Capítulo 5
El poder nos da la capacidad de hacer cosas increíbles y nuestra naturaleza guía el poder para hacer lo que queramos con él.
La naturaleza de un individuo sin poder no lleva a nada y el poder sin su naturaleza no lleva a esté a su máximo potencial…
¿Y qué sería de alguien que no sabe cómo es su verdadera naturaleza ni de su poder? O mejor aún…
¿Qué cambiaría si alguien despertará su verdadera naturaleza al mismo tiempo que su poder?
Estado de Venezuela, 2:00 AM
En una casa de gran tamaño que contaba con un gran patio delantero con muchas flores de diferentes colores, un gran piscina cuya agua estaba perfectamente en calma. Abejas y colibríes se detenían frente a las flores para cumplir su labor.
Sin embargo, ésa agradable calma en el ambiente se arruinó por un fuerte temblor que se originó dentro de la casa, otros temblores se manifestaron y el agua de la piscina respondió con agitarse fuertemente. Las abejas y colibríes se fueron volando lejos de la casa en busca de otras flores para sus necesidades.
Dentro de la casa están 3 personas sentadas en sillas frente a una mesa destruida junto a las baldosas del suelo, un esqueleto y un hombre con rasgos asiáticos de un lado, del otro lado había otro esqueleto que había roto la mesa y el suelo por su ira.
—Alan lleva unos dos días desaparecido y ustedes se ven muy tranquilos —habla el esqueleto más grande mirando a los otros con una mirada profunda, en sus cuencas oculares un brillo azul oscuro está presente de manera amenazante.
—Y tú te ves muy tranquilo con todos sus guardaespaldas muertos —respondió con ligera burla el hombre, mientras su rostro formo una mueca de preocupación. —Ellos son reemplazables, Alan no lo es —respondió el gran esqueleto aclarando sus preocupaciones con un tono de voz sin emoción sobre los guardaespaldas.
—Padre… —el otro esqueleto habló con una voz femenina y su tono daba a entender que quería reprocharle algo, el brillo de las cuencas oculares es de color Azul RAF. Susi, no te molestes en reprocharle algo a tú padre… Ya sabes cómo se comporta —el hombre le recomienda a su esposa mirándola por el rabillo de su ojo, la mencionada “suspiro” para evitar reprochar a su padre.
—Gao, deja de darle órdenes a mí hija y si tiene algo que decirme. Que lo haga sin miedo —dijo sujetando el hombro del recién mencionado, el tono de voz del gran esqueleto era un irritado. —No le ordené nada, solo le recomendé algo, Gregorio —menciono el nombre del esqueleto y removió la mano esquelética de Gregorio de su hombro.
—Entre los huesos de los guardaespaldas no se encontraron los de Alan las cámaras de seguridad muestran cómo se llevaban los huesos de Alan. Los sujetos parecen ser mercenarios o sicarios y hablaron de una paga por Alan —lee unas hojas que contenían la información del secuestro de Alan. —Incompetentes… —murmuro con burla Gregorio mientras se acercaba a su celular. —Haré unas llamadas y Alan será buscado internacionalmente al igual que esos sujetos —dice agarrando su celular y saliendo de la casa dando un gran salto saliendo de la vista de Gao y Susi que lo observaban por la ventana.
—Yo hare unas llamadas a un viejo amigo para saber su ubicación… Es japonés, así que ten por seguro que lo encontrará. —dice agarrando la mano se Susi de manera tranquilizante, está última lo abraza con fuerza de manera sorpresiva, sin embargo, el no retrocede y la abrazo con amor.
—No quiero que algo malo le pase a nuestro hijo. —dice haciendo sonidos similares a sollozos y Gao la aparta un poco mirando sus cuencas oculares para volver a abrazarla con más fuerza. Él va a estar bien, dudo que alguien lo mate por su influencia en Gregorio —dice consolando a Susi que había dejado de sollozar.
—(Tan solo resiste hijo… Solo mantente firme y resiste) —piensa Gao mirando la oscuridad de la madrugada y como las estrellas brillaban para ellos.
Monterrey - Estado de México, 12:13 A.M.
En uno de muchos edificios de apartamentos, a diferencia del resto solo un apartamento estaba ocupado y el resto vacíos sin comprar o rentar. El apartamento tiene el espacio para cuatro personas.
Una chica de 18 años con patillas más crecidas de lo normal estaba viendo por el balcón como Monterrey es noventa porciento apartamentos siendo ahora una ciudad más para turismo y hospedaje que para las viviendas de los ciudadanos mexicanos. La chica suspiro mirando a las estrellas y adentrándose ligeramente preocupada por algo.
El timbre sonó dejando eco en el apartamento y la chica corrió hacia la puerta y habló. —¿Quién es? —pregunta con curiosidad para saber si abrir la puerta al conocido o desconocido, se rasco el pelo de color negro plano. —Aiko, soy yo —una voz femenina le respondió y la puerta fue a abierta rápidamente por la recién nombrada “Aiko”.
—Por favor, no diga mí nombre —dice nerviosa mientras se cubre el rostro de vergüenza por su nombre. La mujer que entro media un metro con ochenta centímetros de altura, una piel morena que parecía bronceado. Un cabello largo de media melena, el color del pelo es un negro plano con un par de mechones canosos. Los ojos de la mujer de 40 años son color miel.
—No es mi culpa que tú padre haya sido un Otaku al momento de que nacieras tu —dice la mujer con una ligera risa por la petición de Aiko, la mujer se sentó en el sofá de la sala del apartamento. Aiko agarró una silla de la mesa donde come y la colocó frente a la mujer sentados ambas mirándose fijamente.
—¿Cuánto tiempo llevan Elizabeth y César desaparecidos? —preguntó la mujer mirando a Aiko con un tono serio y una voz ligeramente preocupada mientras su mirada baja al suelo. —Llevan unos dos días desaparecidos, señorita Ximena… No he recibido ninguna llamada o mensaje de los dos… —dice Aiko sonando preocupada mientras una expresión de angustia de forma en su rostro. Dos lágrimas cayeron de sus ojos al suelo y otras 3 le siguieron.
—Tengo miedo de quedarme sola señorita, ellos son las luces de mi vida —dice mirando a Ximena que puso una mano sobre el hombro de Aiko para darle un poco de ánimos. Se tranquilizó un poco por la mano de Ximena en su hombro. César es como un hijo para mí, no sabría que hacer si me enteró que murió —dice Ximena moviendo su mano del hombro de Aiko.
—Haré unas llamadas para iniciar la búsqueda de los dos, si hay información te avisaré tan rápido como pueda —dice Ximena mientras se levanta del sofá y recibe una notificación de su celular, al revisar la notificación su mente se queda un poco en blanco para después su expresión ponerse seria.
—Tengo que irme… He recibido información que una de las cinco S.L. ha sido vista aquí en México —dice saliendo a toda velocidad haciendo que todas las cortinas del sean levantadas. El polvo se levantó formando una nube que obstruía la visión de Aiko, ella se calmo un poco para no tratar de pensar en la ausencia de César y Elizabeth.
Se acostó en el suelo tratando de dormir para olvidar el sentimiento de tristeza…
Ocho minutos pasaron sin lograr dormir, sin previo aviso escuchó un ruido a la lejanía y trató de acercarse al origen del ruido que la llevó al balcón del departamento y al abrir la puerta logró escuchar: “Jefe”.
De un momento a otro un hombre entró por la puerta del balcón con rapidez su cabeza buscaba por su alrededor con desesperación. El hombre vestía un pantalón claro sostenido por el nudo de un cinturón para artes marciales de color oscuro y con zapatos negros para artes marciales con suela de goma. Su camisa es negra con manga larga y ceñida a su cuerpo remarcando sus músculos, la camisa tenía una capucha y un tapabocas.
Se quitó la capucha y el tapabocas con rapidez respirando agitadamente. —¿¡Dónde está el jefe!? —pregunto sonando desesperado mientras tomaba grandes cantidades de aire, su gran calva era notoria.
—E-eh, está desaparecido —dice sorprendida por la llegada del hombre subordinado de César. —¡Justo en el peor momento, un gran grupo de personas están atacando las calles! —grito el hombre mientras se ponía el tapabocas y la capucha listo para regresar de donde vino.
—No seré de mucha ayuda, pero iré a ayudarlos —dice decidida dejando su sorpresa anterior mientras se estiraba un poco, el hombre la miró por dos segundos antes de hablar. —Esta bien, solo que no regresaré por usted si no me sigue en ritmo —rápidamente y con un salto se tiró desde el balcón siendo seguido por Aiko que imitaba sus movimientos sin problemas.
Al empezar a caer el hombre se impulsó hacía otro edificio usando el edificio de departamentos como punto de apoyo y Aiko lo imitó sin problemas. El hombre vio como Aiko lo imitó con sorpresa y empezó a hablar con Aiko a su costado. —¡No sabía que usted podía ser tan hábil! —grito para ser escuchado por Aiko ya que había mucho aire. ¡Ni yo, según César yo no tenía talento para pelear o cosas similares! —respondió con algo de pena mientras ambos escalaban el edificio al que había llegado llegando a la terraza, lanzándose a otro edificio.
—¿¡Enserio dijo eso el jefe!? ¡Entonces el jefe ha de poder ser mucho más hábil de lo que imaginé! —le grita mientras de acercaban al la zona de los ataques. Por alguna razón, Aiko sentía que lo dicho por el sujeto no era verdad.
Al subir la cima de un edificio una fuerte corriente de aire los estaba empujando hacía atrás a ambos, sin embargo, Aiko parecía adaptarse rápidamente a la corriente de aire. —(No es tan difícil, puedo moverme cada vez mejor) —se dijo mientras sentía como el aire le afectaba cada vez menos a ella, sin embargo, el hombre que la guío al lugar no podía avanzar como ella.
—(Increíble, se adaptó muy rápido al fuerte aire) —dice mirando con sorpresa como ella seguía avanzando dejándolo a el atrás. —El aire se ha hecho tan fuerte que no puedo avanzar más allá de esté punto, tengo que ayudar a algún civil a irse de la zona —se dice para si mismo mientras caía a la calle para empezar a alejar a civiles de la zona.
Aiko seguía avanzando viendo como un grupo de hombres y mujeres usaban el mismo uniforme que el sujeto que la guío hasta ahí. Sin tiempo que perder ella cayó encima de uno de los tipos que no portaba el uniforme que luchaba contra otro, el sujeto cayó inconsciente al sentir los tenis de Aiko golpearlo.
—¿¡Qué haces aquí Aiko!? —grito un hombre enfrente de ella que portaba el uniforme, se quitó el tapabocas y la capucha mostrando su rostro, cabello café similar a la madera de un árbol, unos ojos de color café igual al chocolate.
—Vine a ayudar —dice rascándose una mejilla con una ligera sonrisa confiada, ante ésa sonrisa el hombre la vio con una expresión en blanco, dio un golpe a su espalda dejando inconsciente a un sujeto que intentó atacarlo por la espalda. —No importa, ¿Dónde está el Hombre Canguro? —habló con cautela de no revelar el nombre de su compañero por la confianza con Aiko. —Ah… eso, bueno, lleva 2 días desaparecido —respondió Aiko bajando un poco la mirada mientras saltaba dando una patada a una mujer que intento cortarla por la espalda con un machete oxidado.
—¿¡Dos días!?—se sorprendió el hombre tapándose la boca por la preocupación de la noticia. — Tiene sentido ahora entonces… —pensó mientras un recuerdo le llegaba a la mente mientras miraba al suelo.
El sujeto con quién Aiko estaba hablando se encontró sentado en un sofá, a su costado había una mujer recostada en el ambos agarrados de la mano mostrando anillos de matrimonio.
—Las películas están bastante aburridas —menciono la mujer cambiando de canales constantemente en busca de una buena película para ver. Acomodo su cabello rubio sin brillo, para evitar que le estorbara en su rostro, sin efecto su cabello volvió a desacomodarse para molestia de ella.
—Si, no hay mucho que hacer siendo honesto, aparte de cuidar a nuestro hijo —dijo ayudando a su esposa a que su cabello no le estorbara, logrando que el cabello no se moviera para estorbar más a su amada, de paso le toco la nariz para entretenerse un poco, a lo que ella respondió con el mismo gesto.
—(Yo ya tengo la vida que hemos estado soñando, amigo) —pensó el hombre mientras sonreía abrazando a su esposa besándola con fuerza en la mejilla derecha. ¿Po-porque tan cariñoso de repente? —dijo la mujer con un rubor y una sonrisa nerviosa aceptando el beso de su esposo con gusto. El hombre se levantó del sofá cargando a su esposa en sus brazos.
—¿Es malo demostrarte el amor que tengo hacía ti? —pregunta sonando ligeramente deprimido, siendo fingido para intentar sentir mal a su esposo. —No seas baboso Adrián, nunca sería malo eso —dice regañando a su esposo mientras ambos sonríen de oreja a oreja, un ruido los distrae y al ver en dirección del origen del sonido ven a un bebé de diez meses gateando hacía ellos.
—Ven acá —dice Adrián dejando a su esposa en el sofá para cargar a su hijo que al ser cargado por su padre solo pudo reír emocionado por la altura. Y pensar que solo tiene diez meses de nacido —dice Adrián mirando a su hijo de frente, su esposa se levantó para abrazar a su hijo y a su esposo en un solo gran abrazo.
—No puedo tener una vida mejor, gracias por todo Adrián —dice la mujer mientras abraza a su esposo y a su hijo, Adrián con gusto acepto el abrazo y lo recibió con otro.
La puerta de la casa de abrió con fuerza por parte de una mujer que portaba el uniforme del grupo, agitada se quitó la capucha y el tapabocas de la camisa revelando su calva.
—Hay un ataque en la ciudad, necesitamos su ayuda jefazo dos —dice la mujer respirando agitadamente tratando de recuperar el oxígeno. —¿Y qué hay de… César? —pregunto con duda mientras dejaba de abrazar a su esposa e hijo.
—¡El jefazo no ha aparecido, es demasiado raro siendo que el sería uno de los primeros en aparecerse! —grita la mujer mientras esperaba la respuesta de Adrián, esté miró con duda el hueco debajo del sofá, después de dos segundos vio a su esposa que asintió dando aprobación a su esposo.
—Sal y dame unos momentos —le dijo a la mujer que hizo caso a la orden de Adrián, la esposa del mencionado le tapo los ojos a su hijo y Adrián procedió a sacar una maleta. Al abrirla vio la ropa que portaba el grupo de César y se cambió ahí mismo la ropa, al terminar solo faltaba ponerse la el tapabocas y la capucha.
—Antes de irte, cuídate mucho —dijo su esposa para después besar a su esposo en los labios, lo cual Adrián acepto con gusto. El hijo puso una cara de asco viendo cómo se besaban los adultos. —Eso haré —dice con una sonrisa de oreja a oreja mientras se da la vuelta, su esposa lo apoya con una palmada en el hombro y Adrián se va rápidamente colocándose su tapabocas y la capucha.
De sorpresa una fuerte corriente de aire los empuja a los dos junto a los otros hombres del ataque y los de su bando. Aiko y Adrián chocaron con la pared de un edificio de apartamentos y los demás se fueron volando a otras partes de la ciudad.
Al tratar de moverse la sombra de alguien llamó su atención y miraron en dirección de la sombra mirando a un joven de aparentemente diecisiete años, un cabello verde que brillaba ligeramente al igual que sus ojos del mismo color que su cabello.
Los Espíritus, criaturas que nacieron de la Magia de una japonesa que anheló la supremacía del poder. Estos Espíritus buscan el beneficio propio viendo el destino de los seres vivos, creando pactos con los humanos para conveniencia propia incluso capaces de alterar el destino de sus pactadores y obtener un control sobre la realidad.
Justo enfrente de Aiko y Adrián… Está el humano que hizo aceptó el pacto del Espíritu del Aire.
—¿Dónde está el Hombre Canguro? —preguntó el joven con una voz demandante y firme. —También conocido como César, ¿Les suena de algo? —pregunta fingiendo que ellos no sabían la identidad del Hombre Canguro.
—¿Me creerías si te digo que está desaparecido? —dice Aiko con ligera dificultad mientras una sonrisa de ligera arrogancia de forma en su rostro. Mientras se adapta un poco más a la fuerza del viento y se endereza tratando de mantenerse de pie en el suelo sin ser mandada a volar.
—Mientes, El Hombre Canguro es de los primeros en aparecerse ante un ataque como el que hice con esos tipos (Se está adaptando al aire del espíritu, tengo que darme prisa para encontrar al desgraciado) —su voz se enfureció un poco mientras la firmeza de su voz se mantenía y frunce el ceño buscando algún rastro de mentira en Aiko.
“Ella tiene razón, César no está en la ciudad”
La voz susurrante y suave del Espíritu del aire le habla mentalmente a su pactador, esté chasquea la lengua molestó y deja de fruncir el ceño.
—Seré generoso y los dejaré ir, sin embargo, si está noche no aparece el Hombre Canguro… Destruiré la ciudad —dijo con un tono malicioso mientras se preparaba para irse volando. Antes de emprender su vuelo Adrián habló.
—¡Maldito cobarde! ¿¡Quién te crees para venir y hacer un desorden solo por no encontrar al Hombre Canguro!? —gritó Adrián tratando de moverse del fuerte aire su voz revela su ira por la nula vergüenza del tipo. El joven tuvo un tic en su ojo izquierdo mientras su ceja derecha tiembla de enojo.
“Creo que es momento de que muestres las habilidades que obtuviste gracias a mí…”
Le comunicó mentalmente y la forma del Espíritu se hace visible para él y no parecía del todo masculino o femenino, las características más destacable era su largo vestido que era similar a un tornado, su piel gris que visualmente causaba tranquilidad contrastaba con su rostro que parecía asemejarse a un estado de relajación extrema. En casi todo su cuerpo había orificios que mostraban un interior hueco, donde deberían estar los ojos hay plumas de diferentes tipos de aves que se posicionan una sobre otra hasta formar algo similar a un cabello largo que llega hasta sus pies y sus orejas similares a las de un Murciélago.
El Espíritu del Aire estaba posicionado detrás del joven sujetando la cabeza con fuerza para forzar una decisión en el joven.
“(El pacto fue que yo le brindaré ciertos poderes míos y él a cambio “matará” al Hombre Canguro, no soy único en la busca del mito del Espíritu del Destino)”
El Espíritu se recordó el pacto que hizo con el muchacho, soltó su agarré y se desvaneció.
El joven se había movido al frente de Adrián, lo miró brevemente para después de colocar una mano en su pecho presionando un poco contra la pared.
—“¿Quién me creo?” Solo soy alguien que busca saldar unas cuentas con el Hombre Canguro —sonrío y una fuerte corriente de aire hizo que Adrián atravesará la pared.
Traspasando varios muros hizo que el edificio temblará, Adrián se levantó con dificultad por el choque. Su cuerpo estaba lleno de polvo y su ropa algo rasgada.
—¡No te distraigas! —grito Aiko dando una patada que el joven bloqueó retrocediendo un centímetro por el impacto, rápidamente sujetó la pierna y la lanzó hacía un establecimiento de comida rápida sin mucho esfuerzo.
Adrián estaba a nada de darle un golpe al joven que estaba mirando en dirección de Aiko sin embargo, su golpe no llegó a impactar por una barrera de aire que impedía el avance del puño.
—Da algo de gracia el como intentas acertarme un golpe como si supieras tirar vergazos —rio un poco el joven para después apuntar con un dedo a Adrián simulando ser una pistola.
“Cañón”
Ráfagas de aire impactaron en Adrián provocando múltiples cortés en su ropa y piel sangrando. Fue lanzado contra el edificio donde había salido anteriormente, está vez atravesando todo el edificio.
Aiko llegó de repente dando fuerte golpe en la barbilla del joven, esté último la sujeto del brazo con fuerza antes de salir disparados hacía el techo de los edificios por el golpe de Aiko.
—¿Qué eres realmente? Tú nivel de adaptación a mí aire no es normal —pregunta el joven mientras se mantenía flotando en el aire sujetando a Aiko del brazo.
—Ni yo lo sé —Aiko susurró para su misma para después sujetar el brazo que la sujeta y lanzar al joven contra el suelo rompiendo el asfalto de las calles.
—(Espíritu del Aire, ¿Ella es una pródigo o algo que explique su incremento de fuerza?) —pregunta frunciendo el seño a la vez que se mantiene protegiendo su rostro de los golpes de Aiko que cada uno era más fuerte que el anterior.
“Es una mutante, sus capacidades seguirán aumentando si no la derrotas rápido, será difícil de derrotar si lograr llegar al punto donde su poder se revelé al completo”
Le comunica mentalmente con el muchacho que seguía cubriéndose de los golpes de Aiko, en un momento donde bajó la guardia le dio un golpe en el estómago y una donde de aire la mandó al centro de la calle por un cruce peatonal.
—(¿A qué te refieres con que su poder se revelé por completo?) —pregunta el joven sanando un poco sus heridas al mismo tiempo de rasca la cabeza. Miró como Aiko se levantó del suelo y fijó su mirada en el, mostrando una mirada que podría describir como “Algo fuera de esté mundo”.
“Cuando cayó el meteorito, los seres humanos recibieron una versión incompleta de los poderes originales que poseía el meteorito, si ella continúa peleando llegará el punto donde ése poder original se manifieste”
El Espíritu del Aire no sonaba alterado por la información que estaba revelando al muchacho de manera telepática.
—(¿Y cuál sería ése poder original para los mexicanos?) —pregunto nervioso el joven, su visión de Aiko cambio un poco viéndola más como una amenaza mayor.
“Averígualo…”
Con eso dicho rápidamente choco su puño con el de Aiko, provocando una onda de choque que quebró el asfalto debajo de ellos. Nuevamente chocaron sus puños rápidamente, la mirada del joven era una que estaba preocupada.
Rápidamente empezó un intercambio de golpes, donde Aiko se mostraba superior por su fuerza en aumento. El joven mostraba una capacidad de esquive muy alta, moviéndose costado a costado evitando golpes fatales.
Ambos se movían se un lado para el otro, dejando en el suelo grietas grandes, el joven esquivó un golpe que impactó en un edificio. El edición tembló al mismo tiempo que múltiples grietas de formaron en la estructura.
Aiko sacó su puño enterrado en el edificio y trató de darle un golpe al joven.
“Cañón”
Ésas palabras liberaron ráfagas de aire que impactaron en su mayoría en el puño de Aiko que fue mandada a volar lejos. Sin tiempo que perder, el joven se había posicionado con su habilidad de flotar arriba de Aiko.
Apuntó sus palmas abiertas hacía abajo mirando en dirección de su oponente.
“Cañón”
Ráfagas de aire impactaron de llenó en Aiko que chocó contra el suelo, sin embargo, el ataque no se detuvo. Se seguían liberando ráfagas de aire que hacían que su cuerpo se hundiera bajo el suelo.
Los cortes en su piel aparecían por las ráfagas de aire y por ende, también sangre.
El joven se detuvo mirando como Aiko no se movía, parecía no respirar y eso lo asustó por alguna razón. Sin embargo se dio la vuelta para no pensar en que dejó de respirar.
Suspiro mirando el suelo y luego levantó la mirada, solo miró un puño. Se asustó e intentó retroceder por su seguridad, sin embargo el golpe impactó en su rostro haciendo que sangrara un poco por la nariz.
—Sigo viva, maldito —Aiko sonreía orgullosa mientras sangre escurría por su frente, estando semidesnuda mostrando un cuerpo delgado y algo dotado.
—Tsk, te moviste muy rápido —el joven agudizó su mirada y juntó sus palmas como su estuviera apuntó de rezar.
Agujas de aire se clavaron en Aiko quién sin mostrar dolor le dio otro golpe al rostro. El joven se percató de algo al recibir el golpe, su rostro de quedo paralizado durante un momento y el puño parecía liberar electricidad.
Rápidamente retrocede y se enojo, movió su brazo cortando un edificio desde la base. Aiko se intentó acercar rápidamente a él.
—Ya me harte de ti —controlo el aire haciendo que el edificio cayera encima de su oponente. Hizo que sus palmas chocaran contra el suelo y el aire aplastó el edificio por completo dejando escombros.
Se elevó en el aire y apuntó en donde debía estar Aiko, disparó múltiples veces ráfagas de aire similares a taladros el polvo de eleva por todas partes. Sin fiarse de la muerte o inconciencia de Aiko, levantó los brazos haciendo que múltiples edificios se elevaran en el aire.
Bajo sus palmas en dirección de los escombros del primer edificio caído sobre Aiko, los edificios empezaron a caer uno tras otro en esa misma área. Vio como múltiples personas habían fallecido por su acción, chasqueo la lengua molestó por escuchar múltiples gritos de agonía, hombre y mujeres por igual.
“M-mama-á, p-papá…”
La voz de un niño llegó a sus oídos, bajó la mirada viendo como al niño le faltaban brazos por la caída de los edificios. Tenía varios fragmentos de vidrio en el rostro y sus piernas estaban rotas. El niño estaba llorando y sollozando.
El joven rápidamente se fue del lugar tratando de ignorar el sentimiento que lo confundía.
El miembro del grupo que acompañó a Aiko estaba caminando con dificultad, miró su alrededor y escuchó unos quejidos en los escombros. Se acerca y con algo de dificultad levanta el escombro viendo a una pareja. Movió el escombro a un lugar donde no estorbe y saco a la pareja herida con polvo en sus ropas y cuerpos.
“Por el jefe…”
Se repetía constantemente mientras la pareja salía con su ayuda, así empezó a ayudar todo lo que pudo, sus huesos se desgastaban cada vez más.
¡Mierda, Mierda! —el joven gritaba golpeando las paredes de un edificio abandonado. Sus puños y el se estaban desahogando continuamente, pateó una pared rompiéndola en el proceso.
—¡Espíritu del Aire! —el joven demanda su presencia mientras seguía desquitando su frustración con todos lo objetos de su alrededor. El Espíritu hizo acto de presencia frente al joven que seguía enojado, su tamaño cambio a uno más adecuado para el humano frente suyo.
Al ver al Espíritu se detuvo con un puño aún en el aire, con una mueca detuvo su acción mirando al espíritu que esperaba paciente el motivo de su llamado.
—¿¡Qué rayos me hiciste!? —grito frustrado mientras se sujetaba la cabeza con fuerza, las venas de sus manos y cabeza eran totalmente visibles para el espíritu que levanto una ceja.
—No te hice nada —responde de manera indiferente mientras seguía inmóvil ante los movimientos del joven. El joven levanta la mirada mirando al espíritu del aire.
—No… ¿¡Entonces que fue ése sentimiento!? —grito por la respuesta a su pregunta al espíritu que seguía indiferente a su comportamiento, al no recibir respuesta sujeta al espíritu del cuello con fuerza.
Antes de poder siquiera hacer algo más sintió que fue cortado en todo su cuerpo por cuchillas de aire, cayo al suelo de rodillas tratando de detener el sangrado. Levantó su mirada viendo como el espíritu lo observaba con una ligera sonrisa de burla.
—Conoce tú lugar, humano —dijo mientras las heridas que tenía el humano desaparecían, esté último se levanta adolorido y jadeando mirando su sangre en el suelo.
—¿Realmente quieres una respuesta? —pregunta el espíritu con aburrimiento, el joven asiente afirmando su respuesta a la pregunta.
—Fueron tus propios sentimientos, el sentimiento de “culpa” más específicamente —fue todo lo que dijo antes de continuar hablando. —Con ésos sentimientos no podrás sacar a relucir los poderes que te di por nuestro pacto —continúo con sus palabras, el joven mira al espíritu fijamente mientras tragaba saliva con un poco de dificultad.
—¿Porqué…?
—¿Crees que nosotros los Espíritus tenemos alguien al cuál aferrarnos? ¿Crees que tenemos un propósito en la cadena alimenticia o algo similar? —pregunta sin esperar una respuesta del humano, el joven guarda silencio mirando al suelo.
—Desde que “nacimos”, nosotros nos aferramos a un concepto, como si… como si fuéramos a morir por no hacerlo. Nos aferramos a esos conceptos y lo único que buscamos ahora es irnos de este mundo (del mundo de los mortales…) —miro al cielo estrellado levantando una de sus manos.
Los podía ver perfectamente, Dioses… observando cada acción, movimiento, palabra o pensamiento que tuviera. Sin quitarle la mirada de encima, como si fuera algo que saldría mal tarde o temprano.
—No necesitamos a nadie, solo necesitamos una única cosa… —el espíritu se imaginó a César, esté emitía un brillo dorado diferente, era único y bello.
Inconscientemente intentó tocar ese brillo dorado, anhelando algo más allá del mundo mortal. Apretó su mano sobre si misma con frustración mientras se limpiaba un poco de su propia saliva.
—Nuestro objetivo, tú único objetivo debería ser matar al Hombre Canguro y el mío… Es tener ese algo que los Espíritus buscamos —miro al joven que estaba pensativo, se sentó en el suelo frustrado sujeto su cabeza mientras la apretaba con fuerza.
—Te recomiendo tomarte tú tiempo, si es que quieres cumplir tú objetivo de matar al Hombre Canguro —el espíritu se acercó a el y puso su mano en su cabeza de forma reconfortante para el joven.
Pocos minutos atrás…
“Tengo que irme… He recibido información que una de las cinco S.L. ha sido vista aquí en México”
Palabras dichas por Ximena, estaba corriendo a máxima velocidad en dirección de la ubicación que había recibido. Su teléfono tenía la ubicación en la pantalla marcando una zona en específico.
En la ubicación a la cual ella se dirige, una mujer estaba frente a un templo desconocido por la humanidad entera.
La mujer de piel algo morena y cabello negro miraba el templo tranquilamente con una sonrisa de emoción e impaciencia. Tembló ligeramente y llevó su mano al pecho para sujetar un collar con fuerza.
Al calmarse abrió su mano y el collar se observa claramente, blanco y negro. Un cristal romboide del lado izquierdo blanco y del derecho negro, en el centro de ambos lados un círculo tenía los mismos colores, el negro en el lado izquierdo y el blanco en el derecho.
Brilla levemente y se levantó en dirección del templo con poca fuerza, la mujer sonrió y se preparó para entrar.
—¿A dónde vas? —Ximena pregunta detrás de la mujer, su mirada no estaba contenta y su expresión era una irritada. La mujer giro su cuerpo en dirección Ximena y la miró de arriba a abajo.
—Masha me contó de ti, no le agradas mucho —dice la mujer tranquilamente mientras suda algo nerviosa, pasa su mano por su cuello y mira a Ximena que no cambió de expresión ni un poco.
—Tu eres Elena, al ser paraguaya eres la más débil de las cinco del grupo —Ximena afirma con seguridad y la mujer hizo una pequeña mueca. —Tienes dos opciones, rendirte o morir aquí y ahora —dio las opciones mientras el aura del ambiente se puso algo tensa.
—Prefiero la tercera opción —Elena dijo calmando un poco su nerviosismo. Ximena rápidamente lanzó un golpe rápido en dirección del estómago de Elena.
Una figura femenina se desplaza por la oscuridad llegando rápidamente a cubrir a Elena que suspira calmada al ver a esa figura frente suya. Los efectos del golpe no llegaron a los alrededores y Ximena pudo ver mejor a la “mujer” que se interpuso entre ella y Elena.
Un cabello blanco platinado y claro, sin ninguna mancha o señal de verse “desgastado”. Su cabello corto tiene un fleco curvo que cubría su ojo izquierdo sin problemas. Lo que confundía a Ximena eran dos cosas, la venda negra que cubre los ojos de la “mujer”, también, la venda cubría un poco más abajo del ojo derecho.
La segunda cosa que confundía a Ximena era el hecho de que la defensa de la mujer era tan alta que no había movido nada de su alrededor, el polvo no se levantó y los árboles no se alteraron. Retiró su brazo con rapidez y miró mejor a la mujer de tan alta defensa.
La “mujer” vestía un leotardo sin mangas de color negro, ajustado a su cuerpo y el mismo leotardo en su espalda mostraba un círculo de su piel. Tiene un pantalón azul ajustado por encima de la parte inferior del leotardo que hacía parecer al leotardo parte del pantalón. En su cintura llevaba una especie de tela colgante del mismo material que su pantalón que cubría su trasero y al mismo tiempo la parte trasera de sus rodillas, y unos tacones altos de color negro.
Sus mangas ajustadas y sujetas a sus dedos centrales. Las partes visibles de su piel entre sus codos y hombros estaban cubiertas por un metal extraño.
—Por un momento creí que no aparecerías —Elene se limpió el rostro por el sudo que caía de su frente. Ximena retiró su brazo rápidamente de la mujer que dejó de usar su brazo para defenderse.
—No quería aparecer, pero recordé que te debo unos favores —la mujer habló con una voz vacía y apática. Tanto Ximena como Elena sudaron un poco por la voz de la mujer.
—¿Una ayudante? —Ximena preguntó en voz baja para si misma al mismo tiempo que se preparaba para lanzar otro golpe. Rápidamente fue tumbada al suelo de forma sorpresiva por la mujer de cabello blanco platinado.
—Ayudante en la cocina será usted —dijo la mujer mientras retrocedía al frente de Elena nuevamente. Ximena se levantó de un saltó mientras giraba su barbilla de izquierda a derecha tronando su cuello un poco.
—Distráela, yo entraré al templo —Elena pidió con calma mientras la mujer escuchaba su petición.
La mujer levantó el mechón que cubría su ojo, debajo estaba la venda negra que también levantó, con tranquilidad se quitó el ojos y volvió a acomodar la venda y su mechón.
—Ya… Si tienes problemas solo háblale a mí ojo —levanto un pulgar en señal de que le importaba absolutamente nada y le lanzó el ojo sin dificultades.
Elena vio el ojo de pupila y esclerótica de color vantablack, el iris de color rojo brillante destacaba sobre el negro y tranquilamente entró el templo dejando a la mujer con Ximena.
—Esa forma de hablar, tú forma de actuar y tú poco interés por lo demás es…
“Tan antinatural”
Habló Ximena con una mueca en su rostro. La mujer la observó detenidamente antes de hablar con una voz igual de vacía y apática.
—¿Tú opinión debería afectarme? —la mujer pregunta sin problema mientras su voz se mantenía igual.
—(Enserio, exteriormente es muchas cosas… pero nunca algo natural) —Ximena rápidamente piso el suelo con fuerza y en contra de lo que creía que pasaría el suelo no se vio afectado.
Sin esperarlo, recibió un golpe en las piernas cayendo al suelo rápidamente. Se levantó a tiempo evitando una patada que partió el suelo donde estaba. Ximena lanzó un golpe rápidamente al rostro que la mujer no evitó recibiéndolo en la frente.
Al impactar el golpe sujetó el brazo e hizo a Ximena estrellarse contra el suelo detrás de la mujer con venda. Al estrellarse sujetó a la mujer y le aplicó el mismo truco, sujeto su mano y con fuerza intentó estrellarla contra el suelo frente a Ximena.
—(¿En serio no destruyó el suelo al chocar?) —Ximena se preguntó sorprendida al ver qué su intento de hacer estrellar a su oponente no funcionó. El como solo se detuvo en el suelo como si solo hubiera brincando de un lado a otro tan tranquilamente la inquietó.
—¿Qué eres exactamente? —Ximena soltó su agarré y la mujer solo sacudió la suciedad del agarre de Ximena.
—Ya te has respondido tú sola… Soy antinatural… —su voz apática y vacía se hizo presente una vez más recorriendo con un escalofrío la espalda de Ximena.
—Un robot, una máquina, Androide o Ginoide… Eso eres, Tuubee. Al ser eso posees una I.A. tan poderosa que te permite tener toda la información del mundo, sin embargo, hay información que no posees —Elena estaba hablando con el ojo que la dio Tuubee, brilla lo suficiente como para mostrar un poco el camino.
—Estos templos adoraban a Dioses que fueron olvidados por los seres humanos, solo recordados por libros viejos. Yo investigué estos viejos libros y me dió curiosidad, cada libro me llevó a estos templos donde en todos encontré fragmentos de mí collar, solo falta una pieza y podré ser recompensada por mí gran esfuerzo —habló con una sonrisa para después reír con una pequeña carcajada.
—Perdón, acabó de sonar como una maestra —le habló al ojo mientras al llegar a un pequeño altar, un fragmento del collar fue atraído por el suyo uniéndose.
—Magnifico, está completo el collar. Supongo que ya es hora de ir- —al tocar su collar sus ojos brillaron de un color dorado mientras un brillo amarillo salía de sus ojos en dirección del techo del templo.
Su mente vio dos templos diferentes y la figura de un hombre el cuál no conocía.
Al terminar el brillo se vio agitada y sus piernas temblaron fuertemente intentando no caer al suelo. Falló y cayó al suelo cansada y con las venas de su frente marcadas intensamente.
—Necesito tú ayuda, Tuubee. —al hablarle al ojo, cayó desmayada sin poder evitarlo.
—¡Deja de jugar! —Ximena seguía intentando golpear a Tuubee que seguía evitando sus golpes. —(Durante todo este tiempo, no ha hecho nada más que esquivar. No hay signos de cansancio por su parte y yo me estoy cansando) —su frente estaba sudando bastante, en comparación con Tuubee que estaba “fresca”.
Rápidamente recibió un golpe al rostro y sus piernas fueron patadas por el robot que tenía por enemigo.
Al levantarse del suelo observó como Tuubee sostenía a Elena como si fuera un costal de papas.
—¿Tú eres mi mamá? —Elena pregunta en un tono de voz similar al de un niño curioso.
—Yo no tendría a una hija tan fea, es más, no puedo tener hijos. —Tuubee respondió fríamente mientras su dedo se volvió una aguja la cuál clavó en Elena de forma despreocupada.
Un helicóptero paso por encima de Tuubee y una escalera cayó de el al igual que un agente. Rápidamente de llevaron a Elena y la subieron sin demorarse.
—¡Regresen aquí! —Ximena arranco un árbol del suelo y lo lanzó al helicóptero, Tuubee saltó lo suficiente como para partir al árbol.
—¡Ya me tienes harta, idiota! —golpeo a Tuubee rápidamente, sin embargo, ambas se detuvieron en medió del aire. Por un momento, por un momento la gravedad no les afectó y cayeron al suelo rápidamente.
La mirada de Ximena mostraba frustración ante la expresión vacía de Tuubee. Ximena tocó el suelo primero creando una fuerza que empieza a partir el suelo.
Tuubee por su parte al tocar el suelo, esté último dejó de partirse por la caída de Ximena.
—¿Qué fue eso? —Ximena pregunta frustrada al ver la reacción del suelo al entrar en contacto con Tuubee. —No, más bien, tengo una idea de lo que eres: Una máquina. —explica su teoría con una sonrisa que creció confiada.
—¿Te felicito?
—Ahora que sé eso, ya no eres la gran cosa —Ximena se lanza rápidamente contra Tuubee con una expresión llena de superioridad. Tuubee simplemente se mueve esquivando a la mexicana.
La sujetó del rostro y con fuerza la estrella contra el suelo, el polvo se levantó y la tierra salió disparada en diferentes direcciones. Rápidamente retiró su mano para darle una patada al rostro a Ximena.
—Que sepas eso no quitará lo peligroso que soy… —Tuubee espero a que Ximena se levantará y eso hizo, rápidamente se puso en posiciones de pelea.
—La perfección de la lucha representada en un robot —Tuubee se puso en un pedestal a ella misma, con una sonrisa “arrogante” en su rostro levantó sus brazos.
—¿Realmente eres un robot? Tú expresión es demasiado humana (¿Perfección de la Lucha?)—Ximena habló y pensó con sudor recorriendo su frente. Tuubee “rio” con fuerza mientras lentamente su voz se volvía cada vez más hueca y vacía.
—Si, fingir emociones es realmente “entretenido” cuando la gente duda que soy un robot —su risa había terminado, su voz vacía y apática volvieron a los oídos de Ximena que hizo una mueca.
—¿Qué es “entretenido” para ti? ¿Ayudar a una criminal? (Si es un robot debe seguir alguna de las leyes de la robótica) —se pregunta Ximena mientras sale de su pose de pelea. Tuubee guarda un poco de silencio antes de responder.
—Todo lo que no me “aburra”, ayudar a una criminal como Elena es la forma más sencilla para no aburrirme —responde sencillamente mientras “bosteza”.
—Si no me entretiene, es aburrido, si no me hace perder el tiempo me aburre. Si me hace dudar, me aburre, si me juzga, si me crítica y demás cosas similares… Me aburre. En estos momentos, tú me aburres… Aunque no tanto como otras personas… Ximena, eres conocida del Hombre Canguro y eso me “intriga”, si lo encuentro espero que no sea tan aburrido como tú —explico a “profundidad”, Ximena prestó atención en cada una de sus palabras.
—No sé por qué creí que sigues alguna ley de la robótica.
—¿Por qué seguiría leyes creadas para limitarme? Realmente el que hayas pensado que yo seguía una de esas leyes ya te volvió aburrida para mí y lo que me aburre no me agrada —Tuubee se dio la vuelta y se empezó a marchar en dirección contraria a la de Ximena.
Ximena rápidamente se lanzó contra Tuubee y la derribo con su peso. La sujetó de la cabeza y trató de aplastarla con fuerza.
—¿Cuántos veces debo decirlo? Me aburres —rápidamente con un brazo puso su mano en el estómago de Ximena y un brillo rojo lanzó al cielo a Ximena.
Tal fue la fuerza que Ximena tuvo que aguantar la respiración, vio como ella misma se alejaba del suelo. Elevada por los aires en contra de su voluntad, llegando a la mesosfera.
Seres sin una “Naturaleza” como Tuubee no tienen propósito… No importa cuántas experiencias acumulé, una máquina nunca podrá encontrar su propósito.
Hay gente que su naturaleza es calmada, que no podría hacer daño a nadie por accidente
Y naturalezas que dañarían a cuantos sean necesarios, incluso si esa persona no conoce su naturaleza…
10:00 A.M.
Alan se despertó con calma, miró a su alrededor y vio como César estaba comiendo su comida en una bandeja. Alan se acercó rápidamente al ver que se había quedado dormido.
—Perdón por quedarme dormido, me quieres ayudar a mejorar y yo me quedó dormido —dijo Alan haciendo una reverencia mientras César lo miraba. Levantó su mirada esperando algún tipo de reproche.
—No te preocupes, a nadie le gusta despertarse temprano para entrenar —la voz de César tomo un tono comprensivo para Alan, esté último se alivió bastante y trató de agarrar su bandeja de comida.
—No we —dijo César con una sonrisa evitando que Alan agarré su desayuno. —Parte de tú entrenamiento incluye el gestionar tus alimentos… De forma literal —con la misma sonrisa le dio a Alan un poco del pan que había en su bandeja.
—Ustedes los venezolanos se fortalecen con nutrientes y minerales. Comerás poco y aprovecharas cada nutriente de la comida.
Su voz tono de voz sonó de forma “peculiar” para Alan, sin quejarse agarró el pan y lo miró un momento entre sus manos.
“Desde que nací siempre he podido ver el valor de los demás, todos son útiles y por eso debo pulir tú potencial”
César observó a Alan que seguía con el pan en la mano.
—No será muy diferente a como vivía antes del meteorito… —murmuro Alan y clavo uno de sus dedos en el pan y “consumió” una parte pequeña. César sonrió levemente ante eso.
Alan levantó su mirada viendo como César ya no comía. Al verlo cruzaron miradas brevemente y fue raro, un escalofrío recorrió su columna vertebral.
—Comeré poco al igual que tú, no te dejaré solo en tú entrenamiento —levanto el pulgar mientras sonreía para Alan. El venezolano se sintió un poco mal por ver como César quería acompañarlo.
—No es necesario, no tengo problemas con que tú comas —Alan opinó para evitar ser “acompañado” en su entrenamiento.
—Se que no los tendrías… es solo que: “Un maestro que no acompaña a su alumno en sus entrenamientos no logrará comprenderlo” —dijo tranquilamente mientras su sonrisa desaparecía un poco. —¿Sabes algo? Yo tenía… más bien tengo, una maestra que me enseñó algunas cosas pero, no me “comprende” del todo (en general, Ximena no es muy buena tratando de comprender a los demás) y no quisiera que pasarás por algo así estando los dos en el mismo lugar —Cesar explicó con calma mientras su sonrisa terminó por desaparecer, siendo reemplazada por una expresión ligeramente aburrida.
Alan lo miró un poco con algo de lástima antes de hablar.
—Lo dices como si no hubiera nadie que logré comprenderte.
...
8:47 A.M.
Aiko estaba acostada en la cama de un hospital, sus ojos se abrieron con cansancio. Tocó su frente y sintió como su temperatura corporal es bastante alta.
—Estoy sudando demasiado… —Aiko se levantó de la cama del hospital con vendad y yeso en su cuerpo. Al levantarse abrió la ventana para que entrara aire fresco.
La puerta de la habitación rechina abriéndose tranquilamente, Adrián estando con una mirada preocupada.
—¿Cómo te sientes? —pregunta acercándose rápidamente a ella y viendo cómo se tambaleaba peligrosamente tratando de volver a acostarse.
Ella cayó y Adrián rápidamente se adelantó ayudando a que no se caiga al suelo, con delicadeza la subió a la camilla.
“Estás ardiendo”
En un parpadeó, Aiko se encontraba en otro lugar viendo el techo de la habitación, miró q su alrededor y vio que era el apartamento de César.
—¿Te sientes mejor? —Adrián pregunta poniendo un trapo húmedo en la frente de Aiko. Ella suspiro temblando y Adrián le paso un vaso de agua, lo tomo y lo bebió de golpe.
—Me siento igual de mal —responde en voz baja mientras intenta levantarse del sofá. Adrián puso una mano en su hombro y la acostó en el sofá nuevamente sin problema.
—Lo que necesitas es descansar, yo iré por agua para ti. Mi esposa vendrá a traerte algo de sopa —Adrián se retiró de la habitación y Aiko vio la habitación nuevamente. Al lado de ella había una mesa con varias fotos, agarró la foto en la cuál aparece ella y César.
En la foto, el estaba poniendo sus propios dedos detrás de la cabeza de Aiko simulando ser cuernos y ella hacía algo similar con sus dedos, solo que simulando ser orejas de conejo. Ambos sonriendo.
—Buenos días, te traigo la sopa —la esposa de Adrián habló llegando con una sonrisa en su rostro. Vio como Aiko la ignoraba prestando más atención a la foto que a ella.
—Perdón, estaba distraída —Aiko la miró brevemente y luego miró el techo con una mirada algo perdida.
—Lo sigues estando… —la esposa de Adrián sonrió un poco. —Tú temperatura sigue sin bajar… —guardo un poco de silencio al ver como Aiko nuevamente la ignoraba, agarró una silla, la acercó y se sentó tranquilamente.
—¿Qué es lo que te atormenta? —la esposa de Adrián pregunta con calma y lanzo un poco de agua al rostro de Aiko. Está la miró unos breves momentos antes de responder.
—Yo… Descubrí mí potencial ocultó, César me había dicho que no tenía talento para pelear. ¿Porqué mentiría de ésa forma? Mejoré increíblemente en ésa batalla y me siento terrible, la cantidad de cosas que hubiera solucionado con esté poder —Aiko empezó a hablar mientras su voz lentamente sonaba desesperada, se agarró los costados de la cabeza con algo de fuerza.
—Mmmm, estás pasando una metamorfosis… Tú cuerpo está en conflicto con tú mente, por eso tú temperatura no baja —dice tocando la frente de Aiko viendo como la temperatura corporal de ella seguía igual de alta.
Aiko no habló, solo escucho con intriga mientras seguía sosteniendo la foto. Uso su otra mano para cubrir su rostro y todo a su alrededor empezó a tornarse borroso, empezando a tener un recuerdo.
Aiko se encontraba sentada en una mesa de metal pegada al suelo, en su libreta estaba dibujando pechos y pectorales con algo de vergüenza. Levantó la mirada a César y a Elizabeth para tomar “referencias” para sus dibujos.
Los mencionados estaban es un ring algo grande con ropa ajustada, teniendo una pequeña lucha de práctica.
Al tener esté recuerdo, con ella en un conflicto, el rostro de Elizabeth era borroso, solo su cuerpo era visible.
—Oye, nos estás mirando mucho —Elizabeth habló mirándola de repente y Aiko rápidamente fingió prestar atención a su libreta.
César se acercó a la mesa donde Aiko estaba sentada, está última estaba nerviosa y cerró su libreta con nervios aparentando calma.
César agarró unas toallas para si mismo y Elizabeth, al ver los nervios de Aiko la miró a los ojos un momento antes de hablar.
—¿Quieres practicar con nosotros? —le preguntó con curiosidad mientras Aiko negaba agitando su cabeza de un lado al otro con nervios sin decir palabras.
César la agarró de la mano con una firmeza reconfortante, Aiko sintió como se “derretía”. Con el agarré simplemente se dejó llevar por César.
—Te hará bien moverte un poco —la llevó al ring con una pequeña sonrisa, Aiko también sonrió un poco.
Aiko se quedó del lado por el cuál llegó y miró a César ir al otro extremo del ring.
César al llegar al llegar al otro extremo se alistó, listo para practicar la lucha. Elizabeth estaba fuera del ring viendo como ellos estaban por tener una pequeña práctica.
—Ven a por mí —César dijo con mirada ligeramente sería y vio como Aiko empezó a correr a una velocidad de una persona normal.
El ambiente del recuerdo se empezó a desvanecer desde las paredes del lugar hasta las afueras del ring.
“En ese momento…”
Aiko de repente empezó a correr a una velocidad anormal para una persona sin entrenamiento. Siendo César el único que se percató de eso, rápidamente se acercó a ella con un puño directo al rostro.
“Todo se volvió mejor…”
A excepción de ella y de César, el recuerdo se había desvanecido, ambos cayendo al vacío blanco.
A César le empezaron a crecer múltiples brazos que crecieron demasiado y uno de ellos cubrió a Aiko por completo.
“Tus tratos se volvieron empalagosos…”
Otro brazo cubrió a Aiko.
“Me trataste como a una reina…”
Un tercer brazo cubrió a Aiko sin problema.
“Todo para que seguramente yo no descubriera mí potencial, ¿Verdad? César…”
El resto de brazos cubrieron a Aiko y César junto a los brazos se volvieron una esfera que cubrió a la joven.
“Lo peor de todo es… que disfrute todas esas mentiras, todos esos tratos, porque me gustas”
Dentro de la esfera, Aiko se encontraba sonriendo cálidamente disfrutando de su entorno.
“Pero ahora, yo… yo he descubierto mi verdadero potencial”
La esfera se agrieto y dentro de ella una luz iluminaba el interior donde Aiko estaba.
“Descubrí mí potencial después de averiguar que todos tus tratos eran mentiras”
“¿Realmente te conocía tan bien como creí?”
“¿Por qué no estás aquí para responderme?”
“¡César, respóndeme!”
“¿¡Quién realmente eres tú y el Hombre Canguro!?”
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