuerdos… Es totalmente incómodo ver algunos —dijo recordando como Jonh estaba naciendo. —Y completamente asqueroso —se estremeció por completo al sentir tan extraña sensación.

—¿Hay algo que pueda servirnos? —César pregunta mientras miraba al ser que seguía estremeciéndose en su lugar. —(Al menos las memorias de ése tal Jonh podrán servirnos de algo) —pensó con ligera esperanzas de que diga algo que les sea útil tanto a el como Alan.

—No, solo recuerdos de como John era torturado —fue sincero, realmente no quería profundizar en esos recuerdos por lo doloroso que se veían.

Cerro los ojos brevemente, al abrirlos vio lo que parecía ser algo que los humanos llamaban “escuela”. Parpadeó más veces y tal escenario no desaparecía por algún motivo.

—Extraño, sus recuerdos me están afectando de alguna manera —dijo mirando todo el escenario.

Volvió a ver todo normal, suspiro tratando de no parecer confundido por lo que vio. —Un pregunta… —el ser llamo una vez más la atención de César y Alan.

—¿Los recuerdos son realmente valiosos?

—Claro que si —César respondió sonando algo animado, una imperceptible sonrisa se apoderó de su rostro. Para después ésa desaparecer por completo y volver a una expresión calmada con aires de soledad.

—Si, aunque sean dolorosos —respondió Alan a secas, su mirada de centro en el suelo.

—(Ya veo, es curioso… puedo ver los recuerdos de Jonh, pero no los míos) —pensó tratando de recordar algo de su vida, sin éxito alguno.



















—¿Tienen alguna pertenecía de Alan? —un hombre con rasgos japoneses pregunta mirando a los padres de Alan. Éstos sin decir nada le entregaron una camisa que tenía un tiburón en su diseño.

—Sera suficiente —el hombre sostuvo la camisa entre sus manos y cerro los ojos, una luz amarilla surgió de las manos del hombre.

El hombre abrió los ojos mostrando una luz ligeramente amarilla en ellos, solo para el se hizo presente lo que parecía ser una niebla blanca que se movía rápidamente en una dirección. También, compartía visión con aquella niebla.

Pasaban por varios lugares, hasta que cada vez todo se tornaba oscuro. Su expresión cambio a una confusa y solo pudo ver una masa negra que le impedía avanzar.

—Esto… Es extraño —murmuro para extrañes de Gao y Susi. Su visión con aquella niebla se iba perdiendo más, se adentró en la masa negra y podía ver tres figuras.

—El… Está bien, hay dos personas con el —el hombre dijo y Gao sonrió levemente feliz de que su hijo no esté solo al acercarse más algo ocurrió.





César estaba incómodo, miró a todos lados y observó como un punto estaba borroso. —¿Ven lo mismo que yo? Ese lugar está borroso —apunto a un lugar con su dedo, se frotó su cabeza con su mano libre.

—No veo nada —dijo el ser mirando tranquilamente el lugar y sintió una rara sensación en su cuerpo. —Solo estoy incómodo… Extraño —dijo mientras se limpiaba un poco de sudor de su frente.

—Extraño… yo lo veo norm- —antes de que pudiera continuar de hablar, de César salió de su cuerpo lo que parecía ser una masa negra con la forma de una mujer.

La mirada de César se puso en blanco y la masa toco el lugar donde apunto César mostrando la niebla de aquel hombre japonés. Alan retrocedió asustado por lo que veía, el ser sintió sus instintos gritarle huir de aquel lugar.

La niebla rápidamente empezó a desaparecer a una velocidad anormal y la masa negra desapareció tan rápido como apareció. —(¿Qué?… es la primera vez que pasa algo así) —César pensó y sintió su cuerpo tensarse de tal forma que le era familiar.

—(Tan familiar al quinto aspecto…) —cayo inconsciente al suelo ante la mirada de Alan y el ser que ambos podían notarse alterados de forma anormal.

—¿Qué? —el hombre japonés abrió los ojos rápidamente y trato de huir rápidamente.

—¿A dónde vas? Amig- —antes de poder terminar de hablar, vio como la niebla era desaparecida hasta llegar a su amigo. Tan rápido vio eso, se acercó a él a máxima velocidad rompiendo el suelo.

—¡No, no! —al sostener a su amigo en sus brazos, pudo notar que su corazón no latía al poner su oreja en su pecho. —Está muerto… —Gao dijo mirando al cuerpo entre sus brazos, su mirada era de complemento shock.







La noche era fría para la ciudad destruida, dejada en escombros por un fuerte viento. Aiko estaba en medió de todos los escombros, su expresión sonriente no inspiraría confianza o alguna emoción buena.

Las nubes se movieron ligeramente en espiral, Aiko captó ese cambio en las nubes y solo pudo sonreír para si misma. Se quito la túnica que cubría su ropa y mostro una camisa de manga larga ajustada perfectamente a su cuerpo, las mangas tenían una decoración de líneas azules delgadas que llegaban al pecho.

Las pantalones de color gris oscuro se pegaban a su piel como un guante y sus tenis de suela amarilla destacaban por completo.

—¿Tú otra vez? —el chico cayo del cielo con una fuerte corriente de aire que levantó polvo y destrozó el suelo por la fuerza del impacto. —Realmente estoy sorprendido, que el hombre canguro sea tan cobarde como para lanzar a un lacayo contra mí, será una sorpresa enorme cuando de encuentre muerta —la miro con una mirada bastante irritada, las venas de su cuello se remarcaron ligeramente por la molestia.

—¿”Lacayo”? Jajaja —Aiko río ligeramente mientras su cuerpo se tensaba y las venas se marcaron alrededor de su rostro. —No sabes mí situación, actualmente mí pensamiento acerca de César es diferente al que tienes en mente… así que te lo diré de una forma que puedas entender fácilmente —dejo de reír repentinamente, pero sus venas seguían marcadas.

“Tú muerte será la prueba de mí independencia de César”

 

Al decir eso, el joven tenía su rostro en el suelo siendo arrastrado de forma continúa por la ciudad. Sujetó el brazo que lo sostenía y uso el viento para cortar el brazo, sin embargo, apenas creo un pequeño corte en el brazo

—(No funciona, su cuerpo es demasiado resistente) —al ser arrastrado cambió la dirección con el aire, ahora iban al cielo por el impulso repentino. —Cometiste una equivocación al querer matarme, porque no moriré hasta ver al hombre canguro —dijo mirando apenas a Aiko, ambos caían al suelo.

El joven apunto su brazo derecho a Aiko, de su mano una esfera azul se formo y salió disparada al abdomen de Aiko, la esfera empezó a girar a girar contra el abdomen de Aiko generando cortes.

Aiko lo soltó rápidamente dejando a la esfera pasar de ella, rápidamente trató de acercarse a él mientras caían. Ella chocó contra el suelo, el joven toco el suelo suavemente, sin esperar formo un pequeño tornado en sus manos que hizo cambiar de forma para que fuera más delgado, al lograrlo las multiplicó y las lanzó contra el hueco.

—Detrás de ti —Aiko salió del suelo por un túnel que ella creó, con una sonrisa golpeó la espalda del joven que fue a chocar contra un edificio traspasado los muros. Aiko fue corriendo siguiéndolo mientras los muros. Aiko fue corriendo siguiéndolo de cerca, dio otro golpe más fuerte que el anterior.

—(Es fuerte, demasiado) —el chico dijo mientras usa el aire para deslizarse sobre el suelo para evitar chocar más, empezó a volar alcanzando una gran altura. —Mantendré la distancia, así evitó sus golpes —murmuro y empezó a crear discos de aire, éstos tomaron el tamaño de un auto y fueron lanzados contra Aiko.

—¡Baja cobarde! —grito sin ver los discos de aire que chocaron contra ella, escupió saliva y fue arrastrada contra los discos que giraban en su estómago tratando de cortarla. —(Duele, no importa. ¡Nada importa, solo ganar importa!) —con ira golpeó el disco haciendo que el aire que lo forma se disperse.

Más discos fueron hacia ella, que solo avanzó rápidamente dejando huellas de sus pisadas en el suelo junto a enormes grietas. —¡Uno! —sintiendo la leve sensación de hambre golpeo un disco. —¡Dos! —nuevamente su cuerpo siento la sensación de hambre, nuevamente golpeó otro disco prediciendo con éxito donde estaba.

—¡¿Los ve?! —se pregunta viendo como los discos eran destruidos uno tras otro de forma casi perfecta. —No debería ser posible destruirlos, así de fácil… ¿Será como el hombre canguro? —murmuro para sí mismo mientras miraba los discos ser destruidos.

—Desde que se hizo popular y sus batallas fueron subidas a internet yo he estado viendo y analizando su forma de pelear, había algo que se repetía constantemente… El esquivaba todos los ataques casi perfectamente, siempre tuve la sospecha que tenía un sentido que le permitía sentir ataques. Está chica también tiene algo similar —hablo con una expresión en blanco mientras lanzaba ataques.

“Estas en lo correcto, es similar el movimiento produce energía y en este caso generas energía eólica que ella detecta a pesar de no saberlo”.

 

El espíritu del aire hablo en la mente del joven que sonrió irritado por la similitud. Recordó cuando Aiko le paralizó levemente el rostro en su anterior pelea y venas se marcaron en su rostro.

—¡Realmente ser un “mutante” es bastante bueno! —dijo mientras lanzaba golpes al aire en dirección de Aiko, para después Aiko ser golpeada por el aire siendo empujada hacia atrás consecutivamente.

—Me pregunto realmente cuánto más resistirás, si eres su amiga o lo que sea que seas, tú muerte ha de ser dolorosa para el —dijo golpeando el aire aún más rápido para que choque contra Aiko de forma consecutiva.

—(¿Golpea el aire?) S-se siente como si me estuvieran aplastando contra el suelo —susurro Aiko con los ojos entrecerrados para evitar que entre algo en su ojo. Escupió algo de sangre que se acumulaba en su boca.

—¡Muere! —apunto de lanzar dos golpes al mismo tiempo sintió una fuerte sensación de dolor en su mejilla, para el todo iba lento y al ver bien lo que lo golpeó, sus ojos se enrojecieron de ira.

Rápidamente el golpe lo mando contra el suelo y quien lo golpeó cayo al suelo creando una grieta en el suelo. Rápidamente trato de hacer algo más, pero fue golpeado y se inclinó hacia atrás.

Al inclinarse, el joven recibió una patada sorpresa de un segundo individuo y se hizo hacía atrás por la sorpresa. Entonces recibió un golpe en el estómago y otro en el pecho por parte de ambos individuos, retrocedió por la fuerza sin sentir mucho dolor.

Galeón y Virginia habían llegado, ambos hermanos se detuvieron de golpear y miraron bien al sujeto. Un joven de diecisiete años, ambos levantaron la ceja al mismo tiempo, les resultaba familiar.

—¿Ojos verdes? —Virginia se pregunto cerrando un poco tratando de recordar algo en específico. —El jefe nos hablo de un niño así… —Galeón dijo entrecerrando los ojos y frunciendo el rostro tratando de recordar.

El joven solo río estresado al ver la ropa que usaban ambos hermanos, sus músculos se tensaron y rápidamente recibió un golpe en rostro que lo hizo escupir sangre. Aiko estaba con una mirada enrojecida y suspiraba algo cansada.

—Gracias, ya pueden irse —Aiko tomo una postura de pelea asquerosa, revelando muchos puntos abiertos. Galeón y Virginia se miraron, sus rostros se movían constantemente evitando reírse.

—No haremos eso, se ve que la tenías difícil —Virginia dijo mientras una sonrisa seguía en su rostro. —Déjanos esto a nosotros… —Galeón dijo estirándose un poco para no acalambrarse en la batalla.

Ambos hermanos tomaron una misma postura, sus  pies se separaron separados al ancho de los hombros. Las rodillas se doblaron ligeramente, y sus cuerpos se inclinado hacia adelante, manteniendo el centro de gravedad bajo. Los brazos se flexionaron, los puños los cerrados y los codos los mantuvieron cerca del torso.

—Esa postura… —Aiko miró en ellos una imagen de César que hacía ésa misma postura, sacudió su cabeza y la imagen de César desapareció rápidamente.

—Que mal gusto —el muchacho dijo mirándolos fijamente a ambos hermanos, su voz y ser emanaban odio. Dejó de prestarle atención a Aiko que se lanzó contra el a gran velocidad, tan rápido que el aire a su alrededor se calentó.

—Esto no te incumbe —el muchacho solamente bajo su mano con fuerza y una potente corriente de aire golpeó a Aiko desde arriba y la hizo estrellarse contra el suelo.

—Bien, disfrutaré esto al máximo —el joven sonrió enojado y una vena en su rostro reventó de ira. La herida se curo rápidamente por espíritu del aire. Ambos hermanos se tensaron sintiendo una extrema sensación de peligro.

El chico se lanzó a gran velocidad contra ellos, en menos de un segundo ya estaba por acertar un golpe en Galeón quién rápidamente se inclinó hacía atrás y dio una patada en la barbilla del joven. La patada fue detenida por su propia mano que sujetó con fuerza la pierna.

Rápidamente trato de lanzar un golpe y fue detenido al ver como Galeón ya no estaba delante de el. Volteó a ver a Virginia que había salvado a su hermano.

—Es rápido al moverse, pero no al atacar —Virginia dedujo fácilmente y Galeón asintió confirmando eso. —¡Entonces usemos eso para ganar! —Galeón grito y se coloco en una posición ligeramente agachada, con los pies separados al ancho de los hombros y las rodillas dobladas. Su espalda se puso recta y con los hombros ligeramente inclinados hacia adelante. Los brazos se flexionaron en ángulos agudos y los puños los mantuvo apretados con fuerza.

“Primer Aspecto: Desgarre Corporal”


Y con un simple paso hizo temblar el suelo, agrietando el suelo de tal forma que dejo una profunda huella. Con solo ése paso había llegado frente al muchacho apuntando su puño a su cabeza, el joven detuvo el golpe cubriéndose con ambos brazos al mismo tiempo.

Sin embargo, sus brazos se quebraron y salieron arrancados de su cuerpo con algo de dificultad. Su expresión mostró confusión y una gran sensación de dolor se apoderó de el, rápidamente regenero sus brazos usando al espíritu del aire.

—(Así que está es la fuerza del primer aspecto) —pensó el joven sintiendo la fuerza de primera mano. —Si es solo fuerza, entonces no será tan complicado —dijo tratando de ignorar el dolor y Galeón lanzo dos golpes al pecho.

Éstos impactaron contra una barrera de aire que los freno, repentinamente fue cortado numerosas veces por aire manchando el suelo. Se alejo dejando grietas en el suelo, al mismo tiempo que miraba el daño que había logrado.

—(Pude arrancarle los brazos de un golpe, sin embargo, ésa regeneración será molesta) —pensó preocupado, suspiro para relajarse y se lanzó una ves más hacía delante.

Al estar nuevamente delante del joven, una fuerte corriente de aire lo lanzo por los aires. Se estrelló contra uno de los edificios que seguía en pie, cuando, Galeón había clavado su mano derecha en el suelo del edificio para no atravesarlo por completo.

El muchacho empezó a flotar una vez más, sin embargo, estaba sintiendo dolor repentinamente en su cuerpo. Al voltear a ver que lo golpeó, vió a Virginia que estaba frenando con sus pies, volteó a verlo y desapareció nuevamente.

El joven creó una fuerte onda de aire para empujarla en caso de no verla, repentinamente sintió un golpe en su cabeza por parte de Virginia que había caído del cielo. Su enemigo no se vio demasiado afectado, sin embargo, continúo dando golpes una vez toco el suelo con sus pies.

—(Es demasiado rápida) —pensó tratando de seguirle el ritmo. —Realmente su estilo ha sido bien compartido, pero no me derrotaran con solo fuerza y velocidad —dijo con sus venas hinchadas, rápidamente empezó a lanzar golpes a la misma velocidad que Virginia que hizo una pequeña mueca al ser igualada en velocidad.

—La velocidad no es mi única preferencia —dijo tratando de forzarse a sonreír con confianza, sin embargo, solo generó una expresión incomoda de ver directamente. —Mi preferencia es la defensa —dijo pensando brevemente en César mirando a la nada.

—Esa mirada, la reconozco perfectamente… Es la misma que todos ponen cuando piensan en el —dijo el chico irritado al mismo tiempo que sus golpes cortaban la piel de la chica que solamente resistía en su lugar lanzado corte tras corte.

—¿Celoso?

Pregunta Galeón llegando con un fuerte golpe a la espalda del joven que se inclinó hacía delante, al dejar de atacar Virginia continúo golpeando aún más rápido sus golpes dejaron de ser visibles y se volvieron borrones.

—Realmente lo has de odiar bastante como para centrarte en nosotros… —Virginia dijo sin detener sus ataques, empezó a sudar cansada y adolorida por los cortes.

—Tanto que se te reventó una vena al vernos —Galeón dijo golpeando con fuerza q un ritmo bastante lento a comparación de su hermana. El muchacho se irritó y grito liberando una onda de aire que alejo a los hermanos de el.

—Si… ¡Si! —grito con una mirada en blanco mientras se sujetaba el rostro cubriéndose la cara por completo. —¡Yo lo odió mucho! —grito al mismo tiempo que creó un tornado alrededor de la ciudad, que giraban con tal potencia que todos los edificios restas se despedazaron y volaron volviéndose parte del tornado.

Los escombros fácilmente flotaron y se unieron al tornado, el joven golpeó el suelo y clavo su puño por completo. Liberó una potente corriente de aire que eliminó por completo el suelo de asfalto y concreto.

La onda de aire se expandió a gran velocidad en dirección de las zonas del alrededor de la ciudad, las zonas sin destruir se llenaron de polvo y pequeños pedazos de escombro. La gente salió de sus casas en dirección de algún refugio siendo guiados por la policía.

—¡Maldición, si pudiera moverse! —Aiko pensó tratando de moverse, siendo inútil pues el aire seguía empujándola hacía abajo con fuerza. —¿Qué mierda me está pasando? ¡Se supone que mi poder no debía estancarse! —pensó recordando como en su pelea anterior ella se estaba acoplando su creciente poder.

“Estás pasando una metamorfosis… Tú cuerpo está en conflicto con tú mente, por eso tú temperatura no baja”

Las palabras de la esposa de Adrián resonaron en su cabeza como si fuera la respuesta que estaba esperando.

“Cuando eso pasé, serás la gran persona que siempre debiste haber sido”

 

Sus ojos miraron el suelo al mismo tiempo que recordaba esas palabras, la esposa de Adrián nunca había dicho esas palabras, en su mente la imagen de aquella mujer se desvaneció mostrando quien realmente dijo ésas palabras.

César…











Aiko nació por Fertilización in Vitro, hija de uno de los dos narcotraficantes con más poder en México.

 

Naturalmente, su existencia significaba un punto débil al cual atacar, un punto que su padre oculto y protegió del mundo.

 

Vivió toda su niñez en su casa, recibiendo clases de tutores altamente capacitados.

 

Una vida sin un propósito, una vida llena de soledad y falta de atención. Hasta que hubo un brusco cambio…

 

 

 

 

—Hija, estás personas están fuertemente capacitadas para protegerte de cualquier intento de ataque —su padre dijo mientras conducía una camioneta gris oscuro. —No será muy diferente a cuando estás en casa —dijo tratando de calmar a su hija quien parecía absorta en sus pensamientos mirando a la nada.

—No es como que la casa fuera muy interesante —dijo solo expresando un fuerte aburrimiento en su voz, al mismo tiempo una mirada de inconformidad se hizo evidente en ella.

Su padre no tuvo una reacción negativa ante lo que dijo su hija, solamente siguió conduciendo sin muchos problemas. Al detenerse, él se bajo de la camioneta sin prisa, detrás de su camioneta había dos vehículos que se detuvieron y de ellos salieron tres personas que lo siguieron.

Aquel día, fue uno que cambió la vida de Aiko para siempre.

 

—(Vaya departamento, es algo grande) —pensó Aiko entrando con un hombre detrás suyo, al ver mejor el lugar pudo ver a un joven César de dieciséis años, dos años mayor que ella.

“Realmente yo nunca pude escuchar la conversión entre mi padre y César, por más que pregunté nunca me respondió”.

—(¿Me piensa dejar con un chico?) —pensó nerviosa, sudo un poco ligeramente preocupada al ver que la diferencia de edad no era mucha. —(Nunca he interactuado con chicos, ni chicas) —pensó mirando a diferentes lados tratando de no pensar.

El hombre detrás de Aiko se retiró sin nada más que hacer. César miró brevemente a Aiko de arriba abajo. Parpadeó para después irse un momento, Aiko se sentó en el sofá y esperó que algo pasará.

“Y siendo honesta, nunca esperé que me cocinará el primer día que nos conocimos”

—¡Ven a comer! —César sostenía un plato de frijoles refritos, el olor caliente de la comida se había expandido por el departamento.

“Que recuerdos, aún puedo sentir el calor de la primera comida caliente que comí acompañada”.

La sonrisa del César de dieciséis años paso por su mente, inconscientemente sonrió con nostalgia. Abrió los ojos con sorpresa, trató de forzarse a odiar esa sonrisa.

La imagen de ella comiendo su primera comida caliente, el como su lengua se quemo por no estar acostumbrada a comer la comida recién hecha. Ésa risa de César al verla pedir un vaso de agua con la lengua fuera de su boca.

—(¿¡Porque!? ¿¡Porque no puedo odiarte del todo!? ¿Es eso? ¿Por tratar de odiarte no puedo seguir mejorando?) —pensó tratando de generar ése sentimiento. —Yo no puedo odiarte, solo puedo enojarme contigo… —admite con dolor por el aire que seguía empujándola contra el suelo.

Su brazo se pudo mover un poco…









—Ah, que buena forma de desahogo —el joven de cabello verde dijo mientras sonreía aliviado un poco, se sentía bien. Escuchó pasos detrás de sí, una presencia que podía distinguir perfectamente.

—La última vez que sentí está presencia, la recuerdo perfectamente… —el muchacho sonrió suponiendo de quién es la presencia.







Un hombre corría de un lado a otro escondiéndose entre escombros de la que anteriormente era una finca, vio brevemente el cadáver de cada uno de sus hombres asesinados con marcas de golpes en sus cadáveres. Escuchó una camioneta llegar, miró en dirección del ruido y vio al muchacho de cabellos verdes.

—¿Hola? ¿¡Qué diablos!? —el muchacho grito al ver los cuerpos de hombres en el suelo, los escombros de aquel lugar manchados con la sangre de sus compañeros.

Algo de entré las sombras lo agarró del brazo, al verlo solo pudo ver a un hombre asustado y que parecía que en cualquier momento iba a llorar por la cosa más insignificante.

—Héctor, ¿Qué pasó? —no habló más porque su boca fue tapada por Héctor que lo hizo meterse a una pequeña bodega donde había cajas y artículos de limpieza por todos lados.

—Guarda silencio…

Al callarse pudo escuchar como pasos se detenían afuera de la bodega, Héctor rápidamente cerro los ojos y gruñó mirando al suelo, miró al muchacho y su expresión cambio a una que sentía lastima.

—Nos vemos, Ricardo—abrió la puerta y su última expresión fue una de horror para después su cabeza ser destrozada por un puño. Ricardo se quedó en shock y se apegó a la pared de la bodega.

César entró pisando el cadáver de Héctor, su cuerpo estaba bañado en sangre y su ropa manchada a más no poder. Miró a Ricardo y se detuvo en seco, se dio la vuelta y salió.

El muchacho temblaba incontroladamente y se apegaba a la pared con todas sus fuerzas, un monstruo paso cono una tormenta frente a él.






—¿¡Y tú quién diablos eres!? —Ricardo pregunto sin esperar respuesta, detrás de el no estaba quién creía. Era Adrián quien lo miraba fijamente, sin embargo, el muchacho seguía sorprendido. A pesar de ser el mismo tipo del día de ayer, emitía una sensación diferente.

—Nos vimos ayer… Sin embargo, ése día no pude mostrar todo de mí —Adrián dijo recordando como fue vencido con mucha facilidad. —Ahora mismo ya no hay límite alguno —dijo y sus músculos de tensaron un poco y se desplazo rápidamente al frente del chico con un fuerte golpe directo al rostro.

—Si… Realmente puedo notar la diferencia, ayer ni un golpe me lograste dar —dijo tratando de calmarse. Rápidamente apuntó su mano en dirección de Adrián. —Cañón —sonrió mirando a Adrián que tenía una expresión inmutable y rápidamente Adrián con un movimiento de sus manos desvío el ataque hacía los escombros que solo se volvieron polvo una vez más.

—Y me di cuenta de algo, éstos poderes de viento no son como los del día de ayer… Son diferentes, ayer solo usabas un movimiento y ahora estás creando cosas nuevas —dijo recordando el ataque de Ricardo sobre el, rápidamente sujeto el brazo y lo apoyo sobre su hombro haciendo que se estrellé contra el suelo, agrietando la tierra en la zona de impacto.

—¿Y…?

—En términos simples, no debemos dejarte salir con vida.

Del cielo llegaron al campo de batalla los hermanos una vez más, sus ropas llenas de polvo y sus expresiones se veían cansadas. Los tres miraron a Ricardo que solamente mantenía una mirada que se hacía más profunda entre más tiempo los veía.

—Tres contra uno, justo para ustedes.

—(Realmente odia mucho al jefe) —Galeón dijo mirando a Ricardo que tenía una mirada llena de odio al ver a los tres. —¿Por qué haces realmente por esto? —Virginia pregunta frunciendo el ceño ligeramente, esperaba realmente una respuesta concreta.

—¿Es tan importante? —pregunto sonriendo forzadamente, la pregunta le molestó ligeramente. —Solo sería alargar innecesariamente su muerte… —dijo empezando a flotar moviendo polvo con el aire, los cabellos de sus oponentes reaccionaron al viento.

—Si realmente crees que moriremos, responde la pregunta —Adrián dijo sin mostrar temor o inquietud a su oponente. —A menos que… No sea un odió justificado —dijo con un pequeño tono de lastima en su voz, su expresión se arrugó mostrando ligeramente algo de pena ajena.

—¿¡Realmente quieren saber!? —se estresó bastante al notar el tono de voz y ver la expresión. —Pues escuchen atentamente…

“Hace más de cinco años llevó viviendo una vida vacía y aburrida, una vida completamente normal, padres y madres amorosos”.

 

“Me junté con narcotraficantes para sentir algo más que ése vacío, realmente no esperaba mucho de eso y para sorpresa mía logré encariñarme con gente de ese tipo”.

 

“Llegó César y los mató a todos, mi vida vacía se llenó de odio y satisfacción por finalmente vivir sin ésa horrible sensación”.

 

“¡En pocas palabras, la oscuridad del mundo le dio sentido a mí vida aburrida. No sólo a mí, también al Hombre Canguro!”.

 

“¡En pocas palabras, la oscuridad del mundo le dio sentido a mí vida aburrida!”.

—¡Ahora mueran! —en su mano formó una cruz de aire completamente visible para sus contrincantes. La lanzó con fuerza en dirección de ellos, quienes esquivaron el ataque a duras penas.

—(Es completamente diferente a cualquier cosa que haya enfrentado) —Adrián pensó impresionado al ver que el ataque creó un hueco con su forma en el suelo. Afectando a una montaña cercana.

—(La única forma de ganar es cuerpo a cuerpo, sin embargo, su regeneración será más que problemática) —Virginia pensó sudando a mares, parpadeó sin dejar de ver a Ricardo.

—¡Ahora! —Galeón se lanzó contra Ricardo y golpeó con fuerza su pecho. Sin verse demasiado afectado, levantó la mano contra Galón y una pequeña esfera de aire se creó en su palma.

—¡¡Ten cuidado imbécil!! —Adrián grito sujetando la pierna de Galeón jalándolo al suelo con fuerza y la esfera fue disparada al cielo y explotando expandiéndose lo suficiente como para creer que era el brillo de un fuego artificial.

—¡Con simple cooperación no me-

Ricardo fue jalado al suelo por Virginia que lo miraba con una mirada sombría, rápidamente fue pateado por ella en el rostro. Galeón empezó a golpear su torso con sus puños, su expresión se veía estresada. Adrián no se quedó atrás y cayó del aire con una patada en dirección del estómago de Ricardo.

Escupió sangre, sin embargo, su sangre libre una fuerte corriente de aire que los empujó lo suficiente como para ponerse de pie. Rápidamente lanzo esferas de aire en dirección de ellos, las esferas los atraparon dentro de ellas y empezaron a ser cortados ligeramente.

—¡¡Disfrutaré esto como no lo imaginan!! —grito y los cortes aumentaron su cantidad. —¡Desde hace tiempo he querido ver al hombre canguro en una situación similar, como no está me conformaré con ustedes! —suspiro y empezó a cerrar su mano lentamente.

—(¿Aquí acabará todo? No, no puede acabar así) —Galeón pensó sintiendo el dolor de los cortes y su sangre ser llevada por el aire. —(Debo salvar a todos los que pueda, hasta mí último aliento).

Las esferas de aire se habían roto, una fuerte corriente de aire paso por el lugar, Ricardo parpadeó confundido buscando con la mirada a los tres. Recibió un golpe al rostro, su expresión cambio a una frustrada mientras rodaba por el suelo, dejando una zanja de tierra en el suelo.

—¿Volviste? —se levantó del suelo, mirando a la mujer frente a el, una sensación extraña recorrió su cuerpo.

—Si… Está vez será diferente, no soy tú enemiga, no soy tu aliada. Solo quiero vencerte —sus ojos se fijaron en Ricardo, solo pudo verse a si misma, de forma leve sintió pena.

—¿Vencerme? ¡Ja! ¡Realmente debes creerte alguna fuerza del bien como para decir cosas de superhéroes!

—Desde que me inmovilizaste solo he podido escuchar como todos hablaban, escuché todo lo que dijeron…

—La “oscuridad” le dio sentido a tú vida vacía… Eso es muy simple, hasta hace poco me di cuenta que quise ver a César como la maldad y hacer como que todas las cosas buenas que hizo nunca hubieran existido.

—Supongo que ver a la gente como buena o mala es una buena forma para no pensar demasiado y actuar más seguido —miro el cielo admirando la oscuridad de la noche. Las estrellas brillaban y Aiko empezó a brillar ligeramente, la luz que emitía se asemeja al fuego de una fogata.

—Con esto dicho, si la oscuridad le dio sentido a tú vida, ¿Eres blanco o negro?

—… —La mirada de Ricardo ignoró todo, su único objetivo era la chica frente a el. Recordó al niño que mato ayer de forma colateral, el parpado de su ojo derecho tembló repetidas veces.

—Para mi… No sé, solo sabré los colores de los demás al conocerlos y hablar honestamente con ellos. Por eso mismo te derrotare, me encontraré un vez más con César y Elizabeth para ver sus verdaderos colores —sonrió al finalizar de hablar, dejó de mirar el cielo y lo miró a el.

—Realmente…

—Ahora ven…

“¡¡Muestra que eres más que esas palabras!!

 

Gritaron al mismo tiempo, Aiko dio un paso agrietando el suelo y haciendo temblar su alrededor. Ricardo mostró una expresión totalmente enfurecida, una fuerte corriente de aire lo envolvió y se lanzaron contra el otro.

Aiko sonreía, sentía su corazón latir como nunca antes. Ricardo se enfurecía, sentía un sentimiento similar al odio. Chocaron puños, el aire de avivó el cuerpo de Aiko haciendo que una enorme llamarada iluminará todo.

Un enorme pilar de fuego que solo ascendía al cielo llevaba en su interior a ambos.

—(¿¡Fuego!?)

—¡Genial, fuego! —golpeo el aire con sus puños y ráfagas de fuego salieron de ellos como si fueran algún tipo de láser. Sus ropas de habían desintegrado por las altas temperaturas, Ricardo había sido cubierto por una capa de plumas rojas, que actuaban como una especie de capa.

“Te dejó solo por un día y veo que haces esto, es peor que ayer. Antes solo podía dar pequeñas descargas y ahora va a quemarlo todo a su paso”.

El Espíritu del Aire se manifestó al lado del humano, rápidamente creó una esfera de aire que evitaba que los láseres les dieran directamente.

“Imbécil, te dije que no perdieras el tiempo”.

 Nuevamente se hizo invisible para todos, a excepción de Ricardo que sentía como el espíritu del aire lo rasguñaba con fuerza haciéndolo sangrar.

“Termina lo que empezaste, derrótala”.

—No… ¡Yo la mataré! —grito para ver como el Espíritu del Aire se desvaneció de inmediato, liberó una fuerte ráfaga de aire a su alrededor que dispersó el pilar de fuego.

Ambos corrieron destrozando el suelo que pisaban, llamas que incineran todo a su paso y el aire que cortaba todo con su fuerza. Chocaron sus puños contra el rostro del otro, rápidamente Aiko lanzo una patada que hizo caer a Ricardo contra el suelo caliente.

Detuvo la patada que iba a su pecho, al sostener el pie que ardía sus manos se empezaron a quemar por el intenso calor. Se regenero tan rápido como pudo, desvío la pierna a un lado y golpeó la parte trasera de la rodilla de Aiko haciéndola caer levemente hacia abajo.

Golpeó su estómago con fuerza y liberó una corriente de aire de tal potencia que la mando lejos de la ciudad. El brillo de Aiko se alejaba rápidamente.

—Ahhh —se quejó limpiando el sudor de su frente, se levantó rápidamente. Un sonido raro vino de la dirección en la que lanzo a Aiko, volteó rápidamente y lo que parecía ser una bola de fuego venía en dirección a él.

—¿Está golpeando el aire? Es ridículo

—(¿Calor?) ¡Está detrás de mí! —de volteó para dar un golpe, sin embargo no había nada. Sintió un golpe en su columna, al mirar por el rabillo de sus ojos vio solo un destello de fuego.

—No solo está golpeando el aire, se mueve a una velocidad ridícula —empezó a recibir golpes de todas direcciones. Diferentes destellos seguían apareciendo en las mismas direcciones de los golpes.

—¡Bríndame tú poder, espíritu del aire! —aplaudió con fuerza, sus manos fueron cubiertos por los brazos del espíritu del aire sobre poniéndose a ellos. Una fuerte ráfaga se aire se expandió en todas direcciones.

—(Un golpe directo) —pensó siendo consumido por el ataque que cortaba su piel, el aire lo corto dejando sus huesos de los cuales se regeneraba constante.

—(¡Exageró, me está afectando a mí también!)

El ataque se empezó a comprimir hasta llegar al tamaño de una pelota de tenis, luego explotó arrasando con su alrededor y deformando el suelo. Se expandió varías veces más hasta desvanecerse como una pequeña brisa de aire fresco.

—No debió haber sobrevivido a eso, ah, me siento mejor —Ricardo dijo en el suelo con cicatrices de cortes en todo su cuerpo, sonriendo de satisfacción se levantó del suelo.

Miro a su alrededor, era un hueco semiesférico en donde no había rastro de alguna construcción humana.

—… No hay nada alrededor, nada ni nadie… Que extraño sentimiento, ella está muerta y yo vivo. La gente de los alrededores también murió, eso… no me hace sentir mejor.

—No eres ninguno

Ricardo se giro con sorpresa, su boca tembló antes de cerrar su boca con fuerza. Aiko lo miraba ligeramente satisfecha, su cuerpo emanaba ligeras llamas que trataban de mantenerse encendidas.

—Si fueras blanco no estarías haciendo esto y si fueras negro, no sentirías arrepentimiento…

—No gané, pero tú tampoco…

—¿¡Qué te crees para seguir viviendo!? ¡No tiene sentido! ¿¡Porque no pueden morirse y pudrirse en lo profundo del infierno!? —miro a Aiko y una imagen de César se manifestó al lado de Aiko.

Lo miró con lastima, era como ver s un niño chiflado por perder un juego que creí fácil.

—¡No creas que me quedaré mirando! ¡Está vez de mataré! —movió sus brazos, al hacerlo escuchó como sus huesos se fracturaban. Cayó hacía atrás sobre su trasero, sujeto sus brazos tratando de mantener unidos sus huesos fracturados.

—¡Espíritu del Aire, cúrame!

Grito sin recibir lo pedido, solo el aire que movía su cabello era lo que pudo escuchar. Gruñó enfadado al ser ignorado, se levantó sin importar el dolor y se preparó para seguir luchando.

—No importa, te mataré sin la regeneración… Estamos cansados, se decide aquí y ahora.

—No, no voy a pelear contigo, me defenderé si es necesario, pero no lucharé.

—¿¡Y a mí que me importa!? —cubrió su cuerpo con una pequeña capa de aire, se fue volando contra Aiko a una velocidad anormal a comparación con su estado físico.

Lanzo dos golpes al rostro, Aiko los esquivó agachándose y golpeó su estómago haciéndolo retroceder. Lanzó dos cuchillas de aire el rostro, y ella de levantó tan rápido como pudo, siendo cortada en los hombros.

Lanzo una patada ascendente al rostro, impactó en la mandíbula y su pierna fue atrapada por sus manos. Ricardo la hizo chocar contra el suelo detrás de él y cayó sobre ella usando su codo para golpear su espalda.

Aiko levantó la pierna y golpeó los testículos con fuerza, se movió a un lado al ver como Ricardo se retorcía en el suelo. La miró con odió y levantó su mano como si la rasguñara, Aiko fue cortada por unas garras de aire que generó el.

—Es suficiente —lo pateó al rostro con fuerza, trató de levantarse y cayó al suelo, vómito sangre y miró el suelo con desesperación.

—No tiene caso, seguir peleando…

—¡Mátalo! —a la distancia grito Adrián con un ojo cerrado que sangraba, su brazo quemado, completamente sudado y desnudo. A su lado, Virginia y Galeón apenas podían mantenerse de pie el uno con el otro.

—Pero…

—¿¡No lo entiendes!? ¡Ese tipo solo quiere matar al Hombre Canguro y a ti, si sigue viviendo lo volverá y no dudará en matar a más gente! —grito tratando de no caer al suelo completamente.

—(Aiko, no cometas el mismo error de César) —finalmente cayó al suelo, escupió sangre y cerró los ojos.

—¿Cuál es tú decisión? —Ricardo pregunto sonriendo mostrando sus dientes ensangrentados. Parpadeó mirando a la nada, no esperaba nada de ella.

Aiko lo miró un momento, se acercó con un paso y su sombra se posicionó sobre Ricardo. Levantó su mano en su dirección y cerró su puño con fuerza.
















En un hospital, Aiko miraba por las ventanas la destrucción que había, casas calcinadas y cortadas. Aplastadas por el paso de ella y aquel joven, parpadeó mirando como enfermeras y enfermeros transportaban heridos.

—¡Muévase, hay heridos!!

Lo único que podía escuchar y leves gritos de dolor, los pacientes mostraban quemaduras y cortes. Caminó sin rumbo fijo, subió por escaleras para seguir y seguir subiendo.

—¿Hice lo correcto?

—…

—(¿Cómo lo hacías? Yo sigo con dudas, tu en cambio no dudabas al tomar la decisión de matar) —abrió la puerta mirando un cielo completamente despejado, la luz de la luna en su esplendor ilumina todo.










—¿Qué esperas? ¡Hazlo ya! —desde el suelo la miraba esperando, jadeaba constantemente.

—No sé… No pasa por mí cabeza la idea de matarte —la amargura en su voz se hizo presente.

—(¡Maldición, no huiré, si ella no lo hace, yo lo haré!) —en su mano creo una esfera de aire. Se levantó ante Aiko que se había perdido en sus pensamientos.

—¡Yo gané!

Al lanzarse todo se volvió lento para el, miro a todos lados sin poder girar su cabeza. Sintió dos manos sujetarlo con fuerza, lo arrastraron y solo pudo ver algo similar a una transición de desplazamiento.

“Tu no ganaste nada, Ricardo”.

El Espíritu del aire habló y se lo llevó a el, desvaneciéndose ambos con una pequeña brisa de aire fresco.




















Masha estaba acostada en su cama mirando a la nada, se levantó de su cama en ropa interior y sin complicarse las cosas se puso una bata para cubrirse. Se rasco la cabeza para después bostezar sin tapar su boca, sus ojos se llenaron de lágrimas por el bostezo.

Salió de su habitación y afuera de ella vio una televisión, la cargo sin muchos problemas junto a una pequeña caja de herramientas y una pequeña antena. Se fue en dirección de la puerta metálica que llevaba al “Sótano”.

Finalmente, llego frente a la puerta metálica donde se encontraba la habitación de Aelan, entró con las cosas despertando a Aelan en el proceso.

—¿¡Y ahora qué!? ¡Déjame dormir!

—Te estoy trayendo algo para que puedas ver algo que te entretenga, grosero —le dijo sin muchos ánimos de mostrar afecto u otra emoción que sea fuerte.

—(Su expresión, me gusta) —pensó para sí mismo con satisfacción. —(No he visto esa expresión nunca en ella, voy a apreciarla más).

Dejo de sonreír solamente para empezar a deleitarse con ver aquello expresión. El bozal ocultaba su boca, pero no sus ojos.

—Una prueba… Eso es lo que verás mañana, para verificar que tan fuerte es el suero “M.P.” —la expresión en los ojos de Aelan cambio radicalmente.

—(¿¡Esa cosa se pudo lograr!? No me quiere hacer ver una prueba, me quiere hacer ver una masacre).

—Hice unas pruebas con Jonh y fueron casi un éxito, según los avances mostrados por Kevin e Ismael está versión del suero es aún mejor que la anterior… Así que tu serás el único que podrá verlo como si fuera alguna sería o algo similar, porque yo estaré fuera unos pocos días. Te traerán comida y para mi desgracia no será comida hecha por mí. Realmente me gustaría acompañarte y ver la prueba contigo, pero tengo que hacer unas cosas importantes —le explicó moviendo sus manos como si tuviera que retener la atención de Aelan al mismo tiempo que instalaba la televisión sin mucho problema.

—Y, por cierto, el sujeto de prueba está en los huesos… Jeje —dijo saliendo de la habitación con un Aelan nervioso.

“Es el fin, morirán”.

Dijo recordando la fotografía de Alan y César que pasó por su mente.

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