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Biblioteca central de Rawberry: 17.55
Melody había parado... de una vez por todas paró de hablar y observó la situación que le deparaba tras ella. Miró con mucho asombro las luces apagándose por completo, dejando un poco de luz solar de ese crepúsculo vespertino pasar en algunas ventanas, pero aún así, tan poca que a duras penas podían ver algo. Hubieses empezado dejando de hablar, iba a decir Kate pero prefirió callar. El aroma a azufre se había vuelto tan fuerte que el de los libros se había apagado repentinamente. Entonces las estanterías comenzaron a moverse y temblar como si se tratase de un terremoto.
—¿Nos vamos a morir? —preguntó Chloe.
—¡No lo sé! —replicó Annie.
Melody paso de estar roja a estar pálida como la nieve del horror, y comenzó a correr hacia el pasillo principal de la biblioteca, dando tumbos hacia los lados y gritando «¡Llegó el apocalipsis!, ¡Está en la biblia!». Aún con toda la tensión que las chicas tenían, el ver eso les hizo soltar una breve carcajada, pero sabían que lo mejor que podían hacer es ir tras ella para evitar que el monstruo la encuentre. De hecho, Kate fue la primera en pensarlo, y así fue como lo hizo saber.
—¡Chicas! —llamó Kate—, tenemos que ir a buscar a Melody, por más insoportable que sea, para defenderla del bicho.
—¡Tienes razón, Kati! —replicó Chloe—; ¡Tienes razón!
—¡Sacre Bleu! —exclamó Annie—, ¡Sacre Bleu!... ¡Sacre Bleu! —chilló.
El grupo observó aterrorizado a Annie, y se dieron cuenta del motivo por el cual ella se había alarmado. Los libros al fondo del pasillo donde estaban comenzaron a salir disparados entre sí como flechas dentro de una película de Indiana Jones.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó Chloe.
—¡Mierda! —exclamó Kate—¡Los libros!
—¡Corran! —gritó Sharon.
—Megda —exclamó Annie con acento francés.
Las chicas corrieron hacia la misma dirección, dirigidas por Sharon, mientras veían que los libros de tapa dura quebraban los estantes por la fuerza y la velocidad en la cual salían disparados. Kate dedujo mentalmente que si una de esas cosas les alcanzaba, al menos varios huesos les rompía; y eso que eran simplemente libros. Se dirigieron hacia el pasillo por el cual Melody había corrido. Quizás ella ya esté fuera y segura, pensó Kate, y nosotras aquí, arriesgando la vida dentro...
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